México:
Férrea resistencia en la UABJO y calles aledañas –
La zona de Cinco Señores, auténtico campo de batalla – Más
de 70 lesionados, entre ellos tres periodistas – Se reportan 60
detenidos – Al filo de las 2 de la tarde los federales se replegaron
Siete horas de enfrentamiento con la policía
Por Enrique Méndez, Gustavo Castillo y Octavio Vélez
Enviados y corresponsal en Oaxaca
La Jornada, 03/11/06
Oaxaca, Oax., 2 de noviembre. Desde el amanecer de Día de
Muertos y durante siete horas la Policía Federal Preventiva (PFP)
enfrentó la resistencia civil más contundente desde su llegada el sábado,
esta vez en Ciudad Universitaria y en el crucero de Cinco Señores,
donde miles de estudiantes, vecinos y padres de familia repelieron a
los uniformados con piedras, petardos y tanques de gas encendidos a
modo de lanzallamas. Esa zona se convirtió, así, en un auténtico
campo de batalla.
Por momentos, los artefactos explosivos prendieron fuego a
las tanquetas, pero éstas cuentan con un sistema de extinción automático
por agua. Los policías y los grupos de operaciones especiales tenían
la orden estricta de no violar el campus de la Universidad Autónoma
Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) y respondieron con cientos de
granadas de gas lacrimógeno –disparadas inclusive desde dos helicópteros–,
agua lanzada a presión desde las tanquetas y con las mismas piedras
que les eran arrojadas.
Provocadores del gobierno estatal
El Operativo Juárez 2006, como se sabe ahora que se
denomina, tenía como único objetivo liberar la circulación en Cinco
Señores y la avenida Universidad, entre el Periférico y la Avenida
del Sol, pero grupos de supuestos priístas y policías estatales,
identificados inclusive por la Secretaría de Gobernación, provocaron
el avance policiaco. La intención de generar más violencia tiene,
además, el objetivo de que la PFP se mantenga el mayor tiempo posible
en Oaxaca, no para mantener el orden, sino sostener a Ulises Ruiz en
el cargo.
De hecho, casi al inicio de la operación para liberar las
vialidades, la policía federal había dado una muestra de distensión
al liberar a dos personas, pero a las ocho de la mañana los grupos
ligados al PRI lanzaron cohetones a los agentes y así comenzó el
embate.
El choque se amplió por toda avenida Universidad y calles
aledañas. Dentro de las instalaciones, por granadas lacrimógenas,
piedras y el agua de las tanquetas combinadas con químicos resultaron
heridas 40 personas, 22 más en las inmediaciones, así como 10 policías,
cuatro de ellos graves.
La policía detuvo a 30 personas –entre ellas Luis
Antonio Félix Domínguez, de 14 años de edad– que fueron
consignadas por la presunta comisión de los delitos de ataques a las
vías de comunicación, sedición, asociación delictuosa y lesiones.
El menor será entregado al Consejo Tutelar.
El vocero del gobierno estatal, Miguel Angel Concha, aseguró
que quienes participaron en estos hechos ''no son oaxaqueños y
provienen de grupos violentos de San Salvador Atenco y el Distrito
Federal, conocidos como cegeacheros y panchosvillas'', e inclusive
cuando se le cuestionó sobre la intervención de comandos de choque
priístas, aseguró que la administración de Ulises Ruiz ''respeta
las expresiones partidistas''.
A causa de las bombas molotov con fragmentos de metal y
clavos y piedras fueron heridos los fotógrafos de Proceso, Miguel
Dimayuga y Germán Canseco, y de El Universal, Daniel Jaramillo, quien
fue trasladado en helicóptero al hospital de la 28 Zona Militar,
porque un clavo de un petardo se le enterró entre la tetilla y la
axila derecha, mientras otro más le atravesó el codo izquierdo. La
onda expansiva del petardo le causó traumatismo auditivo, pero fue
dado de alta por la tarde.
Un cohetón le estalló cerca al camarógrafo del Canal 9
de la televisión estatal, Jorge Brindis, quien solamente quedó
aturdido, y el fotógrafo de Centro Medios Libres, Mario Mosqueda Hernández,
fue golpeado por varios policías, que lo hirieron con toletes en la
cabeza, la espalda y un brazo.
A pesar de que en el operativo de liberación del cruce de
Cinco Señores participaron unos 2 mil agentes federales, la
resistencia popular finalmente los replegó y regresaron, literalmente
arrastrando los pies, a su base del Parque del Amor, y la PFP determinó
no regresar este día a Cinco Señores ni a la UABJO, aunque por la
noche Radio Universidad difundió la especie de que intentarían una
incursión de madrugada.
''Soy borrachito de la calle''
A las 7:45, un contingente de la policía federal llegó al
crucero de Cinco Señores, seguido de maquinaria pesada y camiones de
volteo para levantar la basura. En el frío amanecer, los grupos de
operaciones especiales detuvieron a Manuel Castellanos López y a René
Barrios, que se quedaron rezagados en la barricada, y los subieron a
una Van blanca. Al ser detenido, Castellanos negó ser parte de las
barricadas. ''¿Yo? Soy borrachito de la calle. Sólo salí por un
mezcal'', explicó.
Un trascavo destruyó la ofrenda de muertos a los maestros
y brigadistas asesinados, y hasta ese momento la incursión no generó
mayor conflicto. Sin embargo, 25 minutos después aparecieron varios
embozados en la esquina de Universidad y Reforma Agraria, que
dispararon cohetones y los federales recibieron respaldo de una compañía
de Policía Militar que avanzó y lanzó granadas de gas hacia el
campus. Este hecho generó que desde Radio Universidad se hiciera un
constante llamado a que la ciudadanía rodeara las instalaciones. ''¡Vamos
a bloquear! A todos los compañeros les invitamos a que vengan a Radio
Universidad, a las bocacalles, pero no nos confrontemos con las
fuerzas federales'', delimitaron los locutores.
En plena avenida, decenas de estudiantes y mujeres
reclamaron la liberación de Castellanos y Barrios, y personalmente el
jefe del Estado Mayor de la PFP y ex delegado del Cisen en Oaxaca,
Ardelio Vargas Fosado, los entregó a condición de calmar los ánimos.
Iniciado el enfrentamiento, el comandante declaró: ''Yo
cumplí, ellos no''.
Los disparos de artefactos hacia los agentes, las fuerzas
especiales y la Policía Militar obligó a un nuevo avance, esta vez
por la parte posterior de la universidad, sobre la Avenida del Sol,
para retirar camiones que se incendiaban justo frente a un centro
bautista, que es utilizado como el centro de mando del Operativo Juárez
2006.
Fuentes gubernamentales de alto nivel confirmaron que desde
hace por lo menos un mes, el gobierno federal conocía desde esa
iglesia los movimientos en el área, y hoy fue parte importante para
conducir el desplazamiento de fuerzas y para advertir de los
movimientos que realizaban los seguidores de la Asamblea Popular de
los Pueblos de Oaxaca y estudiantes.
Justo ahí, cientos de estudiantes hicieron retroceder a
una columna de 50 policías preventivos armados con toletes y
lanzagranadas, que se replegaron hasta un circo. Los agentes de
operaciones especiales recogían las piedras que se les lanzaban desde
la unidad deportiva de la universidad, para utilizarlas como
proyectiles contra sus oponentes. Un petardo atravesó la bota de un
federal y le abrió la espinilla derecha.
Durante 15 minutos, jóvenes y policías –incluidos los
estatales de civil– se disputaron palmo a palmo el terreno frente a
la iglesia bautista y la Plaza del Valle.
Pero en ese momento los federales recibieron refuerzos de
dos compañías más, tanquetas, dos helicópteros que realizaron
vuelos a baja altura sobre el campus y lanzaron granadas de gas lacrimógeno.
Uno de ellos aterrizó frente a la rectoría para abastecer a las
tanquetas con latas de químicos.
La intervención de grupos de provocadores del gobierno
hizo que dos de ellos fueran detenidos como presuntos integrantes del
movimiento. ''¡Estamos de su lado, trabajamos para lo mismo!'',
clamaba uno para reclamar su liberación, que se logró finalmente con
una llamada desde una oficina gubernamental a la PFP y la intervención
de otro policía: ''¡Ese es de nosotros!''
Desde la entrada de la unidad deportiva dos policías traían
en andas a Trinidad Michel López, indígena de Santo Domingo
Teojomulco. ''¿Tú qué?'', le espetó a pocos centímetros un policía.
Con todo el miedo que le imponía ser esposado con un cordón de plástico
por policías armados, Trinidad respondió: ''Yo vengo de mi rancho''.
Maniatado por la espalda, los uniformados lo tomaron de los pies y el
pecho y lo arrojaron, boca abajo, a una camioneta pick up de la PFP.
Antes de irse, un federal lo golpeó en el rostro.
Otros federales intentaron romper con palas las cadenas que
sujetan las puertas del campus, frente al Instituto de Ciencias de la
Educación, pero se confirmó la orden de no entrar. Al otro lado de
la avenida, a unos metros de Cinco Señores, la violencia dio paso a
un respiro: un estudiante encaramado sobre los restos todavía
humeantes de un automóvil les recitó a Benedetti. Nadie se movió
ante la voz que enfrentó a la policía con el poema titulado ¿De qué
se ríe?
El chavo estaba inspirado y reclamó: ''Sé que están de
policías no por que hayan querido o porque sean burros, sino porque
las condiciones del país los hicieron elegir entre irse de su patria
o enrolarse en esa corporación ante la falta de oportunidades. No les
critico su decisión, pero deberían estar de este lado porque son
igual que nosotros. Véanse la tez, las manos, son del mismo color que
nosotros, también son huicholes, mixes, tarahumaras. El color de la
tez los evidencia''.
El silencio duró hasta que bajó de la chatarra y fue
despedido con aplausos. El padre de un estudiante ''que lucha por
mejores condiciones'' dijo estar ahí, en la defensa de la universidad
a pesar de los cohetones, los cocteles molotov y los gases lacrimógenos,
por convicción, y pidió a los federales irse de Oaxaca.
Al final de la avenida, en la Plaza del Valle, comenzaba el
otro episodio de la batalla, y en la esquina de Reforma Agraria los jóvenes
prendieron pacas de forraje en las chatarras y se formó una barrera
de fuego. Ya eran las 11:30 y el enfrentamiento se reinició, ahora
con dos tanquetas antimotines, sólo que uno de los Cobra –como se
les conoce en la PFP– tuvo un desperfecto que causó la hilaridad de
los universitarios protegidos en la autonomía de su alma máter.
Adentro, en Radio Universidad, los locutores insistían: ''No tenemos
armas. Tenemos piedras, cohetones para enfrentarlos y vamos a
resistir''.
Por casi una hora, cientos de jóvenes fueron repelidos
hasta el Periférico y la iglesia de Cinco Señores, y otros más por
Reforma Agraria hasta 20 de Noviembre, y al final de esa calle hasta
las puertas de la universidad. Diego Hernández, joven de 20 años que
defendía su identidad de panadero y que sólo pasaba por el lugar,
fue detenido. Empero, un uniformado le mostró una fotografía en la
que aparecía motivando a sus compañeros a lanzar piedras contra los
policías.
Ahí también fue aprehendido el catedrático de la
facultad de derecho de la UABJO Armando Jiménez Vázquez. Cuando lo
subieron a una camioneta de la PFP para trasladarlo a la Base Aérea
Militar 22, de El Tequio –en calidad de detenido–, le quitaron una
mochila terciada en la espalda en la que portaba decenas de clavos
insertados en fragmentos de tubos de plástico.
Poco a poco, los lances de los jóvenes, sus padres y
vecinos hicieron retroceder a las tanquetas que habían llegado hasta
las puertas de Radio Universidad. Durante una hora más continuaron
lanzando cohetones y petardos, y la transmisión radial convocó a
unas cinco mil personas que confluyeron por la prolongación de La
Noria, avenida Ferrocarril y el Periférico, y repentinamente habían
cercado a la Federal Preventiva, que comenzó a replegarse a las dos
de la tarde hacia el supermercado Chedraui.
A las tres de la tarde, cansados, los policías regresaron
a su base del Parque del Amor. Sin embargo, para los mandos de las
fuerzas federales, el retiro de Cinco Señores no se trató de una
derrota, sino de un repliegue estratégico para regresar en las próximas
horas.
''No fue un fracaso, se evitó un baño de sangre, porque
no teníamos por qué cambiar los toletes por metralla'', explicó un
comandante policiaco.
Finalmente la vialidad no fue despejada, porque más tarde
la barricada volvió a levantarse. Miles de personas se congregaron ahí
para recuperar su posición, y de cuando en cuando los dos helicópteros
arrojaban granadas, y el humo se esparció por el aire de una tarde de
otoño en un Día de Muertos oaxaqueño.
Convoca la APPO a una ofensiva general –
Anuncia una megamarcha a realizarse el próximo domingo –
Llama a sus miembros en las siete regiones a participar
Pide reinstalar barricadas y acuerda puntos para el combate
Por Enrique Méndez, Gustavo Castillo y Octavio Vélez
Enviados y corresponsal en Oaxaca
La Jornada, 03/11/06
Oaxaca, Oax., 2 de noviembre. La Asamblea Popular de los
Pueblos de Oaxaca (APPO) endureció su posición al convocar hoy a
todas las organizaciones que la integran a pasar a la ''ofensiva'' y
realizar una megamarcha el próximo domingo, además de mantener su
demanda de que el gobernador de esta entidad, Ulises Ruiz Ortiz,
renuncie o pida licencia al cargo.
Luego del enfrentamiento que durante siete horas
sostuvieron este jueves integrantes de la APPO, habitantes de
distintas comunidades, estudiantes, docentes y empleados de la
Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) con elementos
de la Policía Federal Preventiva (PFP), la dirección colectiva
provisional de la Asamblea Popular lanzó un plan de acción de cuatro
puntos, en el que destaca la reinstalación de barricadas en toda la
capital oaxaqueña.
Adolfo López Ortega, encargado de la comisión de
seguridad de la APPO, dirigió un mensaje a las miles de personas que
se congregaron en el crucero conocido como Cinco Señores, en el que
informó que la dirigencia colectiva dio la orden de ''ofensiva
general'' y que, a partir de las tres de la tarde de este jueves, se
ponían en marcha ''puntos para el combate''.
El primero fue la reinstalación de todas las barricadas en
la ciudad de Oaxaca, es decir, que se bloqueen los accesos carreteros
a esta capital y se coloquen obstáculos al tránsito vehicular en
zonas consideradas ''estratégicas'', como Canal 9, Candiani, Símbolos
Patrios y Periférico, así como también en distintos puntos del
centro histórico.
En segundo lugar, se ''emitió la convocatoria'' para que
todas las fuerzas que pertenecen a la APPO, y que se localizan en las
siete regiones, ''empiecen a realizar su marcha sobre la capital, de
forma tal que este domingo realicemos una megamarcha y demostremos al
gobierno federal, a los invasores (la PFP) y al perro Ulises Ruiz
Ortiz, que el pueblo no va a descansar hasta verlo fuera del estado''.
La tercera orden que se emitió fue: ''Se debe retomar lo
mejor de este momento'', es decir, que los integrantes y simpatizantes
de la APPO deben ser un ''pueblo disciplinado; sabemos ser un pueblo
que tiene capacidad de combate y, en ese sentido, no se van a permitir
actos de vandalismo, saqueos, quemazones ni detenciones arbitrarias,
todo ello para demostrar que sabemos comportarnos, porque somos también
un pueblo profundamente respetuoso''.
Los universitarios oaxaqueños ''dieron ejemplo de
valor''
Asimismo, se ordenó el reforzamiento de la seguridad en
las instalaciones de la UABJO, ya que en esa universidad se localiza
la emisora de radio que ha servido de enlace entre la comunidad
oaxaqueña, los estudiantes y miembros de la APPO, y donde ''los
universitarios dieron este jueves ejemplo de valor'', al repeler la
presencia de la fuerza pública en las avenidas y calles que circundan
el campus universitario.
Durante el mitin, Flavio Sosa Villavicencio, uno de los
principales dirigentes de la Asamblea Popular, resaltó que ''este no
es un movimiento de líderes, sino del pueblo; los dirigentes lo único
que hacemos es encabezar lo que el pueblo quiere''.
En ese contexto calificó lo sucedido este jueves –haber
hecho que la PFP se retirara del crucero de Cinco Señores y calles
aledañas a la UABJO– de ''día histórico'', y dijo que si el 14 de
julio, cuando hicieron retroceder a la policía estatal, vencieron a
Ulises Ruiz, este 2 de noviembre vencieron al presidente Vicente Fox,
a la PFP y a Felipe Calderón.
Violenta
toma de Oaxaca: tres muertos
Por
Enrique Méndez, Blanche Petrich, Gustavo Castillo y Octavio Vélez
Enviados
y corresponsal en Oaxaca
La
Jornada, 30/10/06
Oaxaca,
Oax., 29 de octubre. La Policía Federal Preventiva (PFP) ocupó desde
las 2 de la tarde esta ciudad capital y el centro histórico, después
de romper barricadas con tanquetas que arrojaron agua a presión,
disparar armas de fuego, arrojar decenas de gases lacrimógenos y
enfrentarse, durante más de dos horas, con colonos de San Jacinto
Amilpas y brigadistas de la barricada de Canal 9. En la ocupación
cayeron el enfermero del IMSS Jorge Alberto López Bernal, el profesor
Fidel García y un menor de 14 años aproximadamente, aún no
identificado.
Aunque
la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO) abandonó el zócalo
capitalino a las 19 horas y se replegó a la Ciudad Universitaria,
luego de una fallida negociación telefónica con la Secretaría de
Gobernación, la persecución de ciudadanos que exigen la caída del
gobernador Ulises Ruiz se extendió por la noche a las colonias
cercanas a la capital, como Santa Rosa, en el Parque del Amor, situado
en el puente Porfirio Díaz, así como en la calle Valerio Trujano.
Tras
la incursión, los efectivos policiacos realizaron cateos a domicilios
particulares y detuvieron a unas 50 personas, que -declaró el vocero
de la APPO, Florentino López- fueron trasladadas a la 28 Zona
Militar. Algunas fueron aprehendidas en las inmediaciones de Ciudad
Universitaria y trasladadas en helicóptero a las instalaciones
castrenses.
Los
heridos
Hasta
el cierre de esta edición se registraban ocho personas lesionadas y
un número no definido de policías, aunque tres resultaron heridos
por quemaduras de bombas molotov y cohetones. En el enfrentamiento en
Canal 9, un federal recibió de lleno una molotov, que le prendió
fuego, y sus compañeros le ayudaron a sofocar las llamas. La policía
no informó a qué hospital fueron trasladados sus heridos, ni sus
nombres.
En
contraparte, los contingentes encargados de ocupar primero el centro
histórico enfrentaron poca resistencia, pero también reprimieron a
la sociedad que los increpó a su paso. A las cuatro de la tarde, tres
agrupamientos se apostaron en las dos esquinas al sur de la plaza, en
Bustamante y Portal de las Flores, desde donde arrojaron dos bombas de
gas lacrimógeno, mientras otro avanzó hasta la esquina de Porfirio Díaz
e Independencia.
A
las siete de la noche, cuando la comisión de seguridad de la APPO
pidió a 800 de sus integrantes replegarse a Ciudad Universitaria, los
policías comenzaron a relajarse, se quitaron el casco y utilizaron
como camas sus escudos y, a modo de cobijas, las mantas en las que el
movimiento reclama la renuncia de Ulises Ruiz.
Las
fuerzas federales recuperaron, además de la plaza principal, la
alcaldía, la Secretaría de Finanzas y las oficinas de la policía
municipal, y se preparan a intervenir en las alcaldías tomadas aún
por la APPO.
Tras
la incursión, que ocurre a cuatro meses y medio del fallido operativo
de las fuerzas estatales, el gobernador advirtió esta noche que no
solicitará licencia al cargo porque, adujo, su mandato "nunca ha
estado sujeto a negociación". Sus colaboradores aseguraron que
siguió el operativo desde una oficina en San Felipe del Agua,
al norte de la ciudad.
El
avance de los cuatro mil policías enviados a Oaxaca para
"recuperar" la capital del estado ocurrió de manera simultánea
desde el aeropuerto y de una base provisional en la carretera México-Cuacnopalan,
en el entronque con el municipio de Etla.
Pasada
la una de la tarde, media hora después de que 12 militares vestidos
de civil fueron entregados a un mando castrense en la calle Símbolos
Patrios, donde fueron retenidos, desde el aeropuerto salieron más de
80 autobuses con policías, a los que les abrieron paso dos trascavos
que "barrieron" las barricadas y avanzaron hacia el centro
de la ciudad.
Los
autobuses y camionetas utilizados como barricadas fueron prácticamente
levantados en vilo por los trascavos y, para evitar que los obstáculos
fueran repuestos, la PFP distribuyó sus líneas a 100 metros entre sí,
y cualquier intento de regreso fue disuelto a empellones con los
escudos.
El
avance de las tropas, entre las que participaron grupos especiales de
inteligencia y táctica, estuvo apoyado por cuatro helicópteros de la
policía federal y del Ejército. Antes de ordenar la marcha de la
policía, se realizaron ocho vuelos de reconocimiento.
Al
otro lado del valle, en Etla, cientos de personas se congregaron a la
altura del pueblo de San Lorenzo, adonde se trasladaron mil 500 policías
preventivos armados con rifles de asalto, lanzagranadas y toletes. Los
ciudadanos y simpatizantes de la APPO repudiaron la presencia de las
fuerzas federales, inclusive cuatro voluntarios se desangraron. Casi a
las dos de la tarde se les ordenó avanzar y, ante la resistencia
ciudadana, utilizaron las tanquetas para dispersarlos con agua a presión.
Las
tanquetas fueron trasladadas hasta Etla por tráileres en plataformas;
aunque se compraron en el último tramo de la administración de
Carlos Salinas de Gortari, fue hoy, cuando faltan 31 días para que el
presidente Vicente Fox concluya su mandato, que se utilizaron por
primera vez. Esta noche, en los enfrentamientos con colonos, dos
fueron destruidas.
Como
en Símbolos Patrios, la gente extendió mantas y cartulinas en las
que se leía: "¡llévense a URO!", por las iniciales del
gobernador.
Con
el respaldo de las tanquetas, la policía rompió las primeras tres
barricadas, hasta el cruce de San Pablo, donde arrojó más agua a los
colonos. Ahí tomó la decisión de dar vuelta a la derecha, para
tratar de ingresar a la ciudad por la ribera del Río Atoyac, pues en
los entronques de Viguera, Brenamiel y Santa Rosa los simpatizantes de
la APPO habían atravesado tráileres e, inclusive, tenían en su
poder un tanque de gas LP que amenazaban con quemar al paso de las
tropas.
Al
rodear las barricadas, el contingente policiaco se encontró, sin
embargo, con dos tráileres más en las vías del tren, por lo que
debió regresar, dar vuelta nuevamente para buscar una salida por la
rivera, y entrar a una calle sin salida en la esquina de Pinos y
Ferrocarril, en la colonia Pilar de la agencia municipal de Pueblo
Nuevo.
Su
avance desde ahí fue aún más difícil. Los colonos inconformes con
la incursión les arrojaron piedras -inclusive con hondas-, bombas
molotov y les dispararon cohetones con las bazukas hechizas. La
respuesta, una y otra vez, fue el lanzamiento de gases lacrimógenos.
Ante
ello, las fuerzas públicas se replegaron en dos ocasiones, y en ese
ir y venir llegaron hasta el puente del Tecnológico, donde se dio uno
de los dos enfrentamientos más fuertes.
A
unas calles de ahí, donde se encuentra la agencia de la Pepsi, murió
un profesor, del que hasta el momento se desconoce su identidad, y en
ese lugar los vecinos recogieron casquillos de bala. En la refriega
del puente del Tecnológico también falleció un menor de edad, del
que tampoco se pudo confirmar su nombre.
Una
vez que la policía traspuso dicho puente, una columna se trasladó
hacia el sur de la ciudad y otra al centro. El primer contingente se
dirigió al Parque del Amor, en el puente de Valerio Trujano, donde se
produjo otro enfrentamiento y algunas versiones aseguraron que la
ciudadanía habría tomado en rehenes a dos policías, y que uno más
habría fallecido. Radio Educación reportó, poco antes de las 11 de
la noche, que un hombre identificado como Isidro Ramírez y su hijo
José Manuel fueron detenidos por la policía en ese parque.
La
otra columna llegó a la barricada en el Canal 9 de televisión
estatal, donde los brigadistas resistieron por casi dos horas, con
piedras, cohetones y bombas molotov. Una prendió a un policía,
mientras en la agresión con gases lacrimógenos, una granada le dio
de lleno en el pecho al enfermero López Bernal, quien falleció por
el impacto. Su cuerpo fue velado esta noche en esa barricada.
El
profesor Fidel García murió apuñalado en el fraccionamiento Elsa,
aunque el gobierno del estado aseguró que se trató de un asesinato
"en una riña".
A
las cuatro de la tarde, el tercer agrupamiento que se dirigió hacia
el Centro Histórico recuperó la alcaldía -ubicada en la Plaza de la
Danza, frente al templo de La Soledad- y se ubicó en tres de los
accesos al Zócalo. Todavía humeaban seis autobuses incendiados en Símbolos
Patrios y, antes de las seis, otros tres transportes urbanos
utilizados para trasladar a los policías fueron quemados con
gasolina.
Con
el cambio de horario oscureció a las seis, y entonces arribó la
marcha convocada por la APPO desde el monumento a Juárez, en la
salida al Istmo, y ahí Flavio Sosa, integrante de la dirigencia
provisional, pidió esperar 10 minutos para que la Secretaría de
Gobernación diera una respuesta a una solicitud de diálogo. "No
choquemos con la PFP. Vamos a esperar la respuesta, y si no tomaremos
algunas acciones", expresó.
El
plazo transcurrió sin respuesta positiva y, a las siete de la noche,
una camioneta de la comisión de seguridad pasó por el zócalo para
solicitar a los plantonistas reagruparse en Ciudad Universitaria.
A
las 11 de la noche, finalmente, las tanquetas llegaron a la plaza
principal de Oaxaca, después de una larga jornada violenta, pese a
que el gobierno federal aseguró que la toma del estado sería
pacífica, y a que el secretario de Gobernación, Carlos Abascal, había
jurado por Dios que no habría represión en el estado.
Cuando llegaron las tanquetas al zócalo un policía
preventivo agredió al fotógrafo Ezequiel Leyva, de La Jornada,
al que derribó al piso y lo sometió con una bota en la pierna
derecha para tratar de quitarle su cámara.
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