Se
agravan las protestas contra el gobierno peruano en el
interior
Rebelión
contra Alan García
Página
12, 01/11/08
Después
de la toma de rehenes entre funcionarios en el norte, le tocó
el turno a la provincia de Tacna, en la frontera chilena.
Hubo enfrentamientos con la policía, una masiva sentada y
corte de la ruta al sur.
La tregua
le duró poco a Alan García. Tres semanas después del
recambio del gabinete peruano, las protestas regionales
volvieron a explotar en todo el país. Ayer el centro de
Tacna, la provincia lindante con Chile, seguía en huelga
general después de una jornada de violencia que llegó
incluso a traspasar la frontera. Más de mil personas
pasaron la noche en las calles protestando por la nueva ley
que distribuye los impuestos de las mineras de la región y
bloquearon la ruta a Chile.
Un día
antes más de ocho mil peruanos se habían levantado en la
provincia norteña de Cajamba en demanda de obras de
infraestructura que el gobierno prometió, pero nunca cumplió.
Al cierre todavía mantenían de rehenes a catorce
funcionarios del gobierno regional.
La cuestión
de fondo del conflicto en el sur del país es la ley minera.
El lunes la provincia de Moquegua retomó una ya conocida
demanda. Miles de personas tomaron las calles para forzar
una reforma que distribuyera más equitativamente entre las
provincias los impuestos que retenía el gobierno central de
las mineras.
Los
movimientos sindicales de esa región acusaban a Lima de
favorecer a Tacna, la provincia vecina. Se habían terminado
las dos semanas de gracia que le habían prometido al nuevo
jefe de gabinete Yehude Simon, un dirigente cercano a los
movimientos sociales en los ochenta y noventa.
Las
manifestaciones ganaron virulencia con el pasar de las
horas. El martes alrededor de mil personas tomaron un puente
y detuvieron durante toda la tarde a tres policías. La
jornada terminó con decenas de heridos y la amenaza de
radicalizar aún más la protesta. El presidente García,
quien hace menos de un mes enfrentó un escándalo de
corrupción que tumbó medio gabinete, cedió y ordenó la
aprobación de la reforma en el Congreso. Pero el mandatario
no contó con que los mineros de Tacna, la otra provincia en
pugna, también estaban listos para movilizarse.
El jueves más
de tres mil personas irrumpieron en la casa de gobierno de
Tacna, la saquearon e incendiaron. Inmediatamente la situación
se descontroló. Cerca de una veintena de policías
resultaron heridos y no hay información sobre los
manifestantes.
El alcalde
de Candarave, la ciudad que bordea la frontera con Chile,
denunció que los mineros habían tomado el Consulado del país
vecino y algunos incluso se habían pasado del otro lado de
la frontera. Más tarde, las autoridades chilenas informaron
que cuatro peruanos se habían enfrentado con un grupo de
carabineros. Están detenidos y serán deportados.
García
envió refuerzos por la noche, pero los mineros de Tacna no
paran de abrir frentes. Durante la noche atacaron los
acueductos que abastecen a la provincia vecina de Moquegua.
Los policías llegaron apenas para evitar que los
destruyeran por completo, pero el suministro quedó
limitado. Ayer, bien temprano, sorprendieron a las fuerzas
de seguridad soldando barras de hierro de un metro de alto
al asfalto del puente Locumba de la carretera Panamericana,
que conecta Tacna con Moquegua y la costa norte de Perú.
Anoche la
policía había logrado recuperar el control del puente, por
donde circulan más de nueve mil autos y camiones diarios.
El gobierno nacional por ahora no presenta ninguna
propuesta. La única reacción vino del ministro del
Interior, Remigio Hernani. “Pareciera que esto está
orientado políticamente a crear convulsión, a buscar el
enfrentamiento, para que la policía tenga la desgracia de
matar un niño o una mujer.”
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