Ecuador
Proceso
electoral en medio de apatía
Por
Eduardo Tamayo G.
ALAI (Agencia Latinoamericana de Información), 09/08/06
“Quien
escucha lo que dicen y muestran los candidatos en la televisión,
tiene que cerrar los ojos y preguntarse: ¿En que país vive esta
gente”. La pregunta que formula el teólogo Leonardo Boff para el
Brasil, perfectamente puede aplicarse para Ecuador que ha entrado en
la fase decisiva del proceso electoral en el que se elegirá, el próximo
15 de octubre, presidente y vicepresidente de la República, 100
diputados para el Congreso Nacional, consejeros, concejales y
parlamentarios andinos.
Las
maquinarias electorales de los distintos partidos y movimientos políticos
afinan sus estrategias –más de marketing que de comunicación–
para tratar de ganar las preferencias de los 9 millones 165 mil 125
ecuatorianos y ecuatorianas que constan en el padrón electoral, además
de los residentes en el exterior que votan por primera vez. El
Tribunal Supremo Electoral ha calificado a once binomios para la
Presidencia y Vicepresidencia y rechazado la inscripción de seis
pertenecientes a movimientos independientes, principalmente por no
reunir algunos requisitos exigidos por la Ley de Elecciones como la de
presentar un número de firmas equivalente al uno por ciento del padrón
electoral.
Indiferencia
ciudadana
La
campaña electoral ciertamente no logra despertar el entusiasmo de la
gente de la calle que ve con indiferencia y hasta desconfianza a la
mayoría de representantes de los partidos políticos que nuevamente
vuelven a la carga con muchas promesas pero que en 27 años de
vigencia de régimen democrático se han mostrado incapaces de aportar
soluciones a los gravísimos problemas del país como la pobreza que
afecta al 67 por ciento de la población, el desempleo que bordea el
10.2 %, el subempleo que se sitúa en el 47,8% , sin dejar de
mencionar que poco o nada han hecho para enfrentar la calamitosa
situación de la educación, la salud, la vivienda o la seguridad
ciudadana, o por adoptar una posición soberana respecto al manejo de
los recursos naturales, la deuda externa, la inequidad, etc. Esta apatía
hacia el proceso electoral se refleja en algunas encuestas que indican
que, a 50 días de las elecciones, un 56,1 por ciento de personas
todavía no se ha decidido por quien votar. (Diario Expreso
27–08–2006, p. 6)
Particularmente,
el blanco de la crítica ciudadana se concentra en el Congreso,
controlado por los partidos tradicionales como la Izquierda Democrática
(socialdemócrata), el Partido Social Cristiano y otros, cuyos niveles
de credibilidad apenas llegan al 4 por ciento en comparación con
otras instituciones como la iglesia, los medios de comunicación, las
fuerzas armadas, las universidades y los municipios. (1) La gente
desaprueba casi en forma unánime el hecho de que un 60 por ciento de
los actuales legisladores – de pobre desempeño– pretenda
reelegirse y tampoco ve con buenos ojos que algunos partidos hayan
puesto en sus listas de candidatos a personajes de la farándula,
presentadores de televisión, deportistas, artistas, guardaespaldas,
etc. que no reúnen las condiciones y los requisitos para efectuar un
trabajo legislativo y de fiscalización mínimamente aceptable. Frente
a este panorama, algunos sectores plantean la anulación del voto
sobre todo para el caso de los diputados.
Los
candidatos
Con
excepción de León Roldós (del movimiento Red Ética y Democracia)
que participan por segunda ocasión, y del magnate bananero Álvaro
Noboa, que interviene por tercera ocasión, el resto de candidatos
presidenciales se presenta por primera vez a esta lid, aunque
ciertamente, en su mayoría, no se trate de personas desconocidas del
ámbito político, académico o social. Ellos son Cynthia Viteri (por
el Partido Social Cristiano, de derecha), Rafael Correa (de la Alianza
Patria Altiva y Solidaria, PAIS, de izquierda nacionalista), Marco
Proaño Maya (del Movimiento de Reivindicación Democrática, apoyado
por el movimiento de la tercera edad), Fernando Rosero (del Partido
Roldosista Ecuatoriano, liderado por ex Presidente Abdala Bucaram, prófugo
en Panamá), Carlos Sagñay (del Partido Integración Nacional
Alfarista), Gilmar Gutiérrez (del Partido Sociedad Patriótica,
hermano del ex presidente Lucio Gutiérrez), Luis Macas (del
movimiento Pachakutik), Jaime Damerval (Concentración de Fuerzas
Populares) y Luis Villacís (del Movimiento Popular Democrático, de
izquierda, cuya base social se ubica principalmente en los profesores
de la enseñanza pública).
En
las últimas semanas se han publicado varias encuestas que ubican como
favoritos a León Roldós (que encabeza las encuestas), ALAI (Agencia
Latinoamericana de Información),
Noboa, Rafael Correa y Cynthia Viteri. Menores o escasas
posibilidades les otorgan al resto de candidatos.
Roldós
fue electo vicepresidente de la República por el Congreso, cuando su
hermano Jaime, Presidente del Ecuador (1979–1981), pereció en un
accidente de aviación todavía no esclarecido. Luego de pasar por el
Partido Socialista, formó su propio movimiento político y enfiló
hacia un acercamiento con sectores empresariales, financieros y políticos
en función de alcanzar el poder. En esta línea pragmática,
estableció una alianza con la Izquierda Democrática, de tendencia
socialdemócrata, a la que pertenece su candidato a la
Vicepresidencia, Ramiro González.
En
términos generales, Roldós plantea el pago de la deuda externa
(aunque no su incremento), negociar el TLC con Estados Unidos aunque
señalando que la última decisión la “tomará el pueblo”,
crecimiento del PIB en un 6% anual, combate a la corrupción, la
construcción de 200.000 viviendas. De la lectura de su programa y el
carácter de las fuerzas que lo apoyan, se desprende que no habrá
reformas fundamentales, pues no cuestiona el modelo neoliberal ni la
relación con los organismos financieros internacionales. En este
sentido, un gobierno de Roldós garantiza a las elites dominantes el
mantenimiento del statu quo.
La
candidata Cynthia Viteri, una abogada guayaquileña de 40 años se
presenta como la cara amable del Partido Social Cristiano, agrupación
controlada por el cacique autoritario León Febres Cordero, quien fue
Presidente del país en el período 1984–1988. Durante su gobierno,
se cometieron las peores violaciones a los derechos humanos que el
Ecuador haya conocido en el último cuarto de siglo. Dados estos
antecedentes, Cynthia Viteri pretende proyectar una imagen de
independencia en relación a LFC, señalando que las decisiones las
tomará ella, en caso de llegar a la Presidencia. Viteri encarna el
discurso del orden, la estabilidad y la paz “para atraer la inversión
extranjera y generar fuentes de trabajo”.
El
multimillonario bananero Álvaro Noboa, es dueño o accionista de 120
empresas ubicadas en Ecuador, Europa, Japón, Nueva Zelanda, Estados
Unidos y Argentina. Es considerado como uno de los hombres más ricos
del país y de América Latina. Con una abultada chequera, pretende
“comprar la Presidencia”. Pero para ello necesita de votos, y los
votos, según su criterio, se los gana mediante la filantropía y las
dádivas.
A
través de la Fundación Cruzada Nueva Humanidad, que dirige su esposa
Anabela Azin, actualmente candidata a diputada, Noboa presta atención
médica y reparte medicinas en las zonas pobres del campo y la ciudad,
donde, además, reparte sillas de ruedas, computadoras, prótesis
ortopédicas, balones de fútbol. Sus publicistas siempre están
atentos para filmarlo y difundir las imágenes de Noboa repartiendo
cosas a los pobres, pero lo que no muestran es el empleo del trabajo
infantil en sus haciendas bananeras y la prohibición absoluta de
sindicalización a los trabajadores de sus empresas.
El
candidato Rafael Correa no proviene de los ámbitos políticos sino
académicos: fue decano de la Facultad de Economía de la Universidad
privada San Francisco de Quito y analista económico destacado por sus
posturas anti– neoliberales y nacionalistas. Luego de la revuelta
ciudadana de abril del 2005, que dio al traste con el gobierno de
Lucio Gutiérrez, fue designado por el nuevo presidente Alfredo
Palacio como Ministro de Finanzas, cargo en el que duró apenas tres
meses, manteniendo una política de cuestionamiento al Banco Mundial y
al FMI y de priorización del gasto social. Unas encuestas lo sitúan
en el tercer lugar y otras en el cuarto de las preferencias
electorales. Su movimiento no lanzó candidatos a diputados y plantea
que de ganar la Presidencia, uno de sus primeros decretos será la
convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente para cambiar el país.
Para
concluir esta síntesis electoral, unas palabras sobre Luis Macas.
Fundador y actualmente presidente de la CONAIE, Macas ha sido
parlamentario y ministro de Agricultura por seis meses en el gobierno
de Lucio Gutiérrez. Por primera vez, el movimiento que lo auspicia,
el Movimiento Pachakutik va a las elecciones sin alianzas, luego de la
frustrante experiencia del 2002 en la que apoyó a Gutiérrez. Con
escasos recursos económicos, sin que las encuestas le den mayores
posibilidades, y disputando el mismo electorado de izquierda y
progresista con otros candidatos como Correa y Villacís, la
candidatura de Macas constituye una prueba de fuego para el movimiento
indígena que este año se reactivó encabezando las luchas exitosas
contra la firma del TLC con Estados Unidos y por la caducidad del
contrato con la empresa petrolera estadounidense OXY.
(1)
Sondeo de CEDATOS/Gallup Internacional 8–08–2006
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