Más de un
millón marchan contra el fraude
Por Claudio
Testa
Socialismo o
Barbarie, periódico, 20/07/06
El
escandaloso fraude en las elecciones presidenciales, que informamos en
el número anterior de Socialismo o Barbarie, no está quedando sin
respuesta.
El domingo
16, una marcha iniciada días antes hacia la capital mexicana culminó
en la concentración más grande de la historia de México. El
informe oficial de la policía fue de 1.100.000 manifestantes. Como en
todas partes, en México la policía siempre “rebaja” las cifras
reales. Esto permite suponer que la movilización puede haber
alcanzado el millón y medio o quizá más.
Las fotos lo
dicen todo. Una, arriba, es del Zócalo, donde cabe varias veces la Plaza de
Mayo de Buenos Aires. La otra, abajo, muestra la Av. Reforma, que es casi tan
ancha como nuestra Av. 9 de Julio. La multitud se extendió desde allí
hasta el Zócalo a lo largo de 2 kilómetros.
El reclamo es
que ante el notorio fraude “cibernético” se haga un recuento
“voto por voto, casilla por casilla”. Por supuesto, tanto el
gobierno como el IFE (Instituto Federal Electoral, que fiscalizó los
comicios) se niegan terminantemente a hacer este conteo. La misma
posición mantiene el candidato oficialista, Felipe Calderón
Hinojosa. Éste debería ser el primer interesado en disipar dudas que
manchan de ilegitimidad su mandato, pero también tiene “cola de
paja”. La decisión “legal” sobre el conteo está en manos del
Tribunal Electoral del Poder Judicial, que es presumiblemente otro
organismo de la “trenza” de derecha en el poder.
López
Obrador, que convocó y encabezó la movilización del domingo 16,
hizo en ella un discurso muy prudente llamando a una “resistencia
civil pacífica”. Pero, al mismo tiempo, dejó en claro que si no se
hace el recuento “casilla por casilla, voto por voto”, Calderón
será un “presidente ilegítimo”.
López
Obrador es un político de “centro-izquierda” cuyo programa no
difiere mucho de un Lula o un Kirchner. Por supuesto, su línea no es
defender este reclamo democrático mediante la movilización
revolucionaria de las masas que lo siguen y que marcharon sobre la
capital de México. Pero estas situaciones se saben cómo empiezan
pero no cómo terminan... y a veces van más allá de lo que quisieran
sus direcciones.
Una cosa es
segura: si, como se espera, el Tribunal Electoral del Poder Judicial
avala el fraude, aunque López Obrador “se vaya al mazo”, el próximo
gobierno será efectivamente un “presidente ilegítimo”. Esta
“crisis de legitimidad” abre una situación política nueva
en un país que había sido, hasta ahora, un puntal del “orden
yanqui” en la región.
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