Uruguay-EEUU:
primer paso en la firma de un "Tratado de Libre Comercio"
Acuerdo,
pese a todos
Por
Raúl Pierri
Inter Press
Service (IPS), 25/01/07
Montevideo. Tras una
gran polémica interna y la fuerte oposición del resto del Mercosur,
Uruguay acordó un acercamiento económico con Estados Unidos.
El Acuerdo Marco
sobre Comercio e Inversiones (TIFA, por sus siglas en inglés),
firmado este jueves, fue objeto de duras críticas de los sectores más
radicales de la gobernante coalición izquierdista Frente Amplio, histórica
crítica de la política exterior y comercial de Washington.
El gobierno de Tabaré
Vázquez eligió emprender un camino en solitario y avanzar hacia ese
acuerdo bilateral, a pesar de las discrepancias también manifestadas
por socios de este país en el Mercosur, como Argentina, Brasil y
Venezuela, que prefieren apostar a la integración comercial con el
mundo a través del bloque.
"Éste es un
nuevo paso que los gobiernos de Uruguay y de Estados Unidos están
dando en búsqueda de una profundización de sus relaciones en materia
de comercio y de inversiones", dijo el ministro de Economía
uruguayo Danilo Astori este jueves, tras la firma del acuerdo.
Astori subrayó
entonces que su país necesita "diversificar sus posibilidades de
inserción internacional".
Por su parte, el
representante adjunto de Comercio de Estados Unidos, John Veroneau, señaló
que el TIFA representa "la necesidad de las economías en el
siglo XXI de mirar hacia fuera y no hacia adentro, de ser
abiertas".
El texto del TIFA,
que constituye un paso previo a la firma de un eventual y cuestionado
tratado bilateral de libre comercio, subraya la intención de promover
un ambiente adecuado para las inversiones y promover y diversificar el
intercambio de bienes y servicios.
El objetivo del
convenio es "evaluar las relaciones comerciales y de inversión,
así como identificar oportunidades para liberalizar el comercio y las
inversiones bilaterales".
En abril comenzará a
funcionar, probablemente en Estados Unidos, un Consejo sobre Comercio
e Inversiones integrado por delegados de ambos países que se reunirán
al menos dos veces por año para discutir cada punto.
En el texto del TIFA
se subraya la importancia de cooperar por el éxito de la estancada
Ronda de Doha de la Organización Mundial del Comercio, negociaciones
que incluyen temas clave como acceso a mercados, eliminación de
barreras a los productos agrícolas y subsidios a la exportación.
Uruguay se convirtió
así en la última escala de la cruzada del gobierno estadounidense de
George W. Bush por firmar acuerdos comerciales bilaterales u otros
acuerdos más laxos con los países latinoamericanos, tras el fracaso
de su proyectada Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA).
Washington tiene
vigentes tratados de libre comercio con Chile y con cinco países de
América Central y República Dominicana en conjunto, mientras que están
en su fase final de ratificación otros tres por separado, con
Colombia, Panamá y Perú.
Amplió, además, la
Ley de Promoción Comercial Andina y Erradicación de la Droga, que
exonera de aranceles a productos bolivianos, colombianos, ecuatorianos
y peruanos para su ingreso al mercado estadounidense con el fin de
apuntalar la política antidrogas de esas naciones andinas.
Sin embargo,
condicionaron beneficios a los países según la disposición que
muestren a avanzar en acuerdos bilaterales de libre comercio.
Estados Unidos parece
haber aprovechado los problemas actuales en el Mercosur (Mercado Común
del Sur), que conforman Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay,
Venezuela y al que Bolivia ha solitado ingresar también como miembro
pleno.
El bloque ha sido
impactado por la disputa de Buenos Aires con Montevideo por los
bloqueos en la frontera en contra de la instalación de fábricas de
celulosa en territorio uruguayo, así como por la falta de atención
de las grandes economías a las asimetrías que han caracterizado al
grupo desde su creación en 1991.
Astori solicitó al
Mercosur una mayor flexibilidad para lograr acuerdos bilaterales
extrarregionales, como forma de que los países más pequeños del
bloque puedan sobrellevar las asimetrías.
El gobierno de Vázquez,
en especial por el impulso de Astori, decidió, frente a estas
dificultaes, reactivar la Comisión Conjunta para el Desarrollo del
Comercio y de las Inversiones Uruguay-Estados Unidos, creada durante
la administración del liberal Jorge Batlle (2000-2005).
Vázquez anunció el
inicio de conversaciones formales con Estados Unidos en mayo pasado,
tras visitar la Casa Blanca, y desde entonces defendió la idea de un
acercamiento comercial. "El tren, algunas veces, pasa una sola
vez", señaló.
Sin embargo, ante la
resistencia de sus socios del Mercosur y de sectores de su propio
gobierno, de los sindicatos y organizaciones de la sociedad civil, Vázquez
optó por un acuerdo más modesto que algunos entienden prepara el
camino para un tratado de libre comercio.
Dentro del Frente
Amplio, varios sectores de peso se oponen a un tratado típico de
libre comercio. Por eso la Mesa Política (dirección de la coalición
gobernante) convocó una reunión urgente el lunes para analizar el
tema, y en ella se echó en cara al gobierno por no haber consensuado
con toda la fuerza el texto del tratado firmado este jueves.
Sin embargo, la Mesa
terminó la reunión sin consenso y se convocó otra para el miércoles,
que concluyó sin resolución, dejando al gobierno en libertad de acción.
Ante la polémica,
Astori intentó disociar el acuerdo firmado este jueves con los pactos
firmados por Estados Unidos con Colombia, Panamá y Perú, y trató de
calmar los temores de que derive en un tratado de libre comercio.
"Tenemos que
concentrarnos en la realidad uruguaya y en sus relaciones con Estados
Unidos. No sienta ningún precedente la realidad correspondiente a
otros acuerdos que se puedan haber concretado con otros países de la
región", señaló.
"Nos vamos a
concentrar en este acuerdo marco. Lo que vendrá después no lo
podemos saber, no lo podemos anticipar, no lo podemos anunciar ni
descartar. Vamos a dejar que se seque la tinta primero", añadió.
Así, Washington
parece haber encontrado una puerta para dividir al bloque que, más
hoy que nunca debido a la coincidencia general política e ideológica
de sus líderes, supone una amenaza para sus planes de crear una gran
zona comercial americana.
Veroneau dejó bien
en claro el interés de Estados Unidos por Uruguay y manifestó
satisfacción con su política económica. "Si Uruguay fuera una
acción, yo gustosamente la compraría", afirmó.
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