Atentado marca el peor momento en 14 años
Por Diego Cevallos
Inter Press Service (IPS), 18/09/08
México.– Un atentado en una plaza pública
de la central ciudad de Morelia, una ola de crímenes
macabros que parece no tener fin y los nubarrones sobre la
economía marcan el peor momento de México en los últimos
14 años, según observadores.
Entre los entrevistados por firmas
encuestadoras prima el desencanto con el desempeño de las
instituciones democráticas y predomina la percepción de
que los delincuentes le está ganando la partida al Estado.
Los sondeos también indican un marcado
pesimismo en materia económica. Los recientes problemas
financieros en Estados Unidos, país en el que México
concentra más de 90 por ciento de su comercio, impactaron
en las ya bajas expectativas de crecimiento económico para
este año.
Dos semanas atrás, el gobierno
consideraba que el crecimiento del producto interno del país
ascendería al cabo de este año a 2,4 por ciento, uno de
los más bajos de América Latina. Pero ahora analistas
creen que podría no llegar ni a 2,0.
El secretario (ministro) de Hacienda,
Agustín Carstens, reconoció que el ambiente de inseguridad
reinante es un factor que arrastrará a la baja al conjunto
de la economía.
"Que yo recuerde, México no había
tenido un tan mal ambiente público desde el fatídico
1994", señaló Leo Zuckerman, columnista y académico
del Centro de Investigación y Docencia Económicas.
Ese año, la guerrilla zapatista del
sureño estado de Chiapas se levantó en armas y fue
ultimado a balazos Francisco Ruiz Massieu, secretario del
entonces gobernante Partido Revolucionario Institucional,
que en 1993 había enterrado a su ex candidato presidencial
Luis Colosio.
Además, a finales de 1994 estalló una
crisis económica y bancaria en México, cuyas repercusiones
internacionales se conocieron como "efecto
tequila".
"Ciertamente México vive un
momento crítico, sobre todo en seguridad", dijo a IPS
Guillermo Garduño, experto en la materia de la Universidad
Autónoma Metropolitana. Con los atentados del lunes en
Morelia, en el estado de Michoacán, "quedó demostrado
que los sistemas de seguridad interna del Estado fueron
rebasados", señaló Garduño.
Lo sucedido en Morelia fue calificado a
coro por los actores políticos de acto terrorista. Siete
muertos y unos 100 heridos dejó la explosión de granadas
en una plaza y una calle aledaña donde miles celebraban un
aniversario más de la independencia de México.
En un mundo de la política donde el
encono y las divisiones se arrastran desde 2006, con las
elecciones en que se consagró como presidente el
conservador Felipe Calderón, el atentado propició
exhortaciones a la unidad nacional.
Incluso en la Asamblea Legislativa de
la capital, dominada desde 1997 por el izquierdista Partido
de la Revolución Democrática (PRD), hubo señales de un
cambio de actitud hacia el gobierno federal.
"Sería un grave error aprovechar
la situación para intensificar la lucha política. Con el
caos sólo ganan los delincuentes. Por eso, lo que se impone
es la búsqueda de acuerdos para atender los problemas del
país y evitar la polarización", declaró la Asamblea.
Militares detuvieron este jueves en el
estado de Zacatecas a dos sospechosos de haber lanzado las
granadas en Morelia, pero las autoridades no rebelaron
mayores detalles del hecho.
De forma previa y sin ofrecer pruebas,
el gobierno de Calderón y el del estado de Michoacán,
gobernado por el PRD, atribuyeron el atentado al
"crimen organizado".
México vive desde la llegada al
gobierno del antecesor y correligionario de Calderón,
Vicente Fox, en 2000, una ola de creciente violencia
atribuida a bandas de narcotraficantes. Sin embargo, nunca
se había dado un ataque indiscriminado contra civiles.
Desde la asunción de la actual
administración en diciembre de 2006 ha recrudecido la
violencia, hasta generar expresiones de indignación
ciudadana como las marchas de protestas del 30 de agosto en
varias ciudades.
En la gestión de Fox fueron asesinadas
9.000 personas y en la actual suman ya más de 4.000. No sólo
va en aumento la cantidad de crímenes, sino también su
crudeza. Se registran decapitaciones, ejecuciones de grupos
numerosos y práctica de tortura antes del asesinato.
El activista Edgar Cortez consideró
que México entró en una zona de riesgo para los derechos
humanos, pues con el "pretexto de la seguridad y (de)
un acto terrorista se ha militarizado al país y realizado
muchas detenciones dudosas".
"Todos están hablando de
terrorismo, y aunque eso parece que une a los políticos, no
creo que al final desemboque en un descenso de la polarización",
dijo a IPS Cortez, portavoz de la red de organizaciones
civiles Todos los Derechos para Todos,.
El consultor de derechos humanos Fabián
Sánchez declaró, por su parte, que da "pavor que se
comience a hablar de terrorismo" en México.
Desde su punto de vista, los hechos de
lunes entrarían en esa categoría y podrían alentar políticas
que mermen "las garantías individuales", según
declaró a IPS.
Tras las marchas ciudadanas contra la
inseguridad de finales de agosto, la detención de supuestos
asesinos y secuestradores se han multiplicado.
El gobierno federal y los locales
aluden a estos arrestos en las piezas de propaganda emitidas
en medios de comunicación para asegurar que están
cumpliendo su tarea.
Pero organizaciones humanitarias
advirtieron que las autoridades exhiben a los detenidos sin
siquiera haberlos remitido al Poder Judicial, como si fueran
piezas de trofeo, dijeron. "El debido proceso judicial
y la presunción de inocencia esta siendo pisoteados",
opinó Cortez.
Para hacer frente al narcotráfico
violento, Calderón desplazó a miles de militares y policías
federales a diferentes estados.
Varios soldados han sido acusados por
activistas humanitarios de cometer atropellos en el marco de
la campaña oficial contra el crimen, como detenciones
ilegales, maltratos a la población, cateos sin orden
judicial y hasta violaciones sexuales.
"México está atrapado en un
nicho de inseguridad y presión económica. La coyuntura es
una de las peores de los últimos años", dijo a IPS la
consultora en asuntos financieros Erika Serrano. Empujado
por la inestabilidad financiera en Estados Unidos, la Bolsa
Mexicana de Valores tuvo en los últimos días la caídas más
pronunciada del año, y la moneda local, el peso, sufrió su
mayor depreciación.
A inicios de mes, el Banco de México
(central) dio a conocer los resultados de una encuesta entre
analistas del sector privado. Los que creen que en los próximos
seis meses el clima de los negocios en México va a mejorar
son apenas nueve por ciento.
En el "índice de confianza del
productor" del estatal Instituto Nacional de Estadística,
la situación es similar. En agosto se ubicó en 46 puntos
sobre 100, nivel 15 puntos inferior al del mismo mes del año
pasado.
Diversas encuestas confirman que la
mayoría de los entrevistados ven con escepticismo el futuro
económico y creen que los delincuentes están ganando la
lucha contra las autoridades.
La privada Paramétrica presentó este
jueves un sondeo nacional según el cual 57 por ciento de
sus encuestados estiman que el narcotráfico está ganando
la batalla al Estado.
Una encuesta del diario Reforma,
publicada en agosto, indicó que 54 por ciento de los
entrevistados estaban insatisfechos con el funcionamiento de
la democracia.
Sangriento grito de la independencia
Por Diego
Cevallos
Inter Press
Service (IPS), 16/09/08
México.- Si existía algún
tipo de acuerdo tácito entre mafias y autoridades en México
para no cruzar ciertos límites, como sostienen analistas,
ya no hay duda de que está roto. Varias granadas explotaron
en Morelia en plena celebración del grito de la
independencia, dejando al menos ocho muertos y 100 heridos.
El tradicional acto que recuerda el inicio
del proceso de independencia de México respecto de España,
en 1810, y al que los mexicanos se vuelcan con entusiasmo en
las plazas del país cada 15 de septiembre por la noche,
quedó marcado por primera vez en la historia moderna con
una acción de tipo terrorista, como lo calificaron
observadores.
Las granadas fueron lanzadas contra de la multitud, que como
es costumbre estaba reunida en la plaza central de Morelia,
capital del occidental estado de Michoacán. Varios cuerpos
ensangrentados quedaron sobre el piso, mientras los
asistentes gritaban y corrían en diversas direcciones.
En esos mismos momentos en la capital de México, el
presidente conservador Felipe Calderón, quien es originario
de Michoacán, encabezaba un acto similar ante miles de
personas en la plaza del Zócalo, y luego, también como es
tradición, observaba junto a los asistentes un espectáculo
de juegos pirotécnicos.
Las detonaciones en Michoacán se produjeron a menos de 200
metros de un balcón donde el gobernador de ese estado,
Leonel Godoy, hacia sonar una campana en recuerdo al llamado
que en su momento hicieran los próceres de la independencia
para levantarse en armas contra la corona española.
"Estamos sin duda ante un acto terrorista" y la
principal hipótesis es que los responsables son parte
"del crimen organizado", dijo Godoy, del
izquierdista Partido de la Revolución Democrática.
"Actos tan cobardes y reprobables como los ocurridos
(en Michoacán), merecen el repudio de la sociedad entera y
la reacción inmediata de las fuerzas del Estado para
castigarlos conforme a derecho", señaló el gobierno
nacional de Calderón en un comunicado distribuido la
madrugada de este martes.
"Las bandas de delincuentes cruzaron todos los límites
que existían, incluso los códigos no escritos que
indicaban que con las fiestas patrias o la religión no hay
que meterse", dijo a IPS Alejandro Córdova, politólogo
de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Por su características, lo del lunes en la noche fue un
acto terrorista, consideró este analista.
También el presidente de la estatal e independiente Comisión
Nacional de Derechos Humanos, José Luis Soberanes, declaró
que el ataque de la víspera en Morelia fue un típico acto
terrorista. "Cuando hay una agresión a la población
estamos hablando de terrorismo", expresó.
"Yo sí estoy muy preocupado porque no sabemos a dónde
va a parar todo esto (la violencia de la
delincuencia)", añadió.
México vive desde la llegada el gobierno de Vicente Fox en
2000, antecesor y correligionario de Calderón, una ola de
creciente violencia que es atribuida a las bandas de
narcotraficantes. Desde la asunción de la actual
administración en diciembre de 2006 ha recrudecido hasta
generar expresiones de indignación ciudadana como las
marchas de protestas del 30 de agosto en varias ciudades.
En la gestión de Fox fueron asesinadas 9.000 personas y en
la actual suman ya más de 4.000.
En las últimas semanas y a contracorriente de las promesas
de autoridades de hacer hasta lo imposible por frenar la
violencia y enfrentar el crimen, los hechos de sangre
continuaron.
El viernes pasado fueron encontrados 24 cadáveres en una
zona boscosa cercana a la ciudad de México. Todos eran
hombres y presentaban el llamado tiro de gracia en sus
cabezas.
Ese crimen se atribuyó a narcotraficantes que así se
vengaban de otros, pero las investigaciones preliminares
apuntan a que la mayoría de los asesinados no tenían nada
que ver con las mafias, sino que eran inmigrantes campesinos
que vivían cerca de la capital en unos cuartos rentados y
que trabajaban de albañiles.
A ese hecho se sumaron otros que son cada vez más comunes.
En los últimos días se hallaron cuerpos decapitados, policías
fueron detenidos acusados de cometer secuestros y un
asistente de un ministro del gobierno del estado de México,
vecino a la capital, fue ejecutado dentro de su automóvil.
Sin embargo, las granadas detonadas este lunes,
constituyeron un acto sin antecedentes. Hasta la fecha no se
había atentado contra una multitud reunida en una acto público
y menos que fuera relacionado a una fiesta patria.
Los reportes provenientes de Michoacán indican que gran
parte de los heridos por las explosiones son mujeres y niños.
Para hacer frente a la violencia, Calderón desplazó a
miles de militares y policías federales a diferentes
estados desde que asumió el mando. No obstante, el problema
continúa.
Si bien en la era del Partido Revolucionario Institucional
(PRI), agrupación que gobernó sin interrupciones desde
1929 y 2000, la llamada delincuencia común y los
narcotraficantes actuaban con violencia, su nivel era muy
inferior al actual.
Según diversos analistas, entre ellos Córdova, existía en
aquellos años una especie de acuerdo no escrito entre
bandas de delincuentes entre sí y de ellas con las
autoridades para no llevar la violencia a extremos.
Esta tesis indicaba que la hegemonía, el poder político
del PRI y las relaciones que algunos de los miembros de ese
partido habrían tenido con los delincuentes, permitía
mantener vigentes esos acuerdos.
Con la llegada de Fox y Calderón al gobierno, los primeros
mandatarios del conservador Partido Acción Nacional, la
violencia ha subido de escala.
Las autoridades sostienen que es una reacción a la
persecución de la delincuencia y a la decisión de aplicar
la ley, pero también reconocen que su virulencia se
facilita por la corrupción y la falta de preparación que
exhiben los cuerpos de policía.
A diferencia de la era de los gobiernos del PRI, en la
actualidad ningún partido político tiene mayorías en el
parlamento ni ejerce controles hegemónicos en los estados y
municipios.(
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