Nuevos
testimonios de torturas contra detenidos el 25 de noviembre
Oaxaqueños
prisioneros en Nayarit denuncian
amenazas de castración
Por
Jaime Avilés
La
Jornada, 12/12/06
Más
golpizas y ahora torturas sicológicas, en la modalidad de amenazas de
castración, fueron denunciadas ayer por ciudadanos oaxaqueños desde
el penal de mediana seguridad de Tepic, mientras familiares de presos
y desaparecidos exigieron, desde la ciudad de Oaxaca, la renuncia
inmediata de Ulises Ruiz Ortiz.
"El
gobernador es un mentiroso; nosotros nunca le pedimos que solicite el
regreso de los que están allá en Nayarit", aseguró Julieta Sánchez
Estrada, integrante de la Comisión de Familiares Desaparecidos y
Presos Políticos de Oaxaca.
"El
no los mandó a Tepic, eso fue decisión del gobierno federal y sólo
el gobierno federal puede ordenar que regresen a Oaxaca. Nosotros
simplemente decimos que Ulises renuncie y que liberen a todos los
detenidos", insistió.
Por
su parte, Yésica Sánchez Maya, presidenta de la sección Oaxaca de
la Liga Mexicana de Defensa de Derechos Humanos (Limeddh), entregó a
este diario los testimonios de dos oaxaqueños que desde el 26 de
noviembre se encuentran en el Centro Federal de Rehabilitación Social
(Cefereso) número 4, de San José del Rincón, Tepic, Nayarit.
En
uno de ellos, un muchacho de nombre con iniciales SR, que prefiere no
identificarse plenamente por temor a peores represalias, contó que
tras haber informado a las autoridades de El Rincón que el 25 de
noviembre la policía lo tuvo en una cárcel femenil de Oaxaca, ahora,
en el Cefereso de Nayarit, "corren rumores de que me van a
castrar, incluso a cambiarme de sexo".
Esta
persona refiere que el fatídico sábado 25 del mes pasado, alrededor
de las siete y media de la noche, mientras los agentes de la Policía
Federal Preventiva (PFP) estaban deteniendo a todas las personas que
encontraban en el centro histórico de Oaxaca, salió con su padre y
su hermano a comprar una medicina cuando los uniformes grises los
rodearon y de inmediato empezaron a golpearlos a patadas y garrotazos
después de acostarlos en el suelo de la calle, muy cerca del hotel
Fortín Plaza.
Iban
por la calle de Tinoco y Palacios, recuerda, "cuando fuimos
interceptados por tres camionetas de la PFP; de cada una bajaron
aproximadamente seis policías y sin decirnos que estábamos detenidos
nos indicaron que nos tiráramos al suelo con las manos en la cabeza y
boca abajo. Fui golpeado con una macana (y) pateado en la espalda (y
las) piernas".
Luego
lo acostaron en la "batea" (parte de atrás) de la
camioneta, "con la cara viendo al piso, junto a otras siete
personas; ahí estaba mi papá, pero él tenía dos lesiones
sangrando, en la nariz y el cachete izquierdo". Entonces, añade,
lo "llevaron a rendir declaración preparatoria a la cárcel de
Miahuatlán"; después lo despojaron de todos sus efectos
personales, lo presentaron ante el Ministerio Público, lo condujeron
a un patio donde le dieron de comer y, más tarde, junto "con 51
personas más, aproximadamente", lo subieron a un helicóptero,
que a su vez lo trasladó al aeropuerto de Oaxaca, donde un avión lo
transportó a Tepic.
Ya
en el Cefereso 4, además de sufrir tortura sicológica, permaneció
incomunicado, pues "del 26 de noviembre al 6 de diciembre no me
permitieron ver a ningún abogado, sólo al defensor de oficio".
La
otra víctima, también del género masculino, y que al igual que el
anterior se opone a proporcionar su nombre, según explicó la
presidenta de la sección Oaxaca de la Limeddh, relata que eran también
alrededor de las 19:30 del 25 de noviembre cuando el testigo y otra
persona transitaban dentro de un automóvil cerca del hotel Fortín
Plaza, buscando la salida de la ciudad porque se dirigían a la región
de la Mixteca.
"En
ese instante venía mucha gente por las calles que van hacia el
centro, algunos venían corriendo. De repente salieron muchas
patrullas por todas las calles y bajaron muchos policías de la PFP,
gritando: 'hijos de su pinche madre, tírense al piso'. Yo me tiré
bocabajo. Escuché cómo se quejaba la gente de dolor porque los policías
los golpeaban. A mí me dieron tres patadas en la cabeza, dos en el
brazo, dos en la pierna. Después siguieron gritando,
ofendiendo", recuerda el testigo.
Más
tarde, añade, "nos levantaron, nos subieron a las camionetas,
nos pidieron que nos agacháramos; de ahí nos llevaron a un lugar
para bajarnos y subirnos a otra camioneta sin tener el mínimo
cuidado, como si fuéramos cualquier bulto. Algunos iban esposados,
gritaban: 'piedad, quítamelas, ya se me entumió el brazo', pero los
policías hacían caso omiso. Después de varias horas llegamos a
Miahuatlán, al reclusorio, todos sangrados, con chipotes y golpes.
Habían llevado a muchas señoras; había mucha sangre regada en las
camionetas. Al día siguiente los de la PFP nos llevaron al
aeropuerto. Ahí nos esperaba un avión".
En
ambos casos, los testigos afirman que una vez en el Cefereso de Tepic
fueron rapados, incomunicados y notificados de los delitos que se les
imputan, como "sedición, asociación delictuosa, incendio y
otros", de todos los cuales se declaran "absolutamente
inocentes" y reclaman su inmediata e incondicional liberación.
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