Colombia
El Israel de Sudamérica
Por Renán Vega Cantor (*)
Correspondencia de Prensa, 17/03/08
"El imperialismo acaba de
cometer un monstruoso crimen en Ecuador. Bombas mortíferas
fueron lanzadas en la madrugada contra un grupo de hombres y
mujeres que, casi sin excepción, dormían (.) Las
acusaciones concretas contra ese grupo de seres humanos no
justifican la acción. Fueron bombas yanquis, guiadas por
satélites yanquis. A sangre fría nadie absolutamente tiene
derecho a matar. Si aceptamos ese método imperial de guerra
y barbarie, bombas yanquis dirigidas por satélites pueden
caer sobre cualquier grupo de hombres y mujeres
latinoamericanos, en el territorio de cualquier país, haya
o no guerra". (Fidel Castro)
La agresión perpetrada por el gobierno
colombiano al territorio y a la soberanía del vecino
Ecuador –así como el crimen de guerra que en ese país se
perpetró– el primer día de marzo de 2008 constituyen
hechos de la mayor gravedad en América Latina y ponen de
presente la manera como Estados Unidos, a través de su
cipayo principal en la región, ha decidido, violando los más
elementales principios del derecho internacional, convertir
a la región en otro Medio Oriente, en el cual Colombia
cumple el indigno papel que Israel desempeña como
portaaviones terrestre en el mundo árabe.
1. Cuando el mundo es visto como una
gran hacienda
El gobierno de AUV [Álvaro Urive Vélez]
se ha distinguido como ningún otro en la historia reciente
de Colombia por representar los intereses más retrógrados
de los terratenientes, ganaderos y hacendados, tanto de los
viejos como de los "nuevos" señores de la tierra
y de la guerra. Desde hace 6 años el país es manejado como
una gran hacienda, en la que el mayordomo, que oficia como
presidente de la República, dictamina lo que deben hacer
los habitantes de este país, ateniéndose a la lógica
hacendataria según
la cual todos deben obedecer como peones sin chistar ni una
palabra y si lo hiciesen deben atenerse al látigo del
hacendado, ahora materializado en sofisticadas armas de
tecnología satelital. Como en los viejos tiempos de la
hacienda, se cuenta con el apoyo unánime de las altas
jerarquías de la iglesia católica, las cuales han impuesto
otra vez el régimen de cerril cristiandad de la época de
la Regeneración, a fines del siglo XIX, cuando eran dueñas
de las almas y de los cuerpos de los peones. Por eso, han
regresado, vía medios de comunicación, formas
confesionales y clericales para someter ideológica, política
y culturalmente al rebaño de peones para que éstos cumplan
al pie de la letra el dictamen de los hacendados y crean que
ellos no son peones sino propietarios de la hacienda, y que
el bienestar de los hacendados también les produce
felicidad.
Por supuesto, quien discrepe con la lógica
del hacendado tiene que atenerse, como en los viejos
tiempos, a los castigos,
la humillación y la vindicta pública en el mejor de
los casos, o al destierro, la cárcel o el cementerio. Para
ello cuentan con los grandes medios de comunicación (RCN,
CARACOL, El Tiempo) que desempeñan la labor de convencer a
los peones –a todos los que habitamos en este sufrido país–
de que vivimos en el mejor de los mundos, que nada es
posible por fuera de la hacienda y que el hacendado en jefe
es un Mesías que desempeña la función celestial de
salvarnos del mal, representado por todos aquellos que se le
oponen, en Colombia y en el exterior. Nada tiene de extraño
que con esta lógica de mayordomo, en tiempos recientes haya
reaparecido la adoración por los caballos, por las ferias
equinas, por el alambre de púas, por la motosierra, por los
rosarios y camándulas y que el país, visto como una gran
hacienda, se rija por la máxima de Dios y Patria, los dos
soportes del rancio poder terrateniente decimonónico, que
por desgracia nunca han desaparecido en la historia
colombiana. De esta manera, el país se ha convertido
nuevamente en un gran latifundio, que es manejado con la
mano dura de los terratenientes paisas, con
el acompañamiento incondicional de la Iglesia Católica.
Esta lógica de capataz de hacienda,
que tan bien le ha funcionado a las clases dominantes de
este país durante los últimos años, ha querido ser
trasladada al mundo, puesto que con AUV se ha pretendido
imponer, fuera de las fronteras colombianas, la tenebrosa
doctrina y práctica de que la hacienda no tiene limites y
que los demás países deben aceptarlo. Con tan falaz
criterio se han llevado a cabo acciones detestables como el
secuestro de Rodrigo Granda en Caracas, Venezuela, por
agentes colombianos, o la fumigación criminal de glisfosato
en la frontera sur con Ecuador, o la conversión de las
embajadas del país en lugares de espionaje de aquellos que
son considerados como terroristas, es decir, los peones que
niegan a plegarse al poder del caballo y la fusta, tal y
como sucede en México, Chile o España. Hasta tal punto ha
llegado esa actitud que hasta las obras de arte que se
exhiben en otros países, tienen que corresponder a la política
de (in)seguridad (anti)democrática y los embajadores de
Colombia no tienen el más mínimo recato de dictaminar que
arte es terrorista y cual no lo es, como hizo hace pocos
meses el por entonces embajador en Inglaterra, de apellido
Medellín para más señas.
Lo que sucedió el primero de marzo en
suelo ecuatoriano es una continuación de esta política
que, de una parte, pretende extender la mano de los
hacendados a los predios vecinos sin ninguna limitación
fronteriza, y menos de soberanía, y que, de otra parte,
busca sembrar el clima de la guerra en la región para
favorecer los intereses de la garra imperial de los Estados
Unidos, que son los verdaderos amos de esa gran hacienda en
que se ha convertido a Colombia. Uribe y compañía sólo
son capataces, porque el verdadero amo de la hacienda vive
en Washington y dicho amo está interesado en un recurso que
se encuentra en los predios vecinos a Colombia, que tiene un
nombre breve, pero cuya sola mención despierta los más
abiertos apetitos belicosos: PETROLEO. Porque tras la agresión
al Ecuador por parte del gobierno colombiano, se encuentra
la desestabilización de la región para apropiarse del petróleo
de Venezuela y Ecuador y del gas natural de Bolivia, países
todos en los que se intenta, con relativo éxito, desterrar
a los hacendados, aunque éstos no hayan sido derrotados del
todo.
La lógica guerrerista que acompaña
este delirio imperialista por el petróleo ha utilizado a su
principal peón en América Latina, el gobierno colombiano,
y para ello ha acudido a aplicar en el suelo bolivariano la
criminal doctrina sionista del "derecho a la legitima
defensa", que Israel usa a rajatabla en el Medio
Oriente desde hace 60 años, para masacrar palestinos en su
propio suelo y para invadir y bombardear países. Con esta lógica,
condenada por todos los países civilizados del orbe y
expresado en decenas de resoluciones de la ONU, Israel, con
el apoyo de los Estados Unidos, se ha convertido en la cuña
imperialista en el medio oriente para subyugar al mundo árabe
y mantener el control de tan geoestratégico lugar del
mundo, apreciado por sus extraordinarias reservas de petróleo.
Precisamente, en América Latina se han
querido imponer, a partir de la agresión al territorio del
Ecuador, por parte de los Estados Unidos, vía su lacayo
principal, las sendas doctrinas de la soberanía limitada y
de la guerra preventiva, que en tiempos recientes en el
mundo han sido aplicados por dos países del planeta, a
saber Estados Unidos e Israel. Colombia es el tercer país
en sumarse a este frente imperialista–sionista, lo cual no
es, ni mucho menos, señal de orgullo. Es, por el contrario,
una vergüenza internacional.
2. Mentiras a granel
Como en los casos de Israel y los
Estados Unidos, el gobierno colombiano de AUV para
justificar lo injustificable ha desplegado un impresionante
arsenal de mentiras, las cuales constituyen en sí mismas un
prontuario de la infamia, que no debe extrañarnos teniendo
en cuenta su rústica mentalidad de hacendado. Para empezar,
el Ministro de Defensa (sic) Juan Manuel Santos señaló,
violando la ley de la gravedad, que los aviones colombianos
que atacaron un campamento de las FARC el primero de marzo
en las horas de la noche, no habían incursionado en
territorio ecuatoriano sino que habían lanzado bombas desde
el lado colombiano a una distancia de unos dos kilómetros.
Además, agregó, y fue lo que le dijo AUV al presidente
Correa del Ecuador a las 8 de la mañana, que se había
tocado el suelo del Ecuador por una persecución en caliente
que se hizo para repeler un supuesto ataque que las FARC
habrían hecho a tropas colombianas. Rápidamente se demostró
que estos eran embustes, primero porque hasta donde se sabe
las bombas caen hacia abajo, según la ley de la gravedad, y
no se dispersan hacia los lados, y segundo, cuando las
tropas del Ecuador llegaron al campamento encontraron que el
ataque se había dado desde el sur, con lo cual es evidente
que la fuerzas aéreas usadas para el ataque ingresaron bien
adentro del Ecuador. Para completar, la forma como fue
encontrado el campamento y los muertos, indicaba que allí
no había habido ningún combate y que los guerrilleros habían
sido asesinados por la espalda.
Cuando el presidente del Ecuador se
enteró de esto, inmediatamente pidió explicaciones a Bogotá,
y el hacendado mayor en lugar de darlas procedió a decir
que se había descubierto una confabulación entre Ecuador y
Venezuela con las FARC, y que eso supuestamente aparecía
registrado en una computadora que había sido descubierta en
el campamento bombardeado. Algo muy significativo porque al
parecer las bombas son tan inteligentes que únicamente
matan a seres humanos pero dejan intactos a los artefactos
de alta tecnología. Este fue el primer paso encaminado a
convertir al agresor (el gobierno de Colombia) en la víctima
y al agredido (el Ecuador) en victimario, lo cual es muy
normal para la mentalidad de hacendado de Uribe y compañía,
acostumbrados como están a hacer eso mismo todos los días
con cualquier colombiano que aquí se atreva a discrepar con
el gran patrón.
Cuando el ladrón fue descubierto
robando en el jardín del lado, empezó a inventar las más
inverosímiles patrañas. Estas pueden quedar bien en el
marco de la hacienda, donde la mayor parte de peones viven
obnubilados con las acciones del caporal, pero que, fuera de
las fronteras de la hacienda, nadie, con dos dedos de
frente, puede admitir seriamente. Esas patrañas van desde
responsabilizar al Ecuador por confabular con "grupos
terroristas", hasta decir que Chávez había
suministrado miles de dólares para financiar la guerra
interna de Colombia. Pero todo esto, como lo hace Israel y
los Estados Unidos, solamente pretendía fabricar una
cortina de humo, intentando que el mundo reconociera como
legítima la flagrante violación del derecho internacional
por parte del gobierno de AUV. Pero como, afortunadamente,
no en todo el mundo se piensa como lo hacen los gamonales de
estos lares, el tiro le salió por la culata a los
hacendados que gobiernan a Colombia, y con dignidad, decoro
y sentimiento de soberanía, los presidentes de Ecuador y de
Venezuela, de manera inmediata, ante la agresión y el
ultraje, decidieron romper relaciones diplomáticas con
Colombia (Ecuador) y retirar su personal diplomático de
Bogotá (Venezuela) y expulsar a los funcionarios
colombianos de territorio venezolano.
Además, otros países, como Argentina,
Perú, Brasil y Bolivia fueron tajantes en la condena a la
acción de AUV, señalando que un precedente tan funesto no
podía ser aceptado. Como para que no quede duda de lo que
está en juego, hasta Francia condenó la acción y el único
apoyo que recibió el gobierno colombiano provino de los
Estados Unidos, su indiscutible amo. En medio de esta
situación de desprestigio internacional, en una rueda de
prensa AUV reconoció sin pudor alguno, como una gran hazaña,
que había realizado la operación militar sin consultar al
presidente del Ecuador porque de haberlo hecho dicha operación
no hubiera sido exitosa, porque sencillamente los vecinos no
comprenden las razones del Estado colombiano en su lucha
contra el "terrorismo". Tan cínico reconocimiento
fue avalado por el gamonal de almas, el cardenal Rubiano,
quien, en contra del dictamen religioso de no matar, aplaudió
no sólo la acción criminal del primero de marzo, sino que
además legitimó el derecho a mentir de los gobernantes,
cuando señaló que estaba muy bien que Uribe no lo hubiese
informado a Correa, con lo cual se pudo realizar con toda
impunidad el ataque a mansalva en las selvas ecuatorianas.
Entre las mentiras, AUV y sus geniales
juristas insinuaron, en forma balbuceante, que en estos
tiempos de lucha mundial contra el terrorismo lo más
importante no era la soberanía sino la seguridad, con lo
cual intentan aplicar la doctrina criminal de tinte
estadounidense y sionista del ataque preventivo y del
asesinato de los opositores donde quiera que se encuentren.
Esto es lo que todos los días hace Israel en la franja de
Gaza, mediante el bombardeo indiscriminado en las calles y
casas de ese martirizado territorio, matando de manera
indiscriminada a hombres, mujeres y niños. Esto también lo
hace el imperialismo estadounidense desde hace décadas en
todo el mundo, destacándose la ocupación y bombardeo de países
(Irak y Afganistán) con el pretexto de derribar regimenes
que albergan terroristas o que son enemigos de los Estados
Unidos. Ahora, en Colombia, esta lógica criminal quiere
imponerse a partir de la mentalidad de gran hacienda aquí
dominante, para que los territorios vecinos acepten el favor
que AUV les hace al bombardearlos, porque eso es hecho en
nombre del bien y de la defensa de la Patria (nombre
publicitario que los hacendado le han dado a su finca).
Sin embargo, esta píldora no ha sido
tragada por nadie medianamente sensato en América Latina,
porque de hacerlo se están justificando todas las futuras
agresiones de que pueda ser victima cualquier país de la
región, máxime si tenemos en cuenta los innumerables
litigios fronterizos que existen en el continente y las
ambiciones de los Estados Unidos de apoderarse de
importantes fuentes de riqueza en el continente. Si la
pretendida "Doctrina Uribe", según la cual hoy es
más importante la seguridad que la soberanía, se impusiera
en América Latina, cualquier país puede ser bombardeado en
cualquier momento, empezando por Colombia. Por ejemplo, Hugo
Chávez podría bombardear a Bogotá, lugar a donde se
encuentra Pedro Carmona E. (Pedro el Breve), el golpista que
en abril de 2002 ejerció la presidencia por unas cuantas
horas y al que luego se le concedió asilo en Colombia, a
donde todavía se encuentra. Decimos que Chávez,
argumentando como AUV, puede sostener que aquel individuo,
un terrorista que pone en peligro la seguridad interna de
Venezuela, ha sido declarado objetivo militar en donde
quiera que se encuentre y con ese argumento un buen día,
mientras que Carmona Estanga dicta clase en una Universidad
del norte de Bogotá, puede bombardearla y destruirla so
pretexto de hacerle un bien al mundo, matando a un peligroso terrorista. ¿Qué dirían, si algo así
aconteciera, todos los corifeos del hacendado mayor, muchos
de ellos "prestigiosos juristas"?
3. Lacayos, ¡a discresion!
Esta gran hacienda, Colombia, cuenta
con todo tipo de lacayos, porque una de las características
del régimen terrateniente es el servilismo, a pequeña y
vasta escala. El
de pequeña escala es desempeñado por todos aquellos que
alaban al hacendado, desde el tendero de barrio, hasta el
taxista. Y el de vasta escala incluye a los funcionarios del
pensamiento (que no intelectuales), que van desde curas,
obispos, periodistas, académicos, investigadores, politólogos,
internacionalistas, abogados y hasta políticos de oposición,
muchos de ellos pertenecientes al Polo Democrático
Alternativo.
Pues bien, en esta ocasión cuando la
torpeza internacional del hacendado y sus siervos más próximos
se ha hecho evidente, al pretender aplicar, fuera de los
limites de su finca ganadera, las mismas prácticas que se
han aplicado dentro de las fronteras de Colombia, todos a
una llamaron una
santa cruzada para rodear al hacendado, que de agresor paso
a ser presentado como una inofensiva víctima. Esto sucedía
mientras varios países rompían relaciones con el hacendado
y cuando muchos otros censuraron claramente dicha acción
agresiva hacia el Ecuador, al mismo tiempo que la prensa
seria e independiente del mundo (que la hay) puso en primer
plano el crimen de guerra que se cometió en Ecuador.
Ese llamado indigno de rodear en esta
situación de crisis al caporal de la finca, encaminado a
legitimar la mentira y la violación del derecho
internacional, fue seguido por un gran grupo de corifeos,
que, igual que el gobierno de AUV, empezaron a balbucear,
intentando justificar la agresión a un país vecino, que
nada le ha hecho a Colombia. Aparecieron en escena,
entonces, vergonzosos personajes y funcionarios del
gobierno, periodistas e investigadores para decir disparates
como que Colombia no era el agresor sino el agredido, que la
acción terrorista del gobierno de AUV –en connivencia con
el principal agente del terrorismo mundial (Estados
Unidos)– era legitima en sí misma, que Colombia tiene
derecho a ganar su guerra interna, sin importar los medios
usados, y que Chávez estaba incurriendo en el delito de
genocidio, al apoyar supuestamente a las FARC.
Difícilmente, se encuentra tal nivel
de unanimidad y de estupidez como la que se vio en los
primeros días de marzo, donde académicos de todo tipo
intentaron limpiar la imagen del patrón de la hacienda de
una manera tan servil y abyecta, la cual produce pena ajena
por el nivel de indignidad alcanzado. Ahora, de repente, el
gobierno agresor aparece como una mansa paloma a la que se
debe defender y no sólo se llama a rodear a las
instituciones –con ese tono fabulesco que se suele
usar–, sino que se redoblan los tambores de guerra, tanto
en el interior del país como hacia los vecinos, aceptando
todo la lógica bélica de la guerra preventiva, made in
USA.
Políticos de los más diversos
partidos, potenciales candidatos presidenciales, incluidos
los del Polo Democrático, Lucho Garzón, Gustavo Petro,
Samuel Moreno y Carlos Gaviria, en lugar de llamar a las
cosas por su nombre y de denunciar la agresión de la que
fue víctima el Ecuador, han apoyado al finquero mayor y han
renunciado a cualquier forma de oposición. A diferencia de
Ecuador y Venezuela, donde la derecha claramente se demarcó
de sus respectivos gobiernos, y se dio a la tarea de apoyar
a AUV y a George Bush, en Colombia algunos voceros de la
centro–izquierda incurrieron en el despropósito de
visitar al caporal en su Palacio de Nariño, y de decir que
no tenían suficientes elementos para juzgar su conducta,
bajo la excusa que había sido elegido por la mayor parte
del pueblo colombiano, como si no contaran los hechos de
sobra conocido sobre la parapolítica y las fraudulentas
elecciones de los últimos tiempos. ¡Ese es el problema de
que no existan partidos con programa de izquierda sino
eternos candidatos en búsqueda del raiting y popularidad de
las encuestas, y en esa perspectiva no les importa adular al
hacendado con tal de que en el futuro le dejen administrar
la hacienda a alguno de ellos, como ingenuamente lo creen!
¡Por eso, estos individuos creen que entre más adulen al
hacendado, menos peones van a dejar de ser, cuando
justamente por su carácter servil lo que demuestran es todo
lo contrario, es decir, su postración ante la lógica de
finquero de AUV!
Lo único que rompió ese unanimismo
fue la grandiosa marcha del 6 de marzo, organizada contra
viento y marea, a pesar de los miedos y amenazas, contra el
paramilitarismo y los crímenes del Estado colombiano. En el
contexto internacional de desprestigio del uribismo, esta
marcha adquirió un innegable ribete de dignidad e
independencia, como también se vio en diversos lugares del
mundo, donde el tema adquirió una inusitada actualidad por
el crimen de guerra que perpetró el gobierno de AUV en el
vecino país del Ecuador.
(*) Economista y profesor
diplomado en historia en la Universidad Nacional de
Colombia. Autor de numerosas obras, la más reciente:
"Imperialismo, geopolítca y retórica democrática. Un
mundo incierto, un mundo para aprender y enseñar. Las
transformaciones mundiales y su incidencia en las enseñanza
de las ciencias sociales", Universidad Pedagógica
Nacional, 2 volúmenes, Bogotá, 2007.
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