Bases
en Colombia
EEUU
intensifica los planes de guerra
en América Latina
Por
Rick Rozoff (*)
Desde
Chicago, EEUU
Red
Voltaire, 10/08/09
Traducido
por Beatriz Morales Bastos
Desde el derrocamiento del presidente hondureño Manuel Zelaya en junio de
este año, dirigido por militares adiestrados en la
tristemente célebre Escuela de las Américas, se han
disparado las alarmas en Latinoamérica y por todo el mundo
de que el golpe, lejos de ser una aberración o un
anacronismo, pueda establecer un precedente para más golpes
de Estado en un futuro cercano en la región a fin de
impedir una emancipación política y económica de muchos
países.
El
29 de junio el presidente estadounidense Barack Obama recibió
a su homólogo colombiano Alvaro Uribe en la Casa Blanca y
semanas más tarde se anunció que el Pentágono planea
desplegar tropas en cinco bases aéreas y navales en
Colombia, el principal receptor en América Latina de la
asistencia militar estadounidense y tercero mayor del mundo
ya que ha recibido más de 5.000 millones de dólares del
Pentágono desde que hace nueve años se lanzó el Plan
Colombia.
Seis
meses antes del encuentro Obama-Uribe el presidente saliente
estadounidense George W. Bush concedió el mayor honor civil
estadounidense, la Medalla de la Libertad, a Uribe, así
como al ex-primer ministro británico Tony Blair y al
ex-primer ministro australiano John Howard.
Una
nota de prensa de aquel momento expresaba tanto conmoción
como indignación ante el hecho de que la Casa Blanca
honrara a Uribe: "A pesar de los asesinatos
extra-judiciales, de los paramilitares, de los sindicalistas
asesinados, el presidente de Colombia Uribe ha obtenido el
mayor honor estadounidense por derechos humanos" [1].
La
misma fuente corroboraba su preocupación añadiendo:
"Colombia es el país más peligroso del mundo para los
sindicalistas. En 2006 la mitad de todos los asesinatos de
sindicalistas del mundo tuvieron lugar ahí. Desde que Uribe
llegó al poder en 2002 han sido asesinados casi 500
[sindicalistas]. En respuesta a la preocupación por los
asesinatos, Uribe descalificó a las víctimas a las que
llamó ’un panda de criminales vestidos de
sindicalistas’. Se están investigando más de 1.000 casos
de asesinatos ilegales por parte de los militares. Existen
decenas de casos de soldados que capturan a hombres
inocentes, los asesinan y los visten como enemigos
combatientes. Se cree que cientos de miembros de las fuerzas
de seguridad ha participado en estas actividades" [2].
Colombia:
una guerra de cuarenta años
Durante
más de cuarenta años Colombia, el último de los clientes
de Washington "democracia de escuadrón de la
muerte" que queda en el hemisferio sur, ha emprendido
una implacable guerra de contrainsurgencia contra las
Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y una
guerra igual de despiadada contra sindicalistas, campesinos,
indígenas y otras organizaciones con su ejército
adiestrado y equipado por Estados Unidos, y con formaciones
paramilitares aliadas. Se calcula que a consecuencia de los
enfrentamientos han sido asesinadas 40.000 personas y que
hay 2 millones de desplazados.
En
1985 las FARC depusieron las armas y entraron en un proceso
de paz con el gobierno de Belisario Betancur.
Esto
ayudó a fundar la Unión Patriótica para participar en
procesos electorales y en otras actividades pacíficas, pero
al cabo de varios años 5.000 altos cargos electos de la Unión
Patriótica, candidatos, sindicalistas, dirigentes comunales
y otros activistas fueron asesinados por las fuerzas de
seguridad de Colombia y los escuadrones de la muerte de
extrema derecha vinculados con el gobierno, especialmente
las muy mal reputadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC)
y su difunto líder Carlos Castaño. Ocho congresistas,
setenta concejales, decenas de diputados y alcaldes, y
cientos de sindicalistas y dirigentes campesinos fueron
asesinados y en 1989-1990 dos de sus candidatos
presidenciales fueron asesinados en el espacio de siete
meses.
Enfrentadas
con su total exterminio, las FARC se rearmaron y buscaron
refugio en el sudeste del país.
En
1998 el presidente colombiano Andrés Pastrana permitió a
las FARC tener un refugio seguro de 16.000 millas cuadradas
en el departamento de Caqueta.
Entonces
Estados Unidos puso la mira en una campaña intensiva de
contrainsurgencia para destruir ls infraestructura de las
FARC en la región y, a la vez, destruir y arrancar la
organización de raíz.
En
enero de 2000 STRATFOR, una fuente que no es conocida por
oponerse a la guerra, advertía: "El departamento de
Estado estadounidense anunció recientemente un paquete de
ayuda de dos años por valor de 1.300 millones de dólares
para operaciones contra el narcotráfico en Colombia. El
plan también está encaminado a ayudar al presidente Andrés
Pastrana a negociar la paz con las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC). Pero el plan tendrá un
efecto negativo. Acabará con las negociaciones de paz entre
los rebeldes y el gobierno, y reavivará la guerra. En última
instancia, el plan no hace sino preparar el camino para una
mayor implicación estadounidense" [3].
Continúa
diciendo "la mayor parte del dinero prometido para la
campaña para contrarrestar el narcotráfico irá
directamente a luchar contra los rebeldes .... En detrimento
del gobierno de Bogotá esto inclinará la balanza de poder
hacia los militares, que siempre se han opuesto a las
negociaciones de paz. En última instancia, se abrirán las
puertas de par en par a una mayor implicación
estadounidense [4a].
Plan
Colombia: la “flecha del parto” de Clinton [4b]
Para
el año 2000 Colombia ya era el mayor receptor de ayuda
militar estadounidense en el hemisferio sur, pero la
administración Clinton incrementó el papel del Pentágono
en esa nación con lo que se llegó a ser el Plan Colombia.
Tras
asumir el poder en enero de 1993 bombardeando Iraq y después
matando a cientos, si no miles, de somalíes ese mismo año,
Clinton y su equipo de política exterior nunca abandonaron
el uso de la agresión militar.
En
1995 suministró planificadores y asesores militares para la
brutal y etnocida Operación Tormenta de Croacia y dirigió
los bombardeos de la OTAN de objetivos serbios bosnios,
incluyendo a las tropas que se retiraban y las columnas de
refugiados que las seguían, que dejaron lo que ahora es la
República Bosnia Serbia repleta de uranio empobrecido y con
una epidemia de casos de cáncer.
Tres
años después emprendió ataques con misiles de crucero
contra Afganistán y Sudán, y el 16 de diciembre de 1998
empezó la Operación Zorro del Desierto, un ataque mortífero
de cuatro días a Iraq con 250 ataques aéreos y más de 400
misiles de crucero Tomahawk, la víspera de las mociones de
censura contra Clinton en el Congreso estadounidense.
Al
año siguiente el uso de la agresión militar por parte de
la administración [Clinton] llegó a su punto culminante
con los 78 días de ataques de la OTAN dirigida por Estados
Unidos contra Yugoslavia, el primer ataque militar contra
una nación europea desde los de Hitler y Mussolini en 1939.
La
“flecha del parto” de la administración [Clinton] fue
el Plan Colombia en 2000. El año anterior, 1999, el
presidente de Colombia, Pastrana, había concebido un
proyecto, que la Casa Blanca rediseñó en su propio interés.
Como
escribió el ex-embajador estadounidense en El Salvador
Robert White (al que la administración Reagan había echado
como parte de los preparativos para soltar a sus escuadrones
de la muerte y guerras de la contra en América Central)
después de que el Congreso estadounidense aprobara en Plan
Colombia en junio de 2000: "Si se lee el Plan Colombia
original, no el que se escribió en Washington, sino el Plan
Colombia original, no se mencionan ofensivas militares
contra los rebeldes de las FARC. Bien al contrario. (El
presidente Pastrana) afirma que las FARC son parte de la
historia de Colombia y un fenómeno histórico, dice, y que
deben ser tratados como colombianos" [5].
Un
teletipo alternativo estadounidense informaba que "a
principios de 1999 el gobierno de Pastrana inició las
conversaciones de paz con las FARC, el mayor grupo rebelde.
El
presidente también hizo su primer viaje a Washington en
busca de ayuda contra el tráfico de droga. Pero cuando llegó
allí, ’le cambiaron el libreto’, según Marco Romero de
Iniciativa de Paz Colombia, una coalición creada en
septiembre por 60 ONG locales que buscaban una alternativa a
al Plan Colombia.
Las
conversaciones de Pastrana con líderes del Congreso
estadounidense y con el jefe de la oficina de política
nacional contra las drogas de la Casa Blanca, Barry
McCaffrey, dieron como fruto el Plan Colombia, afirmó
Romero" [6].
McCaffrey
es un general del ejército retirado que ganó sus galones
en la República Dominicana en 1965, en Vietnam de 1966 a
1969 y en la operación Tormenta del Desierto en 1991. También
fue jefe del Comando Sur del Pentágono (SOUTHCOM, en sus
siglas en inglés) entre 1994 y 1996, y vice-representante
de Estados Unidos en la OTAN.
"En
apoyo a su petición de ayuda a Colombia, la secretaria de
Estado estadounidense Madeleine Albright y el zar de la
droga McCaffrey dijeron al Congreso estadounidense que los
fondos se usarían para ’restaurar el orden el sudeste de
Colombia’" [7].
Con
la aprobación del Plan Colombia Estados Unidos aumentó la
ayuda militar a este país más de veinte veces en sólo dos
años, 1998-2000, de 50 millones de dólares en 1998 a más
de 1.000 millones de dólares en 2000, lo que situó a
Colombia inmediatamente después de Israel y Egipto en esta
categoría. En los diez años a partir de 1998 la ayuda
militar estadounidense se multiplicó por cien.
A
principios de 2000 una fuente estadounidense de los medios
de comunicación dominantes afirmó que "los 1.600
millones de dólares propuestos por la administración
Clinton como ayuda de emergencia a Colombia es cuando menos
tanto un paquete contra la insurgencia como una medida anti-droga"
y mencionó que "un miembro del Congreso se opuso a los
esfuerzos de la Casa Blanca por eludir el proceso normal de
asignaciones" [8].
Unas
semanas después tuvo lugar en El Salado una de las peores
masacres recientes de civiles colombianos perpetrada por
paramilitares con la complicidad del ejército.
El
Plan Colombia estaba empapado en sangre antes incluso de que
se formalizara. En enero de 2000 la secretaria de Estado
Madeleine Albright visitó Colombia para promocionar la
iniciativa y en honor a su llegada el ejército colombiano
mató a 50 de sus ciudadanos en un ataque fuera de la
capital, Bogotá.
En
junio el Congreso y el Senado estadounidenses añadieron a
la guerra más de 1.000 millones de dólares, sesenta helicópteros
de combate y más fuerzas especiales asesoras en
contrainsurgencia. Aproximadamente el 70% de los fondos de
2000 del Plan Colombia se asignaron a financiar, adiestrar y
equipar a batallones antinarcóticos del ejército que
operaban en el sudeste de Colombia, el antiguo refugio de
las FARC.
Progresistas
nominales, el difunto Paul Wellstone del Senado y la
congresista de Illinois Jan Schakowsky, añadieron un
condicionante de derechos humano que ninguna persona seria
esperaba que se respetara y sólo dos meses después de que
el Congreso autorizara el Plan Colombia Clinton utilizó su
derecho presidencial de no aplicación para anular las
condiciones referentes a los derechos humanos por razones de
"seguridad nacional".
Nueve
años después: la farsa de la guerra contra la droga cede
el paso a la pura contrainsurgencia
Por
supuesto, la escalada de las operaciones de
contrainsurgencia se empaquetó bajo la etiqueta de una
guerra contra la droga. Nueve años después Colombia sigue
siendo el principal suministrador de cocaína y heroína a
Estados Unidos.
En
abril de 2000 se vio en lo en serio que se debería haber
tomado esta farsa cuando el ex-comandante de las operaciones
contra la droga del ejército estadounidense en Colombia, el
coronel James C. Hiett, se declaró culpable de no haber
entregado las pruebas de que su esposa, Laurie, introducía
de contrabando en Estados Unidos cocaína y heroína. En
enero su esposa se declaró culpable de planear introducir
de contrabando en Estados Unidos vía el correo heroína por
valor de 700.000 dólares.
Indudablemente,
el coronel Hiett cumplió con su deber propagando la
historia de que las FARC eran responsables de la mejor parte
del cultivo de coca y opio, y del tráfico en el país, y de
que el ejército estadounidense era la mejor respuesta a
estas supuestas actividades.
Si
se tenía alguna duda de la sinceridad de las afirmaciones
estadounidenses de que estaban luchando contra el narcotráfico
y el terrorismo, a las pocas semanas de aprobarse en Plan
Colombia la secretaria de Estado Albright escoltó al jefe
del llamado Ejército de Liberación de Kosovo, Hashim Thaci,
cuyos colegas y cárteles de la droga aliados controlan la
mayoría del tráfico de marihuana, hachís y narcotráficos
en Europa, a los lugares que ella solía frecuentar en el
cuartel general de Naciones Unidas y en aquella época en el
departamento de Estado, preparándolo para convertirse en
futuro jefe de Estado (desde el año pasado Hashim Thaci es
de hecho el presidente de lo que el ex-presidente serbio
Vojislav Kostunica ha llamado acertadamente el primer Estado
OTAN del mundo. También es el más reciente narco-Estado).
Tras
los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 en Estados
Unidos la casa Blanca elevó a las FARC a la cima de la
lista de sus objetivos en la llamada Guerra contra el
Terrorismo a pesar de que está más allá de la capacidad
de cualquier persona sana para discernir o comprender saber
qué papel pudo haber desempeñado las FARC en los ataques
de Nueva York y Washington D.C..
Para
2002 la administración Bush había desechado la mayoría de
las razones de la guerra contra la droga y "el Congreso
aprobó una ley para permitir que la ayuda militar
estadounidense a Colombia se utilizara en una ’campaña
unificada’ contra las drogas y el terrorismo" y para
2008 "seis años y 5.000 millones de dólares después,
el ejército colombiano es la fuerza de combate más
cualificada de América Latina" [9].
Las
"operaciones especiales de adiestramiento
estadounidenses proporcionaron muchas de las destrezas que
mostraron ’el camino para abrir la puerta de esas remotas
localizaciones en la jungla que en el pasado eran
inaccesibles al gobierno colombiano’. Se crearon unidades
militares, incluyendo la Brigada Comando. Se establecieron
ocho unidades de inteligencia regional con aviones de
reconocimiento y punteras comunicaciones cielo-aire. Se creó
tanto una Escuela de Inteligencia como un Centro de
Contrainteligencia" [10].
Días
antes de cesar en su cargo, George W. Bush concedió la
Medalla de la Libertad al presidente colombiano Alvaro
Uribe, al que los rumores habían vinculado con el antiguo cártel
de Medellín y cuyo hermano Santiago está acusado de
narcotráfico y de conexiones con los escuadrones de la
muerte.
Quizá
anticipando este honor y en correspondencia a la persona más
responsable del Plan Colombia y a las crecientes operaciones
militares tanto en las fronteras de Colombia como dentro del
país, Alvaro Uribe anunció que iba a conceder a Bill
Clinton el premio "Colombia es Pasión" "en
una sesión de gala ...en Nueva York" por "creer
en nuestro país y animar a otros a hacer lo mismo".
"Destacados
demócratas de la lista de invitados incluyen a los
ex-estrategas de Clinton, Dick Morris y Vernon Jordan, a los
ex-miembros del gobierno Clinton Lawrence Summers y
Madeleine Albright, y a varios congresistas demócratas",
la mayoría de los cuales tuvieron la habilidad de
supervivencia política de no asistir [11].
Poco
antes ese mismo año "la víspera de una visita del
presiente estadounidense George W. Bush" y sin fingir
ya una guerra contra la droga "soldados estadounidenses
y colombianos llegaron en helicóptero a la ciudad sureña
de Cartagena del Chaira, una plaza fuerte de las FARC
..." [12].
Como
se ha minimizado la cuestión de los narcóticos, el
componente de los derechos humanos ha sido relegado al reino
de la efímera manipulación de relaciones públicas.
En
febrero de 2007 el hermano de la ministra colombiana de
Asuntos Exteriores Maria Consuelo Araujo, el senator Alvaro
Araujo, fue arrestado por su relación con el grupo
paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
A
Uribe esto no le afectó y afirmó: "Cuando me
preguntan por qué mantengo a la ministra de Exteriores
respondo: no está implicada en actividades criminales que
estén siendo investigadas" [13].
El
Plan Colombia ha entrado en su décimo año. En los años
transcurridos no han disminuido en lo más mínimo las
masacres abiertas y encubiertas del gobierno y de los
paramilitares (algunas demasiado espeluznantes para
contarlas) y si bien el cultivo y exportación de droga se
ha visto parcialmente afectado, no se ha visto afectado
sustancialmente por lo que cuando conviene se sigue
denominando todavía programa de erradicación de la droga.
A
pesar de afirmarse que era una guerra contra la droga, las
actividades del Plan Colombia tanto dentro como fuera del país
se llevaron a cabo con otros propósitos.
Colombia:
la base del Pentágono en la región andina
Desde
su inicio tenía el objetivo de ser más que una
intensificación de una guerra de contrainsurgencia de décadas
de duración en Colombia y ser la primera salva de una campaña
estadounidense para intensificar la militarización de la
región andina. Los planes de la Casa Blanca y el Pentágono
de utilizar a Colombia como fuerza militar regional y base
operativa para vigilar América de Sur han ganado una nueva
urgencia para Washington con las transformaciones políticas
en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina y Paraguay que
presagian el fin de la dominación política, económica y
militar estadounidense del continente.
En
su primer año de existencia, 2001, un avión de la Fuerzas
Aéreas Peruanas derribó un avión civil divisado por un
avión estadounidense pilotado por contratistas de la CIA
que llevaba a bordo a la misionera estadounidense Veronica
Bowers y su hija, y murieron ambas además del piloto.
Para
2006 Estados Unidos había duplicado la cantidad de
adiestradores y asesores militares estacionados en Colombia
y ese mismo año aviones colombianos empezaron violando el
espacio aéreo del vecino Ecuador. En apariencia estos
aviones, a bordo de los cuales no habría sido raro que
hubiera personal estadounidense, llevaban a cabo misiones de
fumigación.
El
gobierno ecuatoriano denunció estas acciones como
"poco amistosas y hostiles" y el "ministro de
Defensa Marcelo Delgado afirmó...que aviones del ejército
sobrevolarían sus fronteras para impedir que los aviones
colombianos entraran en el espacio aéreo de
Ecuador...." [14].
En
diciembre de 2006 no sólo aviones colombianos cruzaron la
frontera. A finales del mes "unos 40
colombianos...huyeron hacia Ecuador atravesando la frontera
después de haber sido atacados por soldados
colombianos", informó la oficina del Alto Comisionado
de Naciones Unidas para los Refugiados (UNHCR, en sus siglas
en inglés) en Ecuador [15].
Doce
meses antes quince colombianos fueron asesinados y 1.500
desplazados en la provincia de Narilo al sur del país, en
la frontera con Ecuador. "Las autoridades permanecieron
en silencio en relación a si esto era una operación
militar contra luchadores de la guerrilla o una disputa
entre grupos paramilitares" [16].
A
principios de 2007 el general de marines Peter Pace,
entonces presidente de la Junta de Jefes del Estado Mayor,
viajó a Colombia y pasó dos días reunido con los
dirigentes políticos y militares del país. Poco después,
el ministro de Defensa colombiano Juan Manuel Santos (sobre
el que se hablará más adelante) devolvió el favor y visitó
el Pentágono donde se reunió con el secretario de Defensa
estadounidense Robert Gates. Un informe de la visita del
departamento de Defensa citaba a altos cargos del Pentágono
afirmando que "el apoyo militar estadounidense a
Colombia, antes centrado en combatir la droga, se ha
ampliado a ayudar al ejército colombiano a enfrentarse a la
insurgencia rebelde del país" y que "soldados de
las fuerzas especiales estadounidenses en Colombia
proporcionan adiestramiento militar a las fuerzas de
Colombia...."[17]
Cinco
meses después Colombia construyó una tercera base militar
en su frontera de 2.219 kilómetros con Venezuela e
inicialmente estacionó a 1.000 soldados en ella.
Colombia
se ha convertido en el puesto de avanzada de Washington para
hacer frente y amenazar tanto las fronteras del sudoeste de
Ecuador como la del noreste de Venezuela.
También
forma parte de una estrategia cuya naturaleza y alcance
supera lo regional e incluso lo continental.
América
del Sur: el sexto continente de la OTAN
Desde
la implementación del Plan Colombia en 2000 Estados Unidos
ha alistado a varios aliados de la OTAN para la guerra de
contrainsurgencia y para propósitos más amplios en la región.
Personal de las SAS británicas (Servicios Aéreos
Especiales) ha sido destinado al ejército colombiano para
funciones de adiestramiento y el ejército español también
envió personal.
La
OTAN tiene miembros en Europa y América del Norte, y socios
en Asia (Afganistán, Japón, Kazajastán, Kurgistán,
Mongolia, Pakistán, Singapur, Corea del Sur, Tajikistán,
Turkmenistán y Uzbekistán) y África (Argelia, Egipto,
Mauritania, Marruecos y Túnez) y Australia. América del
Sur es el único continente habitado en el que todavía no
ha penetrado.
En
enero de 2007 el jefe colombiano de Defensa Santos viajó a
Washington, Londres y Bruselas, "para mantener
conversaciones con la Unión Europea"en estas última
ciudad y, a continuación, a Munich, Alemania, "para
una reunión con los ministros de defensa de la OTAN"
[18]. Por supuesto, Santos hizo esta gira para cosechar más
ayuda militar de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN. Se
ha informado que la Unión Europea ha concedido154 millones
anuales desde aquel año.
En
septiembre de 2005 el presidente venezolano Hugo Chávez
advirtió que "por medio del trabajo de la inteligencia
descubrimos un ejercicio militar de OTAN de una invasión de
Venezuela y nos estamos preparando para esta invasión".
Detalló
que el plan consistía en un "ejercicio militar ...
conocido como Plan Balboa [que] incluye hacer ensayos de
ataques simultáneos por aire, mar y tierra en una base
militar en España en los que participan soldados
estadounidenses y de países de la OTAN" [19]. También
participaban en la operación tropas estadounidenses
desplegadas en el enclave holandés de Curaçao al noroeste
de la costa de Venezuela.
En
la primavera del año siguiente se informó de que "se
están llevando a cabo maniobras militares en el Caribe por
parte de Estados Unidos, miembros de la OTAN y países del
hemisferio, excluyendo a Cuba y Venezuela, que son objetivos
potenciales de esta demostración de fuerza", y que
inmediatamente después "en futuros ejercicios
participarán aproximadamente 4.000 soldados de Estados
Unidos, Holanda, Bélgica, Canadá y Francia, que está
programado que participen en una maniobra llamada León
Conjunto del Caribe, que tendrá lugar entre el 23 de mayo y
el 15 de junio en Curaçao y Guadalupe" [20].
La
guerra de contrainsurgencia colombiana, un modelo para el
sur de Asia y Centro América
Durante
los últimos siete años Estados Unidos también ha
reclutado y desplegado a fuerzas de seguridad y militares
colombianas para la guerra de Afganistán, supuestamente
para reproducir el componente de la guerra contra la droga
del Plan Colombia en el sur de Asia.
En
abril de 2007 Washington trasladó a Afganistán a su
embajador en Colombia, William Wood, para supervisar la
aplicación del modelo colombiano de contrainsurgencia
disfrazado de lucha contra el cultivo de droga. Dos años
después se calcula que Afganistán representa el 90% de la
producción ilegal de opio del mundo.
Un
analista de Bangladesh observó que "según cifras de
2003, el tráfico de droga constituye el tercer artículo a
nivel mundial en términos de dinero tras el comercio de
petróleo y de armas.
Afganistán
y Colombia son las principales economías mundiales
productoras de droga, que alimenta una floreciente economía
criminal. Estos países están fuertemente militarizados y
en ellos el tráfico de droga está protegido.
Está
ampliamente documentado que la CIA ha desempeñado un papel
fundamental en el desarrollo de los triángulos de la droga
tanto de América Latina como de Asia.
LA
OTAN, como entidad, se ha convertido en cómplice de una
importante proliferación de narcóticos y de actividad
criminal. Realmente no se está reduciendo el opio: de
hecho, todas las cifras demuestran que está aumentando.
Como han confirmado varios informes, esto está ocurriendo
bajo los ojos de la OTAN" [21].
Las
estaciones intermedias entre Afganistán y Colombia son
Kosovo, no sin razón apodado la Colombia de los Balcanes,
y, cada vez más, Iraq. Es imposible ignorar este modelo.
Irónicamente
dada la cita anterior, BBC News informó hace dos años que
"Estados Unidos espera que algunas de las lecciones
aprendidas en Colombia se puedan aplicar a Afganistán...."
[22].
El
pasado enero el actual jefe de la Junta de Jefes del Estado
Mayor estadounidense, el almirante Michael Mullin, visitó
Colombia y declaró: "Nuestra relación ejército a ejército
es extraordinariamente fuerte. Necesitamos estar con ellos.
Hemos logrado cosas que son extraordinarias" [23].
Este
mes de marzo Mullin viajó a Colombia, Brasil, Chile, Perú
y México. Al volver sus comentarios se resumían en la
afirmación de que "el ejército estadounidense está
dispuesto a ayudar a México en su mortífera lucha contra
los cárteles de la droga con algunas de las tácticas de
contrainsurgencia utilizadas contra redes militantes en Iraq
y Afganistán" [24] y que "el paquete de ayuda del
Plan Colombia podía ser un modelo ’englobante’ para
Pakistán y Afganistán...." [25]
Un
artículo sobre los planes para las guerras en Iraq,
Afganistán y Pakistán del jefe del comando central
estadounidense David Petraeus informaba de que "los
oficiales del ejército también están considerando las
relaciones estadounidenses con Colombia como un posible
modelo para Afganistán y Pakistán, afirmando algo como que
la estrategia del Plan Colombia de Washington podría ayudar
a ambos países contra los militantes" [26].
El
informe del que se ha extraído la cita anterior,
"Estados Unidos ve en Colombia lecciones para la guerra
afgana", incluye también lo siguiente: "La policía
afgana ya se ha estado adiestrando con sus homólogos
colombianos y Bogotá está estudiando enviar tropas a
Afganistán para ayudar con la erradicación [de la droga] y
a quitar las minar" [27].
Lo
que se está exportando a Afganistán se hizo asquerosamente
evidente el pasado otoño cuando se anunció que Colombia
había destituido a tres generales y 22 soldados de
diferentes rangos por el asesinato, al parecer gratuito, de
jóvenes habitantes de las barriadas de Bogotá: "Los jóvenes
fueron llevados a Bogotá engañados con la promesa de
trabajo; posteriormente sus cuerpos fueron encontrados en
fosas comunes cerca de la frontera con Venezuela. Grupos de
derechos humanos afirman que los soldados a veces matan a
personas indefensas para poder inflar sus afirmaciones de éxito
en la batalla y promocionar" [28].
Entre
los tres generales a los que se pidió dimitir estaba el
general Mario Montoya Uribe, "el autor de la política
de utilizar las cifras de muertos para medir el éxito
contra la guerrilla" [29] que "supuestamente
fomentó promocionar a oficiales cuyas unidades habían
matado a más rebeldes de izquierda" [30].
Un
informe posterior proporcionaba detalles horripilantes:
"Se están investigando más de 1.000 casos de
asesinatos ilegales por parte de los militares. Hay decenas
de casos de soldados que apresan a hombres inocentes, los
asesinan y los visten como combatientes enemigos. Se cree
que cientos de miembros de las fuerzas de seguridad han
participado en estas actividades" [31].
En
referencia a esto recuerden que el informe anterior afirma
que los asesinados fueron enterrados en fosas comunes cerca
de la frontera venezolana.
Con
el ataque de este año del ejército de Sri Lanka contra las
plazas fuertes de los Tigres Tamiles que supuestamente ha
acabado con la guerra de 33 años, el gobierno colombiano y
sus suministradores militares estadounidenses están
emprendiendo la única guerra de contrainsurgencia del mundo
de décadas de duración, una guerra que entra ahora en su
quinta década.
Ha
sido y sigue siendo una guerra contra los pobres, los sin
tierra, las personas privadas de derecho de representación,
contra cualquiera que se oponga a los privilegios y abusos
de los terratenientes, de la elite de los negocios, al ejército
adiestrado por Estados Unidos y a las más altas esferas de
las narcomafias.
Hace
nueve años el Plan Colombia se diseñó para ser la fase
terminal de esta guerra. El modelo de Colombia es ahora el
prototipo que Washington ha identificado abiertamente para
ser aplicado en Afganistán, Pakistán y México entre otros
lugares.
Plan
Colombia: frenar a la renaciente América del Sur
Además,
ahora el Plan Colombia se revela cada vez más como una
estrategia militar para suprimir una creciente oleada de
descontento con las secuelas del neoliberalismo posterior a
la Guerra Fría que se está suscitando por toda América
del Sur y Central, y el Caribe.
Estados
Unidos y Occidente en su conjunto han utilizado al régimen
colombiano y su formidable máquina militar para intimidar a
sus vecinos Ecuador y Venezuela, y a la región andina en su
conjunto. Al hacer frontera con Panamá, Colombia también
es una potencial plataforma de lanzamiento de ataques a
naciones de América Central como Honduras, Nicaragua y El
Salvador.
Una
breve cronología del pasado año y medio demostrará el
destacado papel que sus patrocinadores en Washington han
pensado para Colombia.
En
enero de 2008 el presidente venezolano Chávez afirmó que
Estados Unidos y su cliente colombiano "no quieren la
paz en Colombia porque es la excusa perfecta para tener aquí
a miles de soldados, a la CIA, las bases militares, aviones
espías y quién sabe qué otras operaciones contra
Venezuela". Y añadió: "Acuso al gobierno de
Colombia de conspirar, de actuar de títere del imperio
estadounidense, de planear una provocación contra
Venezuela" [32].
El
1 de marzo de 2008 Colombia emprendió un ataque dentro de
Ecuador y mató a 24 supuestos miembros de las FARC,
incluyendo a la segunda persona al mando del grupo Raúl
Reyes.
Un
artículo titulado "Altos cargos colombianos afirman
que la inteligencia estadounidense ayudó en el ataque
contra los rebeldes" informaba de que "las fuerzas
aéreas de Ecuador descubrieron que Colombia utilizó bombas
de 500 libras similares a las usadas por el ejército
estadounidense en Iraq, que no pueden ser transportadas por
aviones colombianos. Las autoridades ecuatorianas también
indicaron que horas antes del bombardeo aéreo colombiano
había despegado de la base estadounidense de Manta, al
sureste de Ecuador, un avión militar HC-130" [33].
Temiendo
que la incursión armada dentro de Ecuador formara parte de
una agresión más amplia Venezuela desplegó a unos 9.000
soldados en su frontera con Colombia. El día del ataque el
presidente venezolano Chávez advirtió a su homólogo
colombiano "ni piense en hacer eso aquí porque sería
muy grave, sería motivo de guerra" [34].
Después
del ataque el presidente ecuatoriano Rafael Correa rompió
las relaciones diplomáticas con Colombia y cuando más
tarde se descubrió que el bombardeo había matado a un
ciudadano ecuatoriano advirtió de mayores consecuencias.
El
6 de marzo Venezuela decretó un estado general de alerta y
envió a diez batallones, aviones y tanques a la frontera
con Colombia.
El
presidente estadounidense Bush declaró a los periodistas
que "Estados Unidos seguirá estando al lado de
Colombia" [35].
Tres
semanas después Ecuador anunció que "instalaría un
equipo de vigilancia electrónica y aumentaría su presencia
militar en su frontera con Colombia" y el presidente
Correa advirtió que su país "nunca más"
permitiría un ataque extranjero contra su territorio[36].
Ejército
estadounidense: después de Iraq, América Latina
También
en abril de 2008 el director de operaciones de las Fuerzas Aéreas
Estadounidenses del Sur, el coronel Jim Russell, defendió
que las tropas que se estaban retirando de Iraq fueran
redesplegadas en el Comando Sur del Pentágono que comprende
América del Sur y Central, y el Caribe. En aquel momento
declaró: "Creemos que mientras avanzamos veremos un
mayor giro en la atención a la zona. Estamos viendo
problemas a la misma entrada de América Central. Esta es la
puerta de entrada a nuestra frontera sur" [37].
El
12 de julio de 2008 la marina estadounidense restableció a
la Cuarta Flota, que abarca América del Sur y Central, y el
Caribe lo mismo que el Comando Sur del Pentágono, después
de que se retirara en 1950 tras la Segunda Guerra Mundial.
A
principios de este año el jefe del Comando Sur, el
almirante James Stavridis, se convirtió en Comandante
Supremo Aliado de la OTAN y jefe del Comando Europeo del
Pentágono. Tres de los últimos cinco altos comandantes
militares de la OTAN (Stavridis, su predecesor Bantz John
Craddock y Wesley Clark) fueron trasladados a la jefatura
del Comando Sur.
Anticipando
claramente lo que ha ocurrido esta semana, en mayo de 2008
Venezuela advirtió a Colombia que no permitiría una nueva
base militar estadounidense en La Guajira cerca de la
frontera con el noroeste de Venezuela. Chávez afirmó:
"No permitiremos que el gobierno colombiano dé La
Guajira al imperio. Colombia está lanzando una amenaza de
guerra contra nosotros" [38].
Menos
de una semana después un avión de guerra estadounidense
penetró en el espacio aéreo de Venezuela en un vuelo desde
las Antillas holandesas. El gobierno venezolano acusó a
Estados Unidos de espiar en una base militar en la Isla de
Orchila y "afirmó que Estados Unidos está probando la
capacidad de Venezuela de detectar intrusos y que las
fuerzas aéreas venezolanas estaba preparadas para
interceptarlo de no haber vuelto el avión hacia la isla
caribeña de Curaçao" [39].
El
ministro [venezolano] de Defensa Gustavo Rangel afirmó que
"éste es sólo el último paso de una serie de
provocaciones en las que quieren implicar a nuestro país"
[40].
En
septiembre una sangrienta emboscada separatista mató a ocho
personas en la provincia boliviana de Pando. El gobierno
expulsó al embajador estadounidense Philip Goldberg, un
veterano en apoyar violentos levantamientos separatistas
anteriores en Bosnia y Kosovo. El jefe de las fuerzas
armadas de la nación, el general Luis Trigo, advirtió que
"la Fuerzas Armadas Bolivianas advirtieron el viernes
que no tolerarán ninguna acción más de grupos radicales o
interferencias extranjeras en los asuntos internos del país"
[41].
A
finales de 2008 Bolivia expulsó a los agentes de la agencia
contra la droga estadounidense, la DEA, y más tarde anunció
sus planes de comprar helicópteros rusos para operaciones
anti-narcóticos.
El
presidente boliviano Evo Morales declaró hoy [23 de julio]:
"Tengo información de primera mano de que el imperio,
por medio del Comando Sur estadounidense, realizó el golpe
de Estado de Honduras" [42].
En
octubre de 2008 Ecuador acusó a la CIA de infiltrarse en su
ejército y reconoció el ataque colombiano a su territorio
el mes de marzo anterior. El ministro de Defensa Javier
Ponce declaró en los periódicos: "La CIA conoce
perfectamente lo que está pasando en Angostura" [43].
Al
mismo tiempo el ministro colombiano de Defensa Santos amplió
la belicosidad de su nación dirigiéndola contra Rusia.
Actuando completamente como la criatura de Washington y de
su ejército que es, Santos afirmó: "Con sus 16.000
bombas nucleares Rusia tienen un enorme deseo de ser un
actor clave en el mundo. Pero su presencia en la región
promoverá una vuelta a la Guerra Fría" [44].
Santos
aludía en particular a los recientes ejercicios navales
ruso-venezolanos en el Caribe y al hecho de que Rusia ha
suministrado a Caracas armas avanzadas, aviones de guerra y
submarinos, lo que refleja una tendencia general entre las
naciones de América Latina (incluyendo Bolivia, Ecuador,
Argentina y Nicaragua) a aumentar sus relaciones militares
con Rusia como contrapeso a la tradicional dominación
estadounidense de sus fuerzas armadas y para ser capaces de
defenderse contra ataques estadounidenses y por medio de
intermediarios. Lo que Santos y sus patrocinadores
estadounidenses temen es la desaparición real de casi
doscientos años de Doctrina Monroe.
El
pasado mes de marzo el presidente venezolano Chávez calificó
al ministro colombiano de Defensa Santos de ser "una
amenaza para la estabilidad regional" y "una
amenaza para la estabilidad y soberanía de los países de
la región" que "vuelve a demostrar su desprecio
por el derecho internacional", en referencia a la
defensa que hizo Santos del ataque dentro de Ecuador del año
pasado [45].
Santos
reiteró su intención de seguir atacando supuestos
emplazamientos rebeldes en los países vecinos, lo que
provocó está respuesta de Chavez pocos días después:
"En caso de una provocación de parte de las fuerzas
armadas de Colombia o de violaciones de la soberanía de
Venezuela, daré orden de atacar con el avión Sukhoi y
tanques. No permitiré a nadie ofender a Venezuela y su
soberanía" [46].
En
los últimos meses el Pentágono ha estado adiestrando a las
fuerzas armadas de Guyana, el vecino del este de Venezuela,
tanto dentro de ese país como en Estados Unidos. Ya hemos
examinado el uso de posesiones francesas y alemanas en el
Caribe para propósitos militares. Con la elección de
Ricardo Martinelli como presidente de Panama el pasado mes
de mayo, lo que supone la vuelta de este país a las filas
de Estados Unidos, el lazo en torno a Venezuela se está
estrechando.
Ecuador
rechazó renovar un acuerdo con Estados Unidos para el uso
de su base militar de Manta con lo que este mes Washington
pierde sus derechos a usar la base. Con el correspondiente
anuncio la semana pasada del presidente colombiano Uribe de
que entregaba cinto bases más al Pentágono (tres campos de
aviación y dos bases navales) el presidente Chávez estaba
en lo cierto al considerar este paso "una amenaza
contra nosotros" y advirtió que "están rodeando
Venezuela con bases militares" [47].
Desde
el derrocamiento del presiente hondureño Manuel Zelaya el
28 de junio, dirigido por comandantes militares adiestrados
en la Escuela de las Americas, se han disparado las alarmas
en América Latina y por todo el mundo de que el golpe,
lejos de ser una aberración o un anacronismo, pueda
establecer un precedente para más [golpes] en un futuro
cercano.
Y
exactamente igual que en los últimos meses de la
presidencia de Bush y en los primeros siete meses de la
actual presidencia, las operaciones militares en Afganistán,
a las que durante cinco años se dio una importancia
secundaria en relación a Iraq, se han intensificado hasta
convertirse en el principal frente de guerra del mundo, así
que puede que se esté planeando reavivar los planes de una
agresión directa estadounidense en América Latina, planes
latentes desde la invasión de Panamá en 1989.
(*) Periodista residente en Chicago. Director de «Stop NATO International».
Notas:
1)
Russia Today, 18 enero de 2009
2)
Ibid
3)
STRATFOR, 14 enero 2000
4a)
Ibid
4b)
N. de la t.: La expresión “flecha del parto”
(“the parthian shot” en inglés) se refiere a una
costumbre guerrera de los jinetes partos de la Antigüedad
que simulaban huir a galope tendido y en un momento dado
disparaban sus flechas hacia atrás y por encima del hombro,
con lo que diezmaban a sus confiados perseguidores. La
expresión se utiliza para describir ese metafórico disparo
final –puede ser un gesto, una frase hiriente, una
revelación penosa– que quiere lastimar irreparablemente
en el momento de cerrarse una puerta que se supone
definitiva.
5)
Ottawa Citizen, 6 de septiembre 2000
6)
Inter Press Service, 21 diciembre de 2000
7)
Ibid
8)
United Press International, 11 de abril de 2000
9)
Tampa Bay Times, 12 de julio 2008
10)
Ibid
11)
Associated Press, 24 de mayo de 2007
12)
Associated Press, 10 de marzo de 2007
13)
Xinhua News Agency, 18 febrero de 2007
14)
Xinhua News Agency, 16 de diciembre de 2006
15)
Xinhua News Agency, 27 de diciembre de 2006
16)
Xinhua News Agency, 20 enero de 2006
17)
U.S. Department of Defense, 1 de febrero de 2007
18)
Reuters, 29 enero 2007
19)
Australian Associated Press, 4 de septiembre de 2005
20)
Prensa Latina, 10 abril de 2006
21)
The Daily Star, 24 de noviembre de 2007
22)
BBC News, 8 julio de 2007
23)
Agence France-Presse, 17 de enero de 2008
24)
Reuters, 6 de marzo de 2009
25)
Reuters, 5 de marzo de 2009
26)
Reuters, 16 de octubre 2008
27)
Ibid
28)
Radio Netherlands, 30 de octubre de 2008
29)
Russia Today, 18 de enero de 2009
30)
Trend News Agency, 4 de noviembre de 2008
31)
Russia Today, 18 de enero de 2009
32)
Reuters, 25 enero de 2008
33)
Focus News Agency, 24 de marzo de 2008
34)
Associated Press, 1 de marzo de 2008
35)
Reuters, March 4 de marzo de 2008
36)
Associated Press, 22 de abril de 2008
37)
Stars and Stripes, 27 de abril de 2008
38)
Associated Press, 15 mayo de 2008
39)
Bloomberg News, 21 de mayo 2008
40)
Reuters, 19 mayo de 2008
41)
Xinhua News Agency, 13 de septiembre de 2008
42)
Agence France-Presse, 22 de julio de 2009
43)
Reuters, 30 de octubre de 2008
44)
Russian Information Agency Novosti, 4 de octubre de 2008
45)
Trend News Agency, 4 de marzo de 2009
46)
Russian Information Agency Novosti, 9 de marzo de 2009
47)
Associated Press, 21 de julio de 2009.
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