El
ejército del gobierno pierde la batalla
FECALH
(*), desesperado
Por
Pedro Echeverría V.
ALAI, 23/12/08
(América Latina en Movimiento)
1.
Crece aceleradamente el desempleo y la miseria entre la
mitad de la población mexicana con alrededor de 107
millones de habitantes. El crecimiento del país, si se
promedian los ocho años de gobiernos panistas, está
alrededor del 1.5 por ciento, cuando México necesita un
crecimiento de por lo menos ocho por ciento para que pudiera
comenzar a recuperarse. Basta con saber que México necesita
crear millón trescientos mil empleos anuales para compensar
el crecimiento de la población y sólo se crean de 300 a
600 mil. Pero a los gobiernos del PAN y del PRI, al servicio
de los más grandes empresarios, les importa un bledo lo que
pasa. En cada estado de la República, usando grandes
mantas, se ofrecen vacantes e ingresos seguros en el ejército
mexicano. No se sabe el número de miembros que pertenecen a
las nóminas de ese cuerpo militar y es casi imposible
saberlo por aquello de la “seguridad nacional”, pero por
números dispersos que aparecen en los periódicos es
posible que sean unos 700 mil elementos, quizá 200 mil
comisionados en las diferentes policías.
2.
El actual ejército tiene una larga historia. Al parecer sus
orígenes pueden ubicarse en aquel acto encabezado por Álvaro
Obregón quien firmó los Tratados de Teoloyucan aquel mes
de agosto de 1914 a raíz de que Carranza triunfó sobre sus
oponentes. Conociendo la “traición”, “debilidad” o
“ignorancia” de Madero, que en mayo de 1911 licenció o
desarmó a las fuerzas revolucionarias para dejar intacto al
ejército de Porfirio Díaz (dictador derrotado), Obregón
ordenó el desarme del viejo ejército y creó uno nuevo que
puso a las órdenes de las fuerzas Constitucionalistas
triunfantes. La revolución creó a su ejército, mismo que
le sirvió para destruir a las corrientes populares de esa
misma Revolución: primero enfrentó y derrotó a Villa para
luego lanzarse contra el zapatismo. Triste labor de las
fuerzas armadas por no poder adoptar una posición
independiente de las corrientes en pugna. Desafortunadamente
el ejército mexicano no ha tenido la independencia y
capacidad para discernir entre los intereses del pueblo y
los del gobierno y sólo ha actuado en función de los
intereses de éste.
3.
Se ha dicho con mucha demagogia que el ejército mexicano es
el pueblo armado porque el 90 por ciento de sus soldados son
de origen campesino e indígena y ese dato podría ser
correcto. Pero lo que no se dice es que sus más altos jefes
obedecen ciegamente al poder político y económico de la
clase dominante. No hay poder más vertical, jerárquico,
dogmático, autoritario y hasta cierto punto, despótico y
dictatorial, que el que se pone en práctica en las
estructuras del ejército. La ignorancia, la disciplina y la
obediencia, pero también el tener un ingreso económico
seguro, hace que los soldados obedezcan ciegamente las órdenes
de sus jefes y éstos las instrucciones del poder político.
Los conceptos patria, bandera, himno, son llevados hasta los
niveles más altos de imposición autoritaria. No hay margen
alguno para analizar, reflexionar o adoptar un pensamiento
crítico. ¿Cómo pedir al ejército que no reprima a su
pueblo si el “lavado de cerebro” que ha sufrido de sus
jefes militares de México y de EEUU lo ha convertido en autómata?
4.
Pero ahora lo alarmante para los más altos jefes de la
institución es la enorme cantidad de soldados y oficiales
medios que están desertando del ejército del gobierno para
pasar a formar parte del cuerpo militar de los grupos de
narcotraficantes. Estos se han convertido en verdadero azote
al brazo armado del Estado y del gobierno mismo Son varios
cientos de soldados y policías lo que han sido muertos y
decapitados y otros centenares han desertado convirtiéndose
en elementos entrenados para combatir a sus propios ex compañeros
milicos. A pesar de que el presidente ilegítimo Calderón,
para defender su política y no reconocer su derrota, sigue
hablando de que “no dará un paso atrás”, la realidad
es que está buscando alguna salida “airosa” para no
quedar en ridículo y debilitar más su gobierno. Parece
comenzar a desesperarse por la enorme deserción y ahora
exige vigilancia contra esos militares que desertan o
renuncian al ejército. Aquel ejército que tanto propagaba
su patriotismo y honestidad, en los últimos dos años, ha
ridiculizado a esa institución.
5.
La realidad es que ningún país debería gastar tanta plata
en sus fuerzas armadas. Algunas naciones se las han
arreglado sin ejército porque, según se ha dicho, éste
debe servir sólo para defenderse de alguna agresión
extranjera. México usó al ejército para defenderse de la
invasión europea, en particular de la francesa entre los años
1862/67; pero sobre todo de las grandes amenazas e/o
invasiones yanquis en 1836, 1847, 1914 o 1923. Pero el ejército,
en la práctica, nada pudo hacer (quizá sólo el ridículo)
frente a los franceses y yanquis. ¿De quien se defenderá
hoy México si la tecnología de guerra está muy por encima
de cualquier país medio o pequeño? ¿Se defenderá de las
bombas nucleares de sus vecinos? Lo que sucede es que el ejército
se ha transformado en un cuerpo armado que en lugar de estar
al servicio del pueblo mexicano, se ha puesto al servicio de
cada gobierno en turno. Por ese motivo cada gobierno lo ha
usado a su antojo: ahora para combatir el narcotráfico,
pero en otros momentos para bloquear las luchas de la
población y para reprimirla.
6.
Dado que en decenios anteriores el ejército se la pasaba
encerrado en sus cuarteles, sólo consumiendo una gran parte
del presupuesto público y haciendo algunos trabajos de
auxilio a la población, se le mantuvo cierto respeto como
institución; sin embargo, a partir de que se agravaron los
problemas internos del país porque el pueblo comenzó a
sufrir un enorme desempleo, su miseria se incrementó, su
nivel de conciencia de lucha se hizo mayor y los problemas
de inseguridad y narcotráfico crecieron, el ejército empezó
a ser utilizado de manera abierta y miles de sus miembros
fueron usados para integrarse a los órganos policiales. En
ese momento aquel respetado ejército comenzó a perder su
prestigio y a ser cuestionado en el país. Muchos oficiales
de altas graduaciones han sido denunciados, descubiertos,
incluso encarcelados porque sus acciones ligadas al narcotráfico
han sido evidentes y probadas. Aún más, muchos altos
miembros de las fuerzas armadas, ante la gran descomposición
de la institución, han proporcionado suficientes datos al
respecto.
7.
El ejército ocupa hoy las calles y plazas del país. Vivir
en los estados de Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Michoacán,
Veracruz, Sinaloa, Estado de México, etcétera, significa
vivir en medio de las amenazas y del terror a las
confrontaciones armadas y a sufrir un cateo domiciliario sin
portar orden judicial alguna. En las carreteras los camiones
y camionetas llenas de soldados son una constante, así como
los retenes militares que se encargan de revisar los vehículos
y a las personas, pueden encontrarse donde menos se imagina
el viajero. Es terriblemente molestoso bajar de los vehículos,
saberse apuntado por un arma, obedecer la orden de abrir las
piernas y poner los brazos en alto para resistir una revisión.
Es muy preocupante que los mexicanos que producimos la
riqueza de este país estemos sintiendo que estamos viviendo
en un país ocupado, en guerra civil o en Estado de sitio.
¿Cuánto tiempo más tendremos que soportar esas
condiciones humillantes para la inmensa mayoría de los
mexicanos que queremos vivir en paz?
8.
No se pueden adelantar juicios u opiniones seguras o serias
acerca de lo que pasará en los próximos meses. Las
presiones electorales y las negociaciones entre el PAN, el
PRI, incluso el PRD chuchista, podrían hacer que Calderón
retire una parte del ejército que está en las calles; pero
también la puesta en práctica del Plan México
(formalmente Iniciativa Mérida) con los apoyos económicos
y militares que arriben de los EEUU, pueden provocar
reconsideraciones. Desafortunadamente el pueblo mexicano no
cuenta con organizaciones políticas, sindicales y
campesinas para presionar y lograr que el gobierno actúe en
beneficio del pueblo. Hay que seguir observando y
reflexionando acerca de lo que sucede en México. Calderón
está desesperado porque, aunque vea necesario retirar al ejército
por las derrotas que sufre y por las protestas del pueblo
que se incrementan, se sigue oponiendo a que eso significa
una derrota para su gobierno. Mientras tanto seguirá
diciendo discursos fuertes para sentir que aún es
aguerrido. Pero la realidad es que pierde piso.
(*)
N. de SoB: FECALH o, simplemente, FECAL, es el apodo
popular con que se conoce al presidente fraudulento Felipe
Calderón Hinojosa.
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