Otra
manera de seguir garantizando la dominación estadounidense
Los
pozos petroleros ultraprofundos
Por
Adán Salgado Andrade
Para
Socialismo o Barbarie, 01/04/08
De nueva cuenta, el entreguista, dócil,
controlado gobierno panista que (junto con el priísta) mal
administra a México, está empleando leguleyos,
tramposos, engañosos argumentos a favor de la apertura de
lo que queda del petróleo mexicano, pero no para
“beneficio de todos los mexicanos”, como los
tendenciosos spots televisivos (y que conste que de
acuerdo con la nueva ley de medios, ya no se iba a emplear a
la televisión o la radio para transmitir propaganda política,
que eso son tales amañados anuncios sobre la “riqueza que
yace en el fondo del mar”) pretenden mostrar.
No, en
realidad, como siempre, el ilegítimo, inepto grupo de mal
administradores panistas (que no gobernadores) está siendo
parte del plan expansionista energético tan necesario a los
Estados Unidos, para que ese desperdiciador país siga
sosteniendo sus excesivos derroches de energía, cada vez más
crecientes, que en millones de barriles de petróleo diarios
se ubican actualmente en unos 22.5 (incluidos sus
territorios), que significan un 31.3% de la producción
petrolera diaria (ver mi artículo en Internet: “La guerra
mundial por el petróleo y el gas natural”). Pero el petróleo
producido dentro de ese país sólo satisface un 40% de esas
glotonas necesidades, además de que sus reservas están
declinando muy rápidamente, así que el 60% restante, EU
debe de comprarlo, importarlo de países productores, muchos
de ellos de regiones lejanas. Por ejemplo, el petróleo
comprado del Medio Oriente
– de Arabia Saudita, Kuwait e Irak, sobre todo –,
poco más de dos millones doscientos mil barriles por día,
constituye casi el 25 % de sus importaciones.
Nigeria, otro
alejado país africano, le vende un millón doscientos diez
mil barriles diarios, que por sí solos ascienden a casi un
15% del total de crudo importado. Argelia, Angola y Libia
que aportan 903,000 barriles diarios entre ambos, casi 5%,
también están lejanos de EU. De Azerbaiján obtiene
134,000 barriles, 1.44%, de Inglaterra, 94,000 barriles,
apenas 1%, pero también son lejanos. Así, el costo de
comprarles petróleo a esos países, sobre todo por el
transporte (barcos-tanque, principalmente), se incrementa,
además de que a mayor distancia, mayor es el tiempo que
debe de recorrer el crudo hasta las refinerías
estadounidenses en donde será procesado en los distintos
petrolíferos, especialmente combustibles, que ese país
requiere (en las cantidades anteriores, sólo se incluye el
petróleo crudo que EU adquiere del exterior, sin tomar en
cuenta el total de los otros derivados petrolíferos que
también compra, junto con los cuales, EU importa alrededor
de 11.1 millones diarios de petrolíferos, de los casi 18.5
millones que el país continental consume, sin incluir el
resto de sus territorios, con lo que el consumo asciende a
22.5 millones de barriles diarios, la cantidad que cito
arriba).
Por otro lado, se trata de regiones conflictivas
muchas de ellas, como Irak (en donde ya hay un estado
permanente de guerra, desde la invasión
anglo-estadounidense, que le cuesta al gobierno del inepto
Bush 1000 dólares por segundo y que no se ve para cuándo
haya de terminar) o Nigeria, en donde los peligros de
inestabilidad política y estallidos sociales son
“variables” que están presentes en las estrategias del
control político y económico de los planeadores
estadounidenses, para quienes es sumamente importante la
estabilidad de una región, más cuando ésta le aporta
ventajas, como petróleo, para el caso que estamos tratando.
Y he ahí que todo viene de maravilla cuando tales
planeadores ven en los países petroleros cercanos, como México,
una gran, prometedora opción a sus planes energéticos
futuros.
Resulta que México, a pesar de la
disminución de su producción petrolera, aún exporta un
millón 234,000 barriles diarios a EU – de un millón
577,000 que, en promedio, le exportaba durante el año 2006
–, casi 15% de las importaciones estadounidenses de crudo
(me refiero, otra vez, sólo al petróleo no procesado).
Otro país que le vende petróleo y que es su primer
exportador es nada menos que Canadá, que a diario le
entrega un millón 784,000 barriles, casi 20% del total
importado. Así que entre México y Canadá, obtiene EU
cerca del 35% de sus importaciones diarias de crudo. Un
tercer país muy importante para las futuras estrategias
petroleras de EU es, irónicamente, Venezuela – digo irónicamente
porque Hugo Chávez es persona non grata para las
necesidades de dominación de EU en Latinoamérica, debido a
la evidente posición antiestadounidense del mandatario
venezolano –, pues le vende a aquel país un millón
246,000 barriles por día, también casi el 15%. Así, esos
tres países resultan sumamente estratégicos para EU, pues
le aportan la mitad de sus necesidades energéticas
petroleras de importación. Los otros tres países
latinoamericanos que le venden el resto del petróleo
importado que requiere EU son Ecuador, que entrega 195,000
barriles por día, 2%, Brasil, 171,000, 1.8% y – no podía
faltar en esta estratégica ecuación – Colombia, que le
surte 113,000 barriles diarios, 1.21%.
El problema para EU son sus reservas
probadas, las cuales ascienden apenas a poco menos de 21,000
millones de barriles, que al ritmo del consumo actual apenas
le alcanzarán para escasos dos años y medio, así que es
extremadamente urgente para esa nación seguir contando con
fuentes foráneas confiables que le surtan segura y
regularmente todo el petróleo que requiere y seguirá
requiriendo, pues, como señalé, su glotonería energética
no tiene límites – se estima que de aquí al año 2030,
si logramos llegar, EU aumentará su consumo energético en
27%, casi 1% anual, lo que se traduciría en 225,000
barriles más por día, en promedio, por cada año. Por otro
lado, el resto de las llamadas “energías alternativas”
(eólica, solar, nuclear, biomasa), en los niveles tecnológicos
actuales, se estima que no podrán satisfacer las demandas
energéticas ni de EU, ni del resto del mundo, así que no
constituyen un sustituto real del petróleo, energético que
seguirá empleándose masiva e intensivamente en las décadas
por venir (con las catastróficas consecuencias para el
medio ambiente que tan fuerte dependencia de los energéticos
fósiles seguirá provocando).
De los ya citados tres países vecinos
que más le venden petróleo, el que cuenta con las mayores
reservas probadas es Canadá, quien tomando en cuenta las
llamadas tierras “alquitranadas” – de las que
actualmente obtiene alrededor de una cuarta parte de su
producción diaria, gracias a los modernos métodos para
procesar esos yacimientos petrolíferos que hacía años
parecía difícil de conseguirse –, posee alrededor de
179,000 millones de barriles (con lo que se colocaría en
segundo lugar, después de Arabia Saudita, que sigue a al
cabeza, con alrededor de 260,000 millones de barriles
probados), que al ritmo actual de producción, 3.1 millones
de barriles por día, le durarían casi 160 años.
Venezuela, también contando con sus tierras alquitranadas,
posee reservas por alrededor de 80,000 millones de barriles.
Al ritmo de producción actual, 2.4 millones de barriles
diarios, le durarían casi 91 años. Y en esto de las
reservas, el que actualmente se queda corto es México, que
tras haberse jactado por años de contar con inmensas
reservas probadas, ahora resulta que sólo tiene alrededor
de 12,400 millones de barriles de petróleo, los cuales, con
la producción actual, de alrededor de 3.12 millones de
barriles diarios (60% de los cuales son extraídos del
declinante yacimiento de Cantarell), no durarán más allá
de 11 años. Si además se miden las reservas de los tres países
con respecto al consumo estadounidense, las canadienses
durarían unos veinte años, las venezolanas, casi diez años
y las mexicanas, ¡apenas año y medio! Claro que estos países
no le venderán todo su petróleo a EU, pero sólo hago los
cálculos para efectos comparativos del potencial petrolífero
de cada uno.
Evidentemente que Canadá no es un país tan dócil,
como para que su vecino del sur lo vuelva parte
incondicional en sus futuros planes energéticos (que de
alguna manera lo es, mediante el tratado de libre comercio,
con el que Canadá se obliga a comprarle y venderle
determinados productos a determinadas cuotas), aunque
llegado el caso, habrá de aumentar sus exportaciones de
crudo a EU. Tampoco lo es Venezuela, al menos mientras Chávez
esté en el poder. Por esa razón, es claro aquí, que
resultaría vital para EU que se diera un efectivo golpe
militar contra Chávez (si, efectivo, no como el que
pretendió derrocarlo en abril de 2002 y que por fortuna se
frustró) y que se lograra imponer un gobierno
incondicional, como el colombiano – o el iraquí en Medio
Oriente –, con tal de que Bush y sus halcones pudieran
manejarlo a sus anchas, sobre todo, garantizarse la venta
irrestricta de petróleo.
Por tal razón, no le hubiera
venido mal a los planeadores militares estadounidenses que
se hubiera dado una guerra, luego del arbitrario, ilegal,
infame bombardeo a “guerrilleros colombianos” en
territorio ecuatoriano – acción muy seguramente planeada
desde la CIA y el Pentágono con esas negras intenciones
–, entre Ecuador, apoyado por Venezuela – países que,
falsamente se acusa, apoyan a las FARC –, contra Colombia,
en el deseo de que si aquéllos fueran derrotados – que
sería muy factible, dado que Colombia cuenta con gran ayuda
militar de EU, como moderno armamento y asesores militares
del Pentágono, además de que no dudarían los
estadounidenses en prestar ayuda a su “sufrido” aliado
sudamericano –, daría ello lugar a protestas de sus
ciudadanos y a la caída de Chávez y Rafael Correa, pero,
por fortuna, la diplomacia imperó.
Pero aún con Chávez en
el poder, es tan preciado el petróleo venezolano para los
estadounidenses que a pesar de la retórica revanchista de
Chávez hacia Bush y sus halcones, no se pueden éstos dar
el lujo de dejar de comprarle crudo a los venezolanos, ni
los venezolanos pueden dejar de venderle crudo a sus imperialistas
compradores, pues es un 15% de lo que EU compra, y que a un
promedio de 100 dólares el barril, dejarían de percibir
aquéllos casi 125 millones de devaluados dólares por día,
muy importantes para la petrolizada economía venezolana
(este es otro grave problema de muchos países
latinoamericanos, las monoexportaciones, como el caso
mexicano – muy dependiente aún del petróleo –, lo que
los vuelve bastante vulnerables a las fluctuaciones en los
precios y en las demandas de el o los productos que
principalmente exportan, pero a eso ha llevado el modelo
neoliberal, a mantener países monoproductores, pues sólo
así pueden insertarse en la división internacional del
trabajo que las corporaciones han establecido en todo el
mundo para sus exclusivas necesidades de obtención de una
cada vez más declinante ganancia industrial).
Así pues, en
esta ecuación entra México a la perfección, sobre todo
porque resulta que además de contar con un entusiasta grupo
de entreguistas, incondicionales y dóciles mal
administradores, dispuestos a apoyar en todo a su patrón
estadounidense, el país cuenta con supuestas
potenciales reservas del tan necesitado “oro negro” en
las aguas más profundas del así llamado Golfo de México,
como veremos enseguida.
Y antes que nada, enfatizo lo de supuestas
reservas porque aunque muchas compañías petroleras
extranjeras ya extraen petróleo de los llamados pozos
ultraprofundos – algunas lo hacen desde 1995 –, en
realidad muchas de las tan vituperadas “potenciales
reservas” que están aparentemente localizadas en la parte
media del golfo de México, en donde las aguas alcanzan su
mayor profundidad (de 2000 o más metros), no está del todo
comprobado que realmente existan. Esto lo ilustra el hecho
de que los métodos de localización de mantos petroleros
ultraprofundos, empleados por compañías extranjeras, tales
como Chevron (estadounidense), Exxon Mobil (estadounidense),
Shell (anglo-holandesa), British Petroleum (inglesa), entre
otras, son totalmente indirectos y azarosos, consistiendo en
la producción de fuertes exhalaciones de aire emitidas por
“cañones marinos”, dirigidas hacia el fondo marino, las
que al chocar con éste, rebotan en forma de ondas sonoras,
las cuales son medidas en su intensidad.
De acuerdo con
ciertos parámetros, tales ondas rebotadas señalarían si
en tal o cual sitio existen posibles reservas de crudo (pero
esto es tan azaroso y difícil, que, según un ingeniero de
Chevron, equivaldría a “que usted tirara una pelota de béisbol
desde una altura de ocho kilómetros y le atinara a la base
¡pero siendo de noche!”) Así, con esa especie de
“ultrasonido oceánico” se ha pretendido establecer que
los fondos del golfo poseen suficiente potencial de crudo
como para aumentar las declinantes reservas de petróleo
estadounidenses hasta en un cincuenta por ciento, es decir,
existirían, aseguran tales empresas, al menos entre 12,000
y 15,000 millones de barriles del petróleo más viejo hasta
ahora descubierto (dataría del periodo terciario).
Y como
resulta que muchos de esos potenciales depósitos se
encuentran justo del lado mexicano del golfo, pues entonces
hay que justificar con las pobres intentonas panistas de que
allí hay una “gran riqueza”, pero que no podemos
disponer de ella si no nos “aliamos” (léase, privatizar
también la exploración, como otras tantas actividades de
PEMEX que ya están en manos privadas “gracias” a los
tramposos Contratos de Servicios Múltiples) con empresas
extranjeras. Por otro lado, si, como arriba menciono, muchas
compañías ya están explotando esos mantos petroleros
ultraprofundos desde hace más de 12 años, cabría
preguntarse: ¿qué certeza existe de que tales mantos aún
cuenten con suficiente petróleo como para que valga la pena
explotarlos y realizar las altísimas inversiones
requeridas? (esto porque por el llamado “efecto popote”
el petróleo que pudiera estar del lado mexicano ya estaría
siendo extraído desde hace tiempo).
Además, existen muchas
dificultades técnicas, aunadas a potenciales peligros ecológicos
de graves consecuencias, como veremos. En la parte en donde
se pretende extraer petróleo, la profundidad del mar puede
alcanzar más de 2000 metros, lo que generaría una altísima
presión de unos 200 kilogramos por cada centímetro
cuadrado de superficie, suficiente para hacer que estallaran
tanques de oxígeno de buceo, por ejemplo. Luego siguen más
de 6600 metros de sedimentos y fondo rocoso. Cuando los
barrenos perforan esas partes, se corre el riesgo de que si
tocan capas de menor dureza o “huecas”, pueden
deshacerse en segundos. Y a esas profundidades, las
corrientes marinas dificultan muchísimo las maniobras de
perforación y extracción.
La empresa Chevron posee en esa
parte un campo exploratorio llamado Tahiti, el
cual cubre un área de unos 77 kilómetros cuadrados. Allí
perfora actualmente un pozo, bautizado como Cajun Express,
no tan profundo, 1200 metros, que ha presentado una serie de
grandes dificultades técnicas, como las mencionadas. Otro
problema es que el crudo, a esa profundidad, está más que
hirviendo, pues alcanza temperaturas de hasta 200 grados
centígrados, así que mucho de dicho crudo, de antemano,
está convertido en calientísimo gas natural y bióxido de
carbono, lo que aumenta aún más las presiones de operación,
que aunada a la presión por la profundidad del agua y de
las capas rocosas y sedimentarias, incrementa muchísimo las
probabilidades de riesgos, tales como que las tuberías de
extracción estallaran (altamente probable) y que el crudo
se derramara incontrolable por todo el fondo oceánico. Un
problema más, también de alto peligro, es que en tales
profundidades marinas, la temperatura del agua está cercana
a la congelación.
Si una vez que el crudo estuviera extrayéndose,
las tuberías por las que circulara no estuvieran
suficientemente aisladas, el acero del que están hechas,
por la diferencia de temperaturas (de 200 grados a casi cero
grados centígrados), se despedazaría como vidrio... ¡también
así se derramaría incontrolable el hirviente crudo,
destruyendo y contaminando a su paso el lecho marino, antes
de ascender finalmente a la superficie del mar! Todavía no
existen, por fortuna, precedentes respecto al grave daño
ecológico que derrames así, de petróleo hirviente,
provocarían en la ecología marina, pero seguramente serán
devastadores.
Sí, los riesgos de que tales
instalaciones vayan a sufrir siniestros aumentarán su
frecuencia y probabilidad debido a los inherentes peligros
que enfrentarán. Baste ver que los accidentes de
plataformas marinas provocados por huracanes o tormentas son
cada vez más frecuentes y eso que no trabajan a las
ultraprofundidades mencionadas antes. Por ejemplo el
ocurrido a la plataforma Usumacinta de PEMEX, el pasado mes
de octubre, en el pozo Kab-101, en el que lamentablemente
murieron 22 trabajadores (las “mandarinas”,
embarcaciones supuestamente herméticas, cuyo mantenimiento
estaba concesionado a la empresa naviera privada “Oceanográfica”
– presumiblemente vinculada con los hijos de Marta Sahagún
–, no funcionaron correctamente debido a sus lamentables
condiciones), se debió a un huracán, pero los daños
fueron mayores debido también a las deterioradas
instalaciones de dicho pozo, ya que a los mal
administradores panistas no les interesa que aquella
empresa dé mantenimiento a su infraestructura productiva, y
se engulle casi la totalidad de los ingresos petroleros,
seguramente porque así justificarán más fácilmente la
entrada de capital privado adicional a PEMEX, aduciendo que
ni para dar un mínimo mantenimiento a sus instalaciones
tiene dinero la paraestatal.
Y ya British Petroleum sufrió
la pérdida de una de sus plataformas ultraprofundas, la Thunder
Horse, valuada en $5000 millones de dólares,
cuando en julio de 2005 el huracán Dennis la destruyó
parcialmente. Ubicada en medio del golfo de México, a 240
kilómetros de las costas de Nueva Orleáns, esa mole planea
extraer 250,000 barriles diarios de crudo por día, pero a
causa del accidente, además de graves problemas de diseño
y construcción (por ejemplo, los tanques de balastro que la
pretenden mantener a flote los próximos 25 años tienden a
corroerse muy pronto), aún no está en producción, lo que
se prevé se hará hasta finales de este año. Por fortuna
en la fecha del accidente, todavía no estaba bombeando
crudo, pues los daños al ecosistema marino habrían sido
cuantiosos por tanto petróleo derramado. Si esto le sucedió
a BP, que además en esta plataforma está asociada con
Exxon Mobil, la que posee 25% de las acciones y BP, el 75%
restante, supuestas empresas poseedoras de tecnología de
punta, qué puede esperarse que sucederá con el resto
de las plataformas ultraprofundas, de las que ya hay unas
quince operando, en el caso de huracanes y otros disturbios
climáticos, sobre todo ahora que, debido al calentamiento
global (otro grave problema más debido a la irresponsable
acción del hombre), aquéllos fenómenos naturales serán más
frecuentes... ¡como ya señalé, los accidentes en dichas
plataformas serán muy frecuentes y los daños en la ecología
marina serán incuantificables y bastante severos!
Además los costos de operación de esas
plataformas, como en el caso de la Cajun Express, son
elevados, de medio millón de dólares diarios, así que los
ejecutivos de Chevron consideran que, una vez en
funcionamiento, el barril de petróleo costaría unos 40 dólares.
Supongamos, entonces, que se “asocia” Chevron con PEMEX.
A ese costo por barril, en caso de que el precio de venta
fuera de 100 dólares, la utilidad sería de 60 dólares.
En
un esquema de “asociación”, probablemente Chevron
alegaría que arriesga capital, además de la aportación
tecnológica, así que pensemos, conservadoramente hablando,
que retuviera 60% de tal ganancia (en Brasil, por ejemplo,
Petrobras, la paraestatal petrolera de ese país, recibe de
las petroleras extranjeras que extraen el crudo brasileño,
entre un 10 y un 25% del precio al que éstas vendan cada
barril de petróleo, es decir, a un precio de 100 dólares,
aquéllas le entregarían entre 10 y 25 dólares, lo que
evidencia la inequitativa posición que tiene esa empresa
brasileña, en donde, merced a la parcial privatización
hecha desde la época de Fernando Henrique Cardoso, cuando
el gobierno tenía 87% de las acciones de la empresa, ahora
sólo conserva el 40%.
Hay actualmente una campaña de
varios activistas sociales y expertos para revertir esa
situación en la que, irónicamente, se está tomando como
modelo a PEMEX, pues aquéllos consideran que está en mejor
situación que Petrobras... ¡hasta ahora!). Así, se quedaría
Chevron con 36 dólares y PEMEX o, más bien, los
negociantes panistas, recibirían 24 dólares, que para
ellos sería muy buen negocio, sobre todo porque varios
tienen sus “empresitas” listas ya para entrarle en
sociedad con las transnacionales en la intentona
privatizadora de la paraestatal. Pero para el país, para
los mexicanos, eso no es buen negocio, en primera, porque en
las condiciones actuales, el costo de extracción por barril
para PEMEX en sus pozos digamos que “normales” es de
alrededor de 5 dólares, y suponiendo otros 10 dólares en
gastos de transportación y otros costos, tendríamos 15 dólares
en costos.
La cotización actual ha superado incluso los 90
dólares, lo que significaría una utilidad de unos 75 dólares,
los cuales prácticamente absorben los mal administradores
panistas, sin que le permitan a la paraestatal
capitalizarse, tanto para las construcción de
infraestructura refinadora, como para el correcto
mantenimiento de sus instalaciones, muchas en muy lamentable
estado. Además, es claro para cualquier administrador que
conviene más al país conservar la totalidad de la
exploración, pues la utilidad correspondería
completamente a México, no siendo así en
el caso de compartirla.
Por otro lado, el petróleo extraído
sería no para las necesidades internas, sino para surtir
las refinerías estadounidenses, pues ese es, de
entrada, el plan de EU para México, como arriba expongo, ya
que en los planes de los mal administradores panistas se
prevé aumentar la producción diaria hasta en cuatro
millones de barriles, es decir, así podría vendérsele un
millón más a EU, pero por mediación de las empresas
extranjeras, no de PEMEX, la que, como dije, sólo se quedaría
con parte de las utilidades. Además, parte del dinero
recaudado se iría en pagar el costo de las plataformas
ultraprofundas, pues las empresas extranjeras buscarán
primero que se amortice su inversión, antes de que PEMEX se
quede con el total de las utilidades que le correspondan. Se
especula que el “negocito” podría ascender hasta unos
300,000 millones de dólares, que equivaldrían a que se
operaran unas 300 plataformas que costarían unos 1000
millones de dólares cada una, además de que llevaría diez
años, como mínimo, la construcción y operación de dichas
plataformas, demasiado tiempo para los planes de los mal
administradores panistas de hacer sus grandes negocios.
Por otro lado, por ningún lado se ve
que en los planes panistas se proponga una diversificación
petrolera, es decir, de nueva cuenta sólo se prevé
exportar crudo, no derivados de éste, los que tienen mayor
valor agregado al final, más ganancia, pues. Y eso es
evidente en la relación actual de los petroquímicos que México
exporta a EU, pues del total de barriles equivalentes, que
asciende a un millón 322,000 por día, solamente 88,000
barriles de esa cantidad corresponden a petroquímicos, es
decir, menos del 7%. En contraste, Canadá le vende a EU dos
millones 360,000 barriles diarios equivalentes, de los
cuales 576,000 son productos refinados, es decir, casi 25%.
Otro caso es el de Inglaterra, la que le vende a EU un total
de barriles equivalentes de 238,000, pero de los que 145,000
son petroquímicos, o sea, casi 156%.
Y el que saquemos
menos dinero por vender mayoritariamente petróleo crudo, no
es todo el problema, sino que por la falta de inversiones en
refinerías, por ejemplo, hemos llegado actualmente a que
del total del petróleo exportado, unos 42,000 millones de dólares
el año pasado, casi 36,000 millones fueron gastados en
comprar gasolinas, gas natural y otros petroquímicos, o
sea, ¡cerca del 86% de esos ingresos se nos van en
recomprar, ya procesado, el petróleo que le vendemos a EU
(que es el país que mayoritariamente nos vende productos
petroleros), pero mucho más caro! (sí, así
como los jitomates que le vendemos, que nos revenden en
forma de puré o de jugo de tomate, ¡vaya negocios estúpidos
que hace nuestro “gobierno”!). Por ejemplo, cuatro de
cada diez litros de gasolina “mexicana” son importados.
Eso evidencia que las formas de control neocolonialista, que
consideran a países subdesarrollados, como México, como
meros exportadores de materias primas, siguen tan vigentes,
tal cual lo hicieron España o Inglaterra durante los
nefastos tiempos coloniales.
Así pues, las “riquezas que yacen en
el fondo del mar” no son para beneficio de los mexicanos,
no son para ampliar nuestras reservas, sino que todo lo
dicho es parte del plan estadounidense para seguir amoldando
a México a sus necesidades futuras, tanto energéticas,
como industriales. Sí, así como el Plan Puebla Panamá
(PPP), que pretende hacer una región maquiladora desde
nuestro país hasta Panamá, muy al estilo chino, de
materias primas baratas, recursos energéticos abundantes y
salarios muy bajos. O como el proyecto de la generación
privada de energía eléctrica (por ejemplo los proyectos eólicos
de la Venta, en Oaxaca, totalmente en manos de
particulares), ya en funcionamiento, justamente para surtir
de energía suficiente a las maquiladoras que surjan del
PPP.
O los planes para privatizar áreas naturales del país,
como manglares y playas, para construir allí, sin que
importe para nada el daño ecológico que se provocará,
grandes complejos turísticos. O como los proyectos panistas
que han hecho de importantes lugares arqueológicos como el
Tajín, Tulum o Teotihuacan, foros comerciales para que se
presenten estrellas de la farándula nacional y extranjera.
O como las “reformas” constitucionales que prácticamente
dejaron en manos privadas la casi totalidad de las
telecomunicaciones en México. O lo que ya se hace en el
campo, de permitir a agroindustrias extranjeras que compren
o alquilen ejidos para la siembra de cereales transgénicos,
sin obstáculos, ni objeción alguna, a pesar de los
potenciales daños a la salud y al medio ambiente que pueden
desatar esos organismos alterados artificialmente, como el
maíz de Mosanto, con tal de aumentar la producción de
granos, no para que tengamos más alimentos, sino para que
sean procesados y convertidos en etanol y otros
biocombustibles, que serán luego exportados a EU, para que
los estadounidenses puedan emplearlos en sus gastalones
SUV’s... y así por el estilo.
¡Venga, pues, otro gran negocio
panista-priísta, otra entreguista iniciativa, bajo la
batuta estadounidense, sea bienvenida una nueva manera de
seguir vendiendo y subastando los recursos que le quedan,
cada vez menos, a este pobre país!
Contacto: studillac@hotmail.com
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