Cómo
puede impactar en la región la
crisis financiera internacional
Por
Eduardo Lucita
La Arena / Argenpress, 25/04/08
¿Cuál será
la extensión y la profundidad de la actual crisis
internacional? ¿Alcanzará a la economía real?
¿La economía
estadounidense se desacelerará o por el contrario irá a
una recesión? y sobre todo ¿Qué puede pasar en la región
latinoamericana?
Estas y
otras preguntas cruzan la preocupación de economistas y
analistas de distintas corrientes teóricas y tendencias políticas.
Atrás han quedado ya los debates acerca de si el ciclo
expansivo (2003–2007) de la economía norteamericana
concluiría en un aterrizaje suave o duro. Ya nadie duda que
será esto último y que tendrá implicancias para la economía
global por el solo hecho de que, al menos hasta ahora, el
60% del crecimiento de la economía mundial se explicaba por
el consumo de los EEUU, un país que consume más de lo que
produce y la brecha la cubre con importaciones.
Las
tesis del desacople
En los últimos
tiempos y al compás de la profundización de la crisis
distintas voces se han alzado pregonando las tesis del
desacople. Esto es, la posibilidad de que países y regiones
completas tendrían forma de aislarse del impacto global. Se
aduce para esto que la crisis quedará encapsulada en el
sector financiero; que la economía china tiene el
suficiente vigor como para compensar la caída
estadounidense y que varios países de América latina,
entre ellos Argentina, han logrado una suerte de blindaje,
resultado del abultado nivel de reservas y de los superávit
comercial y financiero alcanzados, por lo que quedarían al
margen.
Sin embargo
estas tesis han comenzado a debilitarse a poco de conocerse
las recientes estimaciones del FMI acerca del costo de la
crisis. Sus cálculos –aunque el FMI es una institución
muy desprestigiada y poco confiable– arrojan cómputos del
orden de los 945 mil millones de dólares, casi ¡un millón
de millones¡ La cifra adquiere relevancia no sólo por su
colosal magnitud, sino porque hasta no hace mucho tiempo atrás
se estimaba este costo en la mitad de esa cifra. Hasta el
momento el costo orilla los 600 mil, y esta semana se ha
conocido que el Banco de Inglaterra decidiría un salvataje
histórico de 100.000 millones de dólares, que podría
llegar al doble. No parece aventurado ni muy alarmista
esperar nuevas turbulencias y nuevos salvatajes.
No sólo es
la magnitud de la crisis sino que ella se ha desatado en el
centro neurálgico del capitalismo mundial –EE.UU e
Inglaterra– y de allí se irradia al mundo.
La
vía financiera
Ya nadie
duda de que el impacto será global y que, a pesar de la
enorme masa monetaria arrojada para inyectar liquidez en los
mercados, su primera manifestación será, ya los es, el
encarecimiento del crédito y las dificultades crecientes
para conseguir financiamiento. Esto es particularmente
significativo para los países más endeudados de la región,
Brasil entre ellos, y sobre todo nuestro país.
Como ya lo
anticipara esta columna, la deuda argentina, por las
condiciones de los bonos del canje y la capitalización de
intereses, crece automáticamente. Lo hizo en más de 14.000
millones de dólares en 2007 y se deberá conseguir
financiamiento para el bienio 2008–2009 del orden de los
18.000 (6.000 para el año en curso y 12.000 para el próximo).
Aquí la crisis se hará sentir por el mayor costo de
financiamiento.
La
vía comercial
Pero en una
economía globalizada e interdependiente no sólo cuentan
las transacciones financieras, también los flujos
comerciales. Las importaciones de los países están
relacionadas a su crecimiento económico, pero si este
crecimiento se deteriora o ingresa en recesión las
importaciones tienden a debilitarse. Así el intercambio
comercial es también una vía de transmisión de la crisis
en curso.
Es
indudable que en América latina los países que se verán más
afectados son aquellos cuyas exportaciones son muy
dependientes de los EEUU: en primer lugar México, pues más
del 70% de sus exportaciones van al mercado americano, luego
Brasil y Colombia. Los países que tienen industrias
'maquiladoras', México, El Salvador y Honduras, sufrirán
las consecuencias. También aquellos que tienen firmados
tratados de libre comercio con el país del norte, Chile
entre otros.
Este es el
impacto directo de una contracción del déficit comercial
norteamericano por menores importaciones. Argentina será
uno de los menos afectados por esta vía, sólo el 7% de
nuestras exportaciones van hacia este mercado. Según un
estudio del prestigioso Center For Economic And Policy
Research (CEPR) de los EEUU este porcentual es solo un 1,6%
del PBI, lo cual implicaría que si el déficit comercial
del país del norte se achica del actual 5,2% hasta un 1%,
la caída de las exportaciones sería del 1,1% y el PBI se
vería disminuido en solo un 0,4%.
Pero hay
también un impacto por vía indirecta. Esto es, qué pasa
con los países que exportan fuertemente a EE.UU (Chile 12%;
Brasil 18%) y a los que su vez Argentina les exporta por
montos significativos (7% y20% respectivamente).
Siguiendo
el citado informe del CEPR una fuerte contracción del déficit
norteamericano significará para Chile una pérdida de
exportaciones del orden del 2,9% y una caída de su PBI del
1,2%. Para Brasil estos cálculos arrojan 2,8% y 0,4%
respectivamente. No parecen ser demasiados significativos
para nuestra economía.
China
Argentina
no puede dejar de tener en cuenta a China, que consume el 9%
de nuestras exportaciones. El caso chino es distinto por su
magnitud pero también por su evolución. Es el país más
dependiente del mercado estadounidense, pero esto está
cambiando. Las exportaciones han sido importantes para el
crecimiento de su economía, pero nunca fueron decisivas. En
el período 2005–2007 aportaron 2 ó 3 puntos al PBI, pero
la demanda interna (consumo + inversión) lo hizo entre 8 y
9 puntos.
Según el
informe del Banco Mundial correspondiente al cuarto
trimestre del 2007 la economía china creció un 11,2%, la
contribución de las exportaciones a ese crecimiento fue de
sólo 0,4% mientras que el consumo más las inversiones
aportaron 10,8%. Continuando con su análisis el BM señala
que las importaciones están creciendo más que las
importaciones y que por primera vez en siete años el
consumo es un porcentaje mayor del PBI que la inversión.
La
importancia de esto radica en que si bien se espera una
desaceleración de la economía china ésta seguiría
creciendo en el 2008 al 9 ó 10%, pero si la mayor parte de
este crecimiento está solventado por el mercado interno, y
especialmente por el consumo, el aporte de China al
sostenimiento de la demanda global del sistema sería mayor
que antes de la crisis.
Por lo que
puede inferirse que la demanda de materias primas en volumen
continuará, aunque sus precios puedan caer un 20 % por el
componente especulativo existente.
En síntesis,
Argentina se verá afectada, pero ni tanto, ni tan poco. Las
exportaciones seguirán su curso ascendente, aunque el superávit
comercial tenderá a disminuir y crecerán las dificultades
financieras. Algo que ya conocemos aunque, claro está, la
economía no es una ciencia exacta.
(*)
Eduardo Lucita es integrante del colectivo EDI (Economistas
de Izquierda).
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