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El
fin de semana, el gobierno envió
cientos de policías para
tomar
las instalaciones de la empresa
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México,
DF.- Para muchos, la liquidación de la eléctrica no fue
por su ineficiencia, sino por su disidencia. El Sindicato
Mexicano de Electricistas preparaba las acciones para un
llamado a huelga por violaciones al contrato colectivo de
trabajo.
Al
decretar ayer la extinción de la compañía de Luz y Fuerza
del Centro (LFC), que suministra energía al 40 por ciento
de la población nacional –incluida la capital del país–,
y con ello la desaparición del Sindicato Mexicano de
Electricistas (SME), Felipe Calderón abrió el que podría
ser el frente más complejo de su de por sí accidentada
administración.
Marcado
por la ilegitimidad de origen tras las irregulares
elecciones de 2006, y como si no le bastara con sumir al país
en una guerra contra el narcotráfico, que ha dejado 15.400
muertos en casi tres años (más de 5700 en los últimos
nueve meses, 302 en lo que va del mes), Calderón ahora
embate contra uno de los bastiones del sindicalismo
independiente mexicano que, de entrada, inició
movilizaciones y amagó con un paro nacional de protesta.
Con
el pretexto de “la comprobada ineficiencia operativa y
financiera” de esa empresa pública descentralizada, y de
“que su funcionamiento ya no resulta conveniente desde el
punto de vista de la economía nacional y del interés público”,
que el oficialismo ha alegado durante años (ver aparte),
Calderón envió la noche del sábado a más de un millar de
policías federales a tomar por la fuerza todas las
instalaciones, plantas y subestaciones de LFC en el Distrito
Federal, Estado de México, Hidalgo, Morelos y Puebla,
incluso antes de publicar ayer en el Diario Oficial de la
Federación el decreto que extingue a la empresa y al SME.
Los 66.000 trabajadores sindicalizados fueron reemplazados
por personal de confianza de la Comisión Federal de
Electricidad, que estará a cargo del servicio.
Ayer
por la mañana, luego de un mitin del sindicato, respaldado
por otras organizaciones laborales independientes, Calderón
ordenó el despliegue de unos 6000 elementos de la Policía
Federal, la Secretaría de la Defensa Nacional y agentes del
Ministerio Público de la Procuraduría General de la República
en las instalaciones de Luz y Fuerza del Centro, ante
supuestos planes del Sindicato Mexicano de Electricistas de
realizar cortes de energía escalonados a partir de la tarde
de ayer.
Para
muchos, la liquidación de LFC no fue por su ineficiencia,
sino por su disidencia. El SME preparaba las acciones para
un emplazamiento a huelga por violaciones al contrato
colectivo de trabajo. Apenas la semana pasada, la
administración calderonista negó el reconocimiento a la
nueva dirigencia sindical elegida por los trabajadores.
Detrás
de la embestida gubernamental contra el Sindicato Mexicano
de Electricistas están los que presionan para avanzar hacia
la privatización total del sector eléctrico, denunció el
ex candidato presidencial de izquierda Andrés Manuel López
Obrador.
Ayer,
tras una marcha y mitin en los que participaron miles de
trabajadores, las facciones en pugna se unificaron ante el
embate gubernamental y anunciaron que defenderán “hasta
la muerte” a la empresa nacional contra pretendidos planes
de privatización y a sus propias fuentes de trabajo.
Para
dar el golpe, Calderón aprovechó la victoria de México
sobre El Salvador, por 4–1, y la euforia que provocó la
calificación al Mundial de Sudáfrica 2010. Las grandes
televisoras se volcaron a la cobertura deportiva e ignoraron
a los convoyes de la Policía Federal que atravesaron la
ciudad la noche del sábado ante la mirada azorada de la
gente que suponía iba a controlar a los desaforados
pamboleros que celebraban en el Angel de la Independencia.
El
operativo cuasi militar para asaltar las instalaciones de la
paraestatal en la capital del país y desalojar por la
fuerza a los pocos trabajadores sindicalizados se realizó
casi a la medianoche. Ayer amaneció prácticamente sin
noticieros de radio, apenas cortes informativos cada hora
que dedicaron algunos segundos a anunciar lo consumado. No
todos los periódicos alcanzaron a complementar la noticia
con la profundidad de contexto que amerita. Las primeras
marchas de protesta quedaron sin cobertura mediática.
Pese
a ello, las redes sociales en Internet difundieron
ampliamente los comunicados del sindicato, fotografías de
la toma militar de instalaciones de LFC y algunos videos.
La
policía también ocupó otras 10 instalaciones, entre ellas
las de Cuernavaca, Necaxa, Pachuca y Ecatepec. El secretario
del Exterior y vocero del sindicato, Fernando Amezcua, dijo
que se trató de una acción ilegal y deslindó a su gremio
de posibles fallas en el servicio. Durante un mitin
informativo, los trabajadores del SME manifestaron su
intención de ir a un paro nacional, si no les devuelven sus
puestos de trabajo.