Protestas obreras y populares en Lima son reprimidas por Alan García
Gobierno e indígenas velan armas
Por Ángel Páez y Milagros Salazar (*)
Inter
Press Service (IPS), 12/06/09
Lima, Bagua.–Mientras el presidente de Perú Alan García tomaba juramento
a dos nuevos ministros en el Palacio de Gobierno, a pocas
calles de allí miles de manifestantes rechazaban la
negativa de las autoridades a derogar las "leyes de la
selva", decretos legislativos que promueven la
explotación de recursos naturales en territorios selváticos
e indígenas.
Miembros de la Confederación General de Trabajadores del Perú, del
Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación del Perú
y de organizaciones estudiantiles y de la sociedad civil se
dirigieron el jueves hasta la sede del Congreso legislativo
para protestar contra la mayoría oficialista que defiende
las cuestionadas normas, y condenar la represión
gubernamental a los líderes indígenas.
Más de 2.000 efectivos bloquearon el acceso al Congreso, desatándose un
forcejeo que llevó a la policía a repartir varazos y
lanzar bombas lacrimógenas.
García invistió a Nidia Vílchez en reemplazo de la saliente ministra de
la Mujer y Desarrollo, Carmen Vildoso, quien dimitió por su
desacuerdo con la forma en que el gobierno afrontó el
levantamiento de los awajún en el norte amazónico, la
segunda etnia más numerosa de Perú y de histórica tradición
guerrera.
Hubo intensas protestas en las localidades selváticas de Yurimaguas, en el
departamento de Loreto, extremo nororiental y Pucallpa, en
el oriental Ucayali. Los indígenas bloquearon carreteras y
los puertos fluviales.
En Bagua, provincia de la región norteña de Amazonas que fue epicentro de
los hechos violentos del viernes con 24 policías y un número
indeterminado de indígenas fallecidos, nadie pudo salir de
sus casas por el toque de queda. La policía y efectivos del
ejército tomaron el control de la zona.
Manifestantes de las localidades sureñas de Puno, Arequipa y Tacna también
se movilizaron en adhesión a la lucha de los indígenas
contra el gobierno, que se niega a derogar las normas, a
pesar de que fueron consideradas inconstitucionales el año
pasado por un comité parlamentario multipartidario.
Terminada la manifestación en Lima, sus dirigentes anunciaron la preparación
de un paro nacional para el 8 de julio.
El miércoles por la noche, el bloque oficialista y algunos aliados
aprobaron la suspensión de los polémicos decretos
legislativos 1.090 y 1.064.
En protesta, en la mañana de este jueves la oposición inició un acto de
vigilia en el centro del hemiciclo. El presidente del
Congreso, Javier Velásquez, sancionó por esa acción a
siete legisladores con una suspensión sin goce de haberes
por 120 días.
Entre tanto, las autoridades aseguraron que tres de los indígenas muertos
por la policía en Bagua pertenecían a la comunidad awajún
de la provincia de Condorcanqui, una de las más pobres del
país. Para sumarse a la medida de fuerza contra los
decretos habían viajado varios días.
Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática, 76,3 por ciento
de la población de Condorcanqui, mayoritariamente awajún,
vive en pobreza, mientras 77,6 por ciento habita en
viviendas inadecuadas y 91 por ciento no cuenta con agua
potable ni luz eléctrica.
Además, casi 80 de los habitantes de Condorcanqui hablan sólo awajún y 99
por ciento no tienen acceso a servicios de información.
El presidente García, sin embargo, atribuyó a una manipulación de
"políticos extremistas" la persistencia de la
protesta indígena.
"Estas personas no tienen corona, no son ciudadanos de primera
clase", expresó. "Cuatrocientos mil nativos no
pueden decir a 28 millones de peruanos: ‘Tú no tienes
derecho de venir por aquí’. De ninguna manera, eso es un
error gravísimo y quien piense de esa manera quiere
llevarnos a la irracionalidad y al retroceso
primitivo", afirmó García.
El mandatario atribuyó al Alberto Pizango, presidente de la Asociación
Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (Aidesep),
organizadora de la campaña contra los decretos
legislativos, responsabilidad por la muerte de los 24 policías.
"Se está instigando a la violencia, se está empujando a los nativos
como carne de cañón y (Pizango) sería pasible de castigo
penal", dijo el presidente.
El Ministerio del Interior pidió al Poder Judicial la detención y captura
de Pizango y, con una velocidad inusual, el mismo día la
policía salió en busca del dirigente que tuvo que asilarse
en la embajada de Nicaragua.
Pizango fue reemplazado por la vicepresidenta de Aidesep, Daysi Zapata,
quien garantizó que la lucha continuará.
Los historiadores relatan que los awajún rechazaron en el siglo XV los
intentos conquistadores de los incas Tupac Yupanqui y Huayna
Capac. El cronista Juan de Velasco relató que las tropas de
los monarcas andinos "salieron huyendo
vergonzosamente" de las tierras de los awajún.
A los españoles tampoco les resultó fácil asentarse en territorio awajún.
Sufrieron tantas rebeliones que al final desistieron de su
intento de someter a os indígenas para que trabajaran en la
explotación del oro. Y durante la fiebre del caucho, entre
fines del siglo XIX y comienzos del XX, los awajún mataban
a los patrones que abusaban de los nativos.
Congreso
reavivó ira indígena
En Bagua, mientras tanto, los dirigentes indígenas evalúan nuevas
estrategias ante la decisión de suspender la aplicación de
los decretos legislativos, que consideran una provocación
del Poder Legislativo.
"¿Después que nos han baleado quieren solucionar esto así nomás con
una suspensión? Exigimos la derogatoria urgente, no vamos a
soportar más. Estamos evaluando nuevas estrategias de lucha
para salir a las comunidades y hacer las consultas a las
bases", dijo a IPS Edwin Montenegro, dirigente comunal
del Río Kanus, en la provincia amazónica de Condorcanqui.
Montenegro y otros líderes se reunieron el jueves en Bagua para evaluar el
nuevo escenario, mientras la policía y el ejército
vigilaban las calles y zonas estratégicas, como el puente
Corral Quemado, que conecta al país con el nororiente.
El secretario de la Aidesep, Saúl Puertas, dijo a IPS que se convocará a
una reunión en Bagua con los "apus" (jefes indígenas)
de las ocho regiones donde la organización está presente
para evaluar el saldo del paro y tomar decisiones.
"A pesar que el gobierno ha violado la Constitución y el Convenio 169
de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) insiste
en lo mismo y así no podemos llegar a ningún acuerdo. Lo
que ha hecho el Congreso es una burla", dijo Puertas.
En un comunicado, Aidesep aseveró que "lamentamos que el Poder
Legislativo continúe engañando y evadiendo su
responsabilidad política y busque salidas que los Pueblos
Indígenas y la sociedad peruana en su conjunto entienden
que simplemente quieren confundir y engañar".
La Aidesep también exige al gobierno que levante el estado de emergencia
decretado en Amazonas y el toque de queda en Bagua. Además
pide el "cese inmediato de los sobrevuelos de helicópteros
militares y policiales sobre los territorios de las
comunidades nativas", pues "generaron zozobra en
las poblaciones indígenas, en particular sobre los niños".
Comitiva
indígena en el lugar de los hechos
Ante la desesperación de decenas de familias que aún aguardan el regreso
de sus parientes, una comitiva de dirigentes indígenas
recorrió el jueves las quebradas aledañas a la Curva del
Diablo, zona donde se produjeron los enfrentamientos del
viernes 5 entre uniformados y unos 3.000 indígenas
apostados sobre la carretera.
El saldo parcial de víctimas de ese día es de 10 civiles, entre ellos
cinco nativos y cinco mestizos, y 24 policías. Además, un
uniformado permanece desaparecido, según las autoridades.
La Oficina Defensorial de Amazonas (ombudsman) identificó los nombres de
los cinco indígenas caídos ese día: Felipe Sabio Sánchez,
Romel Tenazoa Sánchez, David Jaucito Mashigkash, Genaro
Samecash Chamick y Rogelio Pintado Castro. Los cuatro últimos
murieron en la Curva del Diablo, y Sabio fue baleado en las
inmediaciones de la plaza de armas de Bagua.
Los policías cayeron en dos zonas: un grupo de por lo menos ocho murieron
en la Curva del Diablo, según la defensoría, y el resto
fueron degollados por nativos en la estación de bombeo de
petróleo número seis de la empresa Petroperú, en Imazita,
Amazonas.
En su recorrida por las quebradas de Curva del Diablo, los líderes
Montenegro y Puertas, acompañados de IPS, no encontraron
cuerpos ni rastros de sus compañeros. La fiscalía
provincial que recorrió la zona el miércoles tampoco hizo
hallazgos.
Los comités de más de 300 comunidades continuarán registrando los nombres
de las personas que aún no han regresado a sus pueblos.
El jueves por la mañana, el jefe de la Oficina Defensorial de Amazonas,
Roberto Guevara, emprendió un viaje por varias comunidades
que participaron en las protestas, entre las que figuran
Wawas, Chiriaco y Nazareth.
"Queremos saber de boca de los propios presidentes de las comunidades
qué está pasando. Esperemos que pronto vuelva la
calma", dijo Guevara a IPS.
(*)
Enviada especial a Bagua.
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