Cuba–EEUU
Tambores
de paz
Por
Patricia Grogg
Inter
Press Service (IPS), 15/12/06
La Habana.– Una
delegación bipartidista de Estados Unidos favorable al cambio de política
de ese país hacia Cuba comenzó este viernes en la capital de la isla
sus contactos de acercamiento con el gobierno y sectores de la
sociedad.
La visita, que se
prolongará hasta este domingo, es observada con especial expectativa
por cuanto se produce mientras el presidente de Cuba, Fidel Castro,
convalece de una operación intestinal y es reemplazado de manera
provisional por su hermano Raúl Castro.
Además, la misión
integrada por 10 congresistas, del gobernante Partidos Republicano y
del opositor Demócrata, es la mayor que haya llegado a este país en
más de cuatro décadas de fuerte enfrentamiento y ausencia de vínculos
diplomáticos entre Washington y La Habana.
En sus primeras
declaraciones tras llegar a la urbe habanera, el demócrata William
Delahunt y el republicano Jeff Flake consideraron que entre las dos
naciones puede haber puntos de acuerdo, a pesar de las diferencias.
"Nuestro interés
es que haya más diálogo entre los gobiernos de Cuba y Estados
Unidos", indicó Flake, quien espera que este viaje ayude a ese
objetivo y a "un nuevo capítulo en las relaciones".
Tras recordar que el
Congreso estadounidense estará a partir de enero bajo "un
liderazgo diferente (demócrata)", Delahunt dijo, a su vez, que
hay sectores de los dos partidos deseosos de involucrarse en el diálogo.
En ese sentido,
consideró posible determinar áreas en las que "podemos estar de
acuerdo, a pesar del hecho de que continuaremos teniendo, estoy
seguro, profundas diferencias con el gobierno de Cuba".
Los congresistas
iniciaron su agenda con una visita a Alimport, la empresa estatal
cubana que monopoliza las compras de alimentos a Estados Unidos,
permitidas por disposiciones legales de 2000, que son una excepción
al embargo comercial.
También se prevé un
encuentro con el cardenal católico Jaime Ortega y entrevistas con el
presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (parlamento),
Ricardo Alarcón, el canciller Felipe Pérez Roque, la ministra de la
Industria Básica, Yadira García Vera, y el ministro presidente del
Banco Central, Francisco Soberón.
Según medios
allegados a la delegación, la idea de los visitantes estadounidenses
es hacer un análisis de la situación y establecer contactos con
funcionarios clave del gobierno. Sin embargo, el programa no
contemplaría, aunque no por ello se descarta, un encuentro con Rául
Castro.
El pasado 2 de
diciembre, el mandatario interino dijo en un discurso que su país
opta por las soluciones políticas de los conflictos y se manifestó
dispuesto a resolver en la mesa de negociaciones el prolongado
diferendo con Estados Unidos.
"Claro está,
siempre que acepten, como ya dijimos en otra ocasión, nuestra condición
de país que no tolera sombras a su independencia y sobre la base de
los principios de igualdad, reciprocidad, no injerencia y respeto
mutuo", advirtió.
Las relaciones diplomáticas
entre Estados Unidos y Cuba están interrumpidas desde 1961, aunque
desde 1977 mantienen abiertas en sus respectivas capitales sendas
Oficinas de Intereses encargadas fundamentalmente de atender asuntos
migratorios.
Según Raúl Castro,
el gobierno cubano está dispuesto a esperar pacientemente el momento
en que se imponga el sentido común en la conducta de los círculos de
poder en Washington.
La delegación
bipartidista se completa con los congresistas demócratas James P.
McGovern, Jane Harman, Gregoy Meeks, Lincoln Davis e Hilda Solis y los
republicanos Jo Ann Emerson, Jerry Moran y Mike Conaway.
Todos integran el
llamado Grupo de Trabajo sobre Cuba, creado hace dos años por
Delahunt y Flake, con el objetivo de cambiar o reconfigurar las
relaciones bilaterales, enfocándose particularmente en los viajes.
En tanto, sectores de
oposición consultados por IPS dijeron que hasta este viernes no habían
sido invitados a reunirse con los representantes estadounidenses, un
tema que los dos legisladores líderes prefirieron obviar en su breve
contacto con periodistas de la prensa extranjera acreditada en este país.
"Ellos esperan
ser recibidos a un nivel muy alto y de eso depende un encuentro con
nosotros", señaló Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión
Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional.
Para Manuel Cuesta
Morúa, portavoz de la coalición de corte socialdemócrata Arco
Progresista, lo más importante es apreciar "una respuesta rápida
de parte de la clase política estadounidense a la invitación del
gobierno cubano a una mesa de diálogo".
"Es, además, un
paso interesante hacia el posible deshielo de las tensas relaciones
cubano–estadounidenses", añadió este dirigente opositor,
quien consideró que a "corto plazo podría haber flexibilización
en materia de viajes y remesas, pero no en cuanto al embargo". En
este último aspecto coincidió con el también opositor Eloy Gutiérrez
Menoyo, de la organización Cambio Cubano, creada durante su exilio en
Miami en los años 90.
"Pero bajo el
gobierno (estadounidense) de George W. Bush la vía de la confrontación
va a continuar y eso no contribuye a la democratización de
Cuba", sostuvo Gutiérrez Menoyo, quien espera aún autorización
legal para vivir en su país caribeño, al cual regresó en 2003 desde
Estados Unidos.
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