¿Por
qué ganó las elecciones el FSLN?
Por
Alfonso Solís
El
Trabajador Centroamericano Nº 60, diciembre 2006
El
domingo 4 de noviembre del 2006 el Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN), encabezado por Daniel Ortega Saavedra, ganó las
elecciones en Nicaragua, después de haber perdido tres elecciones
consecutivas en los años 1990, 1996 y 2001. El FSLN obtuvo el 38 por
ciento de los votos para la presidencia y 38 diputados –el mismo número
que posee actualmente– de los 90 que componen la Asamblea Nacional,
o sea, el 42,22 por ciento del poder legislativo.
Es
importante señalar que el FSLN venció en las elecciones para la
presidencia de la República de Nicaragua con un porcentaje menor de
la votación que obtuvo en el año 2001 cuando fue derrotado por el
actual Presidente Enrique Bolaños Gayer. En las elecciones de ese año
el sandinismo sacó el 42 por ciento de l a s votaciones para la
presidencia, mientras que en estos sufragios apenas logró el 38 por ciento, es decir, que perdió un 4 por ciento,
pero pese a ello ganó las elecciones. ¿Entonces, porqué el FSLN a
pesar de disminuir su votación ganó las elecciones? Tres factores
explican esa victoria electoral. En primer lugar, el FSLN, a pesar de
su división –formación del Movimiento de Renovación Sandinistas (MRS)–
y retiro de altos cuadros de la dirección sandinista, ha logrado a lo
largo de estos años mantener una población electoral cautiva que
constituye su núcleo duro de votantes.
Este
se conserva por tradición histórica y por las concesiones materiales
(terrenos para casas o asentamientos, casas, tierras para sembrar,
negocios y otros) otorgadas por el sandinismo durante su gobierno y
tras su derrota en el año 90 a diversos sectores sociales. En segundo
lugar, la división del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) en
dos grandes bloques (PLC y ALN) le facilitó al FSLN ganar las
elecciones.
La
fracción del Partido Liberal Constitucionalista (PLC) acaudillada por
el ex– presidente corrupto Arnoldo Alemán logró una votación para
la presidencia del 27,11 por ciento, mientras que la otra facción de
ese partido denominada Alianza Liberal Nicaragüense (ALN) dirigida
por el banquero Eduardo Montealegre obtuvo el 28,30 por ciento. Es
necesario destacar que ese empresario era el candidato del
imperialismo yanqui en Nicaragua. De haber permanecido unidas estas
dos fracciones burguesas liberales hubieran obtenido el 55,41 por
ciento de los sufragios, cantidad abrumadoramente mayor que la del
FSLN. ¿Entonces, porqué se dividió el PLC, facilitando la victoria
electoral del sandinismo? La fracción del PLC dirigida por Arnoldo
Alemán, representa a un sector de la lumpenburguesía nicaragüense
que se enriqueció con el saqueo a gran escala del Estado y de las
coimas cobradas en diversos ámbitos. El sector burgués de Alemán se
le estaba “yendo arriba” con los negocios y ganancias al sector
burgués oligárquico representado por Bolaños y Montealegre, detrás
de los cuales están los Pellas, Lacayos, Chamorros, Mánticas,
Cuadras y otros, las transnacionales y el imperialismo yanqui.
Hay
que destacar que el ala burguesa emergente y lumpen de Alemán nunca
fue de la confianza de las “gran burguesía” nicaragüense. Esta
utilizó a Alemán y al PLC en la medida que le sirvió para derrotar
al FSLN, pero cuando vieron un peligroso competidor de sus negocios y
ganancias tuvieron que deshacerse de él. La burguesía oligárquica
no quería que le pasara lo mismo que le pasó con Somoza, cuando éste
se convirtió en un sector burgués que se quedaba con la mayor parte
del paste y ella con la menor parte. Guardando todas las diferencias
históricas, Arnoldo Alemán tiene ciertas similitudes con el viejo
Somoza García, con la gran diferencia de que Alemán no contaba con
una guardia nacional, sino que en Nicaragua existe un ejército que
tiene su origen en la guerrilla del FSLN y su cadena de mando, aunque
profesionalizada, proviene del sandinismo. No obstante lo anterior el
ejército nicaragüense, creado por el FSLN, está al servicio del
mantenimiento del sistema capitalista de Nicaragua y del gobierno
burgués de turno. El conflicto interburgués dentro del liberalismo
es tan fuerte y profundo que los llevó a perder el poder a manos del
FSLN.
En
tercer lugar, hay que destacar que en Nicaragua existe una larga
tradición de pactos políticos entre las llamadas “paralelas históricas”
(liberales y conservadores) que se remonta desde inicios del siglo XX.
A comienzo de los años 90 los conservadores se incorporan al
liberalismo representado por el PLC. Entonces el FSLN, debido a que
constituye la segunda fuerza política, desde la oposición comienza a
jugar un rol parecido al de los conservadores, convirtiéndose en una
de las nuevas “paralelas históricas modernas” (liberales y
sandinistas), repartiéndose proporcionalmente con los liberales los
puestos en los diversos poderes del Estado e instituciones estatales.
De aquí surge el famoso pacto liberal–sandinista. Ese pacto permite
la reforma constitucional electoral que es un factor que permite que
el FSLN gane las elecciones. Esa reforma consiste en que un partido en
Nicaragua puede ganar las elecciones con el 35 por ciento de las
votaciones, siempre y cuando el partido que quede en segundo lugar
tenga una diferencia del 5 por ciento con respecto a aquel porcentaje.
En otras palabras, con la vieja ley electoral que tenía un tope del
40 por ciento para ganar las elecciones, el FSLN se hubiera visto
obligado a ir a una segunda vuelta electoral la que inevitablemente
hubiera perdido.
La
reforma electoral está pensada como un traje hecho a la medida de las
posibilidades electorales del sandinismo y, por supuesto, del
liberalismo encabezado por Arnoldo Alemán, ya que este no descarta
lanzarse a las elecciones en el futuro y sabe que, por la división,
nunca podrá regresar a las votaciones históricas que logró en el año
2001.
En
realidad, el triunfo electoral del Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN) no constituye un ascenso de las luchas del movimiento
de masas y de procesos revolucionarios alguno en Nicaragua, sino que
es parte de los elementos anteriormente señalados.
Esa
victoria electoral es totalmente diferente a los triunfos electorales
en Sudamérica que si son el subproducto de grandes movilizaciones y
luchas de las masas de trabajadores, campesinos, comunidades y otros
sectores populares.
La
conversión del FSLN Entre sectores de la juventud, izquierda y
luchadores populares latinoamericanos existe simpatía por el triunfo
electoral del FSLN y Daniel Ortega en Nicaragua, ya que consideran que
con esa victoria se suma un miembro más al bloque de gobierno
latinoamericanos denominados de “izquierda”.
Ese
sentimiento, entre sectores de la vanguardia luchadora
latinoamericana, es sano porque buscan un referente o polo que se le
oponga y luche contra el imperialismo yanqui y mundial. Sin embargo,
antes de que sufran el desencanto, nosotros, los socialistas
revolucionarios del Partido Socialista de los Trabajadores (PST),
queremos advertirles que el FSLN y Daniel Ortega, desde hace mucho
tiempo dejaron de ser revolucionarios y antiimperialistas. ¿Cómo se
produjo la transformación del FSLN? El Frente Sandinista de Liberación
Nacional (FSLN) surge en los años 60 como una organización
guerrillera. El carácter revolucionario del FSLN se manifiesta en su
política intransigente de luchar por el derrocamiento militar de la
dictadura de la familia Somoza que gobernó Nicaragua desde el año
1936 hasta julio del año 1979.
En
el proceso de la lucha revolucionaria contra la dictadura somocista el
FSLN tuvo centenares de presos y muertos. Ese objetivo del
derrocamiento militar de la dictadura, no negociable por parte del
sandinismo, se ve concretado por la grandiosa insurrección triunfante
del año 1979, acaudillada por el FSLN. Desde esa perspectiva el
sandinismo del FSLN juega un rol altamente progresivo y revolucionario
en Nicaragua.
Sin
embargo, el FSLN después de su división en tres tendencias (guerra
popular prolongada, proletarios y terceristas) se nutre en sus últimos
años por diversos sectores sociales, convirtiéndose socialmente en
una organización pluriclasista, en donde cohabitaban diferentes
sectores de clase: pequeñoburguesía urbana y campesina, obreros,
burgueses e intelectuales.
La
corriente que más se nutre en el período 77–79 de sectores
burgueses es el tercerismo de los Ortega.
Además,
el programa y los principios políticos levantados y proclamados en
ese entonces eran burgueses: sufragio universal, pluralismo político
y economía mixta. En ningún momento, los sandinistas, se plantearon
objetivos socialistas, tales como, la expropiación de la burguesía
(industrial, agraria, comercial y financiera) no somocista, la
revolución internacional y el socialismo.
La
transformación del FSLN de una organización guerrillera pequeñoburguesa
revolucionaria, con un régimen antidemocrático y burocrático, a un
partido burgués, primero, y luego en partido burgués electoral, se
produce durante la administración por parte del sandinismo del
capitalismo nicaragüense. También debido a que estructuralmente tenían
en su seno a sectores burgueses oligárquicos, tales como los
Chamorro, Cuadras, Lacayo, Cardenal, Coronel, etc. Estos militantes burgueses
de familias oligárquicas
del FSLN rompieron con este partido y han regresado a sus viejas raíces.
El
proceso de conversión del FSLN de guerrilleros a nuevos burgueses,
principalmente de la alta y mediana jerarquía del sandinismo, se
inicia durante la administración del capitalismo nicaragüense y se
acelera de manera agigantada agigantada durante el proceso de transición
(período de entrega del poder político del FSLN a la UNO). Ese período
conocido popularmente como la “piñata” consistió en el reparto
masivo de las propiedades de la familia Somoza a dirigentes
sandinistas, así como la entrega de tierras, casas, mansiones y otras
bienes e inmuebles. El proceso de aburguesamiento del FSLN continúo
después de su derrota. Según el periódico imperialista The Wall
Street Journal Americas, semana del 20–26 de marzo del 2006,
reproducido por La Nación: “Después de perder en las elecciones de
1990, algunos sandinistas se han convertido en urbanizadores y
empresarios”.
Actualmente
los sandinistas tienen inversiones en diversos sectores de la economía
nicaragüense: arroz, financiero, turismo, comercio y otros. De ese
modo, el FSLN es un partido burgués electoral que representa a una
nueva fracción de la burguesía emergente en Nicaragua.
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