Los
ecuatorianos votan hoy por presidente, vicepresidente,
parlamentarios y autoridades regionales
El
presidente Rafael Correa, favorito para
reelegirse por
cuatro años más
Reuters,
26/04/09
Quito,
25 de abril.- Los ecuatorianos concurrirán este domingo a
elecciones generales adelantadas, en las que el presidente
Rafael Correa aparece en los sondeos de opinión como
favorito para ampliar por cuatro años su mandato, que además
de su histórica reelección aspira a consolidar una mayoría
legislativa con la que pueda reforzar su proyecto
revolucionario.
Casi
10.5 millones de votantes están habilitados para el cuarto
proceso electoral que vive esta nación petrolera en los últimos
dos años y medio, en el que se renovarán cerca de 6 mil
cargos, incluyendo los de presidente de la república,
vicepresidente, asambleístas y autoridades locales, a fin
de adecuar el proceso a la nueva Constitución del país
Antes
habían ido a las urnas para aprobar una consulta
constitucional, conformar una Constituyente y validar la
actual Carta Política, que incorporó la reelección
inmediata del presidente y el voto opcional de militares,
policías, residentes extranjeros y jóvenes de 16 y 17 años
de edad.
La
Carta Magna fue impulsada por el gobierno de Correa y
aprobada en referendo en septiembre del año pasado con 80
por ciento de apoyo ciudadano.
Con
una popularidad de 60 por ciento, Correa aparece en las
encuestas como el sólido favorito para convertirse en el
primer mandatario reelecto en la historia reciente de un país
que fuera hasta hace poco el más inestable de la región,
con siete mandatarios en una década (1997–2006), tres de
ellos destituidos en medio de revueltas populares.
El líder
izquierdista de 46 años podría vencer en la primera vuelta
a sus contendientes al acaparar 50 por ciento en las
preferencias, seguido por el ex presidente Lucio Gutiérrez,
con 16 por ciento, y el magnate bananero de derecha Alvaro
Noboa, con 12 por ciento.
Así,
ambos adversarios del presidente Corea presentan escasas
posibilidades de remontar en las preferencias del
electorado, según varias encuestadoras.
El
mandatario, con una ventaja de 34 puntos lograría evitar el
balotaje, según la empresa Santiago Pérez. Sin embargo,
persiste la incertidumbre en torno a las legislativas, en
que la oposición podría sacar un resultado importante que
acote al gobierno. No obstante, el oficialismo también
tiene confianza en dominar el Congreso.
Salvo
giro de última hora, el mandatario obtendrá un nuevo voto
de confianza para gobernar hasta 2013 –con opciones de
presentarse a otro periodo–, al cabo de tres procesos
electorales y una gestión en que ha privilegiado a los
pobres con la entrega de subsidios para vivienda y gratuidad
de los servicios de educación y salud.
Correa,
fuerte crítico de lo que considera el colapso del
capitalismo y quien dice pugnar por un nuevo socialismo, es
un economista que además ha tomado decisiones que han
reforzado su popularidad, como la suspensión del pago de un
tercio de la deuda externa.
Las
urnas abrirán a las 7 locales y cerrarán 10 horas después,
cuando se difundirán encuestas a boca de urna. Hacia la
medianoche habrá resultados oficiales con 70 por ciento de
los votos escrutados. Los comicios serán vigilados por
observadores internacionales de la Organización de Estados
Americanos y la Unión Europea.
En
los barrios de la capital, bastión del oficialismo, el
mandatario recibe
el apoyo de gran parte de la clase media
Hoy
se vota en Ecuador si continúa Correa
Por
María Laura Carpineta
Desde
Quito
Página
12, 26/04/09
Quito.-
Alrededor
de diez millones y medio de ecuatorianos votarán hoy para
elegir presidente y vicepresidente. Además, en el cuarto
oscuro se enfrentarán con otras cinco boletas distintas. El
presidente ganaría en la primera vuelta.
María
Isabel Sánchez tiene 38 años, tiene dos posgrados y
trabaja como ingeniera química en General Motors. Ayer salió
a pasear por el paquete Quicentro, uno de los shoppings más
grandes y caros de Quito, con su papá, Luis, para celebrar
su reciente jubilación. Viste ropa de marca y cobra todos
los meses un sueldo holgado de cuatro cifras –prefiere no
decir cuánto–. Vive en un mundo de privilegios y lo sabe.
“Los cambios que hizo Rafael Correa no afectaron a los que
están en mejor situación como yo, pero beneficiaron a los
ecuatorianos más pobres. Terminó con la tercerización de
las empresas más grandes y se enfrentó a los sindicatos
del Estado. ¿Por qué nadie le reconoce eso?”, dijo con
una sonrisa compradora. Sánchez no tiene dudas, hoy votará
por el presidente en las elecciones generales.
Alrededor
de 10,5 millones de ecuatorianos votarán hoy para elegir
presidente y vicepresidente. Además, en el cuarto oscuro se
enfrentarán con otras cinco boletas distintas: para
legisladores nacionales, para los asambleístas
provinciales, para prefectos, para concejales y la última
para alcaldes. Todos los cargos electivos del país deben
renovarse, según el nuevo marco legal de la Constitución,
que aprobaron por amplia mayoría los ecuatorianos en un
referéndum el año pasado. Las encuestas están prohibidas,
pero los sondeos que mandó a hacer de forma privada el
gobierno de Correa le da una victoria en primera vuelta e,
incluso, pronostica que el oficialismo podría quedarse con
la mayoría en el Congreso. Tanto para los sondeos como para
el imaginario de la gente que camina por las calles de
Quito, el ex presidente Lucio Gutiérrez quedará segundo,
pero no lo suficientemente cerca como para forzar una
segunda vuelta.
Aquí,
en el bastión electoral de Correa, sus simpatizantes
esperan tranquilos y confiados. En la puerta del shopping
Quicentro, Santiago Montaner disfrutaba de la tarde con su
mujer. Venía de trabajar y tenía puesto el uniforme de una
empresa privada de ambulancias. “Fue una campaña
tranquila por suerte y creo que vamos a ganar la reelección”,
aseguró satisfecho. “En los últimos dos años vimos una
estabilización y un poco más de alivio a la hora de llegar
a fin de mes”, contó el médico de 40 años, que gana 450
dólares al mes. “No se puede hacer todo en dos años. Yo
espero que Correa traiga más estabilidad económica y
mejores cuestiones vitales, como el acceso y el
financiamiento a la educación universitaria”, agregó.
En
la otra punta de la ciudad, en el llamado centro histórico,
tres amigas de 17 años del renombrado colegio católico La
Providencia esperaban frente a la Catedral a sus amigas más
chicas, que celebraban la confirmación. “El socialismo
del siglo XXI no es el futuro del país. Con Cuba y con Chávez
no vamos a ningún lado”, opinó, irritada, Jimena
Figueroa, a unos pasos del Palacio Presidencial de
Carondelet y rodeada de los edificios más viejos de la
ciudad, todos de la época colonial.
Bajo
la nueva Constitución ecuatoriana, los jóvenes de 16 y 17
años podrán votar hoy, si quieren, por primera vez. Ella,
como sus padres, va a elegir hoy la boleta de Carlos Sargai,
un ex candidato a la Asamblea Constituyente que hizo campaña
denunciando los presuntos vínculos entre Correa y las FARC.
A su derecha, su amiga Daniela Chaguar, asentía sin parar y
buscaba una pausa para hablar. “Correa espantó a las
inversiones. Este país necesita estabilidad económica y
creo que él no está haciendo cosas que favorecen al país”,
dijo la morocha, con una confianza que sorprende en una
persona de 17 años. Su candidata es Martha Roldós, la
economista, ex diputada, ex constituyente e hija del ex
presidente Jaime Roldós.
A
una hora de colectivo de allí, en los barrios pobres del
sur de la capital, las banderas des Correa compiten con las
del ex presidente Lucio Gutiérrez, el candidato que quedaría
segundo y que, según la oposición, podría forzar una
segunda vuelta. El ex presidente Lucio Gutiérrez
–derrocado luego de un año de gobierno por una revuelta
popular– hizo su cierre de campaña el jueves por esa zona
del sur de Quito. Pasó por el barrio para regalar cajitas
de fósforos. “¡Cajitas de fósforos! Y lo peor es que
hay mucha gente que lo va a votar por eso”, sentenció
Marlene Samaniego, una dirigente barrial de 50 años que lo
apoyó en la campaña de 2004.
La
dirigente vive en la Lucha de los Pobres, un barrio que está
sobre la ladera de uno de los cerros que se levantan en las
afueras de la ciudad. Según las estimaciones de los
vecinos, ya son más de 50 mil habitantes y gracias al
esfuerzo de todos han conseguido dinero para asfaltar casi
todas las calles. El Estado les ha dado luz, agua y un
sistema de desagüe y está aumentando los fondos a las
guarderías de la zona para que las mujeres puedan salir a
vender sus productos o trabajar en el centro de la ciudad.
La gran mayoría son vendedores ambulantes u obreros de las
industrias lindantes. A partir del fenómeno de la migración
a países como España, Chile o Colombia y el flujo de
remesas, el barrio perdió su homogeneidad. Mientras uno más
sube, más se divisan las diferencias; casillas de madera y
chapa pegadas a una casa de dos pisos de material recién
pintada.
Mientras
Samaniego habla de las repetidas decepciones con los
gobiernos, se asoma Francisco, su esposo. El, su mujer y sus
dos hijos viven en un dos ambientes, con un pequeño anexo
que usan como kiosco. Pagan 60 dólares por mes. Francisco,
o Paco como le dicen todos en la familia y en el barrio, es
la voz moderada de la casa. “Yo voy a seguir apoyando a
Correa, aunque hay cosas que realmente me indignan”,
explicó, ante la mirada escrutadora de su esposa e hijo.
Criticó
el aumento de la partida de la policía y los planes
sociales, especialmente el bono que entrega el gobierno a
las madres solteras, sin trabajo fijo ni casa propia. Son 30
dólares mensuales y, en Lucha de los Pobres, uno de los
barrios más carenciados de las afueras de la capital, eso
no llega ni a cubrir el alquiler de una piecita. Pero
inmediatamente, cuando parecía que estaba por cambiar de
opinión y votar en contra del presidente, recordó las
mejoras en los hospitales, en las escuelas públicas y la
lucha contra los grandes medios de comunicación y los
banqueros. “Creo que es la mejor opción que tenemos
ahora”, concluyó.
Pero
aunque las necesidades aún son muchas en el barrio, muchos
vecinos siguen creyendo que Correa es el hombre que puede
cambiar al país. “Si no es fácil poner en orden una casa
después de un conflicto familiar, imagínese un país después
de tantos años de saqueos”, dijo, enojado de tanta crítica,
Héctor Burgos, el dueño de uno de los locutorios más
grandes del cerro. Tiene 35 años y hace tres que emigró a
la capital desde la costa en busca de una mejor vida. “Acá
es un paraíso en comparación con la costa y al resto del
país, y es gracias a Correa”, aseguró.
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