Indígenas buscan a sus muertos perdidos
Por Milagros Salazar
Enviada especial a Bagua
Inter
Press Service (IPs), 11/06/09
Bagua, Perú.– Nativos de 356 comunidades que participaron la semana
pasada en protestas y choques contra fuerzas del gobierno de
Perú, en esta provincia de la región norteña de Amazonas,
priorizan ahora el registro de sus muertos y desaparecidos
en medio del temor y la sospecha.
Varios indígenas aseguraron que un helicóptero policial recogió cadáveres
de los caídos y luego los echó al río Marañón, pero la
fiscalía no pudo encontrar más cuerpos en su tercera
inspección en la zona, realizada el miércoles.
Los indígenas bloqueaban carreteras e instalaciones petroleras en reclamo
de que se deroguen una serie de decretos legislativos que
violan sus derechos al territorio, consagrados en la
Constitución de este país y en pactos internacionales
ratificados por Perú.
"Hasta tres veces se detuvo el helicóptero para recoger los cuerpos.
Eso fue entre ocho y nueve de la mañana del viernes",
dijo a IPS el nativo awajun Luis Padilla, de la comunidad Río
Santiago, a tres días de viaje de Bagua en la región
nororiental de Amazonas.
Padilla recordó, receloso frente a la cámara fotográfica, que el viernes
5 de junio, día del sangriento choque entre manifestantes y
policías en la Curva del Diablo, fueron los uniformados los
que atacaron primero, con disparos de bala, al promediar las
seis de la mañana, y que en respuesta los indígenas usaron
sus lanzas. "Nos defendimos", dijo.
Los policías "recogieron los cuerpos de los hermanos y luego los
botaron al río Marañón", agregó Joel Tupicá, del
distrito de Nieva, quien junto a Padilla y otros 24 nativos,
entre ellos dos mujeres, regresaron a sus lugares de origen
el miércoles, cinco días después de los enfrentamientos
que han dejado más de 30 muertos, entre indígenas y policías.
Varios uniformados fueron degollados. Pero el número de muertos es también
motivo de disputa entre el gobierno y los indígenas.
Entre
el miedo y la incertidumbre
Oswaldo Bautista, fiscal supremo y presidente de la junta de fiscales de
Amazonas, dijo a IPS que unos 1.000 indígenas han regresado
en los últimos días a sus pueblos, y que la mayoría se
refugiaron en las parroquias por temor a que las fuerzas del
orden tomaran represalias.
Sin embargo, abogados de la no gubernamental Coordinadora de Derechos
Humanos que permanecen aquí informaron que aún se
encuentran detenidos más de 50 nativos en cuatro zonas
distintas.
Los últimos hechos de violencia han incrementado la desconfianza y el miedo
de los indígenas, debido a que el ejército y la policía aún
continúan desplegados en la zona y se mantiene vigente el
toque de queda.
Varios "apus" (jefes de comunidades) prefieren no volver a la
Curva del Diablo, pues podrían ser capturados tras las
denuncias de las autoridades contra la dirigencia de la
Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep),
que encabezó las protestas. Su líder máximo, Alberto
Pizango, se encuentra asilado en la sede de la embajada de
Nicaragua en Lima.
"Quemaron sus cuerpos de varios, ahí los quemaron", insistió
Padilla en su denuncia aunque no dio nombres de las víctimas,
por la confusión que se generó el día del enfrentamiento
entre nativos de más de 356 comunidades que pertenecen a
cinco cuencas.
La Oficina Defensorial de Amazonas identificó a 10 muertos civiles. Cinco
de ellos, indígenas, murieron en el enfrentamiento con la
policía: Felipe Sabio Sánchez, Romel Tenazoa Sánchez,
David Jaucito Mashigkash, Genaro Samecash Chamick y Rogelio
Pintado Castro.
Los dirigentes de Aidesep conformaron un comité en cada comunidad para que
se elaboren listas de las personas que aún no regresan a
sus pueblos para pedir cuenta al Estado sobre lo ocurrido
con ellas.
"Queremos recuperar a nuestros cadáveres", dijo Edwin Montenegro,
dirigente comunal del Río Kanus, en la provincia amazónica
de Condorcanqui, uno de los protagonistas directos del
choque con los policías aquel trágico viernes.
En la
curva de la muerte
Unos 3.000 indígenas estaban apostados en la Curva del Diablo, bloqueando
la carretera Fernando Belaúnde Terry. "De aquí vivos
o muertos se regresarán, nos dijeron", relató
Montenegro sobre la advertencia que lanzaron las fuerzas
estatales, pocos minutos antes de iniciar el desalojo
violento.
El dirigente aseguró a IPS que en días previos, manifestantes y algunas
autoridades locales tuvieron conversaciones con el general Víctor
Uribe, a cargo del operativo, para llegar a un acuerdo pacífico.
Montenegro aseguró que el jueves se celebró una reunión con Uribe, que no
llegó a buen término, pero se acordó continuar el diálogo
el viernes a las 10 de la mañana, una cita que nunca se
efectuó, pues cuatro horas antes se produjo el ataque.
El alcalde provincial de Condorcanqui, Héctor Requejo, confirmó a IPS que
el jueves de tarde se reunió con el general Uribe en el
campamento de la refinería de Petroperú y que éste le
aseguró que no podía tomar ninguna decisión, sino que debía
acatar cualquier orden que viniera de Lima.
Montenegro aseguró que los policías disparaban a los cuerpos de los indígenas
y que desde un helicóptero se lanzaron bombas lacrimógenas
y se efectuaron disparos. En medio de los enfrentamientos,
él logró rescatar a su cuñado, el conocido líder
aguaruna Santiago Manuin, presidente del Comité de Lucha
Provincial de Condorcanqui, quien se encuentra gravemente
herido.
Tres jóvenes indígenas baleados, que permanecen internados en el Hospital
Gustavo Lanatta, de Bagua, confirmaron que la policía inició
el ataque sin dar tregua.
Los tres habían revistado en el ejército en el pasado. Uno de ellos, Paulo
Bitap López, de 24 años y proveniente de la comunidad de
Shusug, dijo a IPS que un grupo de jóvenes licenciados (así
se conoce a los que formaron parte del ejército) tuvieron
la iniciativa de juntarse antes del operativo de desalojo
para disuadir a la policía, pero fueron interceptados por
una ráfaga de balas.
Rosa Mondragón, de 54 años, quien vive a pocos metros del lugar del
enfrentamiento en la zona denominada Primavera, corroboró
que se lanzaron bombas lacrimógenas desde un helicóptero y
mostró al fiscal Bautista los impactos de proyectiles en su
vivienda, así como más de 20 mochilas y bolsas de
utensilios de nativos que pernoctaron más de una semana en
su casa y que salieron huyendo ante el ataque.
El fiscal visitó el miércoles las quebradas cercanas a la Curva del Diablo
después de haber realizado dos diligencias similares en
otras zonas el domingo y el lunes, en respuesta a las
denuncias de pobladores sobre el ocultamiento de cadáveres.
Bautista informó a IPS que en esta última inspección no
se encontraron cuerpos, solo ropas y botellas de chicha
(licor tradicional).
Disparos
en la plaza
Entre los heridos que IPS entrevistó en el hospital estaba Daniel Torres
Manay, un poblador de Bagua de 55 años a quien un disparo
policial le perforó el estómago cuando estaba el viernes
en los alrededores de la plaza de armas de la ciudad.
Torres y su esposa Amelia Delgado relataron que los uniformados empezaron a
disparar ese día cerca de las 23.00 horas, debido a que un
grupo de gente rodeaba la comisaría, situada en la plaza de
armas, tras enterarse de que los nativos habían sido
atacados. Cinco nativos murieron en ese ataque, según la
defensoría.
"Esto es un crimen que ha hecho el presidente Alan García",
increpó Torres, operado dos veces sin éxito para extraerle
la bala, por lo que espera ser traslado a la ciudad norteña
de Chiclayo para salvar su vida.
Según Montenegro, los disparos causaron allí cuatro muertes, entre ellas
la del indígena Felipe Sabio Sánchez.
"Después de reconocer a nuestros hermanos, vamos a retomar la
concentración. El Estado piensa que nos hemos
‘cobardeado’ (que somos cobardes), nunca jamás. El
pueblo awajun cuando ha visto la sangre de su propio hermano
ha sido un incentivo. El Estado nos ha provocado. No
queremos conversar ni con (el primer ministro) Yehude Simon
ni con la (ministra del Interior, Mercedes)
Cabanillas", agregó.
El miércoles el Congreso aprobó, con 57 votos a favor, 47 en contra y una
abstención, la suspensión por tiempo indeterminado de la
aplicación de los decretos legislativos 1.064 y 1.090, que
afectan los derechos de los pueblos indígenas y que, según
expertos y legisladores, violan la Constitución y el
Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo
(OIT).
Esas normas ––destinadas a promover la inversión extranjera en el marco
del tratado de libre comercio firmado con Estados
Unidos–– originaron las movilizaciones indígenas de la
Amazonia peruana, en reclamo de su derogación.
En esta región se multiplican los proyectos de extracción petrolera y gasífera.
La vicepresidenta de Aidesep, Daysi Zapata, rechazó la decisión del
Congreso de suspender los decretos, pues la organización
exige que sean derogados.
Este jueves, organizaciones sociales realizarán una jornada nacional de
protesta y solidaridad con los pueblos indígenas, mientras
en varias zonas amazónicas del nororiente se emprenderá un
paro de actividades por tiempo indefinido.
"La Amazonia representa nuestro mercado, nuestra farmacia, nuestra
vivienda, nuestra sobrevivencia, la defendemos para el bien
de nuestros pueblos y la humanidad", explicó
Montenegro.
Policías están haciendo desaparecer los cuerpos de los indígenas
asesinados
Escalada violencia en la Amazonia
Por Milagros Salazar
Inter Press Service (IPS), 08/06/09
Lima.– Más de 30 personas muertas, entre policías e indígenas, un
centenar de heridos y unos 80 detenidos es la cuenta parcial
de víctimas de los enfrentamientos entre fuerzas estatales
de Perú y nativos amazónicos que reclaman la derogación
de normas contrarias a sus derechos constitucionales.
Las organizaciones indígenas denunciaron que la fuerza pública estaba
escondiendo los cuerpos de sus muertos.
Horas antes, el presidente Alan García había afirmado que existía
"una conspiración en marcha que quiere evitar que
utilicemos nuestras riquezas naturales", en referencia
al contundente rechazo indígena a 10 decretos legislativos
promulgados por su gobierno para promover la inversión
privada en territorios aborígenes y que son considerados
inconstitucionales.
En
obediencia al TLC con EEUU
El Poder Ejecutivo, que promulgó esas normas utilizando las facultades que
le había otorgado el Congreso legislativo para implementar
del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, no
quiso dar marcha atrás.
Parlamentarios del partido gobernante levantaron el jueves 4 un debate en el
Congreso sobre una de esas normas, el decreto legislativo
1.090, o Ley Forestal y de Fauna Silvestre, provocando iras
en la Amazonia.
Las regiones de Amazonas, San Martín y Loreto, en el extremo norte y
noreste del país, son las más afectadas por los cortes de
carreteras y de ríos, pues allí se encuentran importantes
explotaciones de hidrocarburos.
En Loreto, los nativos habrían intentado ocupar yacimientos de la empresa
trasnacional argentina Pluspetrol. La compañía indicó
que, para evitar enfrentamientos, sólo suspendió las
actividades del Lote 1AB.
Mientras, las asociaciones empresariales estiman que las protestas han
dejado pérdidas por más de 186 millones de dólares.
El gobierno divulga una cuña televisiva con fuertes imágenes de los policías
muertos, acompañadas de mensajes como "Así actúa el
extremismo contra el Perú", "los extremistas por
consigna internacional quieren detener al Perú",
"unámonos contra el crimen, que la patria no pierda lo
avanzado".
Los dirigentes indígenas aseguran que el gobierno manipula la información
e intenta responsabilizarlos de hechos que pudieron evitarse
si el Congreso hubiese derogado los decretos que originaron
la primera movilización indígena, en agosto de 2008, y
encendieron nuevamente las iras en abril de este año.
Borrando
las huellas de matanza
"El gobierno está minimizando el número de muertos indígenas y de
desaparecidos. Además, nos insultan, nos tratan como vándalos,
cuando lo único hacemos es defendernos y preservar nuestros
territorios, patrimonio de toda la humanidad", dijo a
IPS Walter Kategari, miembro del consejo directivo nacional
de Aidesep.
Kategari forma parte de la nueva dirección de la Aidesep, conformada de
emergencia, pues su líder principal, Alberto Pizango, pasó
a la clandestinidad ante la posibilidad de sea perseguido
por las autoridades nacionales.
La dirigencia indígena exige como primer punto que se levante el toque de
queda en Bagua, que impide la libre circulación de los
pobladores entre las 15:00 y las 06:00, hora local, y que,
según Kategari, es utilizado para esconder los cadáveres
de los indígenas caídos.
"Nuestros hermanos de Bagua dicen que los policías están levantando
los cuerpos, los ponen en una bolsa negra y luego los lanzan
al río desde un helicóptero. El gobierno no puede
desaparecer a nuestros muertos", dijo Kategari a IPS.
Hay mucha incertidumbre y temor en la selva, agregó. "La gente llama
por teléfono desesperada". El dirigente está
preparando una lista de víctimas basada en los alertas y
denuncias que recibe, para contrarrestar la información
oficial, según dijo.
El portavoz de la organización no gubernamental internacional Amazon Watch,
Gregor MacLennan, sostuvo que "muchos testigos en Bagua
aseguran haber visto a la policía arrojando cuerpos al río
Marañón desde un helicóptero" en aparente intento de
ocultar la verdadera cantidad de "indígenas asesinados
por la policía".
"Personal de hospitales de Bagua Chica y Bagua Grande corroboró que la
policía se llevó cadáveres a un lugar no revelado",
añadió.
Decretos
inconstitucionales
El portavoz de la Aidesep, Noningo, insistió en que "el sistema político
ha propiciado este enfrentamiento", pues en diciembre
del año pasado una comisión multipartidaria del Poder
Legislativo recomendó derogar los decretos.
La Comisión de Constitución también sostuvo que el decreto legislativo
1.090 ––que según los críticos pone en peligro los
bosques primarios habitados por los nativos–– era
inconstitucional,
El jueves, la Defensoría del Pueblo presentó una acción de
inconstitucionalidad contra esa norma, alegando que vulnera
los derechos de identidad cultural, de propiedad de la
tierra y de consulta previa da las comunidades nativas,
establecidos en la Constitución y en el Convenio 169 de la
Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El decreto proclama que busca "crear condiciones necesarias para la
inversión privada en el sector agrario", pero en
realidad afecta el régimen jurídico de las tierras indígenas,
según la Defensoría.
Pero el presidente del Congreso, Javier Velásquez Quesquén, sostuvo que
los parlamentarios no cederán al "chantaje" indígena.
"Se dice que los indígenas son maximalistas por pedir que se cumpla la
Constitución, pero es el gobierno que se puso al margen de
la ley al no querer derogar estos decretos", dijo a IPS
el sociólogo Nelson Manrique, de la Pontificia Universidad
Católica del Perú.
En su opinión, el discurso de las autoridades es similar al de "la
oligarquía, presentando al indígena como un salvaje y
encasillándolo en dos estereotipos: el salvaje manipulado,
que no puede argumentar jurídicamente nada porque no puede
pensar, y el otro salvaje, sanguinario, irracional, que es
una amenaza para el país".
"Con este discurso, el gobierno alimenta un viejo prejuicio racista
interiorizado en la sociedad peruana: el del nativo
incivilizado..., inferior. Y así no hay democracia
posible", agregó Manrique.
El sociólogo sostuvo que los decretos cuestionados forman parte del
proyecto político de García, sustentado en promover la
inversión de capitales extranjeros.
Manrique coincidió con el reclamo indígena de conformar una comisión
investigadora independiente sobre los hechos de Bagua, pues
resulta poco creíble que las fuerzas policiales, armadas
con fusiles de asalto AKM, hayan resultado presa fácil de
nativos provistos de flechas y armas artesanales.
El abogado de la Asociación Pro Derechos Humanos, Wilfredo Ardito, dijo a
IPS que las organizaciones internacionales deben intervenir
porque "hay un clima de desconfianza total y temor a
que se oculten las evidencias de la masacre".
Ardito aseguró desde que comenzó el actual gobierno de García, en julio
de 2006, se registraron denuncias de 84 muertes en protestas
y ejecuciones extrajudiciales. "Este es un régimen que
vulnera derechos humanos y que no está haciendo nada para
revertir su error", advirtió el jurista.
Clamor por justicia en Perú
Por Franz Chávez (*)
Inter
Press Service (IPS), 11/06/09
La Paz.– Organizaciones sociales sudamericanas se solidarizan con la lucha
contra la inversión privada en la Amazonia de Perú, que
derivó en choques donde murieron al menos nueve indígenas
y 25 policías. El presidente Alan García responsabiliza a
su par de Bolivia, Evo Morales, de alentar las protestas.
La violencia desatada en la provincia de Bagua, en el norteño departamento
de Amazonas, es interpretada por organizaciones indígenas
de Bolivia, Colombia y Ecuador como un acto de agresión
contra pueblos que defienden la vida, la naturaleza, los
derechos humanos y el empleo racional de los recursos
naturales.
Se trata, dijeron, de la resistencia de los habitantes de la región selvática
a un conjunto de decretos promulgados por el gobierno de
García, que promueven la inversión de empresas privadas y
transnacionales, en aplicación del Tratado de Libre
Comercio (TLC) suscripto con Estados Unidos,
Las movilizaciones, que se suceden desde hace casi dos meses por considerar
entre otras cosas que son anticonstitucionales, derivaron en
un desborde de violencia el viernes tras la acción policial
por levantar bloqueos en caminos de acceso a la zona. En una
carta pública a los mandatarios de la región, la
Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie)
llamó a defender a los pueblos originarios y ratificar su
vocación de paz y justicia en el continente.
Desde el vecino país del sur, un congreso de la Confederación de Indígenas
del Oriente Boliviano (CIDOB) pidió al Alto Comisionado
para los Pueblos Indígenas de la Organización de las
Naciones Unidas y a la Organización de Estados Americanos
(OEA) el envío de un equipo de investigadores hasta la zona
del conflicto para indagar sobre la muerte de nativos amazónicos.
Mientras los datos oficiales sólo hablan del fallecimiento de nueve indígenas
y 25 uniformados, informes de prensa recogen testimonios de
personas que sospechan del secuestro y desaparición de cadáveres
de nativos que habrían sido arrojados al río.
"Consideramos esta acción violenta del gobierno peruano como una
masacre y una violación flagrante a la vida, la integridad
y derechos fundamentales de las comunidades indígenas",
expresa, por su parte, la Autoridad Nacional de Gobierno Indígena
de Colombia (ONIC), en una misiva enviada al presidente García.
"Nos sumamos a las voces de las comunidades indígenas amazónicas que
están reclamando el cese a la violación a sus derechos y
la derogación de los decreto legislativos del TLC que
facilitan la invasión y el despojo de sus
territorios", se indica en el texto.
"En este sentido condenamos las acciones violentas del gobierno peruano
en contra de nuestros pueblos", añade la comunicación,
en la cual también se reclama la atención a los heridos y
políticas para evitar que se repitan estos hechos.
La respuesta del presidente García frente a la violencia desatada en una
zona rica en petróleo, madera y otros recursos naturales,
se tradujo en denuncia sobre la supuesta existencia de una
"intromisión extranjera" detrás de las protestas
indígenas amazónicos y aludió al izquierdista mandatario
boliviano.
Enfrentado a una crisis política por el saldo de personas muertas y heridas
en la zona de conflicto, García acusa a Morales de encender
los ánimos de los manifestantes mediante una carta
"con mensajes incandescentes" enviada a la Cuarta
Cumbre Continental de los Pueblos Indígenas, realizada el
29 de mayo en la ciudad peruana de Puno, fronteriza con
Bolivia.
Aunque era el principal invitado de dicho encuentro, Morales sólo envió
una comunicación que fue entregada por la senadora Leonilda
Zurita, del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), una
activista por los derechos de la mujer y las libertades políticas
y sindicales.
La reunión realizada en territorio peruano, pero a sólo 200 kilómetros al
oeste de La Paz, reunió a líderes de los pueblos
originarios de América denominado en tiempos precoloniales
como el Abya Yala.
"En esa reunión se habló de levantamiento y de insurgencia",
insistió García. "Un gobernante (Morales) de un país
vecino (Bolivia) envió mensajes sobre la conducción de
nuestras naciones por etnias aborígenes e indígenas, víctimas
de explotación y olvido absoluto, lo cual no es cierto
porque las cifras del empleo y bienestar han aumentado en la
selva", dijo el gobernante peruano.
En La Paz, el vicepresidente de Bolivia y reconocido defensor de la causa
indígena, Álvaro García Linera, dijo en tono de réplica
que "las cartas no matan", haciendo alusión así
a la violencia desatada en la amazonía peruana.
"Nos ratificamos con el contenido y nos sentimos orgullosos con cada
palabra, con cada letra", expresó a su vez el
viceministro de Coordinación con Movimientos Sociales,
Sacha Llorenty, un estrecho colaborador del presidente
Morales.
"De la resistencia pasamos a la rebelión y de allí a la revolución.
Esa es la segunda independencia", dijo Llorenty para
respaldar la tesis de Morales consistente en recuperar el
petróleo y riquezas naturales cedidas por anteriores
gobiernos a empresas transnacionales.
"Es difícil rearmar lo que se ha destruido en 25 años de
neoliberalismo", afirmó Llorenty.
En la misiva que Morales envió al encuentro de líderes indígenas se
cuestiona, además, que "los tratados de libre comercio
intentan resquebrajar las relaciones humanas y armónicas
con la naturaleza; mercantilizan los recursos naturales y la
cultura de los pueblos; privatizan los servicios básicos;
pretenden patentar la vida".
"Algunos entienden la globalización como el derecho a meterse en la
política de países vecinos. Eso es lamentable. Si quieren,
yo me meto también (en asuntos de Bolivia) y sé cómo
hacerlo. No me parece democrático ni legal ni positivo para
las relaciones entre países ", expresó el presidente
García.
En opinión del sociólogo y director del Centro de Investigación y Promoción
del Campesinado de la ciudad de El Alto, en Bolivia,
(CIPCA), Carlos Laruta, corresponde al presidente Morales
explicar la intencionalidad de su carta porque ejerce la
representación de un Estado y por tanto se halla sujeto a
normas de derecho internacional.
"No es posible que un presidente haga cosas reñidas con el derecho
internacional", declaró Laruta.
Para el antropólogo Martín von Hildebrand, premio Nobel Alternativo 1999,
el problema reside en que Perú, en la práctica, no les ha
reconocido a los indígenas sus territorios ancestrales,
como sí lo han hecho los otros países amazónicos: Brasil,
Bolivia, Colombia y Ecuador, con la excepción de Venezuela.
"Cuando usted mira un gran mapa de la cuenca amazónica, ve que Brasil
les ha entregado a los indígenas un territorio tan grande
como la propia Colombia (de 1,1 millones de kilómetros
cuadrados)", anotó, mientras que ese último país les
ha entregado unos 27 millones de hectáreas y Bolivia y
Ecuador han hecho avances.
"Si se mira un mapa gubernamental sobre la potencialidad de la
explotación maderera, petrolera, gasífera y minera, el
Amazonas peruano está totalmente cubierto", agregó el
también director de la Fundación Gaia–Amazonas, que
trabaja por el fortalecimiento de las culturas y la autonomía
indígenas como estrategia para preservar la selva.
(*)
Con aportes de Constanza Vieira (Bogotá) y Ángel Páez
(Lima).
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