El díscolo
aspirante a La Moneda
Por
Christian Palma
Desde
Santiago
Página
12, 15/06/09
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Los
padres de Marco
Marco
Antonio Enríquez-Ominami nació el 12 de junio de 1973. Es
hijo de Miguel Enríquez Espinosa, fundador y secretario
general del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR), y
Manuela Gumucio Rivas, hija del ex senador fundador de la
Falange y Democracia Cristiana, Rafael Agustín Gumucio
Vives. A los cinco meses de edad, Marco fue expulsado de
Chile por un decreto militar junto a toda su familia,
situación que se mantuvo por más de una década. Ya en el
exilio, su madre se unió al senador Carlos Ominami y en el
año 2000 Marco Antonio agregó este apellido al de su padre
biológico, lo que, en palabras de él mismo, unió el
nombre “de quien me dio la vida con el de quien me la salvó”.
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La
candidatura presidencial de Marco Enríquez-Ominami, hijo
del fundador del Movimiento de Izquierda Revolucionario
(MIR), ya bordea el 20 por ciento en las encuestas. Sus
seguidores lo ven como un recambio generacional.
“No
se asusten, nos vemos el 13 de diciembre.” Con esas
palabras Marco EnríquezOminami (36) dio por terminada su
militancia tras 17 años en el Partido Socialista (PS) para
encaminarse rumbo a la carrera presidencial como
independiente. Su decisión se precipitó debido a que hace
unos días, el presidente del PS, el senador, Camilo
Escalona, lo acusó de “fraude electoral”, luego que E.-Ominami
comenzara a recolectar firmas para una candidatura
independiente siendo aún socialista. Esas palabras
molestaron al otrora “Marquito” y apuró su salida.
Pero
no se fue en silencio. Criticó duramente el actual manejo
que están teniendo las cúpulas y las directivas de los
partidos oficiales, a las que acusó de tener una actitud
matonezca. Si bien, el discurso que ha empleado el novel
aspirante a La Moneda ha sido confrontacional, apuntando a
la renovación generacional, ha dejado en claro que su
malestar apunta además a la estructura y a los dirigentes.
Esta opinión la reafirmó al momento de presentar su
renuncia. “Mi salida no tiene que ver con el partido, sino
más bien contra quienes lo dirigen, pues se alejaron de los
principios que rigen.”
La
espinosa relación entre Enríquez-Ominami y la Concertación
no es reciente y tiene dos capítulos bien marcados: la no
inclusión en las primarias del conglomerado que se realizó
en abril pasado entre el actual candidato a la presidencia
Eduardo Frei Ruiz Tagle –de la Democracia Cristiana– y
José Antonio Gómez del Partido Radical y el alza sostenida
que ha presentado en las encuestas. Esos dos sucesos han
quebrantando el diálogo y primaron las descalificaciones.
Aunque
luego de las primarias, el PS mantuvo una postura pausada,
buscando el diálogo con el díscolo diputado para que
decantara su opción presidencial, pasaron las semanas y
siguió manteniendo a firme sus convicciones por dar la
pelea por La Moneda en diciembre.
El
15 de mayo, fiel a su estilo neoprogresista, el cineasta y
filósofo de profesión presentó su plan económico, el
cual arrojó discrepancias por plantear la privatización de
parte de las empresas estatales. Esta idea de inmediato tuvo
repercusiones dentro del oficialismo, primero por ser
defendida por la derecha empresarial y luego por Escalona,
que sostuvo que “esa candidatura no era posible que se
presentara dentro del Partido Socialista, porque él nunca
hubiese sacado ni un solo voto dentro de la colectividad con
estas tesis”.
Ahora
bien, Enríquez-Ominami se sigue sintiendo parte de la
Concertación y lo ha dicho cada vez que puede; sin embargo,
su ex compañeros no lo perciben así argumentando que está
quebrando el conglomerado que ha gobernado durante los últimos
20 años en Chile. Además, sostienen, daña seriamente la
opción de Eduardo Frei.
Por
eso, los cuestionamientos y el enfrentamiento han sido con
su mismo bloque político y no con su adversario natural el
derechista inversionista, Sebastián Piñera, quien en
varias oportunidades ha señalado que le resta puntos a Frei
y no a su candidatura.
En
ese sentido, las últimas encuestas están demostrando que
la aventura del díscolo ex socialista está tomando fuerza
y dejó de ser una “jugarreta”. El primero de ellos fue
el sondeo de abril que realizó la empresa TNS-Time, que lo
situó con un 14%. En tanto, Frei y Piñera presentaban un
“empate técnico” de haber ballottage. Además reveló
que en una segunda vuelta el 50 por ciento de los votos del
díscolo ex diputado socialista se van hacia Frei y un 25% a
Piñera.
Una
nueva encuesta de la misma empresa en mayo reveló que Enríquez-Ominami
arrojó un aumento de 12 puntos con un 26 por ciento,
superando por primera vez a Frei quien tuvo un 22% y Piñera
se mantuvo en primer lugar con 35%. A su vez, la encuesta de
junio realizada por la consultora Imaginación le otorgó un
20,9% al ex PS. La cifra le da una importante alza comparada
con la anterior, realizada por la misma consultora, pues el
parlamentario marcaba un 10,5% de respaldo.
Esta
situación ha ocasionado que varios de los dirigentes de los
partidos de gobierno entreguen declaraciones en contra de
esta candidatura. Una de ellas fue la que realizó el
presidente de la Democracia Cristiana, Juan Carlos Latorre,
quien sostuvo que el incremento en las encuestas de Enríquez-Ominami
daña a la Concertación y alegra a la derecha. Desde el
bando contrario, Piñera señaló que “la Concertación
tiene hoy dos candidatos y está más dividida, más gastada
y sin un proyecto de futuro”. Otro que se sumó a las
declaraciones fue el controvertido líder de la Unión Demócrata
Independiente (UDI) Pablo Longueira, quien afirmó que “no
tengo ninguna duda de que si Marco Enríquez se maneja bien,
pasa a la segunda vuelta, puesto que encarna la renovación
oficialista”.
La
última crítica vino de la ex primera dama de Chile, Luisa
Duran, esposa del ex presidente Ricardo Lagos, quien en un
programa radial sostuvo que “para ser presidente de Chile
se necesita experiencia y cultura, no haber ido al teatro,
haber hecho una película o haber leído un libro, sino
mucho más que eso”.
Ahora
sólo resta esperar si logra recolectar las 36 mil firmas
que la ley electoral le exige para levantar su opción a La
Moneda, aunque lo que sí está claro es que su candidatura
sigue en alza. Hasta ahora ya cuenta con la mitad. Y sigue
metiendo miedo.
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