Tratado
de Libre Comercio con EEUU
Firme
oposición a su firma
Por
Eduardo Tamayo G.
ALAI Amlatina, 16/03/06
Quito.–
"Las diferentes comunidades y pueblos tenemos una decisión
firme, estamos pidiendo que el gobierno no firme el Tratado de Libre
Comercio con Estados Unidos, porque no es justo que se dé las
espaldas al pueblo ecuatoriano y que por el interés de 200 personas
se entregue la soberanía del país".
Son palabras de Jorge Herrera, presidente del Movimiento Indígena
y Campesino de Cotopaxi, una de las organizaciones que desde el 13 de
marzo participó activamente en las protestas convocadas por la
Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE) que
se extendió a nueve provincias del país.
Demostrando que ha
recuperado y mantiene la fuerza y la capacidad de convocatoria
intactas – que algunos creían debilitadas– , el movimiento indígena
mantuvo bloqueadas las carreteras de la región centro– norte de la
Sierra ecuatoriana, provocando la paralización de las actividades
económicas y comerciales. A
mediodía de este jueves (16), el movimiento indígena de la provincia
de Cotopaxi, 60 kilómetros al sur de Quito, suspendió momentáneamente
el paro, advirtiendo que se iniciará un levantamiento si persiste la
intención de firmar el TLC. En
otras provincias el paro se mantiene hasta que la CONAIE decida cómo
continuar la lucha. En
Quito, grupos estudiantiles e indígenas efectuaron manifestaciones
contra el TLC, mientras un centenar de campesinos se encuentran
tomados la Catedral, a pocos metros del Palacio de Gobierno.
La movilización indígena
y popular puso nervioso al Presidente Alfredo Palacio, sobre todo
porque la CONAIE le advirtió que "si firma el TLC, se irá a su
casa". Para tratar
de ganar apoyo, Palacio se reunió con los presidentes de las otras
funciones del Estado, mientras ordenó mano dura para contener las
movilizaciones. Varios
heridos y contusos causó la acción represiva de las Fuerzas Armadas
y de la Policía que utilizaron bombas lacrimógenas y balas en contra
de comuneros pobres que protestaban en las carreteras.
A consecuencia de estas acciones, se registró decenas de
detenidos y heridos, incluyendo al joven indígena Alberto Cabascango,
quien perdió su ojo izquierda por el impacto de una bomba lacrimógena.
Además de la
suspensión de las negociaciones del TLC con Estados Unidos, cuya
ronda final está prevista para el 23 de marzo próximo en Washington,
el movimiento indígena ecuatoriano demanda la convocatoria a una
Asamblea Constituyente y que el Estado ecuatoriano ponga fin al
contrato con la empresa transnacional estadounidense Occidental Oil
and Gas Corporation (más conocida como OXY), a la que se acusa de
haber transferido el 40% de sus acciones a la empresa canadiense
ENCANA sin autorización del Ministerio de Energía y Minas y de otras
violaciones a la ley. La OXI mantiene una producción de aproximadamente 112 mil
barriles diarios. Al
declararse la caducidad de este contrato, el Estado obtendría un
ingreso anual de más de 1000 millones de dólares.
En la tarde del 15 de
marzo, el Presidente Palacio aseguró a los periodistas que
"prefiere renunciar a decir que no vamos a negociar el TLC".
Y en la noche, en una cadena de radio y televisión, afirmó
que el caso de la OXI "es un problema jurídico y debemos
responder a él en derecho, lo cual significa garantizar el interés
nacional". Al mismo
tiempo, acusó a la CONAIE de desestabilizar el país y de pretender
la disolución nacional y de las instituciones.
La organización indígena
rechazó las afirmaciones presidenciales, señalando que las
"movilizaciones tienen por objetivo defender la soberanía
nacional y permitir la democracia en la toma de decisiones tan
fundamentales como el Tratado de Libre Comercio". La CONAIE pide
la convocatoria a una consulta popular sobre el TLC y mientras se
consulta al pueblo "se informe de todo aquello que ha sido
negociado hasta el presente, eliminando las cláusulas de
confidencialidad y abriendo un debate transparente sobre las reales
consecuencias de este tratado".
Contramarcha
empresarial
El tema del TLC ha
polarizado las posiciones. Los
empresarios que se beneficiarán con este tratado presionan al
gobierno de Palacio para que cierre las negociaciones, mientras llaman
a declinar las protestas. Estos
sectores son: los floricultores, fruticultores, plastiqueros,
textileros, atuneros, quienes han convocado a una contramarcha a favor
del TLC prevista para el 17 de marzo en Quito.
Los grandes
empresarios, apoyados por los medios de información, han lanzado una
ofensiva propagandística en la que alaban las "bondades"
del TLC y amenazan con terribles consecuencias para el país si éste
no se firma, una vez que ya lo han hecho Colombia y Perú.
Según los empresarios, por poco el TLC abre las puertas del
paraíso pues los "jóvenes tendrán mejores oportunidades de
acceder al empleo", los "consumidores tendrán acceso a
mejor calidad y menor precio a los productos", "el Ecuador
tendrá que cumplir con los derechos de los trabajadores y erradicar
el trabajo infantil", según reza la circular Nº 33 de la Cámara
de Industriales de Pichincha.
Muchos, sin embargo,
no comparten la visión de las elites para las cuales los problemas se
solucionan con más recetas de "libre mercado" y más
neoliberalismo. Basta ver
los graffitis contestatarios escritos en las paredes de Quito
referidos al TLC: "Tiempo de Lagrimas Campesinas",
"Tengo La Camisa negra", "¿Te Lo Crees?",
"To kill Latin Contries". "Tratado de Libre Colonización".
Al anunciarse el
posible cierre de las negociaciones del TLC, crece la preocupación y
reacción de los sectores sociales que serán afectados por el mismo.
La CONAIE ha manifestado que la firma del TLC significará la
destrucción de la producción agrícola del país, y particularmente
de más de tres millones de campesinos que desaparecerían con la
introducción de productos agrícolas subsidiados y transgénicos.
Otra amenaza es la privatización de las fuentes de agua,
ubicadas en los páramos y en las circunscripciones territoriales indígenas
de la amazonía. Así
mismo, con el TLC, la precaria atención de salud de los ecuatorianos
se verá agravada por el encarecimiento de las medicinas y la
desaparición de los medicamentos genéricos.
La salida democrática
para encontrar un camino de solución ante un problema como el TLC,
donde hay posiciones tan encontradas y disímiles, parece ser la
convocatoria a una consulta popular para que sea el pueblo el que
decida en las urnas. Sectores
del Congreso se han pronunciado en este sentido, pero los empresarios
y los negociadores del gobierno no quieren saber nada de consultas.
¿Se impondrá el interés de las 200 personas de las que habla
el indígena Jorge Herrera? ¿O el TLC será derrotado?
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