No a la contaminación de las
papeleras
Unidad de los trabajadores para
luchar por trabajo y salud
Por Ana Vázques
Socialismo o Barbarie, periódico,
10/02/06
El rechazo generado en la población
de Gualeguaychú y las acciones de los cortes de ruta en plena época
de verano hacia Uruguay han creado serios problemas a los gobiernos
uruguayo y argentino. Las negociaciones hacia una salida que evite
este “malestar” parecen estar estancadas. El gobierno argentino
recurrirá a la Corte Internacional de La Haya y el uruguayo se
mantiene en sus trece. Entre otras cosas, porque les importa nada la
salud de la población y porque no van a molestar un flor de negocio
capitalista.
Más allá de las declamaciones
mentirosas de que las plantas no van a afectar el medio ambiente ni la
salud de la población, lo cierto es que van a usar un sistema de
blanqueo con dióxido de cloro que produce una sustancia llamada dioxina
que es altamente contaminante, cancerígena y tarda mucho en
degradarse en el ambiente. Como antecedente de otras plantas ya
instaladas, el ambientalista uruguayo Ricardo Carrere, del grupo
Guayubira, en declaraciones realizadas en una visita a Buenos Aires,
menciona el siguiente: “En el caso de la planta de Arauco, está a
54 km de la ciudad de Valdivia (Chile), y hay uno o dos días por
semana en que la gente de Valdivia no puede ni respirar por el olor...
a 54 km de distancia. En Fray Bentos estamos hablando de 4 km una y 11
km la otra, y Gualeguaychú está a algo más de 20 kilómetros.
Dentro del área esa también está la ciudad de Mercedes, la ciudad
de Dolores y una serie de pueblos en la provincia de Entre Ríos”.
¿Hay alguna forma de evitarlo? Se
pueden disminuir sus daños con un sistema... más costoso.
No
la une sólo el papel, sino el espanto
Botnia y
Ence, las empresas que
instalan las plantas no son, digamos, advenedizas en el negocio ni
ningunas “nenas de pecho”. Este es una parte de su currículum:
“ENCE
SA se encuentra en el Uruguay desde aproximadamente 1991 bajo el
nombre de la firma forestal Eufores SA, con plantaciones en ese país
de alrededor de 60.000 hectáreas de eucaliptus globulus. Su
vicepresidente, la ingeniera Rosario Pou, es cuñada del ex presidente
uruguayo Luis Alberto Lacalle, en cuyo gobierno comenzaron las
tratativas para la instalación de la planta de celulosa.
“Botnia
SA se encuentra en el vecino país desde 2000-2001, bajo el nombre de
la firma forestal FOSA (Forestadora Oriental SA), con plantaciones de
alrededor de 50.000 hectáreas de eucaliptus globulus.
“Estos
datos prueban que estas empresas en ningún momento pensaron en
radicarse en la Argentina ni en Entre Ríos, ya que son propietarias
de grandes plantaciones de eucaliptus en el Uruguay, producto de una
política de inversión forestal impulsada por el Banco Mundial en ese
país desde hace más de veinte años.
“Además,
su localización se debe fundamentalmente a la cercanía con los
bosques, para provisión de la madera, y del río para provisión
constante de agua constante, el transporte fluvial de exportación de
la pasta y el aprovisionamiento de la madera como materia prima.
“Cabe
señalar que representantes de la empresa Botnia SA y de la Embajada
de Finlandia se reunieron con el gobierno de la provincia de Entre Ríos
para comunicar su proyecto de instalación en Fray Bentos en el mes de
febrero de 2004, en la ciudad de Paraná” (Nortedigital).
Además de este patrimonio, la
empresa ENCE (o Eufores) es dueña de la Terminal Logística
M’Bopicuá SA, ubicada sobre el río Uruguay. Es decir, tienen la
base pasta, la infraestructura, el puerto de acceso... y la mano de
obra barata. En Uruguay se van a hacer los trabajos de remoción de
tierra y construcción, pero no de alta tecnología. Se instalarían
además en zona franca, o sea que no pagarían impuestos, y generarían
300 puestos seguros, aunque se habla de miles hipotéticos o
totalmente transitorios, ya que la etapa de más empleo sería la de
la construcción.
Lo que sí viene de a miles son los argumentos
de la feroz campaña lanzada desde todos los medios y con todo tipo de
trucos para convencer a los trabajadores uruguayos de que no hay nada
mejor que la instalación de las papeleras.
“Las dos empresas han tenido un
papel muy activo en esto. Están permanentemente haciendo donaciones a
organizaciones locales y escuelas, fiestas para los niños, campañas
publicitarias de todo tipo. Han llevado gente, a intendentes del
interior, a Finlandia a hacer turismo con la excusa de mostrarle su
planta de celulosa. Han hecho una enorme inversión para captarse a la
opinión pública y en gran medida lo han logrado.
“A eso se agrega todo el apoyo
del gobierno. Incluso recientemente se dio una cosa aún inédita: en
Fray Bentos se realizó el Congreso de Intendentes para que los 19
intendentes [departamentales] de todo el país también apoyaran las
plantas de celulosa.
“El colmo fue que una sacerdotisa
del culto Jemanjá, de Mercedes, salió en televisión, en el
informativo central, apoyando las plantas de celulosa. Están
recurriendo a todos los medios posibles y haciendo una enorme inversión
de dinero para ganarse, captarse, la opinión pública” (Carrere).
Tanto el gobierno uruguayo como el
argentino tratan de sortear el escándalo político (en el caso
de Kirchner y del gobierno de Entre Ríos) y de salvar el negocio
(en el caso de Tabaré Vázquez). En base a estos “principios”
va a ser su acuerdo. Porque de “defensores del medio
ambiente”, al igual que sus antecesores, no tienen antecedentes. Más
bien lo contrario. Basta mencionar las plantas ya instaladas sobre el
Paraná como la de Capitán Bermúdez de Celulosa Argentina (hoy
propiedad de una empresa uruguaya) y Fanapel de Uruguay, que contamina
a ambos países. También tenemos las inversiones en minería que, según
se jacta el gobierno aumentaron en un 11% el empleo en ese sector,
pero sin tener en cuenta cómo evitar los riesgos para los
trabajadores y los habitantes de las zonas donde se instalan.
Con semejantes socios, ¿qué más
pueden pedir Botnia y ENCE?
Por una salida para los
trabajadores y los afectados de ambos países
Para luchar contra la industria
contaminante debemos mirar por encima de cualquier mezquino interés
“nacional”, que no es más que el interés de los gobiernos de los
respectivos países, Uruguay y Argentina, y de las empresas en cuestión.
Es tener en cuenta la fuente de trabajo y la salud de los
trabajadores de las plantas y la población de la zona, tanto
uruguayos como argentinos.
No estamos en contra de la apertura
de una fuente de trabajo, aunque sea una patronal
imperialista, porque creemos que la lucha contra la patronal y su
Estado debe ser desde el lugar donde están los trabajadores, donde se
puedan organizar para pelear por mejores condiciones de trabajo,
mejores salarios, por la salubridad de ellos y de la población.
Pero es indispensable pelear por
que la fuente de trabajo funcione con las condiciones de seguridad y
salubridad que sólo pueden ser efectivas si son controladas
por los trabajadores y no por los capitalistas rapiñeros que
lucran con sus vidas.
La Asamblea Ambientalista de
Gualeguaychú ratificó el corte de ruta por tiempo indeterminado. Por
el lado uruguayo, la denominada Asamblea Ciudadana de Fray Bentos
anuncia un corte de ruta el domingo en apoyo a los asambleístas de
Entre Ríos. El desarrollo de la movilización tiene en jaque a los
dos gobiernos, pero es necesario darle una perspectiva no sólo
ecológica, sino también de clase e internacionalista.
No hay afectados de un lado del río
y del otro no. No hay uruguayos ni argentinos que “se salven”. La
unidad de las reivindicaciones de los trabajadores y de la población
de ambos países afectados es el próximo paso para profundizar la
lucha.
Fuentes consultadas: La voz
digital-Análisis digital (Entre Ríos)-Indymedia
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