Perú:
Alan
García
De
caballo loco a potro domado
Por
Vicky Peláez
El
Diario – La Prensa, Nueva York, 17/10/06
“Esclavo
por una parte, servil criado por la otra, es lo primero que nota el último
en desatarse.” (Pablo Milanés, Canción por la Unidad
Latinoamericana)
Los
que vieron el video de la reunión entre los presidentes George W.
Bush y Alan García quedaron boquiabiertos porque, por primera vez,
Bush, quien siempre hace gala de un pensamiento infantil, apareció
como un verdadero estadista, calmado y relajado mirando con sonrisa
condescendiente al tenso y nervioso nuevo lacayo peruano. García
parecía un Herodes moderno, pronunciando frases placenteras para el oído
del emperador, traicionando así los intereses de su propio pueblo y
hasta de su propio partido, el APRA, fundado por Haya de la Torre. Éste
postuló en el libro El Antimperialismo y el APRA la necesidad de
“crear la resistencia antiimperialista indoamericana y organizarla
políticamente para garantía de nuestra independencia y seguro de
nuestro progreso. Es nuestra misión histórica… señalar realísticamente
el camino y dar los primeros pasos. Ésa es la tarea histórica del
APRA”.
Ahora
el alumno preferido de Haya de la Torre solicita al Gran Patrón el
derecho de liderazgo alternativo en el continente para crear, junto
con México, Chile y Colombia un frente de resistencia contra
Venezuela, Bolivia y Cuba que “le conviene a Estados Unidos para
evitar propósitos antidemocráticos y otros conceptos económicos se
extiendan por América Latina”, según dijo, al puro estilo de
“Felpudini”. No fue Bush sino Alan García quien habló del
“peligro” que representa Hugo Chávez para la paz y estabilidad
regional. El presidente norteamericano le contestó calmado: "Mi
mamá Bárbara quedó muy dolida cuando escuchó decir al venezolano
que yo era alcohólico y diablo, pero yo no lo tomé en serio porque
soy un político”.
El
cinismo de García llegó a su clímax cuando en nombre de los pobres
exhortó al gobierno de Estados Unidos a firmar el Tratado de Libre
Comercio con el Perú (TLC). Ignorando la experiencia trágica de los
mexicanos, que fueron las primeras víctimas del NAFTA firmado con
Estados Unidos y Canadá, dijo que un eventual veto de los
congresistas norteamericanos a este tratado “sería una grave
noticia para los pobres peruanos”. “Las corporaciones
norteamericanas llevarán prosperidad a los pobres en la sierra
convirtiéndola en la Sierra Exportadora”, igual como hizo la
Alianza para el Progreso hace varias décadas”. Olvidó a decir García
que tanto la Alianza para el Progreso, como el Instituto Linguístico
de Verano fueron expulsados del Perú por el general Velasco Alvarado
por sus muchos delitos y por ser dañinos a los intereses nacionales.
Realmente
daba vergüenza ajena, pero no es necesario imaginar los ofrecimientos
de este nuevo incondicional presidente alfombra. Apenas regresó a
Lima, después de la última entrevista con Condoleezza Rice, lo
primero que hizo fue atacar a Hugo Chávez. Sobre todo la emprendió
contra el tratado militar entre Venezuela y Bolivia, objetivo del Gran
Patrón en estos momentos.
Copiando
el editorial del ultraconservador diario chileno El Mercurio, dijo que
"el apoyo de Venezuela a Bolivia en el campo militar es de mayor
gravedad y preocupa enormemente a los países vecinos".
En
su primera presidencia 1985–1990, García fue llamado caballo loco
por barrer la economía peruana y hacer tripas las finanzas nacionales
pero sin olvidar sus bolsillos personales. Todo lo hizo bajo el
pretexto del antiimperialismo, violando de paso los derechos humanos y
creando escuadrones de la muerte. Ahora se ha convertido en potro
domado, pues sueña con relaciones carnales –al igual como lo
hiciera Carlos Menem cuando casi regaló Argentina– y convertirse en
un nuevo aliado estratégico de Estados Unidos.
Ahora
se entiende porqué el expresidente del Perú, Fernando Belaúnde
Terry dijo que “si nuestro Congreso descalifica a Fujimori por diez
años, Alan García debería ser descalificado por treinta años, por
lo menos.
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