Perú

Chocan sindicalistas y policías durante paro general en Perú; 200 detenidos

Gremios obreros y campesinos califican de
exitosa la movilización

Dpa y Reuters, 09/07/08

 

 

 

Lima.–. Un paro nacional de 24 horas en Perú para protestar contra las políticas del presidente Alan García se cumplía este miércoles con bloqueo de carreteras y marchas, en una jornada en la que 200 personas fueron detenidas en diferentes enfrentamientos entre manifestantes y la policía

Los disturbios alcanzaron incluso la frontera del país con Brasil, donde fue saqueada e incendiada la sede del gobierno regional de Madre de Dios, en la ciudad de Puerto Maldonado, en lo que probablemente fue el más grave enfrentamiento de la jornada de huelga, en que no hubo heridos.

El gobierno y el sindicalismo presentaron reportes contradictorios del paro nacional, pues mientras Lima aseguró que 93 por ciento de los trabajadores acudió a su lugar de labor, la izquierdista Confederación General de Trabajadores de Perú (CGTP) dijo que fue mayoritario el cese de actividades.

Los medios coincidieron en un punto medio al señalar que había partes del país prácticamente paralizadas mientras en otras existía relativa normalidad.

Según Dpa, el consenso de los medios era que el mayor acatamiento al paro se localizaba en los Andes sureños, en el centro y en la Amazonia. Ciudades como Cusco e Iquitos estaban paralizadas, mientras que en esta capital y departamentos vecinos todo transcurría con relativa normalidad.

En Lima el paro tuvo el efecto de producir una sensible disminución del transporte público, a la vez que se advertía discreta presencia de militares en varias vías.

La CGTP, que llamó a la protesta, calificó la paralización de “contundente y exitosa a escala nacional”, según Mario Huamán, secretario general del gremio.

Huamán afirmó que el llamado a huelga se acató de manera absoluta en sectores como comercio minorista, textiles, agroindustria, agricultura, transporte, petróleo, pesca y educación. Los campesinos se mantienen movilizados en las regiones sureñas de Cusco, Puno, Apurímac, Arequipa, Tacna, Moquegua y Ayacucho.

En esta última ciudad el cívico Frente de Defensa de los Intereses del Pueblo exige la expulsión de unos 200 soldados de Estados Unidos que desde junio pasado cumplen actividades cívicas, y sostiene que esa es una presencia que afecta la soberanía nacional.

El paro fue originalmente convocado para protestar contra las promesas incumplidas del gobierno y el alza en el costo de vida, pero ha servido para expresar inquietudes sobre múltiples temas sectoriales y regionales.

“Hay hasta el momento 200 detenidos a escala nacional al haber intentado hacer actos ilícitos”, dijo por su parte el ministro del Interior, Luis Alva Castro, quien sin embargo señaló que no hubo muertos o heridos. Añadió que “el paro no ha tenido la acogida que sus dirigentes imaginaban”.

Poco más tarde, el presidente Alan García celebró que “la población ha demostrado que no tenía ni tiene la voluntad de paro, de detener al país paralizando las actividades productivas (…) éste es un tema positivo de destacar, porque a pesar de la insatisfacción que podría sentir (la población), sabe que no es la manera de expresar su descontento. Por ese camino (los sindicalistas) no van a torcer lo que el gobierno viene haciendo de manera sensata por el país”.

Las detenciones se produjeron por intentos de huelguistas de bloquear carreteras, sobre todo en regiones del sur del país, las más pobres y que son las mayores opositoras al gobierno de García.

El gobierno se vio obligado a sacar a las calles a las fuerzas armadas en apoyo a la policía, encargándose de la vigilancia de aeropuertos y empresas estratégicas como agua y electricidad.

Cientos de trabajadores marcharon a media mañana desde varios lugares de Lima al centro de la ciudad, lo que generó gran congestión vehicular. Los manifestantes se reunieron en la céntrica Plaza 2 de Mayo, para asistir a un mitin contra el gobierno.

Marchas similares se produjeron en ciudades del interior, donde grupos de manifestantes cortaron las principales rutas y sostuvieron escaramuzas con la policía.

 

 

 

El paro de la CGTP coincide con una paralización de 48 horas que se inició el martes y fue convocada por los dos principales gremios agrarios, la Confederación Campesina de Perú y la Confederación Nacional Agraria.

Ambos gremios rechazan una reciente ley que permite el ingreso de empresas mineras en territorios de las comunidades campesinas, lo que significaría la disolución de las mismas, según denuncian.

Huamán dijo que los trabajadores exigen al gobierno un aumento general de sueldos y salarios para compensar “el alza incesante del costo de vida”, así como “el cambio de la política económica neoliberal que atenta contra los intereses de los más pobres”.

El paro se produce en un momento en que Perú atraviesa por un periodo de euforia económica, beneficiándose de un crecimiento cercano a 10 por ciento.

Este crecimiento, sin precedentes en este país de 28 millones de habitantes, se da especialmente en la capital y en las zonas costeras, mientras que las regiones selváticas y andinas en el este y el sur se sienten abandonadas por la acción del Estado.

En la región amazónica de Madre de Dios, al este de Perú, manifestantes incendiaron la sede del gobierno local, según medios de comunicación locales, en tanto que hubo bloqueos y marchas en las regiones andinas de Cusco, Puno y Ayacucho, y también en Chiclayo, en la costa norte.

En el sur del país, la policía dijo que usó bombas lacrimógenas para despejar la carretera en Ica, mientras que en Arequipa mujeres golpearon cacerolas.


Cortaron rutas y tomaron la plaza de Cuzco a un dia del paro

Rebelión campesina en Perú

Por Carlos Noriega
Desde Cuzco
Página 12, 09/07/08

El paro campesino es el preludio y empalma con el paro general convocado por la central obrera peruana que mantiene en vilo al gobierno de Alan García, quien ordenó la movilización de las FF.AA. para controlar la protesta.

El campo se le levantó ayer [martes 8] al presidente peruano Alan García. En este caso, la protesta estuvo encabezada por los campesinos de las ancestrales comunidades andinas, que forman la población más pobre y abandonada del país. Cerca de la una de la tarde, más de un millar de campesinos tomaron pacíficamente la plaza principal del Cuzco, antigua capital del Imperio Inca, ante la mirada de decenas de policías y de los turistas que a esa hora paseaban por el principal centro turístico del país. Hombres y mujeres, muchas de ellas llevando a sus pequeños hijos cargados en la espalda, llegaron hasta el centro de la ciudad desde sus comunidades, que rodean la capital cuzqueña. Las principales rutas amanecieron bloqueadas por piquetes de campesinos y se debió suspender el servicio de trenes a Machu Picchu, lo que dejó a cientos de turistas varados y al gobierno indignado. Las marchas de protesta y los bloqueos de carreteras se repitieron en distintas zonas del país. El paro campesino de 48 horas iniciado ayer empalmará hoy con el paro nacional convocado por la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP), la principal central sindical del país.

Los campesinos protestan en contra de una reciente ley dada por el gobierno que abre las puertas del retorno al latifundio y la liquidación de las más de siete mil comunidades campesinas que hay en el país, y también en contra del alza de los fertilizantes, los bajos precios de sus productos y en rechazo al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos que permite el ingreso de productos agrícolas norteamericanos subsidiados. El paro agrario se sintió con mayor fuerza en la zona andina del país, especialmente en el sur, donde se ubica el Cuzco. En esta ciudad, corazón de la oposición al gobierno de Alan García, y en otras ciudades y pueblos de la región sur andina, el rechazo al gobierno supera el 80 por ciento. Eso se sintió ayer durante las protestas antigubernamentales.

En Ayacucho, al sudeste de Lima y al norte del Cuzco, la protesta, que reunió a miles de personas, también fue en rechazo a las tropas norteamericanas, que desde hace poco más de un mes se encuentran en esa zona del país, una zona narco y de guerrilla haciendo treas “educativas”..

El asunto no solamente ha enfrentado al presidente Alan García con la población de Ayacucho, sino también con el presidente boliviano Evo Morales, que en recientes declaraciones calificó la posible instalación de una base militar norteamericana en el Perú como una amenaza a toda la región. En esa escalada verbal entre García y Morales, el presidente peruano acusó al mandatario boliviano de estar promoviendo el paro convocado por los gremios campesinos y sindicatos peruanos, aunque no mostró ninguna evidencia que respalde su acusación. Los organizadores del paro negaron recibir un supuesto apoyo de Evo Morales o de cualquier otra fuente externa. El asunto ha puesto las relaciones entre Perú y Bolivia en una situación delicada.

“El campo no se rinde”, “No a la venta de nuestras tierras”, eran algunos de los lemas que los campesinos pasearon por la ciudad del Cuzco y por varias otras ciudades del país. “El gobierno quiere liquidarnos, desaparecer las comunidades para entregarle nuestra tierras a los extranjeros, a los hacendados, a los mineros. El kilo de papas lo vendemos a 60 centavos (20 centavos de dólar) y el saco de fertlizantes nos lo venden a 240 soles (80 dólares). Lo que sacamos con las ventas no nos alcanza ni para pagar los costos de producir. Nos están matando de hambre. Y con este TLC todo va a ser peor porque nuestros productos van a bajar todavía más de precio. Este gobierno es una desgracia para nosotros”, le dijo a PáginaI12 Julio Pumayari, curaca (jefe) de la comunidad de Yupango, ubicada a 3700 metros de altura y a poco más de una hora del Cuzco.


El paro pegó fuerte en Perú

Por Carlos Noriega
Desde Cuzco
Página 12, 10/07/08

Si bien el gobierno peruano tensó la cuerda con amenazas de represión, el paro fue pacífico en las grandes ciudades, aunque hubo incidentes en algunas localidades del interior. Alan García dijo que acusó el impacto.

El paro general convocado para el día de ayer por la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP), la principal asociación sindical del Perú, paralizó buena parte del país, aunque en Lima fue acatado parcialmente. El gobierno había acusado a los organizadores del paro de buscar desestabilizar el país con actos de violencia, pero la protesta se de– sarrolló pacíficamente en casi todo el país, excepto algunos actos violentos. Los incidentes más graves se produjeron en la andina ciudad de Huancavelica, donde fue incendiado un local gubernamental y en la selvática ciudad de Madre de Dios, donde se quemó el local del gobierno regional. En algunas rutas se produjeron enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que habían organizado piquetes para bloquear las principales carreteras. El gobierno informó que hubo 216 detenidos. La huelga se realizó en protesta contra la política neoliberal del gobierno, el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, el alza del costo de vida y contra recientes leyes dadas por el gobierno para promover la venta de las tierras de las comunidades campesinas y de bosques en la Amazonia, y la privatización de los puertos y servicios básicos como el agua. Los huelguistas también exigieron aumento de sueldos, una mejor redistribución del crecimiento económico de entre siete y ocho por ciento que tiene el país pero que no beneficia a los sectores más pobres y la restitución de una serie de derechos laborales que han sido eliminados.

“El paro ha sido contundente y exitoso en el interior del país”, aseguró Mario Huamán, secretario general de la CGTP. Sin embargo, Huamán admitió que en Lima la huelga fue solamente parcial. El secretario general de la CGTP calificó a la administración de García como “un gobierno de los ricos y las transnacionales” y le exigió que “abandone la soberbia y dialogue con los trabajadores para atender sus demandas”. Del otro lado, el presidente Alan García, que siguió la huelga reunido en Palacio de Gobierno con su gabinete ministerial, respondió que su gobierno “no es sordo”, pero no dio señales de convocar a un diálogo a las agrupaciones sindicales y agrarias que ayer paralizaron una parte importante del país. García admitió que existe descontento entre la población por el alza en los precios de productos de primera necesidad, especialmente los alimentos, pero atribuyó el problema a factores externos. El primer ministro, Jorge del Castillo, cuya renuncia fue una de las exigencias de los huelguistas, mostró ante la prensa unas sorprendentes cifras que tenían muy poco que ver con la realidad de lo ocurrido ayer. Del Castillo dijo que el ciento por ciento de los empleados públicos y el 98 por ciento de los trabajadores del sector privado habían concurrido a trabajar. Mientras el primer ministro mostraba sus propias cifras de la huelga, la mayor parte del sur del país, la zona andina y la selva estaban paralizadas casi en su totalidad, importantes carreteras seguían bloqueadas por los piquetes de huelguistas y decenas de miles de manifestantes marchaban por las principales ciudades de todo el país protestando contra el gobierno.

En el Cuzco, una de las ciudades donde la huelga se sintió con mayor fuerza, unas veinte mil personas, entre empleados públicos, obreros, maestros, estudiantes y campesinos marcharon ayer por las principales calles de la ciudad gritando consignas contra la política neoliberal del gobierno y las intenciones gubernamentales de promover el retorno del latifundio, a partir de la venta de las tierras de las comunidades campesinas. “Urgente, urgente, se necesita nuevo presidente”, era uno de los gritos más escuchados durante la marcha de los huelguistas que duró varias horas. La ciudad del Cuzco estuvo paralizada. Solamente funcionaron algunos pequeños comercios. Las actividades escolares fueron suspendidas por la huelga y también se suspendió, por segundo día consecutivo, el servicio de tren a Machu Picchu. “Si el gobierno no nos escucha radicalizaremos nuestras protestas. Iremos a un paro indefinido. El gobierno quiere privatizarlo todo, hasta las tierras de las comunidades campesinas, y eso no lo permitiremos. La protesta es masiva y eso demuestra el rechazo al gobierno. Y también es pacífica y con eso hemos demostrado que las acusaciones que nos hacía el gobierno de que buscábamos desestabilizar el país promoviendo actos de violencia era una patraña para desprestigiarnos”, le señaló a PáginaI12 Efraín Yépez, secretario general del Frente de Defensa del Cuzco. El gobierno movilizó a cien mil policías en todo el país para controlar las protestas y sacó a las fuerzas armadas a las calles. Pero la presencia amenazante del ejército no pudo con el paro.


La huelga general galvanizo a la oposición alrededor de Humala

Un bloque social peruano

Por Carlos Noriega
Desde Lima
Página 12, 11/07/08

Fue una huelga muy agitada. En Puerto Maldonado indígenas incendiaron un local de gobierno y atacaron a la policía a flechazos. García dio un discurso agresivo y acusó a los huelguistas de conspirar contra la democracia.

Los efectos del paro nacional del miércoles se siguieron sintiendo ayer. Miembros del gobierno, encabezados por el presidente Alan García, y dirigentes de la Central General de Trabajadores del Perú (CGTP), que convocó al paro, siguieron cruzando dardos.

El gobierno insistió en calificar de fracaso el paro y acusó a sus organizadores de conspirar contra la democracia, mientras desde la CGTP se siguió hablando de una huelga exitosa y se conminó al gobierno a cambiar su política económica neoliberal, aumentar los sueldos y detener las privatizaciones. Cuando la calma parecía haber retornado a la selvática ciudad de Puerto Maldonado, donde el miércoles nativos indígenas incendiaron el local del gobierno de la región Madre de Dios, cuya capital es Puerto Maldonado, en la tarde de ayer la policía atacó a los nativos y detuvo a 50 de ellos.

Antonio Iviche, presidente de la Federación Nativa del Río Madre de Dios, denunció que unos 200 policías llegados desde Lima los atacaron cuando se preparaban para retornar a sus comunidades. Al tiempo que la policía detenía a los nativos acusados de atacar el gobierno regional, el primer ministro, Jorge del Castillo, anunciaba en Lima el envío a Puerto Maldonado de una comisión oficial para dialogar con las organizaciones sociales de Puerto Maldonado sobre sus demandas, las que el miércoles se desbordaron en las calles.

El incendio del gobierno regional de Madre de Dios fue el hecho de violencia más grave ocurrido durante el paro nacional. Cerca de ocho mil pobladores, la mayor parte de ellos nativos, tomaron violentamente el local del gobierno regional y lo incendiaron luego de que se frustrara su intento de hablar con el presidente regional, Santos Kaway. Durante el ataque, 21 policías resultaron heridos por flechazos y pedradas lanzados por los nativos.

Los indígenas de Madre de Dios exigen al gobierno la derogación de una ley que permite la privatización de extensas zonas de bosques amazónicos y de otra ley que abre las puertas para la venta de las tierras de las comunidades campesinas y nativas. El gobierno dio recientemente ambas leyes, que han desatado protestas en la selva y en las comunidades andinas, utilizando las facultades legislativas que le otorgó el Congreso para adecuar la legislación nacional al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.

El miércoles, cuando buena parte del país se encontraba paralizado, el presidente García adoptó un discurso que parecía conciliador, pero menos de 24 horas después retomó el estilo confrontativo y agresivo que suele usar para referirse a sus opositores. Ayer García acusó a los organizadores del paro, el primero que enfrenta en dos años de gobierno, de “conspirar contra la democracia” y los calificó de “fracasados”. Haciendo un balance del paro, el presidente peruano aseguró que “no paró ni el cinco por ciento del país”.

Cifra que poco tiene que ver con la realidad de un paro que se sintió con fuerza en el interior del país, especialmente en el sur y en las zonas andinas y amazónicas. Mario Huamán, secretario general de la CGTP, tiene un balance del paro muy distinto al del gobierno. “En el interior del país el paro fue contundente. En muchas zonas la paralización superó el 90 por ciento. En Lima el paro fue parcial, pero mayoritario. El miércoles en Lima parecía que era un domingo”, señaló Huamán, quien también anunció que luego del paro el siguiente paso será la formación de la Asamblea Nacional de los Pueblos, cuya creación se formalizaría en noviembre.

Esta Asamblea estará formada por los sindicatos, organizaciones sociales, gremios agrarios y partidos de izquierda que apoyaron el reciente paro. Esta Asamblea, que pretende convertirse en un polo opositor al gobierno, también incluirá al Partido Nacionalista del ex candidato presidencial Ollanta Humala, quien apoyó el paro contra el gobierno de García. El paro del miércoles puede considerarse el punto de partida para el lanzamiento de este bloque opositor.

Consultado por Página 12 sobre los efectos que tendrá el paro nacional, el politólogo y catedrático de la Universidad Católica Carlos Reyna señaló que “el efecto más importante será el impulso que le dará a la formación de una convergencia opositora que seguramente tendrá en su centro a Humala. El paro le dará mayor unidad a la protesta social. En el gobierno el efecto seguramente será mínimo, no creo que cambie el rumbo de su modelo económico. La formación de un bloque social fortalece la democracia”.