Caos
en el Congreso, movilizaciones y fuerte presencia militar
México
quedó al borde de la anarquía
Por
Gerardo Albarrán de Alba
Corresponsal
en México, D. F.
Página
12, 02/09/06
En
una jornada de altísima tensión, Fox intentó dar un mensaje en la
Legislatura pero no lo dejaron; López Obrador evitó una marcha por
miedo a una represión masiva y el ejército cercó amenazante a
decenas de miles de manifestantes del PRD en el Zócalo.
Lo
que amenazaba con una jornada de choques, terminó en una tensa
comedia política que dejó a la figura presidencial en el lugar que
se labró a sí misma durante los últimos seis años en México: el
ridículo. Vicente Fox no pudo leer el mensaje que cada año, desde
hace décadas, los presidentes mexicanos han leído en el inicio de
trabajos legislativos. Diputados y senadores del Partido de la
Revolución Democrática tomaron la tribuna legislativa minutos antes
de la llegada del presidente, quien se quedó en la puerta, como
esperando a ver si lo dejaban pasar.
Seis
legisladores de diferentes partidos, incluido el otrora hegemónico
PRI, habían fijado ya su postura en el recinto, y habían coincidido
en condenar el exceso de fuerza empleado por el gobierno de Fox para
resguardar la legislatura, dejando una amplia zona en virtual estado
de sitio.
Eso
mismo destacó el senador Carlos Navarrete, cuando tocó al PRD su
turno de hablar. Pero no hubo discurso, sino arenga. "Como no
existen condiciones para fijar nuestra postura, aquí nos quedamos y
no nos retiraremos hasta que se reintegren las garantías individuales
de la población", bramó. A esta señal, los diputados y
senadores del PRD saltaron de sus curules y se abalanzaron sobre la
tribuna.
El
presidente Fox se encontraba a unas calles de distancia del Congreso
de la Unión, pero el convoy presidencial siguió su marcha y llegó
hasta el recinto legislativo. Logró llegar hasta el vestíbulo y no
avanzó más. Alguien le alcanzó un micrófono, y dijo: "Ante la
actitud de un grupo de legisladores que hace imposible la lectura del
mensaje, me retiro de este recinto". Apenas estuvo ahí siete
minutos.
En
el país que alguna vez fue gobernado desde la "Presidencia
Imperial", Fox optó por difundir su mensaje dos horas después
por radio y televisión, en cadena nacional. De haber podido tomar la
palabra en la Cámara de Diputados, Fox iba a hablar de división de
poderes, de pesos y contrapesos. Ayer se los aplicaron.
En
el Zócalo, donde una hora antes Andrés Manuel López Obrador había
anunciado que se expondrían a la represión gubernamental, el júbilo
estalló cuando las pantallas gigantes de televisión mostraron al
presidente abandonando la Cámara de Diputados. Cantos y consignas
celebraron que por primera vez en la historia moderna de México, un
presidente de la República fuera sometido, en forma pacífica, por un
puñado de legisladores.
Por
la tarde, López Obrador había convocado a sus seguidores para
decidir las acciones a seguir. El despliegue militar y policíaco en
la Ciudad de México recomendaba mesura. "Que levanten la mano
los que quieran ir a San Lázaro", pidió López Obrador ante
decenas de miles de personas que escuchaban su discurso en el Zócalo,
mientras el Ejército los rodeaba e instalaba retenes apenas a cinco
calles del mitin. Sólo unos cuantos cientos de puños se irguieron,
reclamando marchar hacia donde el presidente Vicente Fox tendría que
presentarse dos horas después a rendir su último informe de
gobierno.
"Ahora
que las levanten los que se quieran quedar aquí." Por miles, los
brazos arriba le daban la razón a su líder, que acababa de decirles
que no valía la pena caer en una trampa que les habían tendido desde
el gobierno para justificar la represión. "Esa
es la decisión correcta", celebró López Obrador.
Cada
vez más cerca de autoproclamarse "presidente legítimo"
mediante aclamación popular, López Obrador desmovilizó por hoy a
sus seguidores, pero no sin antes hablar de revolución.
"¡Que
se vayan al diablo con sus instituciones!", clamó López
Obrador. "Ha empezado una revolución, la revolución de la
conciencia, para que el pueblo se dé la forma de gobierno que
necesita, que el pueblo sea el que gobierne y podamos crear las
instituciones que el pueblo decida."
Luego
de 34 días de resistencia pacífica durante la cual todos los días
ha descalificado a las instituciones de la República, López Obrador
hizo hoy una excepción: el Ejército. "A cinco calles del retén
militar, les digo: No vamos a ir. Aquí nos vamos a quedar. No tiene
ningún sentido. Que se queden con sus tanquetas, sus soldados. Hago
un llamado muy respetuoso al Ejército mexicano, porque es una
institución que merece respeto: el Ejército no debe ser utilizado
para justificar un fraude electoral, ni mucho menos para reprimir a un
pueblo que lucha por la libertad, la justicia y la democracia."
Ante
aplausos de la gente, y el evidente alivio de muchos dirigentes,
Obrador advirtió: "Dejo como garantía que vamos a respetar la
institución militar, pero exigimos respeto a la integridad de la
ciudadanía."
El
Presidente ordenó sitiar San Lázaro sin aprobación del Legislativo,
acusa el perredista
La
toma de la tribuna impide a Fox leer mensaje
al Congreso
Por
Enrique Méndez, Roberto Garduño Y Ciro Pérez Silva
La
Jornada, México, 02/09/03
Los
grupos parlamentarios de los partidos de la Revolución Democrática
(PRD) y del Trabajo (PT) en las cámaras de Diputados y Senadores
evitaron ayer que el presidente Vicente Fox Quesada leyera su último
Informe de gobierno, al tomar la tribuna del Congreso de la Unión con
el propósito de exigir el retiro de los elementos del Ejército y la
Policía Federal Preventiva (PFP) del recinto parlamentario y de las
calles aledañas al Palacio Legislativo de San Lázaro.
Los
legisladores bajaron de la tribuna hasta que la Secretaría de
Gobernación les informó, por conducto del coordinador de los
diputados perredistas, Javier González Garza, que las fuerzas
militares y policiacas ya habían levantado el cerco al Congreso. Esto
ocurrió más de dos horas y media después de la toma, es decir, a
las 21:38 horas.
Ante
la ocupación de la tribuna camaral, el presidente de la mesa
directiva, el diputado panista Jorge Zermeño, pidió a la secretaría
general recibir el Informe escrito del presidente Fox, quien esperó
un minuto en el lobby del recinto.
Me
retiro de este recinto: Fox
El
Presidente, rodeado por centenas de militares del Estado Mayor
Presidencial (EMP), entregó el paquete y dijo que acudía a la sesión
de apertura de sesiones del Congreso como establece el artículo 69
constitucional. "Ante la actitud de un grupo de legisladores que
hace imposible la lectura del mensaje que he preparado para esta ocasión,
me retiro de este recinto", dijo.
Sus
palabras fueron transmitidas al salón de plenos, pero las bancadas
perredistas pitaron los 128 silbatos de árbitro, modelo Fox 40
classic, que compraron en una tienda de deportes, y el ruido fue tal
que la voz del mandatario se diluyó.
A
las 18:50 horas de ayer, mientras el coordinador de los senadores del
PRD, Carlos Navarrete Ruiz, expresaba su rechazo a la ocupación
policiaca y militar de la Cámara, que incluyó la presencia de
francotiradores en las azoteas de edificios aledaños, los
legisladores perredistas y petistas se levantaron de sus curules y
caminaron hacia la mesa directiva.
Esta
acción de los legisladores –que no contó con el respaldo de la
bancada de Convergencia, pues sus integrantes sólo se mantuvieron de
pie en sus curules– se llevó a cabo durante la lectura de
posiciones de los partidos políticos y cuando recibieron una llamada
telefónica que confirmaba que el presidente Fox salía de Los Pinos
hacia el Congreso, en un momento de descuido de las filas panistas,
que esperaban la toma de la tribuna durante el receso para esperar la
entrada del Presidente al recinto.
El
Ejecutivo violó la Constitución
En
la tribuna, Carlos Navarrete reprochó que, en violación al artículo
29 constitucional, el jefe del Ejecutivo federal ordenó el sitio a la
Cámara sin la aprobación del Congreso, como lo estipula dicho
precepto: en "casos de invasión, perturbación grave de la paz pública
o de cualquier otro que ponga a la sociedad en grave peligro o
conflicto" se podrá "suspender en todo el país o en lugar
determinado las garantías que fuesen obstáculo para hacer frente rápida
y fácilmente a la situación".
Mientras
los panistas permanecían sentados, Navarrete preguntó: "¿en qué
momento, ciudadanos legisladores y legisladoras, cuándo este Congreso
aprobó la suspensión de garantías contemplada en el artículo 29
constitucional? ¿Por qué a las afueras de este Palacio Legislativo y
a varios kilómetros a la redonda se han suspendido de facto las
garantías que establece nuestra Constitución?"
Un
impresionante e indignante operativo de las fuerzas de seguridad,
dijo, tiene cercada la casa del Congreso por tierra y aire, con lo que
se agrede a los representantes de la nación y se impide el ejercicio
de las libertades.
"Esta
violación está a la vista del país", afirmó, y en ese momento
un grupo de 12 diputados y senadores, que tenían la encomienda de
dirigir cada uno a 10 más, se levantaron de sus curules y comenzaron
a avanzar hacia la tribuna.
Zermeño
lo interrumpió: "Permítame...", intervino, pero el
perredista no se detuvo. "Está a la vista y está implementado
por el Estado mexicano y ordenado por el Presidente de la República,
que está obligado a guardar y hacer guardar la Constitución de todos
los mexicanos. Esta violación a la Constitución no puede ser
aceptada por este Congreso de ninguna manera".
Zermeño,
atrás de quien ya se habían ubicado los senadores Graco Ramírez,
Arturo Núñez y José Guadarrama, y el diputado González Garza, llamó
a las bancadas perredista y petista a regresar "a sus
asientos".
"Pido
que me permita continuar mi discurso, ciudadano presidente",
insistió el senador Navarrete. Situado a la izquierda del panista, el
presidente de la Cámara de Senadores, Manlio Fabio Beltrones, se
levantó de su curul y salió del salón.
"Solicito...
señores legisladores, les pido que vuelvan a sus curules para que
podamos continuar esta sesión en orden", insistió Zermeño.
Pero el coordinador del PRD en el Senado se mantuvo firme: "Por
ello, ciudadanos legisladores, no pronunciaré el discurso que expresa
la opinión del Partido de la Revolución Democrática, pues no
existen las condiciones para que el Congreso sesione y no abandonaré,
ni mis compañeros lo harán, esta tribuna, hasta que se reanude la
vigencia de las garantías constitucionales que han sido suspendidas
de facto en una parte de la ciudad de México, ordenada por el
presidente Vicente Fox Quesada".
Detrás
de él, el diputado Emilio Ulloa Pérez sostenía un ejemplar de la
Constitución, como hizo el resto de sus compañeros, así como
banderas de México y cartulinas donde se insistía en que Fox es un
traidor a la democracia. "¡Fuera, fuera, fuera...!",
gritaron en reclamo a la salida de policías y militares, así como
"¡Sufragio efectivo, no imposición!"
Zermeño
pasó de la solicitud para que los legisladores permitieran continuar
la sesión y "respeten el recinto y la asamblea" a exigir a
perredistas y petistas, después de declarar un receso a las siete de
la noche, "que pasen a sus asientos".
Mientras,
la Presidencia de la República utilizó como señuelos dos helicópteros
Super Puma para distraer la atención y hacer creer que el mandatario
llegaría por aire. Sin embargo, Vicente Fox arribó en la camioneta
presidencial e ingresó a la Cámara por la entrada principal.
En
ese instante, Zermeño declaró reanudada la sesión. "Y en
virtud de que no existen condiciones –dijo– para el uso de la
tribuna, solicito a la secretaría reciba en el recinto de este
Palacio Legislativo el Informe por escrito que presenta el presidente
de la República, Vicente Fox".
Una
vez que éste entregó el documento, el panista declaró que el
Ejecutivo federal cumplió con lo establecido en el artículo 69
constitucional, al estar presente en la apertura de sesiones y
entregar por escrito su Informe.
Después
declaró cerrada la sesión y citó para la ordinaria del martes 5 de
septiembre, donde el prianato y sus apéndices de los partidos Verde
Ecologista y Nueva Alianza modificarán la Ley Orgánica del Congreso
para beneficiar al PRI que, como tercera fuerza, ocupará la Junta de
Coordinación Política.
En
el salón sólo se mantuvieron los legisladores de PRD, PT y
Convergencia, que seguían al margen. Arriba, en el segundo piso de
las galerías, los servicios médicos de la Cámara atendían a Víctor
Manuel Vázquez Fernández, presidente del Tribunal Superior de
Justicia de Baja California, quien sufrió un infarto.
De
salida, el titular de la Secretaría de Gobernación, Carlos Abascal
Carranza, se enfrentó verbalmente con el diputado oaxaqueño de
Convergencia, Alberto Esteva, quien le había entregado un ejemplar
del diario Noticias para que se enterara, le dijo, de lo que ocurre en
Oaxaca. "¿Y así va a ser usted representante popular?", le
soltó Abascal mientras arrojaba el periódico a los pies del
diputado. "¡Qué vergüenza y qué cobarde es usted!",
replicó Esteva.
El
senador Gonzalo Yáñez calificó la acción de rechazo a la ocupación
militar como un éxito, sobre todo porque permitió, a su vez, que se
terminara finalmente con la ceremonia no republicana de que el
Ejecutivo hablara ante el Poder Legislativo sin la mínima oportunidad
de intercambiar ideas y posiciones.
Después
de las nueve de la noche, González Garza reunió a los legisladores,
al pie de la presidencia de la mesa directiva, para informarles que
Abascal le llamó para asegurarle que, a su vez, Zermeño le había
pedido retirar a la fuerza pública.
"Los
felicito –les dijo–, porque no se rompió una planta. Acabo de dar
una conferencia de prensa donde dije que no podíamos quedarnos
sentaditos, sin que nos escuchara, porque él es el ilegal, porque
tiene años de confabularse. Y esta acción fue una decisión
preventiva porque no pasó nada aquí ni afuera".
Ante
la prensa, dijo que "ningún Congreso, en un país democrático,
puede laborar sobre la base de la ocupación militar. Nos parece
irresponsable". González Garza insistió en que tomar la tribuna
fue "un acto preventivo", y que lo que hicieron fue
"para que no sucediera nada. Teníamos temor fundado de
provocaciones por parte del gobierno federal. Nosotros pedimos a los
compañeros del Zócalo que no se acercaran a este Palacio Legislativo
con el propósito de no enfrentar una provocación. Nos dimos a la
tarea de resolver este asunto sin que hubiese un solo herido... no se
rompió una planta". Insistió en que a su partido le correspondía
presidir la mesa directiva y así poder escuchar y contestar el
Informe, pero hubo una decisión: Héctor Larios, que dijo a la
prensa: "yo tenía un mandato para que ustedes no
contestaran".
"Y
nos quitaron la palabra en el parlamento. Y querían que nos quedásemos
callados cuando Fox tiene años en una actitud ilegal tratando de
expulsar de las filas contrarias a sus contrincantes; tiene años de
confabulación en contra de un candidato presidencial".
Después
de las 10 de la noche, los legisladores se retiraron. En el Zócalo
los esperaban –por invitación de Andrés Manuel López Obrador–
los simpatizantes perredistas.
Miles
de simpatizantes de López Obrador intentan boicotear la despedida de
Fox en el Congreso
Agencia
EFE, 01/09/06
México.–
Miles de izquierdistas y otros activistas, que denuncian un fraude
electoral y critican al Gobierno, marchan hoy en la Ciudad de México
horas antes de que el presidente Vicente Fox presente su último
Informe de Gobierno ante el Congreso.
Los
manifestantes, convocados por el ex candidato presidencial
izquierdista Andrés Manuel López Obrador, salieron desde diversos
puntos hacia el centro de la ciudad, donde queda la sede de la Cámara
de Diputados, cuyos alrededores se encuentran fuertemente vigilados
por militares y policías.
Fox,
de 64 años y quien deberá entregar el poder el próximo 1 de
diciembre, prevé pronunciar su discurso a las 00.00 GMT, pero López
Obrador, los legisladores que le apoyan y otros militantes de
izquierda han anunciado "protestas sin precedentes" dentro y
fuera del recinto Legislativo para tratar de impedirlo.
López
Obrador, quien impugnó ante la Justicia los resultados de los
comicios del pasado 2 de julio que dieron el triunfo al conservador
oficialista Felipe Calderón, acusa a Fox de haber preparado un fraude
electoral y "traicionado a la democracia", lo que el
Gobierno niega.
El
líder de izquierda dijo el jueves por la noche en la plaza capitalina
del Zócalo, próxima a la Cámara de Diputados y ocupada desde hace más
de un mes por cientos de sus seguidores en una "resistencia civil
pacífica" contra el supuesto fraude, que hoy mismo decidirá las
acciones concretas para sabotear el informe.
El
alcalde de Ciudad de México, Alejandro Encinas, quien como López
Obrador pertenece al Partido de la Revolución Democrática (PRD,
izquierda), dijo hoy a la prensa que se cerraron varias estaciones del
metro.
Agregó
que más de cinco marchas de protesta salieron hacia el centro de la
capital, lo que congestionó aún más el tráfico de vehículos.
Según
los organizadores, en las manifestaciones participan miles de
militantes del PRD y otras fuerzas de izquierda, maestros,
trabajadores, activistas sociales, estudiantes y campesinos.
Encinas
dijo que en los alrededores de la Cámara de Diputados se vive un
"virtual estado de sitio" debido a que la Policía Federal
Preventiva (PFP) y el Estado Mayor Presidencial, un cuerpo de elite
del Ejército encargado de proteger al mandatario, cerraron calles y
"restringieron la movilización" de los habitantes del
sector.
Asimismo,
agregó que la policía capitalina ayuda en la vigilancia en los
alrededores del edificio de San Lázaro, sede de la Cámara de
Diputados, y en la ruta que debería seguir el autobús de Fox para
llegar hasta el Legislativo.
Fuentes
oficiales aseguraron hoy que Fox mantiene su decisión de trasladarse
en autobús a San Lázaro, asistir a la instalación del período
ordinario de sesiones del Parlamento, presentar su informe escrito
sobre el estado de la Administración Pública y pronunciar un
discurso desde la tribuna del Congreso.
No
obstante, los medios de comunicación indican que el Estado Mayor
Presidencial habría recomendado a Fox no asistir a la tribuna de los
Diputados debido a las manifestaciones callejeras y las amenazas de
los legisladores del PRD, la segunda fuerza en la Cámara Baja, de
sabotear a toda costa el discurso del mandatario.
El
alcalde Encinas, que no asistirá a la presentación del sexto y último
informe del conservador Fox, señaló hoy a la prensa que México vive
actualmente un "clima tenso" debido a la controversia
postelectoral, la creciente violencia de los narcotraficantes y las
protestas de maestros y activistas del estado sureño de Oaxaca.
Asimismo,
Encinas señaló que el ambiente de "crispación política"
se ha agravado con las amenazas del grupo rebelde Ejército Popular
Revolucionario (EPR) de intensificar su lucha armada en Oaxaca y el
vecino estado de Guerrero, si el Gobierno de Fox reprime a la
izquierda mexicana.
López
Obrador pide calma y evitar la confrontación ante el informe de Fox
Agencia
EFE, 01/09/06
México.–
El líder de la izquierda mexicana, Andrés Manuel López Obrador,
pidió hoy a sus simpatizantes "no caer en la trampa" y
evitar la confrontación con las fuerzas policiales, dos horas antes
del informe presidencial en la sede del Congreso.
"Tenemos
que cuidar ese movimiento y aún estando a cinco calles nos vamos a
quedar aquí. Que se queden con sus soldados, no caeremos en
provocaciones", afirmó López Obrador ante miles de seguidores
concentrados en el Zócalo de la capital mexicana.
El
dirigente de izquierda, que cree hubo un fraude en su contra en las
elecciones presidenciales del 2 de julio, pidió a sus seguidores que
no tomen las calles aledañas al Congreso, donde el presidente Vicente
Fox tiene previsto dar su informe anual esta noche.
El
líder de la coalición de izquierdas, "Por el bien de
todos", afirmó que respetan al Ejército mexicano, que se ha
desplegado junto a las fuerzas policiales en un estricto cerco para
resguardar el Palacio Legislativo de San Lázaro.
Obrador
planteó a los miles de simpatizantes una elección a mano alzada para
decidir si marcharían hacia el Legislativo o permanecerían en el Zócalo
capitalino, sede de las protestas comenzadas hace casi dos meses
contra el presunto fraude electoral.
La
mayoría de los asistentes siguieron los consejos de su líder y
optaron por quedarse en el plaza capitalina, donde la concentración
se convirtió en un encuentro festivo, amenizado con música. Tras
asegurar que evitará cualquier confrontación, López Obrador señaló
que las fuerzas armadas no deben ser usadas para reprimir al pueblo ni
para justificar un fraude electoral. "Garantizamos que siempre
vamos a actuar de manera pacífica, siempre vamos a respetar la
institución militar, pero exigimos el respeto a los derechos",
insistió López Obrador, y advirtió al Gobierno de que no utilice a
la Policía Federal Preventiva (PFP) para reprimir a los ciudadanos.
"Quieren que caigamos en la trampa para justificar la represión
y no que lleguemos a la Convención Nacional Democrática (CND) que es
lo que les preocupa", señaló, en referencia al acto convocado
por la izquierda para el próximo 16 de septiembre.
Ante
un Zócalo repleto, el dirigente pidió a su simpatizantes
concentrarse en lo más importante para este movimiento que es avanzar
en la construcción de esa Convención que pretende impulsar el
establecimiento de un nuevo "Gobierno del pueblo".
Según
Obrador, dirigente del Partido de la Revolución Democrática (PRD),
la Convención impulsará una revolución de las conciencias y cambiará
las instituciones "caducas" para que sea el pueblo el que
gobierne. Añadió que la Convención tiene un programa que se
sintetiza en la defensa de los pobres, el combate a la desigualdad, la
defensa del patrimonio de la nación, incluida la industria petrolera
y eléctrica, y la lucha por la educación pública, la seguridad
social y los recursos naturales.
Asimismo,
señaló que se debe rescatar el derecho a la información, que ha
sufrido un fuerte retroceso, y abogó por combatir los privilegios y
la corrupción. Señaló que el Gobierno que surja del movimiento
ciudadano y popular tendrá toda la autoridad moral y política para
empezar las transformaciones necesarias.
La
estrategia de AMLO se trastoca en algarabía en el Zócalo
López
Obrador pidió a sus seguidores no marchar hacia San Lázaro
Por
Gloria Leticia Díaz
Revista
Proceso, México, 02/09/2006
México,
D.F. 1 de septiembre (apro).– Andrés Manuel López Obrador decidió
–junto con miles de seguidores reunidos en el Zócalo– no caer en
provocaciones y desistirse de asistir en marcha a las inmediaciones de
la Cámara de Diputados, y protestar por el informe presidencial de
Vicente Fox.
Después
de que Marcelo Ebrard Casaubón, jefe de gobierno electo, rindiera un
informe sobre "la ocupación militar y policiaca", López
Obrador sometió a votación directa de sus simpatizantes la decisión
de asistir a San Lázaro.
Antes
razonó: "No vamos a entrar a ese juego, tenemos que cuidar
nuestro movimiento. Por eso les digo a ustedes, que aun estando a
cinco calles del Congreso, no vamos a ir, aquí nos vamos a quedar el
día de hoy. ¿O creen ustedes que hay que ir allá a hacerles el
juego?
"No
tiene ningún sentido, que se queden con sus tanquetas, que se queden
con sus soldados", apaciguó López Obrador.
Sin
embargo, ya en la noche, la estrategia del tabasqueño se trastocaba
en gran algarabía entre sus simpatizantes reunidos en el Zócalo
capitalino, que celebraban el anuncio de que Fox no había podido leer
ningún mensaje en el Congreso y se limitó a entregarlo por escrito.
Pese
a que las pantallas en las que se transmitiría la sesión del
Congreso nunca funcionaron, los perredistas siguieron los hechos por
radio.
La
verbena arrancó justo cuando se enteraron que los legisladores de la
coalición habían tomado la tribuna del salón de plenos, e incluso
corearon los gritos de "¡voto por voto! ¡casilla por
casilla!" que entonaban los diputados y senadores en San Lázaro.
Pero
estallaron en júbilo cuando se informó que Fox sólo entregaría su
informe por escrito y sin dar ningún mensaje ante los integrantes de
la LX Legislatura.
Previamente,
en el mitin de la tarde, López Obrador responsabilizó a Fox del
amago de represión: "Se equivoca, nosotros no tenemos nada que
atender, no tenemos nada que ver, no tenemos nada que dirimir con la
policía y con el Ejército, este es un asunto político, no policiaco
ni militar".
El
candidato presidencial aprovechó el momento para hacer un
reconocimiento al Ejército Mexicano, al que hizo el llamado de no
aceptar ser utilizados para reprimir.
"El
Ejército no debe ser usado para justificar acciones de fraude
electoral, el Ejército no puede ser utilizado para justificar la
incapacidad de los gobiernos civiles, muchos menos el Ejército debe
ser usado para reprimir al pueblo que lucha por la justicia, por la
libertad y por la democracia", recomendó.
Insistió
en que los militares no deben caer "en la tentación de la
represión, que no acepten órdenes para reprimir al pueblo. Nosotros,
por nuestra parte, garantizamos que siempre vamos a actuar de manera
pacífica, que el Ejército no vuelva a ser utilizado como en el 68 y
como en otros tristes acontecimientos para reprimir al pueblo".
López
Obrador utilizó buen tiempo de su discurso para dirigirse a los
mandos castrenses: "Hago un llamado a los militares para que actúen
con rectitud y respeten los derechos del pueblo y que no se vaya a
utilizar al Ejército, disfrazado de Policía Federal Preventiva. Si
actúa la Policía Federal Preventiva reprimiendo a la gente, la culpa
va a ser directamente del Ejército, no van a poder encubrir un
operativo de represión con el uniforme de la Policía Federal
Preventiva ni utilizando a las guardias presidenciales, al Estado
Mayor Presidencial. Estoy hablando con mucha claridad para que se
entienda".
Al
garantizar que su movimiento se mantendrá dentro de los cauces pacíficos,
López Obrador insistió en llamar a que se respeten los derechos y
libertades de los ciudadanos.
Temor
a convencionistas
Para
López Obrador el temor del gobierno federal y de los panistas,
evidenciado por el despliegue militar y policíaco, no estribaba en la
amenaza de que simpatizantes de la coalición Por el Bien de Todos
protestaran en las calles aledañas al Congreso de la Unión, sino por
el resultado de la Convención Nacional Democrática (CND), cuyo
objetivo es "organizar el gobierno del pueblo y para el
pueblo".
Por
eso apuntó era necesario "cuidar el movimiento", y no caer
en provocaciones, ya que el gobierno federal pretendía que cayeran en
"la trampa para justificar la represión y que no lleguemos a lo
que verdaderamente les preocupa. ¿Qué es lo que le preocupa? La
Convención Nacional Democrática. ¿Por qué les preocupa la Convención
Nacional Democrática? Porque ya hemos decidido hacer a un lado a
todas esas instituciones caducas, corruptas, que no sirven para nada y
que no representan el interés general. ¡Que se vayan al diablo con
sus instituciones!".
López
Obrador señaló que para el régimen resulta preocupante que
seguidores de la coalición, y buena parte de la población, "ya
no estemos dispuestos a aceptar las reglas del juego de siempre, lo
que más les preocupa es que ya no les vamos a rendir pleitesía, lo
que más les preocupa es que vamos a tener nuestro propio gobierno, de
conformidad con el artículo 39 de la Constitución".
Puntualizó
que una vez que lo decida la CND, habrá "dos gobiernos: el
gobierno del hampa de la política, de los delincuentes de cuello
blanco, y el gobierno surgido de este movimiento popular y ciudadano.
Vamos a crear nuestro gobierno, ya no aceptamos la República
simulada, vamos a establecer una República representativa y
verdaderamente popular".
Después
de su discurso, López Obrador se dirigió al campamento, en que
permaneció con sus hijos y cercanos colaboradores, mientras afuera,
sus seguidores arrancaban la verbena en pleno Zócalo, deleitándose
con el singular canto de la oaxaqueña Lila Downs.
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