Uruguay
bajo el Frente Amplio
Base
aeronaval de la IV Flota
CEPRID,
30/11/08
Uruguay,
la otrora considerada Suiza de América, gobernada en la
actualidad por el presidente Tabaré Vásquez, del Frente
Amplio integrado por postcomunistas, comunistas,
socialistas, ex guerrilleros tupamaros, ex miristas,
socialdemócratas, hombres y mujeres progresistas, democráticos
y antiimperialistas que parecen haber olvidado su pasado
militante, ¿se apresta a convertirse en una inmensa base aéreo
naval de la resucitada IV Flota? ¿La patria de Artigas va a
ser entregada al imperio como Uribe hizo con la Colombia de
Santander o Alan García con el Perú liberado por San Martín
y Bolívar?
La IV Flota
fue creada por Estados Unidos en 1943 para luchar contra los
submarinos nazis y proteger la navegación durante la II
Guerra Mundial, recordaba el Comandante Fidel Castro, y en
una de sus reflexiones sostenía que la poderosa IV Flota
yanqui renace cuando es casi unánime el rechazo a la
desintegración de Bolivia. Los propios jefes militares (del
impero) explican que tendrá bajo su responsabilidad, más
de 30 países cubriendo 15.6 millones de millas cuadradas en
las aguas adyacentes de Centro y Sur América, el mar Caribe
y sus 12 islas, México y los territorios europeos en este
lado del Atlántico. Estados Unidos posee 10 portaaviones de
tipo Nimitz, cuyos parámetros más o menos similares suelen
ser: desplazamiento de 101 mil a 104 mil toneladas de carga
máxima; largo de cubierta 333 metros, ancho de la misma;
76,8 metros; 2 reactores nucleares; velocidad que puede
llegar a 56 kilómetros por hora; 90 aviones de guerra…”
Llevan bombas atómicas como para destruir a toda la
humanidad y 4 veces a la tierra.
¿Cuál es
el objetivo declarado de la IV Flota? “Combatir el
terrorismo y las actividades ilícitas como el narcotráfico”;
pero en verdad lo que quiere es convertirse en punta de
lanza para apoderarse de los recursos hídricos,
hidrocarburos, minerales, agua, oxigeno y la inmensa riqueza
de los ecosistemas de nuestra América para consolidar el
imperio en esta parte del mundo, y para mayor gloria de los
depredadores del Pentágono, la CIA, Departamento de Estado
y la Casa Blanca. Otro de sus objetivos en amenazar a
directamente a Venezuela, provocar a Cuba, atemorizar a
Ecuador, Bolivia, Paraguay, Argentina.
El Jefe del
Comando Sur de Estados Unidos, Almirante James Stavrides,
como queriendo esconder las intencionalidades bélicas de la
IV Flota declaraba que necesita trabajar más fuerte en el
“mercado de las ideas, para ganar los corazones y las
mentes”. Está claro, el imperio quiere comercializar las
ideas y comprarlas y espera comprar corazones y mentes y una
vez suyos, exprimirlos para satisfacer las ansias de los
neocolonizadores. Naturalmente que con el miedo a cuestas,
las ideas, mentes y corazones salen más baratos y para eso
sirve la IV Flota, sólo que los pueblos y gobiernos de América
Latina han madurado y ya no se dejan atemorizar por el
fantasma de las guerras nucleares, de las guerras
convencionales y de las bravuconadas imperiales.
A pesar de
toda la tecnología, la IV Flota no puede permanecer
indefinidamente en el mar. Siempre necesitará atracar en
algún puerto amigo y seguro y, al parecer, los sabios del
Pentágono, los analistas de la CIA, los planificadores del
imperio, encontraron que Uruguay podía ser el puerto
aeronaval que la IV Flota necesita, y seguramente, concluirían
que el Gobierno del Frente Amplio acogería la propuesta
washingtoniana espesa, colonizadora y dominante.
Si no es así,
¿por qué viajó a Montevideo la Subsecretaria de Estado de
“Democracia y Asuntos Globales” del gobierno de Bush,
Paula J. Dobrianski? ¿Será que aún existen rezagos de
vergüenza en el gobierno del Frente Amplio, para guardar
silencio sobre la “visita” de la doctora experta en
asuntos políticos y militares soviéticos?.
Si Tabaré
Vásquez y sus voceros callaron, la locuaz enviada de Bush
decía que Uruguay es un “modelo” de “valores democráticos”
conforme la visión imperial, que fueron la base para forjar
una “sociedad muy fuerte” entre USA y Uruguay.
Dobrianski afirmaba que su visita era para consolidar el
convenio firmado en abril entre el canciller Gonzalo Fernández
y la Secretaria de Estado Condoleezza Rice, convenio que
serviría para el intercambio de conocimientos y personas en
áreas como la investigación agrícola, biodiversidad,
salud y energía. El señuelo de dominación es el mismo y
el Frente Amplio no lo denunció.
La
Subsecretaria Dobrianski expresaba que “Vemos Uruguay como
un socio muy fuerte, nos sentimos muy bienvenidos aquí y
apreciamos mucho la fortaleza de nuestra relación con
Uruguay, en muchos niveles. Nuestro presidente George W.
Bush estuvo aquí en Uruguay, nuestra Secretaria de Estado y
nuestro secretario del Tesoro estuvieron también… Uruguay
ha liderado tareas de investigación y la propia naturaleza
del país ha ayudado…Tenemos la convicción que Uruguay
tiene mucho más para ofrecer” Naturalmente sus puertos,
su mar, sus recursos naturales como el Acuífero Guaraní,
para servir al imperio, a la IV Flota y sus fines
guerreristas en territorios de paz.
La
inminente llegada a Uruguay de la IV Flota produjo un
repudio generalizado. En julio se desarrolló en Montevideo
una inmensa movilización popular en la que participó la
fuerza revolucionaria de Argentina. Uruguayos, argentinos y
latinoamericanos, juntos y unidos marcharon a la Embajada
USA en Montevideo para decirle al imperio que América
Latina no quiere a la IV Flota, aborrece las bases militares
gringas y las rechaza enérgicamente en todos los frentes.
A América
Latina le sobra dignidad en todos sus pueblos y en algunos
gobiernos, en verdad, progresistas y democráticos. El
pasado 18 de septiembre, Luiz Inácio Lula da Silva,
Presidente de Brasil, al referirse a la IV Flota, decía:
“Estamos preocupados porque está muy cerca de la frontera
marítima brasileña y creemos que no necesitamos de una IV
Flota” que, vaya coincidencia, navegaban muy cerca de los
millonarios yacimientos petroleros que Brasil había
descubierto días antes. Lula sostenía que la marina de
guerra de Brasil “juega un papel muy importante para
proteger nuestros yacimientos en alta mar, porque los
hombres ya están ahí, con la IV Flota casi encima” Añadía
que Brasil es un país de paz que no quiere conflictos sino
desarrollo.
Los
cipayos del imperio
Pero
mientras hay latinoamericanos patriotas y sensatos, hay
otros que, cual cipayos del imperio nacieron para
genuflexiones y obedecimientos. A fines de julio, el
Ministro de Defensa de Uruguay, José Bayardi, viajó a
Estados Unidos y mantuvo una serie de reuniones con R.
Gates, J. Negroponte, T, Shennon y J. Stavrides.
Los
estadounidenses habrían hablado sin tapujos con el
interlocutor predispuesto a escuchar las propuestas
imperiales. Simplemente le dijeron: Necesitamos una base
para los barcos, portaaviones, aviones y recursos humanos de
la IV Flota. Estados Unidos quiere utilizar el espacio
acuoso de Uruguay; es decir el rico acuífero Guaraní. El
Pentágono quiere usar la zona marina exclusiva de Uruguay
porque desea espacios para escalas técnicas.
Es claro
que la IV Flota estadounidense lleva un mensaje de
sometimiento a los pueblos de nuestra América Latina; así
el imperio ofrezca la tan cacareada ayuda humanitaria. ¿Otra
vez los espejos y cuentas de vidrios de colores? Bien puede
decir el impero que la IV Flota no tiene intenciones bélicas;
pero entonces ¿para qué la reactivó? No es,
definitivamente, para luchar contra el terrorismo y el
narcotráfico, como si no le bastara el Plan Colombia o la
Iniciativa Mérida. El objetivo fundamental de la IV Flota
es amedrentar a los países de nuestra América y amenazar
con las fuerza de las armas sofisticadas, incluidas las
nucleares, a los gobiernos progresistas y democráticos que
han dado muestras de desobediencia al dictado imperial y de
ejercicio pleno de la soberanía e independencia en defensa
de la dignidad de sus pueblos. En definitiva la IV Flota no
le mete miedo a Venezuela, Cuba, Nicaragua, Ecuador,
Bolivia, Paraguay, Brasil. QA los países libres, soberanos
e independientes, la Casa Blanca suele motejarlos de
indeseables, pero definitivamente es mejor ser indeseables
que sumiso o esclavo.
El Ministro
de Defensa de Uruguay J. Bayardi, R. Gates y el almirante J.
Stavrides, Jefe del Comando Sur habrían llegado a
compromisos iniciales con los que la IV Flota utilizará a
Uruguay como Base militar aéreo–naval para a cambio
trabajar en la coordinación, capacitación y
perfeccionamiento de las Fuerzas Armadas del Uruguay, con
dotación de equipos y materiales de guerra para modernizar
las viejas armas y en especial para actualizar con nuevas
tecnologías, en especial a las fuerzas blindadas equipadas
por los mismos Estados Unidos con blindados de las décadas
de los 40–60. Toda “la maravillosa cooperación
militar” para dar juguetes nuevos a los militares, sin que
falte la propagandizada ayuda humanitaria de Washington a
los pobres y subdesarrollados países de nuestra América
para paliar catástrofes naturales.
El imperio
no quiere sólo a Uruguay en sus planes expansionistas, sino
que espera contar con las Fuerzas Armadas de Argentina,
Brasil y Paraguay y sus Ministerios de Defensa para llegar a
acuerdos formales que permitan al imperio ocupar los
territorios y mares de las repúblicas hermanas para
posicionar a la reencauchada IV Flota. No cabe, ni siquiera
dudar un instante, sobre la peligrosa actitud guerrera y
militarista de la IV Flota en nuestra América Latina que
debe ser reconocida mundialmente como tierra de paz.
Esta
realidad fue comprendida por los legisladores del Parlamento
del Mercado Común del Sur –MERCOSUR– que el 29 de julio
rechazaron, enérgicamente, en Montevideo la presencia de la
IV Flota de Estados Unidos en aguas marítimas de Sudamérica,
al tiempo que reafirmaron que nuestra América es pacífica
y democrática y que resuelve sus conflictos de forma
negociada y sobre la base del principio del Derecho
Internacional de no intervención.
Los
miembros del Parlasur declararon que la presencia en aguas
suramericanas de la IV Flota implica “la militarización
de conflictos y problemas regionales así como puede derivar
en una inseguridad hemisférica y comprometer la integración
de América del Sur y del propio MERCOSUR.”
Los
gobiernos de nuestra América Latina, en su inmensa mayoría
han expresado que la reactivación de la IV Flota imperial
es una real amenaza a los procesos de cambio que se operan
en esta parte del mundo. Los analistas militares de la región
han coincidido en afirmar que la IV Flota no es otra cosa
que un intento de Washington para aceitar su máquina bélica
para en su momento apropiarse de los recursos de a región.
Sólo que en esta vez, si Estados Unidos arremete a uno de
nuestros pueblos tendrá que verse con toda la América
Latina, nuestra Patria Grande. Vencer el miedo es vital para
alcanzar la liberación definitiva de nuestras patrias.
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