En medio de la crisis
Créditos gubernamentales para casas
de
fin de semana de los más ricos
Por Adán Salgado Andrade
Desde México para Socialismo o Barbarie, 19/02/09
Municipio de
Emiliano Zapata, estado de Morelos, México.- El vendedor de casas del grupo inmobiliario y constructor
GEO exclama muy gustoso: “¡Fíjese, el año pasado
(2008), GEO tuvo el primer lugar en ventas de los créditos
del FOVISSSTE!”, mientras en su auto nos conduce a un
nuevo desarrollo habitacional que aquella constructora está
edificando, en terrenos del municipio de Emiliano Zapata,
perteneciente al estado mexicano de Morelos, que hasta hace
poco tiempo fueran fértiles tierras de sembradíos.
Se refiere
el vendedor, con esa emotiva frase que pronuncia con tanto
entusiasmo, a dos cuestiones. La primera son los créditos
masivos para vivienda que desde el año del 2006, el
gobierno mexicano comenzó a otorgar a sus burócratas, por
medio justamente del FOVISSSTE, una entidad pública que está
encargada de dicho fin, proporcionar préstamos para que aquéllos
puedan acceder a un hogar, digamos.
Dichos créditos
se otorgan en base a la percepción del trabajador, sus años
de cotización y, sobre todo, si sale “sorteado” en la
convocatoria que se hace al efecto cada año, por el mes de
septiembre.
Sin embargo,
el descuento que se deduce una vez que se ha adquirido el
bien, es del 30% del salario nominal, así que, para
comenzar, resultan aquéllos onerosos, en el sentido de que
casi un tercio del sueldo del “afortunado trabajador”
que lo ganó, se irá en pagar el crédito durante los próximos
15 años, en promedio.
Tales préstamos
están en un rango aproximado de entre $250,000 hasta
$750,000 pesos, correspondiendo a entre tres y cinco años
de salarios, aproximadamente (entre 16,600 y 50,000 dólares),
los que, supone el gobierno, serían suficientes para
adquirir una vivienda de tipo medio, adecuadamente decente
para vivir en ella 30 años o más, lo cual no siempre
corresponde a la realidad, como veremos.
Por otro
lado, la segunda cuestión a la que se refiere el vendedor,
quien en ese momento nos muestra una cementera del grupo
Moctezuma (la planta de Tepetzingo), a un lado de la cual
pasamos, es al grupo GEO, constructora fundada en 1973 por
el arquitecto Luis Orvañanos Lascurain, quien
desde entonces se dedicó a la edificación de viviendas,
sobre todo económicas, según reza la información que
proporciona el sitio en Internet de la empresa.
Y no sorprende la declaración del vendedor, pues en cuanto
el trabajador resulta agraciado con un préstamo, quienes
primero se ponen en contacto con él, ya sea por correo
electrónico o por teléfono son, justamente, los
representantes del grupo GEO, quienes están al tanto de
dicha información, lo que se antoja bastante sospechoso,
dado que se supone que los trámites para obtener los préstamos
son confidenciales.
Así que seguramente FOVISSSTE les entrega dicha información
(no sólo a GEO, sino a muchas otras empresas, que no dejan
de ofrecer a los sorteados sus desarrollos habitacionales),
con tal de que hagan muy buen negocio con los créditos.
Sin embargo, la mayor parte de los pocos desarrollos que se
ofrecen dentro de la ciudad de México, lugar de residencia
de la mayor parte de los empleados, los que están digamos
que “decentes” (es decir, son lugares habitables, con
buen espacio, dos o más recámaras, adecuada y cercana
ubicación… en fin, sitios en los que la clase media
buscaría vivir), resultan casi siempre muy costosos en
relación a los préstamos otorgados.
Ni siquiera son accesibles si un matrimonio de empleados
tuvo la “fortuna” de ser sorteado, y ambos mancomunan
sus préstamos, pues el costo del inmueble casi siempre será
mucho mayor. Pero, muy hábilmente, GEO ahora está
ofreciendo otras alternativas “más baratas”, sólo que
no se trata de desarrollos dentro de la ciudad, sino en
provincia, y orgullosamente las presenta como “casas de
fin de semana”, como las que una hora atrás, al llegar al
sitio y solicitar informes, el vendedor nos enseñó, a
bordo de un singular vehículo eléctrico, de los que se
usan para el transporte de golfistas, lo que de pronto hace
ver a la gente más como “turistas playeros”, que como
compradores de una casa.
Se trata de unidades habitacionales cuya arquitectura y diseño,
justamente, recuerdan más a “resorts” turísticos, que
a sitios en donde se vaya a vivir permanentemente, lo cual
sería la necesidad principal a satisfacer. Cuentan con
pintorescas áreas verdes, albercas centrales (“¡Para el
calor de verano, imagínese, 36 grados de temperatura!”,
exclama el vendedor), fuentes, pseudoesculturas de pétreos
aglomerados… sí, como que resulta muy “playera” la
vista que presenciamos, como para enamorarse a primera
vista.
Y efectivamente, esos desarrollos sólo son de fin de
semana. Pregunto al vendedor que como cuánta gente vive allí
permanentemente. “Pues como el uno por ciento… ¡uy,
viera que entre semana esto está bien tranquilo!”, me
responde. A partir del viernes comienzan a llegar los
inquilinos, se están todo el sábado y hasta el domingo por
la tarde comienzan a regresarse, explica.
“Pero en vacaciones también está lleno esto”. Así
que, razono, ¡vaya “solución” del gobierno para
aminorar el grave problema de la falta de habitación que
sufre la mayor parte de la clase trabajadora, incapaz de
adquirir una casa, debido a sus muy bajos salarios! Considérese,
por ejemplo, que un departamento en la ciudad de México de
unos 60 metros cuadrados, dirigido a familias de la clase
media, justamente como los empleados de gobierno, cuesta, en
promedio, alrededor de 800,000 pesos, que para un salario
neto, ya sin impuestos, de alrededor de 7000 pesos, lo que
perciben un buen número de burócratas, requeriría nada
menos que de casi diez años de esas percepciones, así, sin
usarlas para otra cosa que en el pago de dicho departamento.
Así, poseer una casa propia en México, aunque es una
necesidad vital, es prácticamente inalcanzable para la
mayoría de la población (algo que podría generalizarse
para todos los países).
Y aunque podrían considerarse “privilegiados” los
empleados gubernamentales que ganan los préstamos, resulta
que, además de la carga que impondrá su pago los próximos
quince años, en realidad no están resolviendo, la mayoría,
su problema de comprar una casa cerca de su centro de
trabajo, sino que, en lugar de eso, adquieren una sólo
“para los fines de semana”.
Así que desde la perspectiva de los trabajadores, el préstamo
servirá para adquirir un bien que, en todo caso, será como
una especie de abaratado lujo, sí, el tener su propia casa
de campo, cuestión que antes era prerrogativa casi casi
para ricos.
Ahora, digamos que con las medidas gubernamentales, se ha
“democratizado” la posesión de una casa de campo.
Agradezcamos (en el sentido irónico, claro), entonces, a
los mal administradores panistas que están logrando que un
buen número de sus burócratas tengan su “casita de
campo”.
Pero, como dije, eso no está solucionando la falta de
vivienda en esta gran ciudad. Sin embargo, a alguien deben
de beneficiar los cientos de miles de créditos para
vivienda (de fin de semana) que otorga el gobierno. Y ese
alguien es la constructora GEO, la que tiene fuertes
adeudos, debido a sus apuros por abarcar demasiados
desarrollos en todo el país y a la fuerte crisis económica
mundial desatada desde el año pasado, que tomó por
sorpresa a compañías como ésa, la que está incluso
afectada por créditos en dólares, los que han aumentado
sus problemas financieros debido a la devaluación del peso
frente a la moneda estadounidense.
Según cifras recientes, GEO en el 2008 tenía una deuda de
alrededor de 3700 millones de pesos (unos 246 millones de dólares),
que incluso renegoció, pues se vio imposibilitada para
pagarla. De hecho, la consultora Fitch Ratings en diciembre
pasado, colocó al grupo “en observación negativa en la
escala local de largo plazo”, es decir, que no les
aconsejaba a los inversionistas interesados que metieran su
dinero en la constructora.
Pero gracias al Estado Benefactor Panista Pronegocios, que
ha resultado tan misericordioso con los empresarios y los
banqueros en este país (no así con los pobres, ni con los
cientos de miles de mexicanos que están perdiendo sus
empleos y sus patrimonios por la crisis), se promovió lo de
los préstamos del FOVISSSTE y, ¡oh, salvación!, resulta
que el 95% de los clientes de GEO son los que tienen préstamos
hipotecarios ya sea de aquélla entidad o del INFONAVIT, ésta,
la institución gubernamental que se encarga de dotar de
vivienda muy barata, ésa sí (son casas que cuestan en
promedio unos 250,000 pesos), para los trabajadores no
estatales, tales como obreros, trabajadores de la construcción…
gente que gana cuando mucho tres salarios mínimos
mensualmente, o sea, unos 4500 pesos.
Y esa circunstancia, la de que GEO está tan íntimamente
ligada con el gobierno, es la que consultoras como el grupo
financiero mexicano IXE destaca, en un informe sobre la
situación financiera de la empresa, fechado el 20 de
octubre del 2008: “Consideramos positiva la forma en la
que GEO ha planeado sus proyectos, ya que le ha ayudado a
obtener licencias y permisos a tiempo. Adicionalmente tiene
una gran capacidad de cabildeo que le puede ayudar a
resolver problemas ocasionales relacionados con las
licencias de construcción (específicamente en el Estado de
México, uno de los más importantes, pero también uno de
los más complicados). Por último, GEO se ha estado
enfocando en el segmento de interés social, y con esta
mezcla está bastante protegida contra una menor demanda
proveniente de los sectores de más altos ingresos (debido
tanto a las mayores tasas, como a la posibilidad de una
crisis crediticia futura), ya que está más expuesta a los
créditos hipotecarios provistos por Infonavit”.
En este párrafo se pueden destacar varias interesantes
cuestiones. Primero, la frase “tiene una gran capacidad de
cabildeo”, entendiéndose que sus ejecutivos y accionistas
poseen una fuerte influencia en el sector público, como
para que éste diseñe programas habitacionales más hechos
a la medida de la empresa, que a la medida de los
trabajadores.
En segundo lugar, la cuestión de que esa influencia le
puede ayudar a obtener las licencias necesarias en el Estado
de México, “uno de los más importantes, pero también
uno de los más complicados”, se refiere a la tendencia
que hasta hace poco tiempo, esa constructora y otras
siguieron, de edificar casi exclusivamente viviendas de
interés social, pero principalmente en la periferia de la
ciudad de México, periferia que se localiza justo en ese
estado.
Éste rodea a dicha ciudad, lo que ha saturado y conurbado
muchas zonas limítrofes, incrementando con ello los fuertes
problemas urbanos que la hiperconcentración poblacional
implica, tales como saturadas y deficientes vías de
comunicación, falta suficiente de agua potable, de drenaje,
transporte malo y caro (a la gente que vive allí, les toma
en algunos casos hasta tres horas trasladarse a sus centros
de trabajo a bordo de transportes cuyo costo absorbe buena
parte de su salario)… lo que quizá explique por qué
ahora los desarrollos de GEO se están trasladando
masivamente al estado de Morelos, porque posiblemente las
autoridades locales (que son panistas, hay que subrayar),
les estén brindando todas las facilidades para que
conviertan fértiles tierras de siembra en masivos conjuntos
habitacionales.
Y en cuanto a la frase “GEO se ha estado enfocando en el
segmento de interés social, y con esta mezcla está
bastante protegida contra una menor demanda proveniente de
los sectores de más altos ingresos (debido tanto a las
mayores tasas, como a la posibilidad de una crisis
crediticia futura), ya que está más expuesta a los créditos
hipotecarios provistos por INFONAVIT”, se está
estipulando que, por si fallaran los créditos
gubernamentales para los burócratas, sobre todo por la
actual crisis, el grupo de nuevo retoma sus viejas riendas y
otra vez mete mucha fuerza al desarrollo de conjuntos de
interés social.
Así que si la tendencia es como la de las “casas de fin
de semana” dedicadas a los burócratas, pues es de
esperarse también que los obreros cuenten con sus
“casitas de campo”. Esto lo confirma el hecho de que el
vendedor durante el recorrido nos mostró “casas
baratas”.
“Sí, es que el gobierno le exige a la constructora que
haga casas de interés social, pero, mire, no tienen
alberca, ni áreas verdes, son sencillitas”, aclara, con
tono compasivo, mientras contemplábamos esa austeridad
constructiva (que efectivamente contrasta con los
“resorts” turísticos que vimos antes), como diciendo
“pobrecitos de los que compren allí”, agregando que en
el desarrollo que está apenas levantándose, “que en un
momento más veremos”, una sección completa, de unas 600
casas, será para créditos del Infonavit.
Pero, me pregunto, ¿el gobierno le exige a GEO?, ¿no será
que, más bien, como señala IXE, es una manera de
protegerse GEO contra la posibilidad de que se presente una
crisis de créditos de los sectores medios de la población
que trabajan para el gobierno, o sea, que el gobierno los
suprima o los disminuya y que sólo mantenga los dedicados a
los trabajadores de bajos salarios?
Y es algo que en este año de 2009, tan recesivo y problemático,
como se pronostica que será, esa posibilidad es muy alta,
sobre todo porque podría considerarse que si esos créditos
no resuelven en realidad el problema habitacional (un obrero
necesita una casa cercana a su fuente de empleo, no una a la
que sólo pueda acudir los fines de semana, por ejemplo, y
que le ocasionará gastos extras que no podrá sufragar,
como el traslado hasta allí), sino que solamente sirven
para alentar una suerte de consuno habitacional suntuario,
se estaría derrochando el erario público y de la gente en
resolverles los problemas económicos a empresas como GEO, más
que a los trabajadores, quienes a fin de cuentas llevarían
a cuestas los (onerosos) préstamos hipotecaros otorgados
para adquirir tales inmuebles, durante varios años (no es
dinero que el gobierno regale, sino que se compromete por
adelantado una buena parte del salario y, como dije,
condicionándolo sobre todo a los trabajadores con más
antigüedad en su puesto y de mediano salario).
Llegamos, por fin, al lugar en donde el nuevo desarrollo de
3100 casas está apenas comenzando a construirse. Se trata
de tierras de siembra, muy fértiles, a decir del vendedor,
y con bastante agua.
Desde la enmienda que hiciera en su momento el ex presidente
Carlos Salinas para que el ejido se pudiera vender, cada año
más y más hectáreas de fértiles tierras dejan de ser de
sembradío para convertirse en desarrollos de viviendas.
Es una lástima, pues son lugares, como el que tenemos
enfrente, que podrían rendir muchas toneladas de
cosechas… y que en adelante serán destinados para
albergar a las “casas de fin de semana”, a las que
acudirán sus gustosos dueños-turistas, sin importarles que
hasta hace poco aún se hubiera cultivado allí maíz o
alguna legumbre o alimañas (de hecho, más tarde, al
recorrer una de las casas, ya habitada, vimos a dos hombres
fumigando, pues, dijeron, era para evitar que dos tipos de
plagas no irrumpieran en el veraniego hogar. Se trata de la
araña besadora y del alacrán, ambos insectos muy ponzoñosos).
Sí, realmente tiene lógica el que GEO esté haciendo ahora
sus casas en Morelos, en lugar del Estado de México.
Seguramente tiene el gran apoyo del gobernador panista Marco
Antonio Adame Castillo.
Todavía se ven restos de milpa seca, lo que indica que muy
recientemente se compraron las tierras, a precio irrisorio,
claro, y se están convirtiendo con cronométrica rapidez en
conjuntos habitacionales. “Así como lo ve todo, tan lleno
de tierra y yerbas, apenas limpiando el terreno las máquinas,
para mayo ya estarán listas las casitas”, se jacta el
vendedor, mientras contemplamos los movimientos de tierras y
compactación, hechos por motoconformadoras, que preceden a
estas obras.
Habrá que medir el impacto ambiental que tales desarrollos
provocarán en el medio ambiente, pues no es lo mismo tener
allí tierras de labor, que cientos de casas, albergando a
miles de personas, pues demandarán mucha agua, drenaje,
electricidad… todo lo que verdaderamente las vuelva
habitables, lo que incluso implicará problemas para los
habitantes de las poblaciones cercanas, como el que les
escasee el agua a ellos, se saturen las líneas de drenaje
existentes o se saturen sus caminos.
¿Y cómo le hacen para el drenaje y el agua?, pregunto.
“Hay drenaje”, me responde el vendedor, no muy seguro,
“y además la constructora tiene plantas de tratamiento. Y
el agua la sacan de pozos que perforan”, agrega. Pero por
ningún lado vi en dónde están las plantas de tratamiento
de aguas negras que me mencionó el vendedor. Y si el agua
potable la extraen de acuíferos, pues no es gran solución,
sobre todo si se extrae más de la capacidad que aquéllos
posean (el consumo es alto, pues además del doméstico, está
el agua que ocupan las decenas de albercas centrales y el
riego de los amplios prados y áreas verdes).
Y por la rapidez con la que me dice el vendedor que son
construidas esas unidades, no me parece que existan estudios
verdaderos sobre el impacto hidrológico que tanta demanda
del vital líquido vaya a producirse en el lugar. Lo que sí
advierto es que ya se hizo un canal de piedra por donde
corre agua. ¿Para qué es el canal?, vuelvo a preguntar.
“Ah, es que es el agua de riego para las tierras”, me
responde, pero, pienso, ¿no podría tratarse del futuro
drenaje? Eso, porque las tierras de sembradío cada vez serán
menos.
Pero por si todo lo anterior fuera poco, agrega el vendedor
que GEO planea construir en un lugar cercano a donde nos
encontramos, un megadesarrollo de 25,000 casas. “Sí, fíjese
que hasta va a tener un Zócalo y hasta le van a poner
oficinas allí al gobierno… me acaban de enseñar los
planos”. Por lo que dice, me imagino que será una especie
de nuevo poblado, que quizá llamen “El pueblito de fin de
semana”, pues, como las otras unidades que ya henos visto,
sólo se ocupara sábados y domingos (o durante los famosos
“puentes”). “Ese dicen que lo van a hacer por el
2011”. Claro, pienso, en lo que los tiempos mejoran y pasa
la fuerte recesión actual.
El vendedor está interesadísimo en concretar una nueva
venta, sobre todo porque dice que recibe, dependiendo de la
casa que coloque, entre 1500 y 4000 pesos de comisión. Las
casas que se ofrecen, son en cuatro modelos: Colibrí, Faisán,
Flamingo y Residencial, y actualmente van de los 550 mil,
hasta un millón, 300 mil pesos. Justamente están sus
costos diseñados para adaptarse a los créditos que los
trabajadores obtienen del FOVISSSTE, pues ya sean
individuales o mancomunados, como señalé arriba, a varios
de ellos les serán más o menos suficientes para comprar
cualquiera de los cuatro modelitos de “casa de fin de
semana”.
Ya más tarde, al momento de escribir estas líneas, trato
de hallar el estado contable de GEO en su página electrónica,
pero resulta que sólo se proporciona hasta el año del
2004, para el que indica que construyó 33228 casas y tuvo
una utilidad neta de 803 millones de pesos. Pero luego de
ese año ya no se proveen datos. Además,
resulta curioso que en 2004, hasta el año que da la empresa
información abierta sobre sus estados financieros, nace la
“Fundación GEO”. Y se sabe que las fundaciones, en
general, nacen con la finalidad de evadir impuestos sobre
ciertos ingresos que aparecen como “donaciones” u otros
“filantrópicos” conceptos que disfrazan la verdadera
contabilidad de la empresa que la crea.
Quizá a
partir del 2005 los negocios pudieron mejorar o ¡empeorar!,
y era vital para GEO que no se supiera de sus estados
financieros. Sin embargo, como dije antes, en los recientes
años, sus problemas de endeudamiento han aumentado muchísimo.
Y por ello resultan tan vitales y tan oportunos los créditos
gubernamentales. “La verdad es que me va muy bien, no me
puedo quejar”, afirma el vendedor, quien resalta que las
“casas de fin de semana” se están vendiendo con
asombrosa rapidez, gracias precisamente a los créditos. Su
auto, de reciente modelo, evidencia su jactancia.
“¡Fíjese,
aunque apenas se está construyendo aquí, ya se vendieron
casi todas las casas. Yo estoy vendiendo unas diez cada fin
de semana!”, dice, refiriéndose al nuevo desarrollo que,
muy ad hoc, para que vaya con lo campirano y silvestre, se
denominará “Campiñas”. “¡No, imagínese, y con lo
que sigue, lo de las 25,000 casas, esto va para largo”,
exclama, gustoso.
Pues ni
imaginar quiero cuando eso suceda, porque actualmente la
autopista México-Cuernavaca trabaja bastante saturada
durante los fines de semana, sobre todo en domingo por la
tarde y al anochecer, que es cuando las “casas de fin de
semana” son abandonadas por sus intermitentes moradores y
el conjunto habitacional se vacía, como en ese momento, las
seis y media de la tarde justo del domingo, podemos
comprobar, que las calles de frutales y floridos nombres están
totalmente vacías.
Así que de
alguna manera, ya se está dando una conurbación, al menos
por la autopista (con cientos de miles de automovilistas
circulando por ella cada fin de semana), que en un no lejano
futuro implicará una física, entre Cuernavaca y la ciudad
de México (y con ciudades tales como Puebla, Pachuca y
Toluca, en donde se siguen procesos similares), con los
graves problemas de hipergigantismo urbano que dicha situación
implicará. Y es que no se trata, razono, de hacer sólo
casas que se usen los fines de semana, sino que esa
tendencia se debería de acompañar de programas que
descentralizaran las fuentes de trabajo, para que quedaran
cerca de aquéllas, con tal de que sus moradores pudieran
habitarlas permanentemente. Sin embargo, esos planes (que
efectivamente existieron) quedaron en el pasado, son meras
nostalgias planeadoras.
Pero
mientras el gobierno siga otorgando los préstamos referidos
(que además, este año, se decidió que se compactaran con
el fondo de vivienda del trabajador, para que le “alcance
para más”, como aclaró recientemente Felipe Calderón en
un discurso), las “casas de fin de semana” seguirán
creciendo, la autopista se saturará cada vez más en sábados
y domingos, las tierras de sembradío se irán convirtiendo
en zonas urbanas, que se irán conurbando con las grandes
ciudades, tendremos menos alimentos, menos agua (el
pavimento y el concreto van reduciendo la absorción del
vital líquido, lo que permite la recarga de los acuíferos,
de los que se surten esas casas)… y, por supuesto, estará
implícita la salvación de GEO. Sí, excelente solución
para resolver el problema de la vivienda… ¡pero para GEO!
Contacto:
studillac@hotmail.com
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