Chile:
Migajas
para la educación
Por
Marcel Claude
Radio Universidad de Chile, 15/06/06
Los 133 millones de dólares
de la supuesta gran revolución educacional es menos de lo que ganan
diariamente Matte, Luksic y Angelini. En aviones F–16, tanques
Leopard I y submarinos se han gastado 2.800 millones de dólares, o
sea, 20 veces los recursos que se destinarán a la enseñanza de los
hijos de un Chile injusto y excluyente.
El movimiento
estudiantil ha demostrado una fortaleza que ya quisieran los partidos
políticos tradicionales que han perdido representatividad y han
dejado de ser motor de cambios sociales. Por primera vez en la cansina
transición, una protesta organizada por jóvenes remece a las
estructuras del poder, que respondieron con la misma lógica durante
estos 16 años: un discurso insustancial, lleno de cifras
rimbombantes, que en realidad son una migaja.
La Presidenta
Bachelet para terminar con el conflicto propuso un paquete de medidas,
que fue anunciado en cadena nacional como si se tratara de un evento
de extrema importancia. Lo cierto es que la mandataria apelando al
lenguaje clásico de los economistas, es decir, poniendo énfasis en números
y comparaciones impactantes como el número de viviendas sociales,
simplemente comunicó que el aporte anual extra para la educación será
de 72.000 millones de pesos. Esto es una miseria considerando las
riquezas que Chile posee.
Esta migaja demuestra
que la mentada revolución educacional es una construcción más de la
hábil estrategia comunicacional de los gobiernos de la Concertación.
Decir que la educación es prioridad, pero asignar estos escuálidos
recursos es caer en el juego de las ambigüedades y de las
inconsistencias. El anuncio de Bachelet representa sólo el 0,3 por
ciento de la deuda externa total del país durante 2005, o sólo el
4,9 por ciento de las utilidades que obtuvieron las principales
empresas multinacionales en Chile durante el año pasado (Minera
Escondida, Endesa Chile, Telefónica CTC).
Los 133 millones de dólares
de la supuesta gran revolución educacional es menos de lo que ganan
diariamente Matte, Luksic y Angelini. En aviones F–16, tanques
Leopard I y submarinos se
han gastado 2.800 millones de dólares, o sea, 20 veces los recursos
que se destinarán a la enseñanza de los hijos de un Chile injusto y
excluyente. Las autoridades abusan del lenguaje y ocupan espacios de
ficción para comunicar sus medidas, pero esconden la verdad o la
manipulan.
Por ejemplo,
argumentar que estos recursos extras serán sostenidos por la mantención
del IVA en 19% es seguir agudizando la tremenda desigualdad existente
en Chile, que se fortalece con la actual estructura tributaria. La
recaudación fiscal recae principalmente en los impuestos indirectos,
que gravan al consumo, siendo el más importante el IVA que explica
casi el 50% de toda la recaudación. Por otro lado, el impuesto a la
renta de las empresas sólo aporta con el 17 por ciento de la
recaudación. En otras palabras, los más pobres de este país
terminan financiando al aparato estatal, o lo que es peor los pobres
se financian a sí mismos.
Por ello, para
inyectar recursos que realmente mejoren la educación se requiere una
reforma tributaria, que permita, por ejemplo, garantizar la renta por
la explotación de nuestros recursos naturales. Sólo así, Chile dará
un verdadero salto al desarrollo.
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