Chávez
y Castro puntearon las felicitaciones
Ganó
Ortega, aliado a la derecha y a los contras
IAR-Noticias, 08/11/06
El ex guerrillero e "izquierdista
asimilado", Daniel Ortega, ex presidente y candidato de Frente
Sandinista (FSLN), que anudó una alianza con los contras y con lo
peor de la derecha nicaragüense, ganó en la primera vuelta las
elecciones presidenciales de Nicaragua con el 38% de los votos, según
lo proclamó el Consejo Supremo Electoral (CSE).
La
legislación nicaragüense exige un 40% de los votos o un 35% con cinco
puntos de ventaja sobre sus rivales para ser considerado ganador en la
primera ronda.
El
"derechista" Eduardo Montealegre, que logró el 29% de los
sufragios, aceptó su derrota en las elecciones frente al
candidato sandinista y felicitó al ex guerrillero por su
victoria en primera vuelta.
Ortega
obtuvo una diferencia de más de nueve puntos porcentuales
sobre Montealegre, según el informe final del Consejo Supremo
Electoral (CSE) nicaragüense, difundido con el 91,48% de los votos
escrutados.
Tras
conocer el resultado final de los comicios, el candidato presidencial
sandinista se comprometió a mantener la "estabilidad" y a
trabajar para "sacar a Nicaragua de la pobreza" y a luchar
por la "reconciliación" nacional.
Una
de las primeras "felicitaciones" a Ortega llegó desde Cuba,
país que apoyó al entonces gobierno revolucionario sandinista en los
80.
El
presidente cubano, Fidel Castro, a través de una carta leída en un
programa de la televisión estatal, señaló que "la victoria
sandinista llena de alegría a nuestro pueblo y a la vez llena de
oprobio al Gobierno terrorista y genocida de EEUU".
Por
su parte, el presidente venezolano, Hugo Chávez, felicitó por
teléfono a Ortega y proclamó la unión entre las revoluciones
bolivariana y sandinista. "América Latina ya ha dejado de ser
el patio trasero del imperio", aseguró Chávez.
Desde
la Casa Blanca, el portavoz del Consejo Nacional de Seguridad, Gordon
Johndroe, señaló que el apoyo de EEUU al gobierno de Nicaragua dependerá
del compromiso del ejecutivo de Ortega con la democracia.
Unos
17.000 observadores locales y unos 1.000 internacionales vigilaron los
comicios, que transcurrieron sin incidentes.
No
obstante, la delegación de observación electoral del Gobierno de
EEUU denunció "anomalías" en los comicios, aunque
el presidente del CSE contestó a su valoración asegurando que EEUU
trataba de deslegitimar las elecciones.
Un
total de 3.665.141 nicaragüenses estaban convocados a las urnas para
elegir presidente y vicepresidente de la República, además de 90
diputados del Parlamento nacional y 20 para el Parlamento
Centroamericano (Parlacen).
De
"revolucionario" a empresario exitoso
Aliado
con los contras, Ortega, que reniega de su pasado
revolucionario, dijo avanzar hacia una "Nicaragua de
hermanos" esgrimiendo frases religiosas dignas de un
predicador electrónico en la campaña electoral.
El ex
líder revolucionario vive en una casona ocupa toda la manzana del
arbolado barrio El Carmen, en Managua, cuyos altos muros pintados de
varios colores impiden ver hacia adentro.
El
dueño de esa propiedad (hasta que le fue expropiada por Ortega cuando
era presidente) era uno de los financistas de los contras, el
banquero, Jaime Morales Carazo que hoy lo acompaña como
vicepresidente en la fórmula ganadora.
Este
banquero, que se exilió en EEUU, fue desde allí uno de los ideólogos
de los Contras, que financiados por Washington y entrenados desde
Honduras por militares y paramilitares argentinos, le hicieron la
guerra sucia durante casi 10 años al sandinismo en el poder.
Hoy,
esa casona es propiedad de Daniel Ortega, convertido en uno de los
hombres más poderosos política y económicamente de este
empobrecido país de poco más de 5 millones y medio de habitantes.
"Estamos
forjando en Nicaragua una nueva cultura del respeto y de la
reconciliación", señaló durante la campaña aludiendo a los
acuerdos firmados por su partido con conservadores, ex contras y otros
antiguos enemigos políticos de la "derecha" proimperialista.
Como
símbolo de su metamorfosis, Ortega lleva de candidato a
vicepresidente a un ex banquero somocista y financista de los contras,
Jaime Morales Carazo, en cuya mansión expropiada durante el
primer gobierno sandinista, vive hoy ex revolucionario
convertido en el "hermano Daniel".
En
septiembre pasado, sandinistas y "contras", enemigos
irreconciliables durante la "guerra fría", antiimperialistas
unos y pro-imperialistas los otros, decidieron enterrar el hacha del
enfrentamiento para aliarse electoralmente en una misma trinchera.
El
Partido de la Resistencia Nicaragüense (PRN), que agrupa a los ex
"contras" somocistas, estableció una alianza con sus
antiguos enemigos a muerte del Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN) para apoyar al candidato presidencial Daniel Ortega
con miras a las elecciones.
La
CIA y el Departamento de Estado, bajo la administración Reagan-Bush
padre, armaron y entrenaron al movimiento paramilitar de los
"contra" reclutado entre los ex integrantes del
aparato policial del somocismo y los lanzaron contra el sandinismo
Los
sandinistas responsabilizaron a Somoza García, quien gobernó
Nicaragua entre 1937 a 1956, del asesinato de Sandino, en 1934.
Sandino
fue un combatiente nacionalista y revolucionario que lideró un ejército
irregular desde 1926 a 1934 que se enfrentó a tropas invasoras de
EEUU y a la Guardia Nacional de Somoza García, quien ejerció una
feroz dictadura de 40 años en Nicaragua.
Los
sandinistas derrocaron con las armas el 19 de julio de 1979 a la
dictadura somocista títere de Washington, y consolidaron un gobierno
revolucionario que fue combatido tenazmente por los
"contra" financiados y armados por el Imperio
estadounidense.
El
FSLN se fundó en 1961 como una organización político-militar, con
el ejemplo del ''general de hombres libres'' Augusto César
Sandino en defensa de la soberanía del país frente a la invasión de
las tropas de EEUU, y su objetivo era el derrocamiento de la dictadura
somocista mediante la lucha armada.
Para
los sectores que aún levantan la bandera combativa de la izquierda nicaragüense, el FSLN, una ex organización revolucionaria, es hoy víctima
del control burocrático de Daniel Ortega y de un pequeño grupo de
dirigentes sandinistas, convertidos en empresarios a partir de
las fortunas de las que se apoderaron en el reparto de bienes
del Estado realizado tras la derrota electoral del FSLN en 1990.
Este
grupo dominante -señalan- no sólo se apropió de bienes y de
capital, también se apropió de las estructuras de dirección del
FSLN, centrando sus objetivos en el control de espacios de poder, en
el fortalecimiento de sus intereses económicos y en las apuestas
electoralistas, con una visión prebendaria de la política.
Este
viraje no se produjo de la noche a la mañana, y ha
provocado resistencias y fracturas en el interior del
sandinismo, por parte de los sectores que siguen comprometidos con
los excluidos.
Las
organizaciones populares, que al inicio hicieron esfuerzos de
resistencia al proceso de contrarrevolución e implantación del
neoliberalismo en el país, terminaron muy pronto sometidas a los
imperativos políticos impuestos por la dirección del FSLN.
Así,
las luchas de carácter popular pasaron a ser controladas por intereses
políticos y no fueron el resultado de la dinámica propia de los
sectores sociales.
En el
Congreso Sandinista de 1998, Daniel Ortega selló su viraje hacia la
derecha dando todo su respaldo a la corriente del FSLN denominada "Bloque
de Empresarios Sandinistas" e incrementando sustantivamente
las cuotas de poder que ya tenían al interior del FSLN.
Ortega,
de manera unilateral e inconsulta, anunció su decisión de deponer la
lucha popular para emprender el camino de la transacción y los
pactos, camino que ya había iniciado en 1997 negociando con
Arnoldo Alemán -recién llegado al gobierno- la Ley de la Propiedad
Reformada, Urbana y Rural.
Estas
oscuras negociaciones permitieron también, sin ninguna denuncia u
oposición del FSLN, que Arnoldo Alemán desplegara un sistema de
corrupción inédito en Nicaragua.
''Es
verdad que para muchos sandinistas, algunas de estas personalidades y
el PLN mismo, puede representar o representa un símbolo, pero es un símbolo
del pasado, ese pasado está enterrado, Somoza no existe, el
somocismo está progresivamente muriendo en este país'', argumentó
Rosa Murillo, la mujer de Ortega en un reportaje a EFE, en julio
pasado .
''En
el pasado fuimos contrincantes, combatimos uno con otro, pero eso ya
pasó: aquí no hay guerra, ya se hizo una revolución, desapareció
la dictadura (somocista) y se estableció la democracia gracias al
Frente Sandinista en el año 1979, por lo tanto es absurdo seguir acuñando
rencores o recelos'', insistió.
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