Escalada represiva en Oaxaca
¡Inmediata libertad a Flavio
Sosa y
demás dirigentes de la APPO!
Por Isidoro Cruz Bernal
Socialismo o Barbarie, periódico, 07/12/06
El martes 4 fue detenido Flavio
Sosa, junto con su hermano Horacio y otros dirigentes de la APPO, tras
haber denunciado en una conferencia de prensa que estaban siendo
sometidos a una “persecución feroz”. El recientemente asumido
gobierno de Calderón viene a continuar la tarea represiva del
gobierno de Fox, con la intención de suprimir la Comuna Popular de
Oaxaca, cuyo principal reclamo que es la renuncia inmediata del
gobernador del PRI, Ulises Ruiz.
Esta nueva escalada represiva comenzó el 25 de
noviembre pasado, cuando la Policía Federal Preventiva atacó a la
Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca. La APPO había llevado a
cabo la séptima megamarcha, que si bien no fue tan masiva como las
anteriores tuvo una alta concurrencia. El ataque empezó un poco antes
de las cinco de la tarde, cuando la PFP intentó romper el
acordonamiento del retén instalado en la esquina de Macedonio Alcalá
y Morelos. Este intento fue acompañado poco después de otros ataques
a retenes de la APPO en otros puntos de la ciudad. La PFP lanzó gas
lacrimógeno a los manifestantes, lo que fue respondido por éstos con
cohetones lanzados por unas bazukas confeccionadas artesanalmente y
por petardos. La batalla se generalizó en diversos puntos de la
ciudad.
En esta ocasión el ataque del gobierno y la PFP
consiguió hacer replegar a muchos de los contingentes de la APPO
mediante el uso de camionetas y tanquetas, llegando a atropellar a
varios. En la pelea hubo cinco muertos de la APPO. Ésta además
había denunciado la detención de más de cien manifestantes que se
encuentran a merced de los jueces del aparato estatal, que no les
dispensarán precisamente un “juicio justo”.
Cuando se estaba en plena pelea algunos dirigentes de
la APPO dieron orden de replegarse, pero su llamado fue desobedecido.
Uno de los bazukeros le respondió: “es el pueblo el que manda” (La
Jornada, 26-11). Esta anécdota deja a la vista una de las
desigualdades de la Comuna de Oaxaca. Existe en ella una enorme
vitalidad desplegada por su democracia desde abajo y, paralelamente,
no ha logrado dar hasta ahora una dirección respetada que, aunque sus
decisiones estén refrendadas por la base, lleve adelante una política.
Hay “referentes”, delegados elegidos en forma asamblearia, pero la
fuerza de la APPO está hasta ahora en su dinámica más espontánea y
menos en sus elementos concientes. A eso se agrega el hecho de que las
fuerzas socialistas revolucionarias son una muy clara minoría.
En lo más inmediato, la heroica Comuna de Oaxaca está
sufriendo una grave escalada represiva por parte del nuevo gobierno,
al que la escasa legitimidad con que llega al poder obliga a generar
hechos desde el comienzo. Una parte muy destacada de su programa es
acabar con la rebelión popular. Entre querer y poder hay un trecho,
pero lo que resulta claro es que, para el gobierno de Calderón,
resultaría un triunfo muy importante vencer a la Comuna o por lo
menos neutralizarla lo más posible. Se trata entonces de una dura
prueba que deberá ser atravesada por el pueblo revolucionario de
Oaxaca y que en lo inmediato pasa por imponer la libertad de Sosa y
demás compañeros.
Es imperioso poner en pie una campaña internacional
por la inmediata libertad de todos los compañeros detenidos por el
nuevo gobierno.
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