La turbulencia
mexicana
¿Levantamiento o guerra civil?
Por Immanuel
Wallerstein
La Jornada,
21/12/06
Traducción de
Ramón Vera Herrera
Hace un mes, el
subcomandante Marcos dijo que México "está al borde de un gran
levantamiento o una guerra civil". Y prosigue la otra campaña
lanzada por los zapatistas.
Andrés Manuel
López Obrador, candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD)
en las elecciones del 2 de julio de 2006, ha aseverado en voz muy alta
y con enorme respaldo público que le robaron la elección. Se niega a
reconocer a Felipe Calderón, quien asumió el cargo el primero de
diciembre, y ha establecido su propia estructura paralela: el
"gobierno legítimo" con oficinas, un gabinete, y
representantes en cada región.
Entre tanto, lo
que comenzara a mediados del año como una huelga magisterial en pos
de aumentos salariales en Oaxaca fue tomando forma de levantamiento
general anticapitalista que tomó la capital oaxaqueña con la
estructura de lo que se llama Asamblea Popular de los Pueblos de
Oaxaca (APPO), y exigió, por lo menos, la destitución del gobernador
estatal, el priísta Ulises Ruiz. Las policías federal y estatal se
movilizaron a la entidad haciendo uso de la fuerza, apagaron el
levantamiento y los líderes de la APPO fueron arrestados.
¿Cómo fue que
el vecino de al lado de Estados Unidos llega al punto en que su
gobierno es impugnado activa y vigorosamente como ilegítimo, y donde
la gente discute si el presidente legal podrá en verdad permanecer en
el cargo todo su periodo de seis años, lo que termina con los 80 años
de relativa estabilidad política?
Uno tiene que
reunir tres elementos para explicar la turbulencia: 500 años de
opresión hacia los pueblos indígenas del país, el deterioro de las
instituciones creadas en el siglo XX en México, y el impacto del
Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN) sobre el bienestar
básico de la población.
México es un
país de colonos blancos donde la mayoría de la población está
compuesta por pueblos indios y por pueblos llamados mestizos. Las
cifras hacen la diferencia, especialmente cuando la estratificación
étnico/racial se ha mantenido relativamente constante durante tanto
tiempo y la brecha entre los niveles de vida es tan flagrante. La
consecuencia política más reciente de esta tensión subyacente fue
la emergencia en 1994 de los zapatistas (Ejército Zapatista de
Liberación Nacional) en Chiapas.
Los zapatistas
han demostrado ser una fuerza política significativa y duradera cuya
otra campaña, que comenzaron a fines del año pasado, ha comenzado a
tener un impacto por todo el país. La otra campaña no fue en pos del
poder electoral ni es para tomar el poder del Estado mexicano actual.
Busca empoderar a las comunidades locales y a los grupos oprimidos de
gran variedad (mujeres, campesinos, obreros, gays) en una lucha contra
el capitalismo y el imperialismo en México y por todo el mundo.
Hay un segundo
frente: el ámbito político formal establecido en la ola de la
Revolución mexicana de 1910. Tras un comienzo tambaleante, México se
asentó con un régimen de un solo partido bajo la égida del Partido
Revolucionario Institucional (PRI), el cual tuvo su momento más
revolucionario en los años treinta durante la presidencia de Lázaro
Cárdenas, quien nacionalizó el petróleo e impulsó una reforma
agraria estableciendo proyectos comunales de tierra, respaldados por
el gobierno, conocidos como ejidos. Desde 1940, el PRI se fue alejando
del camino trazado por Cárdenas para volverse más y más burocrático,
conservador y corrupto. Al principio la única oposición era un
partido de derecha, pro empresarial y de base católica conocido como
Partido Acción Nacional (PAN).
En los ochenta,
hubo un desprendimiento hacia la izquierda del PRI, que condujo a la
fundación del PRD. En 1988, el candidato de la izquierda a la
Presidencia fue Cuahtémoc Cárdenas, hijo de Lázaro Cárdenas. Es
generalizada la aceptación de que las elecciones de 1988 fueron
robadas por el PRI, pero la izquierda no reivindicó su indignación.
En 2000, el candidato del PAN, Vicente Fox, ganó finalmente, sacando
al PRI del poder presidencial y lo precipitó a su decadencia política.
Cuando en 2006 se dijo que el candidato del PRD, López Obrador, había
sido derrotado, no se diluyó pasivamente como Cuahtémoc Cárdenas en
1988. En cambio, buscó activamente deslegitimar la supuesta victoria
de su oponente.
Los zapatistas
y los lopezobradoristas representan dos alas de la oposición popular
en México. Representan diferentes estrategias políticas, aunque al
momento no trabajan al unísono una con el otra. Pero la APPO en
Oaxaca indica qué clase de fuerzas podría juntarlas. Ambas apoyan a
la APPO, y ésta ha sido totalmente autónoma de cualquiera de estas
alas. Puede haber muchas más APPO en el futuro cercano.
El elemento
final que hay que poner en este retrato es el TLCAN. A los estratos
altos de México les ha ido bien con él, pero a los bajos les va peor
que nunca. Por supuesto, una de las muchas consecuencias es el aumento
en la migración transfronteriza hacia Estados Unidos que ha conducido
a disturbios internos en dicho país entre un nuevo movimiento
"nativivista" antinmigrantes y una base política latina
movilizada. Si la economía–mundo sigue hundiéndose uno o dos años,
el gobierno legal de México podría enfrentar una drástica caída
del ingreso y le podría ser difícil capear el temporal. Y las dos
turbulencias la de México y la de Estados Unidos pueden unir
fuerzas.
"Hiervan,
hiervan, tráfago y males/ fuego, quema, hierve caldero",
entonaban las brujas en Macbeth.
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