Se
unió al movimiento oaxaqueño hace 6 meses; hoy es la voz de la radio
de la APPO (Radio Universidad). Los universitarios debemos estar al
lado del pueblo, sostiene la "Doctora Escopeta"
La
“Doctora Escopeta”
Por
Blanche Petrich
Enviada
a Oaxaca
La
Jornada, 16/11/06
Oaxaca,
Oax., 15 de noviembre.– Nadie sabe cómo funciona el plantón de
Radio Universidad, guardián de la emisora que mantiene vivo el
movimiento popular con sus transmisiones cotidianas. Nadie ha podido
explicarse de dónde salió la multitud que se sumó al caudal de las
movilizaciones. No hay analista que pueda describir cómo se estructuró
esta masa que mueve hoy a la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca
(APPO). "Pero de que funciona, funciona. Como las leyes del
universo", dice la doctora Berta Muñoz.
Su
eterno cigarrillo y un vasito con refresco de cola a modo de café la
acompañan en un pequeño descanso, frente a una mesa que alguien puso
en la sombrita, tan tranquila como si estuviera en una cafetería y no
sentada sobre un barril de pólvora. "Ahora vivo aquí, estoy
atrincherada, ya no me permiten salir", comenta.
Desde
hace semanas, por conducto de la pro gubernamental Radio Ciudadana,
las amenazas de muerte incluso contra quien llaman la "doctora
escopeta" son constantes. Lo mismo los mensajes de odio que
recibe en su teléfono celular, que le cuelga del cuello envuelto en
un pequeño calcetín de niño.
¿Sabe
usted si su nombre figura en la lista de órdenes de aprehensión que
se están tramitando?, le preguntamos:
“¿Cómo
saberlo? Si es o no es, a mí no me preocupa. ¿Qué puedo hacer? Yo
no me voy a ir a esconder, no voy a salir al extranjero ni me voy a
meter a una iglesia.”
Del
anonimato en el que vivía antes del surgimiento del conflicto,
dedicada a la cátedra y la práctica médica, con su figura delgadísima
y su cabello gris, hoy es casi un icono del movimiento. En un extremo
la amenazan; en el otro la identifican como "la voz del
pueblo".
Ella
prefiere situarse fuera de la polémica, restar protagonismo a su
persona y dejar todo en manos del colectivo al que se sumó, como una
más, hace seis meses. "Acá el encargado somos todos",
asegura.
Un
pequeño fortín
El
espacio que ocupa Radio Universidad, centro del campus de la
Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) y próximo a la
puerta de acceso a la Facultad de Derecho, se ha ido transformando con
los días en un pequeño fortín. Las calles y avenidas aledañas están
bloqueadas por barricadas. Colchones y un techo de plástico forman la
confortable caseta de vigilancia.
Todo
el día desfilan cientos de personas por esa puerta: una maestra
jubilada que lleva una gran bolsa con bolillos, una enfermera con
medicinas, un campesino que lleva una carta para la doctora Berta, un
vecino con un enorme frasco de mayonesa y queso, una señora que dejó
muy lejos su automóvil y hace malabares con las cajas que trae desde
la colonia clasemediera El Rosario, estudiantes que vienen al relevo,
periodistas que pasan sólo para checar, músicos que vienen a echar
un palomazo en las ondas hertzianas, jóvenes que llegan a saludar a
la doc.
"La
gente no nos ha dejado de apoyar un solo momento. Vienen profes, clase
media, gente humilde, familias. Todo menos la high society", dice
la doctora. "El 2 de noviembre fue cosa de minutos. Estábamos
medio solos esa noche. Apenas dijimos por la radio 'nos van a atacar',
y quién sabe de dónde salió tanta gente. Este fenómeno de
participación popular en Oaxaca, en un momento de tanto peligro, lo
van a tener que estudiar sociólogos y politólogos durante mucho
tiempo."
¿Usted
cómo se lo explica?
“Creo
que es el cansancio de años. La gente ha tenido que aguantar durante
mucho tiempo gobiernos abusivos, autoridades que mienten, además de
la miseria, el olvido y el despojo. El gobierno calculó mal. Pensó
que una vez que obligaran a la dirigencia del sindicato de maestros a
forzar el retorno a clases esto se iba a caer, nos íbamos ir para
abajo. Y no fue así.”
Hay
otra novedad en la puerta de acceso. La unidad de "artillería de
la APPO", un trascavo que fue trasladado a Ciudad Universitaria
desde una construcción cercana, es la trinchera más sólida.
"Parece
exagerado, pero no lo es. Tenemos que protegernos. Cada noche nos
disparan desde algún flanco". Esta es una de las razones por las
que, pese a un acuerdo inicial entre estudiantes, la APPO y rectoría,
el pasado lunes no pudo normalizarse la vida académica de la UABJO.
Berta
Muñoz empezó cooperando con el movimiento estudiantil instalando un
puesto de salud y poniendo una ambulancia al servicio de la gente.
Participó en la caravana que marchó a la ciudad de México a
principios de octubre.
Después
empezó a echarle la mano a los estudiantes que no lograban cubrir
todos los turnos frente al micrófono en transmisiones de hasta 20
horas al día. Radio Universidad fue la primera radioemisora, después
de Radio Pacheco, en integrar la inédita experiencia de radios
populares que tuvo Oaxaca durante varias semanas.
Cuando
las radioemisoras comerciales tomadas por el magisterio y la APPO
salieron del aire y fueron entregadas, Radio Universidad quedó como
única voz de denuncia y comunicación para contrarrestar las
distorsiones de los medios electrónicos.
Siete
horas en la cabina
Del
2 de noviembre, la doctora recuerda haber pasado siete horas seguidas
dentro de la sofocante cabina a la que se infiltraba el olor del gas
lacrimógeno, frente al micrófono, su inconfundible voz de fumadora
empedernida llamando a la cordura, a la defensa, al uso correcto del
vinagre para contrarrestar los efectos del gas, a la unidad y la
movilización.
"¡Y
lo peor, sin café! Yo quería salir y ver. No vi nada."
Pero
lo narró todo...
“Sí,
y te juro que en ese momento aprendí muchas cosas.”
¿Doctora
Berta? preguntan dos maestras recién llegadas. Son María del Carmen
Altamirano y Clara Sánchez, de la huelga de hambre que se instaló en
el Hemiciclo a Juárez.
“Para
servirles.”
¡La
comandante de los micrófonos!
La
abrazan efusivamente. Le cuentan sobre las horas de angustia que
vivieron los huelguistas del plantón en la capital el día del
combate callejero, de cómo sintonizaron Radio Universidad a las
bocinas y cómo la gente que paseaba por avenida Juárez y por la
Alameda empezó a reunirse, siguiendo minuto a minuto la hazaña de la
población que obligó a la Policía Federal Preventiva a replegarse.
"¡Gracias, gracias! Tu voz nos dio tanta paz".
Quién
sabe cuándo, pero la UABJO volverá a la normalidad en algún
momento. ¿Cómo ve a Radio Universidad en ese futuro?
“Con
una programación más acorde al pueblo que la escucha. Tienen que
aprovechar esta gran experiencia. Quizá una hora en la mañana y otra
en la tarde habría que abrir los micrófonos para las denuncias de la
ciudadanía. Y un cambio de visión. No sólo en la radio sino en toda
la UABJO. Los universitarios tenemos que asumir un papel al lado del
pueblo. Antes tenemos que dar una batalla muy fuerte, porque hay
porros incrustados en la universidad desde lo que vivimos en 1976.
Pero no creo que Radio Universidad vuelva a ser jamás la de antes.”
¿Y
su historia, doctora? ¿De dónde viene?
“Soy
hija del 68. Siempre tuve maestros que me enseñaron a ser crítica.
Soy de Morelos, pero oaxaqueña por elección y conozco a fondo el
estado. Yo suelo llevar a mis estudiantes a prácticas a zonas de alta
marginación. Ahí creo que podemos encontrar la explicación de todo
lo que está pasando.”
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