Documentos
secretos sobre el despliegue que estudia Washington en la
región
Brasil
teme que el acuerdo con Bogotá
amenace al Amazonas
Por
Eleonora Gosman
Corresponsal
en Brasil
Clarín,
14/08/09
No
es la "falta de comprensión" ni la carencia de
información detallada lo provocó un alerta roja en el
gobierno brasileño y sus FF.AA. a raíz del acuerdo entre
Colombia y EE.UU. por la instalación de bases militares. El
impacto no proviene tampoco del hecho de que estén en juego
siete de ellas. Y menos aún que algunas de esas
instalaciones, que irán a compartir colombianos y
estadounidenses, estén en puntos limítrofes del Amazonas.
La verdadera preocupación de Lula da Silva, de su canciller
Celso Amorim y su ministro de Defensa, tiene un nombre: se
llama Palanquero.
Basta
acceder a un paper de la Fuerza Aérea norteamericana:
"White paper air mobility command. Global en route
strategy" publicado en abril de este año, para
entender por qué en particular esa instalación, la única
que tiene presupuesto asignado para este año, coloca a
Brasil en una emergencia desde que cualquier punto de sus 8
millones de kilómetros cuadrados puede ser rápidamente
alcanzado por tropas expedicionarias de EE.UU.
El
documento señala que no hay en América del Sur una
"localidad" que permita operar un puente aéreo
para el traslado de uniformados y de equipamiento bélico.
Indica que hasta hace poco "las cuestiones de seguridad
en Sudamérica estuvieron enfocadas en misiones de combate a
las drogas. que no requieren el uso de aviones estratégicos".
Pero algo cambió en 2008 a partir de la revitalización del
Comando Sur de EE.UU. localizado en Miami (sigla inglés:
USSOUTHCOM). Bajo su responsabilidad está la cobertura de
América Central, Caribe, Cuba, Bahamas y América del Sur,
más sus aguas territoriales. Ni bien entró en funciones,
el Comando Sur se interesó justamente "por establecer
un lugar en el continente sudamericano que podría ser usado
... como punto desde el cual se pasarían a ejecutar
operaciones de movilidad". En otras palabras: el
desplazamiento rápido de contingentes militares y de armas.
El
dossier en cuestión advierte que USTRANSCOM (Comando de
Transporte de Estados Unidos del Departamento de Defensa)
calificó la base de Palanquero en Colombia como un sitio
ideal para "cubrir cerca de la mitad del continente con
(aviones) C–17 sin necesidad de que sean reabastecidos (en
aire)". Pero con abastecimiento intermedio el C–17
"puede cubrir el continente entero con excepción del
Cabo de Hornos" en el sur de Argentina.
Para
la región hay una "tranquilidad" que se extenderá
hasta 2025. Es porque Palanquero recién será incorporada
como base operativa de la FF.AA. de EE.UU. dentro de 15 años.
A los fines específicos, Palanquero es suficiente según el
documento para facilitar el movimiento de tropas en toda América
del Sur. Lo que viene a subsanar por el momento la ausencia
de un "plan (estratégico) más robusto".
No
deja de ser curioso el cambio de enfoque sobre Sudamérica
que recién se produjo en 2008, en las postrimerías de la
presidencia de George W. Bush, y que recién ahora empieza a
tomar formas concretas.
La
clave por el momento se llama el Globemaster C–17, que
reemplazó al Hércules C–130 en 1993.
Lula
da Silva dijo ayer que quiere hablar la próxima semana con
su colega Barack Obama.
Esa
conversación telefónica será negociada estos días por el
canciller Celso Amorim con su colega Hillary Clinton. Para
Brasil, el objetivo trasciende la paz regional, en el
sentido que se había planteado Lula a partir de 2003. Ya no
es Venezuela, ni Ecuador y ni siquiera Honduras. Es un nuevo
escenario que está a las puertas de Brasil y que permitirá
a Estados Unidos llegar cómodamente hasta la costa Atlántica
de este país, incluidos los riquísimos reservorios de petróleo
que están en la plataforma submarina.
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