El
fin de la “vía pacífica”
Por
Antenor Alexandre
Revista
de América Nº 11, noviembre de 1973
Presentación
de la reedición de diciembre de 2006
La
muerte de Pinochet ha tenido una justificada repercusión política
mundial. Junto a la sincera alegría de millones de chilenos y también
de los trabajadores y sectores populares de América Latina y el resto
del mundo, hemos presenciado una farsa política repugnante. Se
presenta a Pinochet como un inexplicable “aborto de la
naturaleza”, casi único culpable de los crímenes de la dictadura.
Gobernantes, jueces represores (como Garzón) y políticos burgueses
de la peor calaña, se han puesto el bonete democrático y han salido
a escena en los medios...
De
esa manera queda velado el carácter del golpe del 11 de septiembre.
Las amplias y fundamentales responsabilidades de toda la burguesía
chilena, de todos los estados imperialistas, de la
Iglesia y de las dirigencias políticas de derecha y de
“izquierda” se descargan sobre ese “chivo emisario” que ha
tenido la cortesía de morirse de una buena vez.
Los
exorcismos democráticos sobre el cadáver del dictador cumplen además
la función de ocultar una realidad: que, como advierte James Petras,
“el pinochetismo sin Pinochet sigue, independientemente de que ahora
se llame democracia”. La dura represión de los Carabineros contra
la gente que salía a festejar lo dice todo.
Por
último, este gran “festival” democrático, donde todos nos
juntamos para maldecir al tirano, sirve para ocultar a la nueva
generación de activistas y luchadores del siglo XXI que en Chile
tuvo lugar un trascendental experimento político de alcances
mundiales. Fue en esos momentos la gran discusión estratégica
que cruzó a la vanguardia en todo el mundo: la “vía pacífica
al socialismo”, que iba a ser puesta en práctica por el PS y el
PC chilenos...
Este
texto, publicado a pocos días del golpe del 11 de septiembre de 1973,
hace el balance de esta política, que no llevó “pacíficamente”
al socialismo, sino violentamente a una de las peores derrotas en la
historia de la clase trabajadora.
Hoy,
los activistas y luchadores volvemos a estar cruzados por grandes
discusiones estratégicas, aunque en las nuevas condiciones del
siglo XXI. Sin embargo, aunque ha habido cambios trascendentales, los
actuales debates estratégicos no están de ninguna manera desvinculados de los que tuvieron lugar hace 33 años. Dialécticamente,
ellos se recrean, aunque en contextos diferentes. Con esta
reedición queremos ayudar a romper esos interesados “olvidos”. (Socialismo
o Barbarie)
Introducción
de la primera edición de 1973
A
partir de octubre de 1972, en el famoso paro de los patrones, los
muros y paredes de Santiago aparecieron cubiertos con una nueva
consigna: “Yakarta viene” . La derecha lanzaba su
primera gran ofensiva y frente a la transición pacífica al
socialismo –propuesta por el Partido Comunista– respondía con la
violencia reaccionaria y la promesa de un baño de sangre.
Once
meses después, la promesa se cumplía. Millares de activistas
obreros, estudiantes y pobladores eran asesinados en las fábricas, en
las calles, en los cuarteles y en los estadios. Las organizaciones
sindicales y políticas de la clase obrera (como la CUT y los Cordones
Industriales) fueron barridos por el fuego de los tanques y las bombas
de los aviones.
En
pocos días, la experiencia dorada de la "vía chilena al
socialismo" llevaba a una tragedia histórica, proporcionalmente
tan violenta como el golpe que derrumbó a Sukarno, en Indonesia.
Frente
a hechos como éste, que afectan a todo el movimiento revolucionario
latinoamericano y mundial, hay que preguntarse: ¿a qué se debe esta
tragedia? ¿Cuál fue la política de la Unidad Popular? ¿Qué faltó
en Chile para que la revolución socialista triunfara?
Para
responder a estas preguntas. de la forma más objetiva, escogemos como
método basar nuestro artículo en las citas de los mismos dirigentes
políticos de la Unidad Popular. De esta manera, los compañeros tendrán
documentados los principales ejes políticos de la izquierda chilena.
La
política del reformismo
El
4 de marzo de 1973 la Unidad Popular logró una victoria electoral
(43% de los votos), que demostraba el apoyo de la clase obrera al
Gobierno de Salvador Allende y a sus dos principales partidos políticos,
el PC y el PS. Pero, en lugar de instrumentar la victoria electoral
haciendo retroceder a la derecha, que ya había concretado un intento
de golpe en octubre de 1972, los partidos de la Unidad Popular
mantienen su política reformista de hacer la revolución por la vía
pacífica. Así es que, días después del 4 de marzo, Luis Corvalán,
secretario general del Partido Comunista, declaró en entrevista a la
revista Chile Hoy, número 43:
“No
hemos señalado dos obligaciones (de los comunistas después de las
elecciones) sino tres; la tercera es asegurar llegar a las elecciones
del 76 y asegurar el triunfo de un nuevo gobierno popular y
revolucionario que continúe la obra que le ha correspondido iniciar
al compañero Allende. Estas tres obligaciones están íntimamente
unidas y en el fondo trazan una perspectiva revolucionaria que no hace
sino reafirmar la conocida orientación del Partido Comunista en el
sentido de considerar que es posible, en las condiciones concretas de
nuestro país, realizar la revolución antiimperialista y antioligárquica
y construir el socialismo sin necesidad de un enfrentamiento armado.
“Pero así como hasta hoy hemos logrado atar las manos de quienes han
buscado este tipo de enfrentamiento, creemos posible en el futuro
aislar y derrotar a esos sectores y, por lo tanto, sostener al
Gobierno, profundizar simultáneamente el proceso revolucionario y,
sobre esta base, ganar a la mayoría del país logrando así la
generación, en la elección de 1976, de un nuevo gobierno
revolucionario. Se trata de una perspectiva audaz que dará origen
posiblemente, a opiniones en contrario...
“Al trazar esta perspectiva nos basamos, desde luego, en las tendencias
que marcan los resultados de las recientes elecciones, Hemos hecho un
estudio de los resultados electorales en 52 comunas de muy variadas
características, lo que hace posible afirmar que son representativas
del conjunto del electorado.
“Pues
bien, en las mesas antiguas que corresponden a esas comunas, la
oposición obtuvo el 58,3% de la votación y en las mesas nuevas sacó
el 48,7%. En cambio la Unidad Popular sacó en las mesas antiguas el
40% y en las nuevas el 49,7%. En las elecciones de 1976 podrán
inscribirse y sufragar alrededor de 800 mil nuevos electores,
muchachos que hoy tienen entre 15 y 18 años.
“Y
si esta tendencia se mantiene, como es previsible, quiere decir que la
UP
podrá lograr un aumento importante de su porcentaje mediante la
votación de sus nuevos electores.
“Tenemos
en cuenta también los resultados de las mesas de mujeres.
La
primera vez que votaron en Chile las mujeres, la izquierda logró 13
ó 15 votos femeninos de cada 100. En las elecciones presidenciales
obtuvo 30 ó 31 de cada 100. Y ahora
logró 39 votos de cada 100. Creo
que los comentarios huelgan.
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Palabras para nunca olvidar
Discurso del presidente Salvador Allende del 16 de junio
de 1971:
“Las Fuerzas Armadas de Chile son el pueblo con
uniforme al margen de las contingencias políticas
subalternas. No hay un hombre de las Fuerzas Armadas y
Carabineros vinculado al latifundio, al monopolio, a las
empresas mineras o a los bancos; son gentes modestas que viven
de su trabajo y que además, muchas veces reciben menos
remuneraciones que en muchas de las actividades particulares o
públicas. Son gentes que a veces tienen la frustración de no
contar con los elementos técnicos necesarios para el
cumplimiento de sus obligaciones, pero poseen un sentido
superior de la tradición y de la historia de Chile, que son
orgullo de lo que fueron ayer, de lo que representan hoy y
representarán mañana. Son las Fuerzas Armadas vinculadas al
proceso del desarrollo económico con el impulso respetable
del Gobierno del Pueblo.”. (En Allende, su pensamiento
político, recopilación de Ed. Granica, Bs. As., 1973, pág. 154)
De Luis
Corvalán, secretario general del Partido
Comunista:
“Estoy seguro de que las Fuerzas Armadas, formando o no
parte del gobierno, seguirán manteniendo su defensa, y
respeto del Gobierno legítimamente constituido y, por lo
tanto, sacan mal las cuentas aquellos que piensan que la
salida de los militares del Gabinete les deja las puertas
abiertas para lanzar, cuando les venga en gana, un movimiento
sedicioso como el de octubre. Si tal cosa ocurriera, se
encontrarán con una respuesta más enérgica de los
trabajadores y el pueblo, y con la adhesión de las FFAA al
gobierno del país...” (Chile Hoy, 6 de abril de
1973).
De Armando Cruces, presidente del Cordón Vicuña
Mackenna:
“Para los dirigentes del Cordón y para todos los
trabajadores, este gabinete (de Allende con los militares) fue
mirado como una traición a la clase obrera... Los militares
en el Gobierno, igual que en octubre, son una garantía para
los patrones... y no para la clase obrera... Por eso vemos
esto como bastante peligroso, porque creemos que los
allanamientos van a continuar y creemos que vamos a caer
muchos trabajadores, todos los que estamos luchando en este
momento por el poder popular..." (Entrevista en Avanzada
Socialista Nº 62, 16 de agosto de 1973)
|
“Al mismo tiempo los resultados
electorales marcan un apoyo creciente de la clase obrera y de los
campesinos a la UP, lo que es muy comprensible ya que se trata de las
fuerzas sociales que más ganan con la transformación revolucionaria
de la sociedad, que constituyen el principal sostén del gobierno y
que están llamadas a continuar siendo su principal base de masas.”
Con
esta política electoralista, los partidos de la UP –acaudillados
por el PC– se lanzan al diálogo con la Democracia Cristiana. Luis
Maira, diputado y dirigente nacional de la Izquierda Cristiana,
explica por qué y cómo se hará para lograr una "ancha mayoría
para respaldar el proceso de cambios" (Chile Hoy, Nº 40):
“...Pero
junto a la opinión de Leighton [dirigente democristiano] ya se
perfila otra entre las tendencias no derechistas del PDC [Partido Demócrata
Cristiano].y ella sostiene que al igual que después de las elecciones
presidenciales existen condiciones objetivas favorables para buscar la
integración de la Democracia Cristiana a responsabilidades de
Gobierno. Una buena ayuda para alcanzar esta posibilidad la constituye
la presencia de las Fuerzas Armadas en el Gabinete de Salvador
Allende, lo que entrega una base nacional que puede servir de puente
para una colaboración política más amplia. De ser esto posible se
abrirían perspectivas «históricas» puesto que, conforme al
criterio de los que sostienen esta posición, sería posible integrar
a la base de respaldo de los partidos de la Unidad Popular prácticamente
a toda la base de la Democracia Cristiana, con lo cual se conseguiría
una «ancha mayoría» para respaldar el proceso de cambios iniciados
y asegurar sus indispensables correcciones...”
Si
el “diálogo” es el eje político de la estrategia reformista para
la “transición pacífica”, su cara económica será el aumento de
la producción:
“El
objetivo principal de la revolución no es la conquista del poder en sí,
sino el cambio de la sociedad, la creación de un nuevo orden económico,
político, social y una nueva cultura. Y por cierto que hablando sólo
del aspecto económico, no basta con cambiar las estructuras en este
orden de cosas. Se hace indispensable demostrar, por ejemplo, que las
fábricas de propiedad social y la tierra en manos de los campesinos
pueden producir más y mejor ahora que antes. De otro lado, no podemos
negar la gravedad de las dificultades económicas y financieras que
vive el país y la obligación que tenemos de superarlas. Para
nosotros el aumento de la producción es la tarea de las tareas, tanto
desde el punto de vista político como desde el punto de vista
social.” (Luis Corvalán, secretario general del PC, revista Chile
Hoy, N° 43)
Mientras
el PC hacía la defensa de la transición pacífica al socialismo, en
base a los resultados electorales (y proponía además del diálogo
con la Democracia Cristiana y la devolución de determinadas empresas
tomadas por los trabajadores en octubre de 1972), el Partido
Socialista, a través de su secretario general Carlos Altamirano, se
lanzaba más a la izquierda, aunque sin romper con toda la estrategia
delineada por el PC.
Altamirano
acostumbraba a hablar de la necesidad de desarrollar el “poder
popular”; de que había que expropiar a las empresas capitalistas y
de que la clase media debía ser ganada a través de una política
audaz. Pero de hecho, ni él, ni el Partido Socialista implementaron
esta política. Al contrario, el PC y el PS siempre llevaron una política
conjunta: la de frenar al proletariado, controlar sus movilizaciones y
encauzarlo en la vía legal y constitucional propuesta por Salvador
Allende, en sus discursos.Si el PC siempre dejó claro sus intenciones
y su programa, no pasaba lo mismo con el PS. Aunque su programa en el
fondo fuera idéntico (la vía parlamentaria, las reformas económicas
y el apoyo de los militares), tenía la necesidad de mezclarlo con un
lenguaje radicalizado. Y había un motivo para eso: por no dirigir un
partido monolítico como el PC, Altamirano se veía obligado a
radicalizar verbalmente sus posiciones, para evitar un
fraccionamiento. Pero el descontento se mantuvo hasta el final en
vastos sectores de las bases socialistas. En el lenguaje de la
juventud socialista el trabajo de Altamirano consistía en
“equilibrar a guatones y revolucionarios”.
La
clase obrera sabía hacer la diferencia entre las posibilidades que la
etapa de la UP les había abierto y el reformismo que les “trancaba
el paso”. Así, por ejemplo, en el primer año de gobierno, los
trabajadores ya se levantaban contra el reformismo del "compañero
presidente".
En
la Industria Textil Sumar Nylon, 38 obreros democristianos fueron
echados de la fábrica (por decisión unánime de la asamblea), por
sabotaje. Allende presionado por la DC –el gobierno hacía los
primeros intentos de diálogo–, dijo que los 38 obreros serían
reincorporados a Sumar. y los obreros de Sumar, respondieron a
Salvador Allende que “ningún diálogo echaría por tierra una
decisión tomada por ellos en asamblea”.
Para
Altamirano, entretanto, el gobierno era revolucionario. No “un
gobierno reformista más”. Dos posiciones distintas. La clase
obrera, sin una dirección independiente y sin un partido
revolucionario, no aceptaba sin embargo las maniobras de la “muñeca
de oro”
de Allende y de la UP.
En
lugar de apoyarse en los sectores avanzados de la clase obrera y
denunciar el reformismo de la UP, Altamirano, con un palabrerío
falsamente revolucionario, frenaba al movimiento de masas diluyendo
las medidas concretas de la UP (las que favorecían a la burguesía y
debilitaban al movimiento obrero) en lo abstracto de las frases
huecas. Así la consigna electoral de Altamirano, para las elecciones
de marzo fue: “Altamirano, decisión revolucionaria”. Pero había
que preguntarse: ¿cuáles eran las medidas, cuál era el programa político
que levantaba para garantizar esta “decisión revolucionaria”?
Ninguno. Para Altamirano no era necesario programa, pues ya estaba el
“Programa de la UP”, que era el mismo del PC: un programa democrático–burgués.
Los
cordones industriales
El
lenguaje falsamente revolucionario de Carlos Altamirano no iba más
allá. Íntimamente ligado al PC, el PS claudicaba a cada momento y no
reflejaba (a no ser en los discursos) los sentimientos de los obreros
chilenos Así es que de hecho el PS no va a defender el desarrollo de
los Cordones Industriales, ni lanzarse contra el diálogo con la
burguesía. Y esto lo explicaba muy bien –pocos días antes del
golpe del 11 de septiembre– el compañero Armando Cruces, militante
del PS y presidente del Cordón Industrial Vicuña Makenna:
"En
Chile, en este momento, nos está ocurriendo lo mismo. El compañero
Allende, Presidente de la República, reformista, militante de mi
Partido Socialista, el cual trama con el enemigo a cada momento. Hay
vacilaciones. Además, el Partido Comunista de Chile se ha demostrado
por entero en meter la "paz social" en Chile, y en esto ha
arrastrado al propio Presidente de la República.
“Hay
situaciones difíciles, donde los militares diariamente allanan
empresas, Cordones Industriales y poblaciones, donde hay
enfrentamientos con carabineros. ¡Y los trabajadores en Chile estamos
en estos momentos tevolucionados! Tenemos cientos de empresas en poder
de nosotros, administradas por los trabajadores, dirigidas por
nosotros, con participación. Creemos que durante los 150 años de la
independencia de Chile, nunca se había visto esto. Pero esto ocurrió
con el gobierno del compañero Allende.
“Pero
desgraciadamente hoy en día, cuando ya la clase obrera –en su
conciencia– ha avanzado mucho, se la quiere frenar. Se la quiere
llevar a un terreno reformista, y en que aquello que nosotros hemos
logrado con tanto sacrificio, derramando propia sangre de nosotros,
pretenden que esto se devuelva.
“Las
movilizaciones que en Chile hacen los Cordones Industriales, son
fuertes. En Vicuña Mackenna movilizamos 5.000 a 7.000 trabajadores en
cada movilización y caen tres o cuatro muertos. Porque la fuerza en
estos momentos está en los Cordones Industriales y no en la CUT. La
Central Única de los Trabajadores de Chile ha dejado de ser un
baluarte, y por eso han nacido estos gérmenes de poder popular que
son los Cordones Industriales, esencia de lo que piensan los
trabajadores.
“En
el Cordón Vicuña Mackenna –en el cual yo soy presidente– tenemos
350 empresas. Y cada movilización de nosotros nos cuesta una vida.
Una vida que también por personeros del gobierno es apagada o no se
le da importancia. Y por eso decimos: en este momento en Chile la
situación es crítica. En estos momentos hay una lucha contra el
fascismo, y también hay una lucha en contra del reformismo, que es
bastante peligroso. Y que esto ha sido en todos los países y que
también por las noticias que tenemos nosotros acá, en la Argentina
están sufriendo lo mismo. Entendemos que hay persecución hacia los
grupos de izquierda revolucionaria.
“También
en Chile la hay. Esta perseguido el MIR, los compañeros socialistas,
el compañero que le habla, y muchos otros partidos de izquierda que
se identifican con la clase. Por eso decimos, en estos momentos; los
Cordones Industriales en Chile están siendo la vanguardia del
proceso.” (Entrevista a Avanzada Socialista N° 72 –
16/8/73).
Esta
política catastrófica, explicada por el compañero Cruces, va a
permitir al imperialismo, a la burguesía y a la oligarquía
fortalecerse en su escalada golpista.
Para
favorecer el diálogo, con la DC, la Unidad Popular intenta frenar el
desarrollo de todos los órganos de poder dual. Es el caso de los
Cordones Industriales, que en el paro de octubre de 1972 cumplieron el
papel principal en la lucha política contra la burguesía, y que
comienzan a sufrir el ataque directo de los comunistas.
Los
Cordones Industriales fueron las organizaciones que se había dado la
clase obrera a partir de junio de 1972, y que reunía todas las fábricas
de un determinado sector, con sus direcciones elegidas por las bases.
Además incluían a las fábricas chicas que no estaban integradas a
la Central Única por no tener sindicato. Los delegados a los Cordones
no eran necesariamente los dirigentes sindicales burocratizados. No
tenían como eje las tareas económicas sino políticas, tales como
organizar la defensa del territorio, establecer qué industrias del
sector debían pasar al área social, y determinar los métodos de
lucha (tomas, movilizaciones, concentraciones, huelgas, etc.).
Pero
dejemos que el mismo compañero Cruces, presidente del principal Cordón
Industrial, nos explique su funcionamiento.
“La
organización de un Cordón Industrial, en realidad, cuesta mucho.
Porque hay que tomar en cuenta que manejar 350 empresas es una situación
muy difícil. Y que esto lo estamos manejando solamente trabajadores,
obreros, no dirigentes de la CUT. ¡Compañeros jóvenes! El compañero
que le habla tiene 26 años de edad, soy presidente del Sindicato
Industrial de Elecmetal y soy presidente del Cordón Vicuña Mackenna.
“Aquí
se puede ver claramente que el trabajo es bastante duro. Nosotros
tenemos que trabajar en la empresa como dirigentes y en el Cordón con
aquellas 350 empresas. Problemas todos los días, por culpa del
reformismo. Donde los compañeros se toman una empresa y el gobierno
ordena devolverla y los compañeros llegan a los dirigentes del Cordón.
“¿Y
qué hacemos nosotros? Como nosotros somos un germen de poder popular
y vamos a amparar a nuestros hermanos de clase, hacemos movilizaciones
en contra del gobierno, cuando el gobierno toma una posición
reformista, una posición de transar con el enemigo, una posición de
adorar a los militares.
“Nosotros
decimos: los Cordones Industriales tiene un trabajo muy fuerte. Se
necesita participación de los trabajadores, decisión. Y aquí en
Chile ha nacido de los Cordones Industriales... y en estos momentos,
en que se le han caído los pantalones al gobierno, nosotros a la
burguesía la hemos acorralado. Porque ya en las empresas no hay
fascistas, los hemos echado. Y están afuera, están acorralados en el
Barrio Alto de Santiago. Por eso decimos, es difícil la tarea del
Cordón, pero sí es bastante positiva. Se lo repito, estamos siendo
la vanguardia del proceso en estos momentos. Y de una u otra manera,
en el enfrentamiento que se ve venir, los Cordones Industriales, van a
continuar siendo la vanguardia y van a ser donde los trabajadores,
desesperados, se van a refugiar, y no en la Central Única de
Trabajadores que creo que está más o menos parecida a la CGT en la
Argentina.” (Avanzada Socialista, cit.)
Frente
a la posibilidad de desarrollo de este embrión de poder obrero, la
política del PC fue clara: castrarlo a través de su ligazón orgánica
con la burocracia de la CUT (controlada por el Partido Comunista):
“En
el caso particular de los Cordones Industriales, los concebimos como
integrantes de la CUT, como organizaciones base de la Central Única
de Trabajadores y no como organizaciones paralelas y divisionistas del
movimiento sindical" (Luis Corvalán, Chile Hoy, n° 43).
Pero,
¿qué era la CUT? ¿Había en este organismo la democracia obrera que
exigía la realidad? El dirigente comunista Galvarino Escorza,
Presidente del Sindicato Unico de Textil Progreso, explicaba así la
situación de la Central Unica de los Trabajadores: “Claro que es
verdad que la propia Central necesita una reestructuración, porque
está quedando un poco caduca, porque en los momentos en que estamos
viviendo ahora se necesita otra cosa. Porque, ¿cómo puede abarcar a
esa gran población que está surgiendo ahora?” (Chile Hoy, N°
61).
Era
a este organismo caduco, pero controlado por ellos los comunistas, que
Corvalán quería atar a los Cordones Industriales. Organismo que
hasta como central sindical se veía limitado, porque se ataba –a
través del Acuerdo CUT–Gobierno a los planes políticos y económicos
de la Unidad Popular, funcionando como sostén incondicional de ellos.
El
“dialogo” con la burguesía y sus partidos, las Fuerzas Armadas y
sus consecuencias
La
Unidad Popular y el Gobierno se lanzaron a desarrollar un diálogo sin
principios con la burguesía y a frenar los organismos de poder dual
que tomaron fuerza en octubre de 1972, como las Juntas de
Abastecimiento y Precios, por ejemplo (las JAP se lanzaron en octubre
al control de la distribución, abriendo comercios a través de la
acción de masas, atacando el acaparamiento y el mercado negro).
Para
no asustar a la burguesía, Allende combate públicamente esta actuación
de las JAPs y crea una Secretaría de Distribución, controlada por el
general Bachelet, que durante el último año no va a poder controlar
más que el 28% de la distribución nacional.
La
burguesía, frente a estas vacilaciones, ataca en el campo político–parlamentario,
con el proyecto Hamilton–Fuentealba sobre las tres áreas de la
economía, y con el proyecto Rafael Moreno sobre la reforma agraria
(imposibilidad de expropiar los predios menores de 40 hectáreas y
expropiación en los que tuviesen entre 40 y 80 hectáreas, solamente
de la diferencia). Ataca también en el campo social, con la
movilización de los gremios controlados por la Democracia Cristiana
(la huelga de la mina El Teniente, por ejemplo).
“La
UP no se dio una política de total expropiación de la oligarquía y
de grandes monopolios, como de los sectores mayoristas de la
distribución, por ejemplo. Sin esto era imposible impedir el mercado
negro y el caos económico, ya que dejaba en manos de la subversión
palancas fundamentales de la economía”, decía Avanzada
Socialista, en su Nº 80.
Así
es que la derecha veta un proyecto de ley que sanciona los delitos
económicos incluso con prisión. Con la clase obrera paralizada por
la acción reformista, la clase media va jugar un papel de gran
importancia en la quiebra de la institucionalidad:
“La
clase media funciona en Chile como vaso comunicante en relación a las
Fuerzas Armadas porque grandes sectores de esa institución, tanto en
la oficialidad como en la suboficialidad , provienen de la pequeña
burguesía. Así que durante los tres años de gobierno de la UP, la
clase media estuvo bajo la mira del imperialismo, de la oligarquía y
de los monopolios, que actuaron a través del caos económico y social
(bloqueo económico, mercado negro, desabastecimiento y atentados)
para volcarla a la sedición y a la quiebra del orden constitucional
y, a través de ella, empujar a las Fuerzas Armadas al golpe. Frente a
esto, que hace la Unidad Popular? Cede.” (Avanzada Socialista,
N° 80).
Dentro
de este cuadro, estallan las contradicciones en las Fuerzas Armadas,
llegando un sector a intentar un golpe de estado. Es el "tancazo"
del 29 de junio de 1973, que fracasa.
El
mismo día Allende, frente a la amenaza de la derecha, vuelve a
apoyarse en las Fuerzas Armadas, como ya lo había hecho en octubre, y
secundariamente se apoya en el movimiento obrero:
"Y
desde allí llamé al pueblo dos veces por radio. Primero, para señalarles
que tuvieran confianza en las Fuerzas Armadas, Carabineros e
Investigaciones, y segundo para decirles que ocuparan las empresas,
las industrias, que estuvieran en los centros de trabajo; que los
dirigentes y los militantes partidarios en sus centros, en sus casas
políticas, y que además el pueblo se agrupara en cuatro o cinco
sectores que señalé, para que estuvieran prestos y por si acaso
necesitábamos su presencia para combatir junto a los soldados de
Chile.” (Discurso de Allende el día del “tancazo”).
Pero
para Allende, ¿quiénes eran los "soldados de Chile", en
los cuales tenía tanta confianza que los trabajadores sólo debían
limitarse a concentrarse y esperar su actuación? En el mismo discurso
da nombres y apellidos:
“Mientras
sucedían estos hechos –repito– el Comandante en Jefe del
Ejercito, junto con los generales Pinochet, Pickering, Urbina y Sepúlveda,
trazó el plan para reprimir a los subversivos.” (Salvador Allende
hablando al pueblo desde La Moneda, después de controlado el intento
de golpe del 29 de junio. Citado en El Tancazo, doc. especial de
Quimantú 1973).
Es
interesante ver cómo de los cuatro militares nombrados, dos
participaron activamente del golpe del 11 de septiembre que vino por
fin a derrumbar a Allende. Pinochet hoy día es Presidente de la Junta
Militar y Urbina, Comandante en Jefe del Ejército. Los otros dos –Pickering
y Sepulveda Squella – tomaron la misma actitud de Prats:
renunciaron, dejando el camino abierto al golpismo.
Aunque
fracasado, el "tancazo" vino a estremecer todavía más el
ya inestable equilibrio de Salvador Allende. Esta situación llevó a
la Unidad Popular a lanzarse, ahora más que nunca, a un intento de diálogo
con la burguesía a través de la DC.
Pero
una vez más la derecha se aprovechó del hecho y atacó a todos los
niveles. Mientras tanto, la DC exigía, para dialogar, que asumiera un
gabinete militar completo. Pero desde mucho antes la política de la
UP era apoyarse en los militares y Corvalán, ya en abril, era
portavoz de esta posición:
“Estoy
seguro de que las Fuerzas Armadas, formando o no parte del gobierno,
seguirán manteniendo su defensa y respeto del Gobierno legítimamente
constituido y, por lo tanto, sacan mal las cuentas aquellos que
piensan que la salida de los militares del Gabinete les deja las
puertas abiertas para lanzar, cuando se les venga en gana, un
movimiento sedicioso como el de octubre. Si tal cosa ocurriera, se
encontrarán de nuevo con una respuesta más enérgica de los
trabajadores y el pueblo, y con la adhesión de las FFAA al gobierno
del país.” (Chile Hoy, 6 de abril de 1973).
Tampoco
el MIR tenía una política clara frente a los militares. En noviembre
de 1972 –después de la huelga de los dueños de camiones y luego de
haber asumido el primer gabinete militar– uno de los principales
dirigentes del MIR y del FTR, Manuel Cabieses Donoso, escribía lo
siguiente en la revista Punto Final (órgano oficioso del MIR):
“Las
Fuerzas Armadas tienen un papel verdaderamente patriótico y democrático
que jugar junto al pueblo, apoyando a los trabajadores en su lucha
contra la explotación de la burguesía...”
“En
la construcción de un nuevo estado, de una nueva sociedad, las FFAA
pueden, en verdad, jugar un gran papel, protegiendo a los trabajadores
y la seguridad del país. Si así ocurriera –y es lo que la clase
trabajadora espera al ver a las FFAA formando parte del Gobierno– se
daría la posibilidad de superar una sociedad gastada e injusta como
la actual, manteniendo a raya a los enemigos del pueblo. Solamente los
hechos podrán confirmar o descartar esa posibilidad.”
Después
del "tancazo", la UP capitulaba una vez más y subía el
segundo gabinete con participación de los militares. Al investir este
nuevo gabinete –en un momento de crisis total del gobierno de la UP
y del mismo régimen capitalista en Chile– Allende declaraba:
“Llamo
a este gabinete el Gabinete de Seguridad Nacional. Tiene por tarea
defender a Chile, impedir que se separe al pueblo del Gobierno y al
pueblo de las Fuerzas Armadas... Este gabinete tiene que imponer el
orden político". (El Siglo, 12 de agosto de 1973).
A
fines de junio y durante los 14 días de duración del “Gabinete de
Seguridad Nacional”, la agudización de la lucha de clases en el
conjunto de la sociedad chilena determina que ella penetre también en
las Fuerzas Armadas. Como se explicaba en Avanzada Socialista N°
80:
“Esto
va a ser aprovechado por la derecha y el imperialismo y facilitado por
el carácter burgués de esas instituciones. Algunos ejemplos lo
demuestran claramente: la Democracia Cristiana movilizaba a sus bases
por aumentos de sueldos para Carabineros. El Partido Nacional y Patria
y Libertad [organizaciones de extrema derecha] organizaban fiestas
semanales para los conscriptos del Blindado 2.
“La
izquierda no actuó de la misma forma, dejó el terreno libre a la
derecha. No sólo no elaboró una política de ganar y organizar
contra el golpe a soldados, suboficiales y oficiales como tampoco apoyó
a los movimientos espontáneos surgidos en las FFAA en defensa de la
legalidad constitucional.
“La
organización de los marinos en Valparaíso y Talcahuano... es el gran
ejemplo del trabajo que la UP tuvo la oportunidad de desarrollar y no
hizo. Los partidos políticos tenían conocimiento de las
reivindicaciones de los marinos y soldados (abastecimiento directo,
mejora en la alimentación, aumentos de sueldos, horarios de trabajo y
fin de los castigos corporales). Esas reivindicaciones eran públicas.
Incluso, cuando el general Prats era ministro de Defensa, la
suboficialidad mantuvo reuniones con él, exigiendo que el gobierno
tomara una posición frente a sus reivindicaciones. Ni el gobierno, ni
la UP, ni la CUT hicieron algo frente a esto.
“En
Valparaíso y Talcahuano –de acuerdo a los informes verbales
divulgados por las regionales Centro y Cordillera del Partido
Socialista– los marinos e infantes estaban luchando por otras dos
reivindicaciones: derecho de reunión y de organización.
“En
julio los marineros de Valparaíso y Talcahuano detectaron la
existencia de un golpe que debía estallar el 6 de agosto. Algunas
semanas después, las dos regionales socialistas mencionadas arriba,
explicaban a sus dirigentes que los marinos habían entrado en
contacto con los secretarios generales del PS, MAPU y MIR para
denunciar el golpe y para saber qué hacer. Los marinos recibieron la
orden de resistir, mientras los partidos cumplirían una doble tarea:
denunciar públicamente al golpe y movilizar a las masas en defensa de
los marinos y de la vigencia del orden constitucional.
“Los
infantes y marinos cumplieron su parte en el acuerdo y pararon el
golpe. ¿Y qué hizo la Unidad Popular? Nada. El PS, el MAPU y el MIR
no hicieron en el momento acordado, la denuncia pública, ni
movilizaron a la clase obrera a favor de los marinos. El grupo de
oficiales golpistas (que ya abiertamente no acataban las órdenes del
almirante Montero, comandante en jefe de la Armada, legalista) habían
sido tomados con las manos en la masa. Era la oportunidad magnífica
para descabezarlos. Pero ni el Gobierno, ni la UP, ni la CUT actuaron
en ese sentido. En consecuencia los oficiales golpistas se
reacomodaron, los marineros antigolpistas quedaron aislados y fueron
violentamente reprimidos y torturados.
“Se
tuvo luego conocimiento público de las torturas en la Armada y el
resto de los marineros, en apoyo a sus compañeros detenidos,
realizaron un día de huelga de hambre y no comparecieron a .cobrar el
sueldo. Mientras tanto la UP y la CUT seguían callando y no
movilizaban a los trabajadores.
“A
la Unidad Popular no le interesaba agitar el asunto porque se había
lanzado al diálogo con la Democracia Cristiana y como resultado del
diálogo, Allende investía un nuevo gabinete con militares.” (Avanzada
Socialista N° 80).
Sobre
este gabinete, socialistas y comunistas tuvieron una posición unánime:
“Junto
con no ocultar la dificultad de la tarea, socialistas y comunistas y
la Unidad Popular toda, expresamos nuestra confianza en que la
conjunción de la fuerza irresistible del pueblo, de su unidad de
objetivos y el cumplimiento de sus deberes constitucionales por las
Fuerzas Armadas y Carabineros, desalentarán al golpismo derechista e
impondrán un clima de autoridad y respeto que permita el desarrollo
de las fuerzas creadora y productiva de los trabajadores. Pueblo,
Fuerzas Armadas y Carabineros tienen la obligación como lo dijera el
Presidente Allende en la Jura del Gabinete, de «luchar contra la
subversión». Esto significa «terminar con el paro fascista de los
transportistas», «luchar contra el agio y la especulación», «tomar
las medidas que permitan una distribución justa y democrática».
“Se
hace indispensable obtener la modificación de la ley de control de
armas, para evitar la repetición de los trágicos errores cometidos y
permitir sancionar en cambio la gigantesca conspiración que el
imperialismo y la derecha han montado contra Chile. Debe emplazarse el
Congreso a entregar las herramientas que permitan castigar
ejemplarmente el delito económico.
“Los
reaccionarios se muestran indignados por la participación de las
Fuerzas Armadas en el Gobierno del Presidente Allende, y han sostenido
la impostura de que la Unidad Popular pretendería aprovechar de su
fuerza con torcidos fines. Por otra parte algunos sectores de la DC
insinúan que deben participar como una especie de ente
despersonalizado. Para nosotros está claro que no ofenderíamos jamás
a las Fuerzas Armadas con una participación mezquina e interesada,
marginal del proceso que vive nuestra Patria. Ellas no pueden estar
ajenas a las inquietudes que vive el pueblo del que forman parte. Más
que sus armas, vale su sentido patriótico, su organización, su
integración real o la decisión de avanzar por el camino de la
independencia y la dignidad. Esto ha sido nuestra política
invariable, expresada desde los inicios mismos de este Gobierno, al
incorporarlas a las tareas de la liberación y del desarrollo,
conceptos inseparables de la seguridad nacional.” (Declaración
conjunta de los partidos Comunista y Socialista sobre el Nuevo
Gabinete, El Siglo, 12 de agosto de 1973)
¡Esta
declaración era hecha una semana después del intento de golpe en la
Armada, y cuando ya habían sido detenidos y estaban siendo
brutalmente torturados los marinos! Pero sobre ellos la declaración
no decía nada, al contrario, embellecía y llamaba a depositar
confianza en los torturadores.
Al
día siguiente Víctor Días, subsecretario general del PC, elogiaba a
la declaración conjunta y a los militares de esta manera:
“En
tal razón, esta declaración conjunta consideramos que tiene el valor
de confirmar todas las conquistas del Gobierno Popular alcanzadas
hasta ahora y de asegurar que el proceso revolucionario pueda avanzar
con pasos seguros poniendo término a las confusiones que puedan
surgir en momentos determinados del proceso en el seno de la clase.
Por lo tanto, la constitución del Gabinete de Seguridad Nacional, en
el que junto a partidos de la Unidad Popular han pasado a tomar
responsabilidades directas en el Gobierno, que preside el compañero
Salvador Allende, los tres Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas
y el Director General del Cuerpo de Carabineros, es para asegurar la
constitucionalidad, para decirle a todo el país que ha llegado la
hora de normalizar la situación sediciosa en que están colocados los
dirigentes de los camioneros, que encabeza el señor Vilarín.” (El
Siglo, 13 de agosto de 1973)
La
realidad era completamente distinta a la que describía este dirigente
del PC. “La experiencia de los suboficiales, soldados, infantes y
marinos fue trágica. No consiguieron ninguna de sus reivindicaciones
(ni los partidos de la UP lucharon por ellas). Frenaron el golpe, pero
no tuvieron el apoyo de los partidos, ni de la CUT, siendo
violentamente reprimidos.” (Avanzada Socialista N° 80).
Mientras
en la Marina, en los días previos al golpe, los suboficiales
“legalistas” eran juzgados por Tribunales Militares sin que el
gobierno, el PS y el PC los defendieran, en las fábricas las botas se
hacían presentes bajo la disculpa de la “ley de control de armas y
explosivos”. Allanaban las fábricas para de buscar armamento que
pudiesen usar los trabajadores frente a un golpe.
Frente
a esta agresión abierta del golpismo, la UP evitaba el choque político
y sin movilizar a la CUT, ni a los obreros, tergiversaba el problema.
Así explicaban los comunistas el allanamiento de Lanera Austral días
antes del golpe, donde murió el obrero Manuel González, alcanzado
por una ráfaga de metralleta:
“Esta
acción de la FACH [Fuerza Aérea Chilena] obedece a las
irresponsables denuncias que elementos derechistas formulan a las FFAA.
para que procedan a aplicar la Ley de Control de Armas, en un intento
por contraponer a las FFAA con los trabajadores.
“Bajo
el pretexto de que se aplique la Ley sobre Control de Armas, denuncias
infundadas han conseguido distraer a las Fuerzas Armadas en
allanamientos y registros de industrias, escuelas, hospitales, locales
sindicales y sedes de partidos políticos populares.
“A
esto conducen las denuncias irresponsables: con ello distraen a las
Fuerzas Armadas y de Orden de sus patrióticas funciones de resguardo
y protección de las riquezas nacionales y de los trabajadores que las
producen, para mantenerlas efectuando diligencias originadas en la
irresponsabilidad y el engaño.” (El Siglo, 6 de agosto de 1973)
Cuando
ya se veía claramente el golpe en preparación, tanto la UP como el
MIR se negaban –en la práctica– a lanzar la consigna del frente
único contra el golpe, basado en los únicos organismos que la clase
se había dado: los Cordones Industriales.
Los
partidos de la UP estaban volcados al diálogo con la DC y al intento
de ganar a los miiitares. El MIR, por su parte, intentaba crear su
"organismo de masas" –los Comandos Comunales –, que se
basaban en las poblaciones de las
callampas
[villas miseria, chabolas], en gran parte marginales, y en sectores
pequeñoburgueses (estudiantes, pequeños comerciantes, etc.). O sea,
que para el MIR el centro del poder dual no eran las organizaciones
existentes y reales del proletariado, sino “sus” Comandos
Comunales. El MIR en sus documentos va a plantear la disolución de
los Cordones Industriales en los Comandos Comunales, que además de
hecho nunca llegaron a existir en la realidad.
Así,
en relación a los Cordones Industriales, eje y embrión del poder
obrero chileno, tanto comunistas como miristas tenían la misma posición,
cada cual por su motivo, claro está. Pero lo cierto es que los dos
declaraban que los Cordones Industriales debían tornarse organismos
de base de la CUT y por esto, se oponían a la constitución de una
Coordinadora de Cordones que los centralizara y unificara.
En
una entrevista (Chile Hoy N° 61), el dirigente comunista
Galvarino Escorza hace elogios al MIR, por tener la misma posición
que el PC, en relación a los cordones:
“–
¿Cuál debe ser la relación cordones–CUT? (Pregunta Chile
Hoy).
“–Pienso
yo que tiene que ser muy estrecha: deben ser dirigidos por la CUT y
orientados también por la Central. Pero eso sí: tendrán que darse
en algunas oportunidades su propia organización, en eso estamos de
acuerdo. Claro que es verdad que la propia Central necesita una
reestructuración, porque está quedando un poco caduca...
“–Si
ustedes estuvieran integrados al Cordón Vicuña Mackenna, estarían
también dentro de la Coordinadora de Cordones que se creó hace
algunas semanas. ¿No es cierto?
“–Mira,
en esa última asamblea de la que te hablo, donde estaba el único
cordón, el cordón unificado que dirige el compañero Cruces, lo
planteó muy fuerte el compañero Aguiló, del MIR, y dijo que jamás
se podía pretender tener esa Coordinadora, porque eso sí que
significa un paralelismo a la CUT. Y en eso estamos totalmente de
acuerdo; incluso le dije al compañero Aguiló, cuando terminó la
asamblea: ¡compañero: mire, usted me ha robado todas las palabras,
casi ni hubo necesidad de que interviniera yo!... Digo que no puede
haber una Coordinadora de Cordones, porque es paralelismo. Lo que no
significa que los cordones se den sus tareas concretas y propias.”
El
compañero Galvarino Escorza, lamentablemente, como el resto del
stalinismo, no aclaraba cuáles eran estas “tareas concretas y
propias” de los Cordones Industriales.
Lo
que no se hizo
La
carta de un compañero socialista chileno enviada después del golpe
(publicada en Avanzada Socialista N° 80) muestra hasta qué
punto el reformismo y la ultraizquierda (el MIR y sectores del Partido
Socialista) fueron incapaces de elaborar un programa revolucionario
para la clase obrera. Y cómo, al no organizar los sectores
antigolpistas en las FFAA, permitieron que el plato de la balanza se
volcara en definitiva para el lado de la reacción.
"La
UP –dice esta carta– llegó a movilizar hasta un millón de
personas en los actos y manifestaciones que hacía en Santiago. En su
gran mayoría eran obreros, estudiantes, empleados y campesinos pobres
de las comunas cercanas.
“¿Cuántos
de estos compañeros y compañeras no tendrían un pololo
un hermano u algún otro pariente que fuera soldado, suboficial y
hasta oficial? ¿Cuántos de estos no tenían a un carabinero como
vecino que vivía en la misma población tan pobre como ellos? ¿Las
cosas no hubieran sido distintas si los partidos, la CUT y los
Cordones se hubieran unido para dar algunas tareas muy sencillas a ese
millón de compañeros? Por ejemplo, ligarse al pariente o vecino,
soldado o suboficial, para ganado políticamente contra el golpe y
organizarlos en defensa de la legalidad contra cualquier intento
golpista.
“El
momiaje mandaba sus lolitas a rondar los regimientos, atrayendo a los
pelados, suboficiales y oficiales a fiestas en el Barrio Alto. Allí
eran trabajados políticamente y organizados al servicio del golpe por
Patria y Libertad.
“¿Por
qué la CUT, los Cordones y las organizaciones de izquierda no podían
hacer algo parecido? ¿No lo hicieron, por ejemplo, y con gran
resultado, los bolcheviques en la Revolución Rusa? ¿La CUT y los
Cordones no hubieran debido hacer de cada población obrera un lugar
de fiesta y confraternización con soldados y suboficiales, muchos de
los cuales sufren por no estar con sus familias? ¿No habría que
haber tenido mano firme para abrir el muro que separaba al obrero del
soldado?
“La
Democracia Cristiana movilizaba a las mujeres de los carabineros por
aumentos de sueldo. ¿Qué hacía la CUT frente a este problema? Nada.
“¿Qué
programa reivindicativo de reajustes, mejor trato, derechos civiles, y
políticos, posibilidad de escalar todos los grados tenían la CUT y
la UP para soldados. suboficiales y oficiales; cómo lo agitó y se
movilizó por ese programa? No se levantó ninguna reivindicación, ni
se hizo nada.
“Con
medidas como éstas –facilitadas por tener la UP el Ejecutivo y
combinadas con una presión firme .y organizada de millones de compañeros,
se hubiera podido contrarrestar –en gran parte– la escalada
sediciosa. Porque se hablaba de "unidad indestructible de
obreros, campesinos y soldados", pero eso era falso, porque nada
se hacía para forjar esa unidad en la práctica, confraternizando,
tomando sus problemas reivindicativos y –ya en un nivel superior–
organizándolos para impedir la quiebra del orden constitucional, apoyándolos
para que formaran –por ejemplo– comités contra la sedición con
delegados en los Cordones, etc.
“La
publicitada «unidad entre el pueblo y las FFAA» se reducía a los
acuerdos que por arriba hacía el compañero presidente con el General
Prats. Mientras tanto –durante tres años– el momiaje tuvo mano
libre para ganarse a las FFAA y Carabineros y organizarlos para el
golpe.
“Así
esos acuerdos no sirvieron para nada, porque el puñado de oficiales y
generales antigolpistas quedó en el aire: una parte transó y se unió
al golpe y otra cayó sin pena ni gloria, como Prats.
“Cuando
–como en Valparaíso y Talcahuano– espontáneamente un grupo de
militares se organiza contra el golpe, el gobierno, la UP y la CUT los
abandonan a su suerte.
“Después
de esa tragedia de Valparaíso, ¿con qué ganas un militar
antigolpista (fuera soldado o general) iba a arriesgar su cabeza en
defensa de un gobierno que permitía la represión de quienes lo
defendían a él y al orden institucional?
“Nada
firme se hizo para ganar a soldados, suboficiales y oficiales. Tampoco
en cuanto a organizar a los trabajadores para combatir el golpe. Y
ambos puntos están estrechamente unidos, porque para volcar al campo
popular a parte de las FFAA, había que demostrar a esos soldados,
suboficiales y oficiales que el pueblo estaba organizado y dispuesto
para combatir y vencer. Había que probar a la tropa que «cambiar de
hombro el fusil», pasarse al bando popular, no era un acto heroico
pero suicida (como el de los marinos de Valparaíso).
“¿Cómo
se preparó, entonces, a la clase obrera y el pueblo? Recordemos otra
vez al millón de compañeros que llenaba la Alameda en los actos de
la UP. En tres años de gobierno, ¿no hubiera sido posible organizar
al 20%, a 200.000, en Comités de Protección centralizados por un
Comando Único dependiente de un comité unificado de los Cordones y
los partidos de izquierda?
“La
CUT sólo daba la consigna de Comités de Protección y Vigilancia por
fábrica. Así funcionaban sin unidad de mando y ya vimos qué pasó.
Porque lo más doloroso, compañeros, es que no estábamos
completamente desarmados. ¿Pero que hacía el día del golpe el Comité
de Vigilancia de una industria –que en muchos lugares hasta contaba
con bazookas y ametralladoras punto 30– si no recibía órdenes ni
había plan alguno?
“¿Salíamos
de la fábrica para La Moneda, nos atrincherábamos en la empresa,
combatíamos en la calle? ¿Con quiénes, cómo, con qué plan?
“La
mañana del 11 de septiembre, la CUT nos dio por radio una sola «orden»:
permanecer en las industrias «alertas y vigilantes» a la espera de
«nuevas instrucciones»... que nunca llegaron. Silenciadas las radios
legales del MIR y la UP, nadie supo más nada de las direcciones de la
CUT y los partidos.
“Para
que los compañeros argentinos tengan clara la película de lo que pasó
en Chile, imagínense a la Revolución Rusa sin un Comité Ejecutivo
de los Soviets y sin un Comité Militar Revolucionario dependiente de
él y comandando a la Guardia Roja. En Chile tuvimos gérmenes de
soviets –los Cordones Industriales– y también gérmenes de
Guardia Roja –los Comités de Vigilancia, etc.– Pero el PC, la
derecha de mi partido [Socialista], la dirección de la CUT –y también
el MIR– se opusieron firmemente a unificar los Cordones en una sola
Coordinadora.
“Eso
era, para ellos, hacer «paralelismo a la CUT». Más en contra
estaban aun de que ese poder obrero y popular –como hubieran sido
los Cordones unificados y que también incluyeran delegados de las
poblaciones, campesinos y militares antigolpistas– organizara un
Comando Único de los Comités de Vigilancia.
“La
UP hacía esto porque siempre confió en los generales «profesionales»
y en un acuerdo negociado con la Democracia Cristiana. El MIR, porque
mantenía en el fondo de su política su vieja concepción guerrillera,
vanguardista y descolgada del movimiento de masas.
“Mucho
nos faltó en Chile. La carta ha sido larga, pero todas las cosas que
nos faltaron, se las puedo resumir ahora en una frase: nos faltó una
política revolucionaria y un partido revolucionario obrero que la
aplicara con audacia y a tiempo, como lo hizo en la Revolución Rusa
el Partido Bolchevique. Un partido y una política completamente
distintos del reformismo de la UP y de su complemento «guerrillero»,
el MIR.” (Avanzada Socialista, N° 80).
El
golpe (los últimos días de Allende)
El
golpe ya se veía varios días antes. El viernes, por ejemplo, hubo
por primera vez una resistencia de los trabajadores a los
allanamientos militares, en la fábrica Sumar–Nylon, cabeza del Cordón
San Joaquín.
Como
norma, antes de cualquier operativo para procurar armas o explosivos,
los militares debían presentar una "orden de allanamiento".
Pero como esta orden dada por el fiscal, circulaba tres o cuatro días
por muchas manos (incluso por las de los soldados y suboficiales), los
obreros siempre sabían cuáles fábricas iban a ser allanadas. Y lógicamente
retiraban de las fábricas todo el armamento que tenían.
Es
sabido que después del “tancazo” del 29 de junio hubo una carrera
armamentista. En las fábricas se fabricaban armas, bombas molotovs,
granadas, etc. Y también los partidos distribuyeron algunas armas
principalmente cortas, además de algunos fusiles.
Por
esta razón, cuando los militares de la FACH fueron a allanar Sumar
Nylon no llevaron ninguna orden. Tenían, sí, una orden para allanar
una población cercana. Invadieron la población con gran despliegue
de fuerzas: 300 hombres, tanquetas y helicópteros. Allanaron la casa
de una militante socialista e intentaron entrar a la fábrica. Pero
los trabajadores exigieron de los militares la orden de allanamiento
y, como no la tenían, alegaron que no la podían allanar (está claro
que había armas en Sumar Nylon). Así que cerraron las puertas de la
fábrica y empezaron a resistir. Al mismo tiempo tocaron la sirena,
como aviso a las fábricas y a las poblaciones del sector que la fábrica
estaba siendo allanada.
Entonces,
la gente de las poblaciones y de las fábricas salieron, cercando a
los militares. Los militares, hasta ese momento, disparaban sobre la fábrica.
Hirieron a dos obreros que resistían desde adentro, destruyeron
algunas partes de la planta, pero fueron obligados a retirarse. Y se
concentraron a ocho cuadras de distancia, esperando una oportunidad
para volver a atacar. Pero frente a Sumar Nylon ya había cerca de
cuatro mil trabajadores que pasaron ahí toda la noche. Frente a esto,
los militares no tuvieron otra alternativa que retirarse.
¿Cuál
fue la política de la UP frente a esta resistencia? Ningún partido
quiso reconocer públicamente que Sumar Nylon había resistido al
allanamiento. Y que ésta debería ser la posición de la clase
obrera. Los partidos de derecha decían que la FACH había entrado a
la fábrica, lo que era falso, pero tenía como finalidad desmoralizar
la resistencia obrera. Los partidos de la Unidad Popular decían que
los militares fueron a allanar una población y que hubo un
enfrentamiento a tiros, pero que no trataron de entrar a la fábrica...
lo que era una falsedad aun peor.
O
sea, la Unidad Popular mantuvo su política de apoyo a las FFAA, y por
esto se omitió informar a la c1ase obrera que los militares en Sumar
Nylon tuvieron que retirarse por la presión de las masas cuando
intentaban allanar la fábrica. Ese
mismo día ocurrieron tres allanamientos más, que siguieron el sábado
y el domingo.
El
lunes los mismos militares divulgaron el rumor que dos de las
principales fábricas del Cordón Vicuña Mackenna (Elecmetal y
Cristalerías Chile), serían allanadas. Esto hizo que los
trabajadores de estas industrias retirasen el material militar que allí
había. Y eso no pasó solamente con estas dos fábricas: por los
rumores de allanamiento s las principales fábricas procuraron
esconder las armas que tenían.
A
las tres de la mañana del martes 11 de septiembre, un grupo fascista
invadió la radio de la Universidad Técnica y la destruyó. A las
siete de la mañana, un grupo de militares invadió la radio Nacional
–que era del MIR– y también la destruyó. A las 7: 30 de la mañana
todas las radios decían que Allende llegaba al palacio La Moneda, con
dos tanquetas de Carabineros y cuatro autos del GAP (Grupo de Amigos
Personales).
En
esos momentos, algo "raro" pasaba en Valparaíso. Un sector
militar había tomado la ciudad y ya no había comunicación con el
resto del país. Allende habló por radio, informando que se comunicó
personalmente con el Comando en Jefe del Ejército de la Guarnición
Santiago, y también con el de la Fuerza Aérea, y que ellos le
garantizaron que todo estaba en orden y que en Santiago no pasaba
nada, que las fuerzas estaban acuarteladas esperando lo que pasaba en
Valparaiso, pero que eran leales al gobierno.
Allende
llamó a los trabajadores a que se dirigieran a sus fábricas,
permaneciendo “alertas y vigilantes” para cualquiera eventualidad.
Pero
en ningún momento dio tareas concretas, explicando qué significaba
lo de estar “alerta y vigilante”.
Un
cuarto de hora después que habló Allende, pasó un avión de la FACH
y bombardeó la torre de la radio del PS, pero los disparos no la
alcanzaron de primera intención. Entonces, la. gente de la radio pudo
alertar: “Un avión de la FACH trató de bombardear nuestra torre de
transmisión. Esto no es algo aislado en Valparaíso. Esto es un
golpe.” Pero el avión ya volvía a bombardear y la radio dejó de
transmitir.
Después
a las 10:30 de la mañana, Allende habló por segunda vez y dio cuenta
a los trabajadores que recibió un ultimátum para que renunciara.
Reafirmó que no iba a renunciar y lamentó que los militares hubiesen
traicionado su profesionalismo –la doctrina Schneider–, diciendo
que la historia los habría de juzgar. Pero no indica al movimiento
obrero cómo resistir. Únicamente dijo que los trabajadores debían
estar alertas en la defensa de sus conquistas. Luego se despidió. En
realidad, dio como victorioso al golpe.
Durante
toda la mañana del 11 de septiembre, ni el PS ni el PC dieron ninguna
instrucción a sus militantes o a los trabajadores. La instrucción de
los partidos era que se debía obedecer las ordenes de la CUT. Y la
orden de la CUT fue tomar
todas las fábricas, todos los locales de trabajo, todos los fundos y
permanecer “alerta esperando nuevas instrucciones”. Pero, como ya
dijimos, las nuevas instrucciones no llegaron nunca.
En
las semanas anteriores al 11 de septiembre ningún partido de la
Unidad Popular, ni el MIR, se prepararon para resistir el golpe
reaccionario de la derecha y el imperialismo. No fue organizado ningún
sistema de comunicación entre las fábricas, además de las radios y
de los partidos legales. Incluso, no tenían otra imprenta además de
las imprentas legales, que todos sabían donde estaban. Y las radios
legales no tenían ningún equipo de emergencia, clandestino. No había
ningún plan de resistencia, ni comando centralizado. La única
instrucción que tuvieron fue de quedarse en sus fábricas: y los
militares fueron fábrica por fábrica, destruyendo fácilmente la
resistencia que hubo.
La
directiva de los partidos fue la de no resistir. Incluso de parte del
MIR, que controlaba Concepción, donde tampoco hubo resistencia
alguna. Lo mismo pasó en las minas de carbón, controladas por el PC.
Ahí todos se integraron al trabajo normalmente.
La
resistencia se dio, en forma espontánea y aislada, fábrica por fábrica,
en los Cordones Industriales, pero solamente en aquellas industrias
que ya cumplían un rol de vanguardia en el sector.
Una
vez muerto Allende, acalladas las radios de izquierda, los militares
cercaron las fábricas. Los obreros resistieron desde adentro. Los
militares dieron un ultimátum para que se rindieran, pero nadie los
acató. Entonces, la FACH inició el bombardeo de esas fábricas. Y la
resistencia heroica, desesperada y aislada de la vanguardia. obrera no
consiguió frenar el golpe.
Conclusión
|
|
Unidad
en apoyo a los trabajadores y el pueblo de Chile
Revista
de América sostiene que, independientemente de las
diferencias políticas que tengamos para evaluar la derrota
chilena, se impone la más amplia unidad sin sectarismos para
impulsar una campaña de solidaridad.
Creemos
que hay dos puntos que pueden unir los esfuerzos de la
izquierda y los demócratas de todo el mundo:
*
Campaña internacional de denuncias de los crímenes de la
Junta y permanente presión sobre el gobierno chileno
exigiendo el cese de la represión.
*
Campaña de ayuda a los exilado, principalmente exigiendo al
gobierno argentino que no los confine en ningún lugar del país
y que de asilo a toda persona que venga de Chile, cualquiera
sea su nacionalidad.
|
La
tragedia chilena muestra de forma meridiana cómo el reformismo
traiciona a la clase obrera y la lleva a la masacre. La experiencia
chilena, históricamente, no es la primera derrota del proletariado
sufrida por culpa de los mercaderes de la “transición pacífica”
y de “la revolución por etapas”.
La
derrota chilena muestra también cómo el ultraizquierdismo –aun
siendo un reflejo del ascenso de las masas– toma posiciones
vanguardistas aislándose del proletariado o, por falta de una clara
política de masas, termina por capitular frente al reformismo.
Después
de seis años de ascenso continuo de la lucha de clases en Chile, el
proletariado y sus direcciones fueron aplastadas. ¿A qué se debe
esto? La culpa la tiene los partidos reformistas, y en cierta medida
también el MIR, que no prepararon ni movilizaron a la clase obrera
para la conquista del poder.
Pero
nosotros creemos que no es la hora de llorar nuestros muertos. Nuestra
principal obligación es comprender las razones de la derrota, para así
poder lanzar las bases para la victoria futura. Aunque derrotada,
todavía es temprano para hablar de total aplastamiento de la clase
obrera chilena.
En
vez de una caracterización apresurada, que procure resolver la cuestión
del poder de un plumazo o con fórmulas ultristas, la situación exige
un análisis detallado y profundo.
Intentar,
ahora, emocionalmente encontrar en la guerrilla o en el frente único
sin principios la alternativa para el proceso revolucionario chileno,
es dejar de lado las herramientas del marxismo.
Por
eso decimos que una evaluación serena de la realidad posterior al
golpe, es en este momento fundamental para determinar el camino a
tomar, para reorganizar y volver a poner en pie al proletariado
chileno. Pero esta tarea no puede ser llevada por el mismo reformismo
que traicionó a la clase obrera. Es imprescindible la construcción
de un partido revolucionario.
Por
eso llamamos a los compañeros de los partidos Comunista y Socialista
de Chile, a romper con sus direcciones reformistas y burocráticas, y
a las corrientes revolucionarias como el MIR a reflexionar sobre sus
errores, para que junto a la clase obrera comiencen la construcción
de un verdadero partido marxista revolucionario.
Creemos
que esta es la única manera de honrar realmente a nuestros mártires
obreros: Creando el partido revolucionario que dirigirá la revolución
chilena y hará de Chile un estado obrero y socialista.
.–
Publicación editada en Buenos Aires por el Partido Socialista de
los Trabajadores (PST).
.–
Yakarta, capital
de Indonesia. Tristemente famosa por el golpe militar de Suharto
contra el gobierno de Sukarno (1965), donde fueron masacradas
700.000 mil personas en unos días, casi todas militantes del
Partido Comunista. El gobierno de Sukarno se apoyaba en las masas
a través de un frente burgués con la participación del PC.
Igual que Allende, Sukarno también confiaba en los militares
“nacionalistas” y “patrióticos”.
.–
UP: Unidad Popular: frente popular del PS y el PC con corrientes
burguesas minoritarias como el Partido Radical. La UP ganó las
elecciones presidenciales de enero de 1970 con la candidatura de
Salvador Allende, que sería asesinado en el golpe del 11 de
septiembre de 1973.
.–
Panzones. Expresión
despreciativa con que la juventud socialista designaba la
burocracia del PS.
.– “Muñeca
de Oro”: expresión crítica con que los militantes de la UP
definían la capacidad parlamentaria y las maniobras políticas de
Salvador Allende, conocido como “la primera muñeca de Chile”.
|