Tabaré
Vázquez a Washington
Un
daño irreparable al Mercosur
Por Raúl
Zibechi
La Jornada, México, 05/05/06
Mientras el gobierno de
Bolivia nacionalizaba los hidrocarburos, el presidente de Uruguay
anunciaba en Washington la salida del Mercado Común del Sur
(Mercosur), sumiendo a la más importante alianza regional en una
crisis casi terminal de la que resultará muy difícil salir: las
relaciones entre sus presidentes se han erosionado y la desconfianza
ocupa ahora el lugar de la necesaria solidaridad.
Tabaré Vázquez fue
contundente. Dos días antes de su entrevista con George W. Bush
anunció su intención de "desligarse como miembro pleno del
Mercosur" con el objetivo de concretar acuerdos comerciales con
la superpotencia para ganar mercados para las exportaciones primarias
de Uruguay. Además, y pese a que los ambientalistas argentinos
despejaron el bloqueo del principal puente internacional, adelantó
que seguirá adelante con las denuncias ante los organismos
internacionales por "el daño provocado por las protestas contra
las plantas de celulosa". Apenas difundida la noticia, miembros
del gabinete uruguayo desmintieron la eventualidad de una ruptura del
Mercosur y voceros del propio Vázquez matizaron sus afirmaciones.
Sin embargo, los desmentidos
no son creíbles, toda vez que Vázquez ha forjado todo un estilo de
ambigüedades y vaivenes, afirmaciones contradictorias luego negadas
por sus voceros.
Mes y medio atrás, en
Caracas, aseguró en tono tajante, junto a Hugo Chávez, que Uruguay
no firmará un TLC con Estados Unidos. La semana pasada, con el
presidente Fox, en México, dijo lo contrario. Uruguay no puede
pretender que un acuerdo con Washington sea recibido sin más por sus
vecinos. Más aún cuando Vázquez sostiene que se trata de buscar
"una nueva inserción de Uruguay en el mundo" y asegura que
su objetivo es "liberar al Uruguay" de los problemas que le
acarrea el Mercosur.
Los objetivos y el lugar donde
fueron planteados, en medio de reuniones con el Fondo Monetario
Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo, no son de
recibo cuando la región atraviesa una coyuntura que puede suponer un
viraje de larga duración respecto a la tradicional dependencia de
Estados Unidos y los organismos financieros.
En efecto, el litigio entre
Argentina y Uruguay por las plantas de celulosa está en camino de
resolverse. Los ambientalistas de la Asamblea de Gualeguaychú
despejaron la ruta y levantaron el corte del puente internacional,
principal argumento del gobierno uruguayo para mantener las espadas en
alto. Ahora el diferendo se ventilará en instituciones
internacionales, ya que Néstor Kirchner decidió presentar un reclamo
ante el Tribunal de La Haya, que había condicionado a que los vecinos
levantaran el bloqueo.
Los 100 mil manifestantes que
desbordaron las inmediaciones del puente el pasado domingo, son fiel
testimonio del potente rechazo y del masivo apoyo con que cuentan los
ambientalistas. La forma democrática y horizontal con que funciona la
asamblea, a la que acuden miles de vecinos, capaces de debatir y
acordar durante horas, fue reconocida hasta por la derecha argentina.
La incapacidad de negociar y
el apego de Vázquez a los acuerdos con megaempresas de celulosa pudo
más, sin embargo, que la movilización social. Estamos ante un
triunfo de las multinacionales y una derrota de la movilización
social, en la cual un gobierno que se proclama de izquierda jugó un
papel decisivo.
El grave momento que atraviesa
la región requiere grandeza. Todo indica que se están desdibujando
los alineamientos tradicionales y están emergiendo otros. El eje Cuba–Venezuela–Bolivia
es ya una realidad, tanto en el terreno político como en la
cooperación económica.
Por otro lado, parece
insinuarse otro eje "estabilizador" conformado básicamente
por Brasil, Chile y Uruguay, con buenas relaciones con Washington, los
organismos financieros internacionales y las grandes empresas. El
papel de Argentina parece aún incierto, ya que si bien necesita
mantener su sólida alianza con Brasil, comparte con el eje
"bolivariano" sus raíces afincadas en la profunda
movilización y revuelta popular, que marca límites a cualquier
gobierno. No era en absoluto absurda ni irreal la política de la
administración Bush –expresada de modo directo por Condoleezza Rice–
de apostar a Brasil como el gran estabilizador de la convulsionada
región.
El gobierno de Lula ha
adoptado una posición apaciguadora ante la nacionalización de los
hidrocarburos por el gobierno de Evo Morales. Un medido comunicado
oficial aplacó la ira del presidente de Petrobras y reconoció el
derecho de Bolivia de controlar la comercialización, transporte e
industrialización de los hidrocarburos "como acto inherente a su
soberanía". Pero hay contradicciones insoslayables.
Brasil depende en un 50 por
ciento del gas boliviano; 75 por ciento del gas consumido en Sao
Paulo, corazón de la industria de la décima potencia industrial del
mundo, proviene de Bolivia. Como contrapartida, Petrobras produce 15
por ciento del producto interno bruto boliviano y son brasileños los
que cultivan 30 por ciento de la soya en el separatista departamento
de Santa Cruz. Lula moderó sus impulsos, pero todos los testimonios
dan cuenta de su perplejidad ante el sorpresivo anuncio de Evo.
Síntoma de los nuevos
tiempos, Lula, Kirchner, Evo y Chávez se reunieron para ver cómo
seguir adelante y, sobre todo, para debatir el precio del gas que
será uno de los ejes de la nueva política boliviana.
El daño irreparable infligido
al Mercosur, que hasta hace un año parecía en condiciones de
expandirse incluyendo a Bolivia y Venezuela, puede ser ahora el punto
de partida de otra integración anclada en los hidrocarburos y en
sociedades movilizadas. Sin embargo, tampoco es el momento de echar
las campanas al vuelo. Hay demasiadas contradicciones sobre la mesa.
Brasil sigue apostando al IIRSA, integración destinada a facilitar el
flujo de mercancías Pacífico–Atlántico acorde con las necesidades
actuales del comercio global digitado por las multinacionales. Un test
decisivo será el proyectado Gasoducto del Sur: si se concreta será
la primera gran obra Norte–Sur, orientada a comunicar a los países
de la región a contramano de las expectativas de los mercados.
EEUU
y Uruguay negociarán tratado comercial
Por
Leonardo Mindez
ALAI (Agencia Latinoamericana de Información), 03/05/06
Uruguay y Estados Unidos
negociarán un amplio acuerdo bilateral para promover el comercio y
las inversiones que, según el anhelo de ambos gobiernos, debería
terminar en un Tratado de Libre Comercio (TLC) o lo más parecido a
eso. Así se desprende del primer día de reuniones oficiales del
presidente Tabaré Vázquez en Washington, a pesar de las aclaraciones
y eufemismos que utilizó la delegación uruguaya durante la jornada.
¿Y el Mercosur? Uruguay no piensa salirse, mientras no lo obliguen.
El día comenzó agitado. El
periodista de Canal 10 Nelson Fernández ratificaba ante quien le
preguntara que Vázquez le había anticipado la noche anterior su
intención de abandonar el Mercosur y pasar a ser un estado asociado,
como Chile y Bolivia, por ejemplo. En la puerta del edificio del Fondo
Monetario Internacional, tras su reunión con Rodrigo Rato, el
presidente intentó desmentir la versión, pero en verdad dejó la
puerta abierta: "Nosotros no hemos planteado esa situación en
ningún momento", arrancó Vázquez al referirse a una posible
ruptura con el bloque regional. Y enseguida agregó: "Salvo que
surgieran condiciones que nos impidan avanzar en el trabajo de una
nueva inserción de Uruguay en el mundo".
El gobierno interpreta que los
grandes del bloque, Brasil y Argentina, ignoran los reclamos de los
más pequeños, a los que no llegan los beneficios de la alianza
comercial. "El Mercosur no es una jaula de oro ni un club donde
hay socios de primera y segunda", aseguró el presidente. La
válvula de escape sería avanzar en un doble camino: invitar a
países fuertes, como México, a que se sumen al Mercosur generando
una nueva distribución interna de poder; y, al mismo tiempo, aumentar
el peso específico del Uruguay con acuerdos comerciales bilaterales
por fuera del bloque, con países como Estados Unidos.
Vázquez aseguró que quiere
"más y mejor Mercosur" porque "así como está, este
Mercosur no le sirve a Uruguay". Pero un TLC con Estados Unidos
será demasiado difícil de tragar para Brasil y Argentina. De hecho,
hoy en día la reglamentación del bloque impide un tratado bilateral
de ese tipo para un socio pleno como Uruguay. Cuando se le recordó
esto al presidente, Vázquez respondió que él no había llamado TLC
al acuerdo que busca con Estados Unidos pero puso como ejemplo,
justamente, el TLC alcanzado con México: "Si se puede con
México, se puede con cualquier otro país", argumentó. Sin
embargo, el gobierno uruguayo no puede ignorar que en el caso de
México hubo una decisión oficial del Mercosur de autorizar las
negociaciones bilaterales con ese país, que ya estaban encaminadas en
el marco de la ALADI.
Vázquez también se amparó
en unas declaraciones de enero pasado de Néstor Kirchner, quien tras
reunirse Lula da Silva había expresado que Brasil y Argentina no se
opondrían a un TLC entre Uruguay y EEUU. Sin embargo, la cancillería
brasileña luego no se mostró tan dispuesta a aceptarlo y nadie puso
una autorización semejante por escrito. Ayer, fuentes de la embajada
argentina en Washington, negaban que Uruguay pudiese negociar un TLC
con Estados Unidos mientras siguiera siendo miembro pleno del bloque.
Entonces, las declaraciones presidenciales a Canal 10 podrían haber
sido un globo de ensayo o una advertencia a Lula y a Kirchner. Más
explícito fue el presidente cuando un periodista le recordó que el
venezolano Hugo Chávez se opone a que los países de la región
acuerden tratados con el gobierno de Bush. "Pregúntele al
presidente Chávez cuántos barriles de petróleo le vende a EE.UU.
por día, pregúntele cuánto le ingresa a Venezuela",
contraatacó Vázquez.
Del lado estadounidense, no
hay tantas dudas. Desde que la administración republicana percibió
congelado el proceso hacia el ALCA, comenzó a espolear los TLC
bilaterales o subregionales. Después del NAFTA, con México y
Canadá, logró en los últimos años tratados de libre comercio con
Chile, los países de Centroamérica (CAFTA), Perú y Colombia, aunque
estos dos últimos todavía necesitan la complicada ratificación
parlamentaria.
Vázquez, junto a los
ministros Danilo Astori, Reinaldo Gargano y Jorge Lepra y el embajador
en Washington Carlos Gianelli, empezaron ayer a enhebrar la aguja para
bordar el acuerdo. Primero, recibió los elogios del FMI y el BID:
"En esta ciudad, en todas las esquinas donde vaya va a
encontrarse con una inmenso admiración y respeto por lo que ha podido
hacer el gobierno uruguayo en este tiempo", lo halagó el
presidente del BID, Luis Alberto Moreno.
Con ese aval, Vázquez y sus
funcionarios fueron a reunirse por la tarde con figuras claves para
las negociaciones por un tratado comercial. La ausencia en esta
capital de los representantes comerciales Rob Portamn y Susan Schwab,
de viaje por Europa, los obligó a visitar al secretario de Comercio,
Carlos Gutiérrez, un cubano-americano que ha sido uno de los
principales promotores de los TLC con los países latinoamericanos. La
otra reunión fue en el Capitolio, con el senador republicano Richard
Lugar, presidente de la subcomisión del Hemisferio Occidental y quien
tiene la llave para impulsar la ratificación parlamentaria de un
hipotético TLC.
Astori comentó que el primer
paso es que funcionarios de ambos países trabajen juntos desde ahora
hasta octubre, cuando está prevista la reunión del Comité Conjunto
de Comercio e Inversiones. Allí se vería hasta dónde se ha avanzado
y se evaluaría hasta dónde se puede llegar. Pero una prueba del
entusiasmo del ministro es que ni los subsidios agrícolas
estadounidenses le parecen una traba: "Si uno llega a tener un
buen acceso al mercado norteamericano, el tema de los subsidios
empieza a importar menos y a perder importancia".
Pero a pesar del entusiasmo
uruguayo y de la administración republicana, los tiempos juegan en
contra de un TLC. El Fast Track, la autorización especial que el
parlamento le dio al poder ejecutivo para negociar estos acuerdo,
vence a mediados de 2007. Aun si Bush y Vázquez lograran firmar el
acuerdo antes de esa fecha, la ratificación parlamentaria sería
complicadísima. El CAFTA se negoció voto a voto durante más de un
año, para terminar en una aprobación de madrugada en la Cámara de
Representantes con un ajustadísimo 217 contra 215. El escenario
podría ser peor si, como lo anuncian todas las encuestas, las
elecciones parlamentarias de noviembre resultan una bofetada contra
los republicanos.
Hoy, Vázquez compartirá
escenario con Condoleezza Rice en el foro que el Consejo de las
Américas organiza en el Departamento de Estado y por la tarde lo
espera Paul Wolfowitz en el Banco Mundial, donde las plantas de
celulosas dominarán la conversación. Seguramente, el ex
subsecretario de Defensa también lo felicitará. En Marzo del 2005,
el Banco Mundial le entregó un documento con "notas
políticas" al flamante gobierno. En el punto 49, le sugería
explorar la posibilidad de tratados bilaterales por fuera del
Mercosur.
Uruguay
estrecha la relación con EEUU
APM
(Agencia Periodística del Mercosur), 04/05/06
El mandatario uruguayo mantuvo
un encuentro con el presidente George Bush. El tema comercial fue
preponderante. También mencionó la disputa con Argentina por la
instalación de dos plantas de celulosa.
Un paso a la vez parece ser la
estrategia. Uruguay dio un paso más en su acercamiento a la Casa
Blanca, luego de que el presidente Tabaré Vázquez fuese recibido por
el dueño de casa, George W. Bush, donde se abordaron temas que hacen
a la relación bilateral, con un posible acuerdo bilateral de libre
comercio pendiente como una espada de Damocles. Aunque no descartó la
posibilidad de un Tratado de Libre Comercio (TLC), Vázquez adelantó
que las vías de esta intensificación comercial quedarán definidas
en octubre, en la reunión de comisión mixta de técnicos de ambos
países, a realizarse en Montevideo.
Vázquez, además, aprovechó
la cumbre para explicarle a Bush sobre el conflicto que su país
mantiene con Argentina a raíz de la instalación de las industrias
procesadoras de celulosa en la localidad de Fray Bentos, sobre el río
Uruguay, límite natural entre ambas naciones.
Tras media hora de reunión,
ambos mandatarios coincidieron en la necesidad de extender vínculos
comerciales entre ambos países. "Hemos conversado sobre la
necesidad de ampliar, aumentar e intensificar el intercambio
comercial", explicó Vázquez a los medios de prensa.
En esta línea, el presidente
frenteamplista agregó que ambas naciones "aumentarán los
trabajos en ese sentido", en referencia a la próxima reunión
conjunta Uruguay–Estados Unidos que va a concretarse en octubre en
la capital charrúa.
En este sentido, Bush agregó
que con su par uruguayo había conversado sobre la "ampliación
de la relación comercial" sin mencionar la firma de un TLC, y
luego detalló que el visitante "mencionó un tema que es muy
importante para nosotros: las fuentes de la energía renovable".
Los medios de prensa main
streem destacaron que la cumbre fue la confirmación de que el rumbo
elegido por Vázquez para administrar Uruguay se encuadra en las
expectativas del Departamento de Estado para la región
subriograndense.
La llegada del presidente
uruguayo a Estados Unidos estuvo precedida por duras críticas al
Mercado Común del Sur (Mercosur) que integra junto a Argentina,
Brasil y Paraguay. Aunque luego fue desmentido, se mencionó la
posible salida del bloque sudamericano. El propio Vázquez dijo que
"así como está, el Mercosur no sirve".
Como mencionásemos, la
controversia por las plantas que la española ENCE y la finesa Botnia
levantan sobre el río Uruguay, también fue mencionada.
"Solamente queríamos
informar al gobierno de Estados Unidos sobre esta situación, pero
pude detectar que el presidente de Estados Unidos estuvo
informado", dijo Vázquez en una conferencia brindada en el
mítico hotel Watergate, donde se hospedó durante la visita.
Sobre este tema, indicó que
"queda absolutamente demostrado que este conflicto no es
bilateral, este conflicto ha impactado en la región, ha impactado en
toda América latina, se habla aquí en Norteamérica, se habla en
Europa, tiene una gran dimensión internacional por lo irracional
(SIC)".
Más adelante agregó que
"me llama la atención que la Argentina lo titule como bilateral
cuando ha planteado el tema ante la Corte Internacional de La
Haya", en referencia a la presentación que el Palacio San
Martín realizase ayer en la ciudad holandesa.
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