Uruguay

Balance del Frente Amplio en el gobierno

No hubo “redistribución de la riqueza” y el 40% de
los empleos son de baja calidad

Entrevista al economista Jorge Ángel Notaro Roumas (*)
CX36 Radio Centenario
Enviado por Correspondencia de Prensa, 23/08/08

Chury: quisiéramos comenzar con una introducción a la coyuntura económica del Uruguay hoy.

– Notaro: Perfecto. Destacaría tres aspectos: por un lado hay dos resultados de la macroeconomía muy importante, muy positivos: el nivel de la actividad económica medido por el PBI ha alcanzado un récord. Los uruguayos saben que el país tuvo un crecimiento hasta el año 98, luego comenzó una crisis que tuvo su momento más profundo en el 2002–2003, cayó el nivel de actividad, aumentó el desempleo, se perdieron puestos de trabajo y a partir de 2004 inició un proceso de recuperación. Ya en el 2006 y en el 2007 se consolida un nivel de actividad económica mayor al que había antes de la crisis de 1998. También el número de personas ocupadas supera desde el año 2006 y continúa en el 2007 al número de personas ocupadas en el año 98 que era el máximo anterior a la crisis.

Más o menos podemos estimar que hay un millón y medio de personas trabajando, como contrapartida de esta situación, la taza de desempleo está en niveles muy bajos entorno al 7% eso sería en los aspectos más positivos de los resultados económicos. En el plano macroeconómico hay un problema que no está resuelto que es la inflación, la carestía. Para el equipo económico cuando elige su enfoque de política macroeconómica considera que el objetivo prioritario es bajar la inflación, incluso en el acuerdo que se firmó con el FMI a mediados de 2005 se asume un compromiso, se establece un pronóstico que la inflación bajaría un 1% anual de modo que en este momento estaríamos entorno al 4% del aumento de la inflación medido por el IPC anual.

Como sabemos estos objetivos, estas metas no se alcanzaron, la inflación anda entorno al 8% anual y lo que es más preocupante como un problema nuevo, es que en los primeros 6 meses del año 2008 solo en seis meses, los alimentos crecieron alrededor de un 8%. Es una inflación que está mostrando varias cosas, primero que aquello que para la política macroeconómica parecía un objetivo alcanzable no se alcanzó o sea que algo anda mal en la política macroeconómica, segundo que uno de los fundamentos para tener esta prioridad era que si no se bajaba la inflación, no iba a haber inversión, no iba a haber empleo, no iba a haber crecimiento; tampoco este fundamento fue verificado por la realidad, la inflación aumentó y sin embargo siguió creciendo la actividad económica, la inversión y el empleo.

Finalmente tiene un componente muy duro para los sectores populares, los sectores de bajos ingresos. Si bien el promedio de los precios aumenta un 8% anual los alimentos aumentan casi un 8% en los primero 6 meses del año 2008. El tercer aspecto es en cuanto a los resultados o los impactos sociales de esta política. Por un lado, se dice con toda esa actitud que los salarios reales se están recuperando, que las pasividades se están recuperando y que la pobreza, el número de personas pobres también se reduce. Todo eso es  exacto si se toma como punto de referencia el año 2004, o sea el año previo a que asumiera el nuevo gobierno. En este período de gobierno todos estos aspectos son efectivamente así.

Pero si comparamos estos mismos indicadores con los del año 1998 ó 1997, 98, 99 para tomar un punto de referencia más estable, más sólido y no solo un año que podría ser una accidente, tomemos un trieño con relación a esa situación podemos decir; que los salarios están por debajo de los salarios reales, las pasividades también están por debajo de ese nivel y el número de personas pobres es siempre entre un 8 y un 10% mayor al de ese momento. Eso abre entre los economistas un gran debate. Esto es el resultado de que no se podía hacer más en este tiempo inevitablemente tenía que ser así o, esto es el resultado de que hay una conformidad aceptando menos de lo que sería posible. Yo me incluyo dentro de esta segunda posición. Creo que no es por un fundamento de impaciencia o de aspirar a lo imposible sino que los límites para el aumento de los salarios, para la reducción de la pobreza están dados por el nivel de actividad económica, cuando la economía entra en crisis hay un impacto muy difícil de evitar aunque se pueda atenuar y es que se pierden empleos, aumenta la pobreza. Cuando la economía está en plena extensión y bate record año a año 2006, 2007 entonces se genera riqueza que permitiría mejorar los salarios y permitiría reducir el número de personas pobres. Ese es un poco una pintura de los acontecimientos.

– ¿Qué estaría no concretándose? El país está en un record de exportaciones y todo lo demás. Es decir, ¿la redistribución ha sido atendida?

– Creo que no podríamos hablar de redistribución. Ha habido una recuperación parcial de los niveles de salarios, un aumento del empleo, una recuperación, de algunos hogares de la pobreza. Pero la creación de riqueza o la generación de ingreso en estos años ha sido mayor que los que han crecido los ingresos de los sectores populares. O sea que podríamos decir que los ingresos del capital, de los dueños de la tierra, dueños de las empresas, de los bancos, de los que especulan con valores públicos, con operaciones financieras, los importadores todos esos sectores han tenido aumento de sus ingresos muy superiores a los aumentos de los salarios y de las pasividades.

Si nosotros un indicador que está bastante difundido que usamos algunos economistas es ver que parte del valor que se genera en el país en un año, que se mide por el ingreso nacional bruto disponible que porcentaje le toca a los trabajadores en lo que llamamos la masa salarial o la masa salarial y las pasividades.

Lo que vemos es que mientras que en 1997, 98, 99 la masa salarial captaba a los trabajadores asalariados que  recibían un 30% del ingreso nacional, del total de ingresos que se generó en el país en los años 2005, 2006 y 2007 residen entorno a un 20% o sea un 10% menos todavía, eso es lo que marca. Si bien la masa salarial creció, creció el número de trabajadores, mejoraron los salarios reales pero no tan rápido como la generación de riqueza.

Del mismo modo el total de pasividades, el gasto del BPS en jubilaciones y pensiones en los año 96, 97, 98, 99 representaban un 10% del ingreso nacional bruto disponible en estos últimos años representan un 8%, en la crisis estaban por debajo, se están recuperando pero todavía no llegaron al nivel previo a la crisis. Como el ingreso nacional está por encima del nivel de la crisis, quiere decir que hay una parte mayor de ese ingreso nacional que no va a los trabajadores asalariados, que no va a los pasivos y que va entonces hacia grupos que conforman estos distintos sectores o fracciones de capital.

– Usted comenzó en los términos de inflación porque  todos sabemos que en el año 1999 un litro de aceite de girasol de COUSA para decirlo valía 9,90, hoy cuesta 56 pesos. Es decir que esa inflación del aceite comestible no se corresponde con la de un Mercedes Benz o de un BMW. Es decir, porque el pobre lo que puede tratar de aspirar a comprar es un litro de aceite.

– Creo que en definitiva cuando explica la pobreza, no tiene más remedio que recurrir a esas cosas absolutamente de última necesidad de la gente. Fijémonos en lo que aumentó el arroz, en lo que aumento cualquier alimento de la alimentación. En lo que aumentó por ejemplo el costo de un alquiler, un elemento absolutamente vital en la vida de la gente porque es el techo, los alquileres no, porque lo que se marca oficialmente  es que han subido más de un 140% en lo que va de este gobierno. Es decir, que de 2000 pesos, hoy la gente está pagando entre 5500 y 6000 y hay mucha gente que paga alquiler por más que haya 50.000 viviendas desocupadas en Montevideo.

– ¿Cómo incide la emigración económica en la taza de empleo, cuál es el nivel de desempleo abierto?

– Lo que registra el INE es un 7% un poquito más de un 7% de desempleo abierto, es decir, de personas que quieren trabajar, están en condiciones de trabajar, buscan trabajo y no encuentran trabajo, esa taza llegó casi al 20% en el peor momento de la crisis y este gobierno la tomó en 14%.

La emigración desde mi punto de vista contribuye a que esta taza baje. En la época de la crisis durante el gobierno de Batlle he trabajado sobre este tema y lo he incorporado a trabajos y a mi libro sobre el problema del empleo en el Uruguay. La idea es que aproximadamente cada año ingresan al mercado de trabajo unas 15.000 personas. Si durante los últimos tres ó cuatro años la emigración de personas en edad de  trabajar estuvo entre 15 y 20 mil personas aproximadamente se puede estimar que si esas personas estuvieran en el Uruguay la taza de desempleo estaría un 3 ó 4 % superior, estaría entre 10 y 11%. De las personas que se fueron, la mitad tenían un empleo o sea que al irse dejaron un puesto de trabajo que ocuparon otras personas sino estarían buscando trabajo, es una estimación, pero en la época de Batlle más o menos había 100 mil uruguayos que no estaban buscando trabajo en el Uruguay porque estaban buscando trabajo fuera del país. Creo que hoy la emigración es una luz amarilla para el gobierno, creo que es un indicador de insatisfacción, ya sea por los niveles de remuneración, por la calidad del empleo o a veces por las condiciones de trabajo general.

– ¿Qué opina de la medición del empleo por encuesta, figura con empleo el que trabaja un par de horas en una semana sin importar otro indicador, otra referencia?

– Sí. La forma de medir en el Uruguay es de acuerdo a una convención internacional en todos los países del mundo se mide de la misma forma. Cuando uno conversa con los estadísticos bueno, cómo podemos clasificar a una persona que trabajó dos horas, no podemos decir que esta desempleada, pero a continuación el INE mide el subempleo, en el Uruguay podemos saber con toda exactitud de las personas que tienen un empleo, cuantos tienen un empleo con la duración a la que aspiran y cuántos tienen un empleo menor a la que aspiran, e incluso cuánto trabajan.

Aproximadamente de los ocupados, de las personas que tienen un empleo el 15% está sub empleado, o sea, trabaja menos horas de las que aspira y quiere trabajar, el límite se establece en 40 horas semanales y en promedio estos subempleados que serían unas 250.000 personas trabajan unas 26 horas semanales y aspirarían a trabajar 40 horas. Esa primer medida que sorprende, que impacta un poco, entonces uno se pregunta por qué el millón y medio que  trabaja están trabajando una hora por semana, dos horas por semana, no, eso también lo sabemos por las estadísticas de sub empleo. Son unas 200, 250 mil personas las que trabajan menos horas de las que aspiran y lo que faltan en promedio son unas 14 horas por semana para cada persona.

– Lo que le asombra a la gente es que porque trabajó dos horas en la semana él figura como un empleado...

– Sí, como un empleado o como de un trabajador de lo que se llama cuenta propia sin local por ejemplo. También en esta clasificación internacional de empleo que se utiliza en el Uruguay para hacer las estadísticas comparables las personas que están cuidando automóviles o las personas que están lavando parabrisas de los autos o los vendedores en los ómnibus se considera ocupados. ¿Por qué? Porque desarrollan una actividad, tienen un ingreso, entonces en la primera aproximación se dice, bueno, estas personas tienen un empleo, se les considera, no son asalariados, son trabajadores por cuenta propia sin local, esa es la clasificación. Se mide cuales son sus ingresos, es el grupo social que tiene menos menores ingresos, menos que los trabajadores asalariados.

También la estadística que elabora el INE permite decir que este es un grupo social que justificaría algunas acciones de apoyo para mejorar sus condiciones de trabajo, sus condiciones de vida.

–Sí, ciertamente con el riesgo de que como figuran en la estadística que trabajan, no todos los gobiernos tienen en cuenta que los que están trabajando son dos horas. Uno lo ve esto Lotaro como una especie de justificación para cualquier tipo de gobierno de que el desempleo es menor.

– Es un primer indicador que es muy positivo que hay que destacarlo en ese sentido. Luego vienen lo que yo llamo las luces amarillas. De ese millón y medio de personas que trabajan hay un 40% que tienen un empleo de mala calidad, ya sea porque trabajan menos horas de las que aspiran o porque no tienen cobertura de la seguridad social, es decir, están trabajando en negro. E decir que son 600.000 personas con empleos de mala calidad. Cuando asumió el nuevo gobierno del total de empleados el 45% tenía un empleo de mala calidad. En el transcurso del año 2005 bajó del 45 al 40%. Desde principio de 2006 hasta este momento no baja,  sino que se mantiene un número importante de trabajadores con empleos de baja calidad.

Así como la emigración es un luz amarilla, la calidad del empleo es otra luz amarilla que justificaría dirigir políticas específicas. El empleo de mala calidad esta muy asociado a las PYMES, las pequeñas y medinas empresas son los que concentran el mayor número de ocupados y el mayor número de empleos de mala calidad ósea que más que con medidas represivas se precisaría intensificar además de los mucho que esta haciendo, en lo particular hay expectativa que el nuevo Ministro de Economía Álvaro García que tiene una particular preocupación por los problemas de las PYMES  y a impulsado acciones desde la Corporación Nacional para el Desarrollo y que  tiene proyectado una ley de PYMES es probable que si se crean mejores condiciones que permitan a las PYMES aumentar su productividad, sus ingresos, permitan aumentar también su formalización y generar  mejorar la calidad de sus empleados.

– ¿Si es cierto que el PBI creció,  se exporta más y aumentó la recaudación fiscal, por qué el gobierno ha tenido que aumentar la Deuda Externa 17.500 millones en 2005 a 32.000 millones actuales en solo tres años? ¿Cuál ha sido la causa de todo eso en un país que dice que exporta como nunca?

– Ese dato de los 32.000 millones la verdad que no lo recuerdo. Más bien lo que tengo presente es la relación entre la deuda y el producto que es un indicador que es muy habitual. Llegó un momento durante la crisis de 2002–2003 que la deuda era mayor que el producto. Esa relación comienza a descender y hoy esta 50% por debajo del producto.

El problema es que cuando hablamos de deuda podemos referirnos a distintos conceptos; 1.– Es la deuda pública, la deuda que tiene el Estado que puede ser la deuda total, la deuda interna, o sea que tiene residentes en el país y la deuda externa, que puede ser lo que se llama bruta y neta, bruta es la total y neta es cuando se restan las reservas que tiene el país y que en caso de necesidad podría usarlas par pagar esa deuda.

Bajo el concepto de deuda se pueden interpretar distintas magnitudes. Yo lo que manejo como indicador, que es lo que tengo presente la deuda bruta externa, la deuda externa del gobierno que es la que tiene que hacer frente con acreedores que no residen en el país. Esa deuda en este momento está en una situación muy buena como indicador porque es menos de la mitad del PBI. Incluso ese indicador nos permitiría preguntarnos si no se justificaría por ejemplo, emitir valores públicos por 400 millones de dólares lo que aumentaría un 2% la Deuda sobre el producto y con esos 400 millones de dólares hacer más escuelas, más liceos, más viviendas.

–Se emitieron más bonos pero no con ese destino...

–Han tenido distintos destinos. Uno de los destinos es lo que podríamos decir una calesita, la deuda se va pagando con nueva deuda, en vez de tener que pagar y hacer un ajuste fiscal y bajar la demanda interna para pagar la deuda se colocan nuevos valores a plazos mayores al 2010, 2020...

– 2038 inclusive...

– Claro. Y con esos valores se puede hacer frente a los pagos de corto plazo

– ¿Cómo se puede bajar la inflación? ¿Una inflación única esta reflejando una realidad justa o el 80% de la población debería tener otros índices porque no compran ni Mercedes Benz y otras cosas sino que es el aceite y el arroz y la ha subido un verdadero disparate, la estadística es absolutamente un engaño...

– Yo no diría eso. Lo que pasa es que hay que tomar distintos indicadores, qué es lo que mide el índice del precio al consumo que se toma como el indicador de la inflación, mide como van cambiando los precios de lo que se llama una canasta de consumo promedio de la población de Montevideo. Es un promedio entre lo mucho que consumen los ricos y lo poco que consumen los pobres. Ese indicador es imprescindible como una aproximación al problema de la inflación.

– ¿Eso no nos lleva a la vieja explicación de la estadística de que de los cuatro autos que tiene mi vecino  es mío aunque yo no tenga para comprar aceite?

– O a uno de los ejemplos más difundidos en esto es decir, si hay una persona en un restaurante comiendo un pollo y otra afuera mirando por la ventana la estadística dice que hay medio pollo por persona. Después del IPC el INE elabora otro indicadores que para mí es el más importante que es la línea de pobreza que esto se mide no sobre el promedio que consume la población de Montevideo sino de como cambian los precios de una canasta básica de bienes y servicios; alimentos, transporte, salud, educación, una canasta básica. Ese es el indicador que tenemos que  tomar para saber como los sectores de menores ingresos pueden satisfacer sus necesidades básicas comprar los alimentos o no.

Dentro de estas dos preguntas hay dos aspectos: como detener la inflación que es un problema que es más general y más complejo y el otro que yo pondría el énfasis, en como estabilizar los precios de una canasta de bienes y servicios de consumo popular. Por ejemplo, creo que el subsidio al boleto fue un logro muy importante que hay muchas gestiones que habría que establecer algunos precios, algún tipo de arroz, algún tipo de leche. Estos acuerdos tendrían que ser acompañados por un compromiso de cantidad a proveer, porque lo que he escuchado y lo he percibido en el supermercadito de mi casa que la leche barata a las 11 de la mañana ya no hay. Si yo quiero comprar se agota y entonces lo que tendrían que haber un acuerdo de cuánto consume la población de Montevideo, el compromiso es un precio y en una cantidad.


(*) Jorge Ángel Notaro Roumas, nacido en Montevideo en 1940. Graduado en la Universidad de la República como Contador Público – Economista. Actualmente se desempeña en la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, como investigador del Instituto de Economía. Fue docente e investigador en las Facultades de Ciencias Económicas y de Administración y de Agronomía, desde 1966 hasta la dictadura. Se reintegró en 1997 como coordinador del equipo de Empleo e Ingresos del Instituto de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración. Fue Director interino del Instituto entre 2000 y 2002. Fue asesor del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social en tres momentos (1985– 86, 1996– 97 y 2005). Responsable del Área de Investigación del Programa de Modernización de las Relaciones Laborales de UCUDAL – BID (1995 – 1997). Coordinador del proyecto “Banco de acciones con objetivos de empleo” de la cooperación de OIT con OPP durante 2006.