La
derrota de la Concertación y el fin de la transición a la
democracia
Se
viene un cambio reaccionario
Por
Nicolás Mestre
Desde
Chile
Para Socialismo o Barbarie, 27/01/10
“El
triunfo de Piñera pone fin a la transición chilena”
(José María Aznar, El Mercurio, 24–01–10)
Santiago
de Chile.–
El pasado 17 de Enero se realizó en Chile el ballotage
de la elección presidencial entre el candidato de la
Coalición por el Cambio (centro–derecha), Sebastián Piñera
Echeñique, y el
ex presidente Eduardo Frei Ruiz–Tagle (1996–2001),
candidato de la Concertación de Partidos por la Democracia
(democratacristianos–socialistas–radicales), que
gobierna el país desde 1990.
A
las 19:42 hrs. el Ministerio del Interior entregaba el
segundo cómputo: de un total de 7.145.485 de votos, que
correspondía al 99,2% de las mesas escrutadas a nivel
nacional, el candidato de la derecha obtenía un 51,61%
(3.563.050 votos), sobre un 48,38% (3.340.308 votos) del ex
presidente Frei. Las cifras repetían la tendencia en la
Región Metropolitana (Gran Santiago), donde Piñera con
1.357.860 votos (51,82%) ganaba a Frei con 1.262.177 votos
(48,17%).
Pero
no fue necesario este segundo cómputo para que el candidato
derrotado “felicitara” al triunfador. Ya a las siete
menos quince de la tarde, media hora después del primer
informe del Ministerio del Interior, Frei reconocía la
derrota, en una tendencia que resultaba irremontable, y
llamaba a las “fuerzas de centro–izquierda, progresistas
y democráticas” a ser “guardianes de la libertad y de
las conquistas sociales”. Las imágenes mostraban las
sombrías caras de derrota del oficialismo que terminaba la
jornada, derrotada luego de veinte años de gobierno,
entontando el himno nacional.
Mediante
una llamada telefónica (televisada) a las 19:38 hrs. la
presidenta “socialista” Michelle Bachelet reconocía el
triunfo de la derecha y la solidez de la democracia
chilena…
El
fraude histórico de la Concertación: la derrota de la
farsa
“Hegel
dice en alguna parte que todos los grandes hechos y
personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos,
dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia
y la otra como farsa.”
(“El 18 brumario de Luis Bonaparte”, Karl Marx)
El
11 de Septiembre de 1973 el golpe de Estado ponía fin a la transición
al socialismo. La vía pacífica era derrotada por la vía
violenta del asesinato de miles de luchadores, de la
proscripción de partidos y organizaciones sociales y
sindicales, de la tortura y el exilio. La historia aparecía
entonces como tragedia.
La
contrarrevolución militar derrotaba el proceso
revolucionario chileno derrocando al gobierno reformista de
Salvador Allende. La tragedia de la vía chilena (pacífica)
al socialismo llegaba a su fin por el callejón sin salida
por el que el reformismo de la Unidad Popular
(socialistas–comunistas) había llevado al movimiento de
masas: entregándolo atado de pies y manos a las fauces de
la burguesía reaccionaria nativa aliada con el imperialismo
norteamericano.
Pero
si como recuerda Marx, Hegel dice que los grandes hechos y
personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos
dos veces, siendo una vez la tragedia y la otra la farsa. En
Chile, el fin a la transición al socialismo aparece
como la tragedia del proceso revolucionario chileno en manos
de la contrarrevolución militar; mientras el fin de la transición
a la democracia como la farsa de un conglomerado que
montándose sobre el movimiento de masas legitimó la obra
de la contrarrevolución militar–empresarial.
Treinta
y siete años después la historia parecía repetirse pero
como farsa. No había aviones disparando misiles a la casa
de la Moneda, ni tampoco tanques por las grandes alamedas
para tomar el poder. Tampoco un movimiento obrero y popular
que desbordara al gobierno. Sino, como dijo la presidenta
“socialista” Bachelet, vía telefónica, al candidato de
la derecha, fue la demostración de “la solidez de la
democracia chilena”.
Aristóteles
y los pensadores griegos clásicos pensaban que el principio
de las cosas estaba determinado por su finalidad. Y si la
finalidad de la Concertación fue continuar la liberalización
de la economía que había iniciado el régimen militar y
desmovilizar al movimiento popular, su principio no podía
ser otro que el de legitimar las estructuras e instituciones
del régimen militar en el plebiscito que convocara Pinochet
en 1988.[]
Luego
del triunfo electoral de la derecha el Frente Amplio[]
declaraba que el triunfo de Piñera “ha sido la derrota de
todas la fuerzas que luchan por la democracia y la justicia
social, pero ante todo la de una política de la Concertación”.[]
En tanto Paul Walder consideraba que la Concertación, que
se había presentado como “representante de la
gobernabilidad, de la estabilidad política, de la armonía
social”, había tenido “una política basada en los
consensos con la derecha que ha derivado en una política
acotada –expresada por el sistema binominal–, en
acuerdos entre élites y en una fuerte exclusión de las
demandas de la ciudadanía y de sus organizaciones
sociales”.[]
Desde
el punto de vista histórico de la lucha de clases, la
democracia en su forma burguesa fue tanto una conquista del
movimiento de masas, como una concesión de la dictadura, y
una trampa para la lucha contra la opresión capitalista.
Sin
el factor de mediación que significó la Concertación y su
retórica ideológica de la democracia en la lucha de clases
nacional, se abre un nuevo ciclo político y el movimiento
obrero y popular tiene la oportunidad y el desafío de
iniciar un rumbo independiente de la política patronal de
los consensos que se estableció entre los de arriba para
asegurar la acumulación de capital.[]
El
triunfo de Piñera[]:
un cambio reaccionario en medio de la crisis de la economía
capitalista
“Hemos
seguido muy de cerca el caso de Obama. Muchas de sus
promesas se hicieron antes de que se desatara la crisis económica.
A poco de asumir, le cambió el mundo. Yo espero que a
nosotros no nos cambie el mundo; al revés, espero que el
mundo vaya mejorando. Porque nuestro proyecto de gobierno se
basa en una estimación y proyección de la economía
mundial, como es natural, y que hasta ahora se está dando
muy bien”. (Presidente electo Sebastián Piñera, El Mercurio 24/01/2010)
Un
informe de la Universidad de Chile estima que el desempleo
en el Gran Santiago a fines de 2009 se encontraba sobre el
10%, siendo el sector de la construcción el más golpeado
por la crisis capitalista con un 18,2%.[]
En tanto, la OIT estima que el número de desempleados en el
mundo aumentó a 212 millones durante 2009. []
Lejos
de la estimación y proyección de la economía mundial que
el futuro gobierno espera “vaya mejorando”,
recientemente un artículo señalaba que “casi
al final de enero, organismos financieros internacionales,
gobiernos y analistas del sistema capitalista continúan
advirtiendo sobre desfasajes y desbalances en el proceso de
recuperación de la economía mundial cuya salud se
encuentra en ‘pronóstico reservado’.”[]
Incluso uno de los
representantes de la burguesía nacional, Eliodoro Matte,
presidente de la Compañía
Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC), declaraba
recientemente:
“Hace un año, nos encontrábamos
en medio de la mayor crisis financiera de los últimos
tiempos. Ha pasado el tiempo y la situación ha mejorado.
Sin embargo, la economía mundial está lejos aún de volver
a niveles normales. En gran medida, la mejoría que hemos
observado se encuentra sustentada en masivos estímulos
fiscales y monetarios.
“Algunos de los problemas que
la originaron aún persisten. El desempleo en muchos países
se encuentra en alza, o, en el mejor de los casos,
estabilizado. Los fundamentos de la recuperación observada
desde mediados de año son aún inestables.” (El
Mercurio, 24/01/2010).
En
ese sentido es necesario aclarar el rol que pueda jugar el
gobierno en el contexto aún abierto por la crisis
capitalista mundial. Pues, aunque programáticamente no haya
diferencias significativas entre la saliente Concertación y
el futuro gobierno de la derecha, el contexto es
cualitativamente distinto. La Concertación gobernó durante
veinte años en el marco de la caída del muro de Berlín,
de la ideología del fin de la historia, y de un capitalismo
que recuperaba su tasa de ganancia por la (re)incorporación
del tercio del mundo dónde éste había sido expropiado, un
contexto de crisis de subjetividad y de alternativa al
capitalismo mundializado.[]
El gobierno de Piñera se situará en el ciclo histórico
abierto por la crisis de la economía mundial (la más
importante desde 1929), que le dará menos margen para el
asistencialismo de Estado, las rebeliones populares en América
Latina (Argentina, Bolivia, Venezuela, Ecuador), un contexto
con mayor polarización social y sin el factor de mediación
que fue la Concertación.
Una
alternativa independiente para enfrentar el “ariete” del
gobierno y la patronal
En
su discurso como presidente electo, Piñera señaló que hará
“un gobierno de unidad nacional que construirá puentes de
encuentro y derribará los muros de división”, que
“como decía Vicente Huidobro, para lograr estos objetivos
necesitamos un alma y un ariete.[]
Un ariete para destruir y un alma para construir”.[]
Esa parece ser la retórica del giro reaccionario que tendrá
para con las demandas obreras y populares.
Un
barómetro del “ariete” del próximo gobierno será el
ajuste que querrá imponer en el Estado y en Codelco
(Corporación Nacional del Cobre). Un Estado con “menos
grasa y más músculo”, y un Codelco que reduzca sus
“costos de producción”, están en la mira del nuevo
presidente. Los trabajadores de ambos sectores ya se
preparan para enfrentar la primera pulseada del gobierno de
imponer un mayor grado de explotación.[]
Se
abre entonces un ciclo de luchas en condiciones más
duras, con un gobierno que no dará su brazo a torcer
ante las demandas obreras y populares y que cerrará filas
con la patronal tras la consigna de la “unidad nacional”
para imponer el “ariete” de un mayor grado de explotación.
Sin embargo, ya no pesarán del mismo modo los amarres ideológicos
de la Concertación que de manera directa o indirecta contenían
a ciertos sectores del movimiento obrero y popular a ir más
allá…
Es
por eso que de cara a las nuevas luchas sociales y políticas
por venir es necesario levantar una alternativa
independiente tanto de la política patronal de los
consensos que seguirá entre la Concertación y el gobierno,
como de la burocracia sindical de la Central Unitaria de
Trabajadores (CUT) que buscará negociar posando de
combativa. Un partido de los trabajadores que luche por un
nuevo movimiento obrero independiente, clasista y anti–burocrático,
y combata los fantasmas de las dos últimas transiciones:
la trágica y la farsante.
[1]
Por más que, posteriormente, los concertacionistas se
hayan quejado de los enclaves autoritarios de la
Constitución de 1980, fueron ellos quienes la
legitimaron, pues ésta in sensu stricto entró en vigor
en 1990.
[2]
Un punto aparte merece el triste papel del reformismo de
izquierda del Partido Comunista que al día siguiente de
la primera vuelta presidencial (13/12/2010) conformó un
Comando Frei para “detener a la derecha”, obviando
la responsabilidad del gobierno durante veinte años…
[3]
Frente Amplio: Piñera “no augura buenos tiempos”.
La Nación 25/01/2010.
[4]
“Del Neoliberalismo encubierto al libre mercado
desatado”, Paul Walder. Punto Final 22/01/2010.
[5]
El modelo económico que la Concertación a denominado
“economía social de mercado”, no es sino un
neo–liberalismo con un Estado asistencialista
moderado.
[6]
Sebastián Piñera Echeñique un multimillonario que
inició su actividad empresarial ingresando el sistema
de tarjetas de crédito en Chile, y que actualmente
posee un canal de televisión (Chilevisión), una aerolínea
(LanChile), y un equipo de futbol (Colo–Colo), asumirá
el mandato presidencial en marzo de este año, apoyado
por la Unión Demócrata Independiente (UDI), partido
fundado por Jaime Guzmán ideólogo del régimen militar
que redactó la Constitución de 1980 que dio el marco
para el bipartidismo sui generis del sistema electoral
binominal, y por Renovación Nacional (RN), del cual él
forma parte.
[7]
Desempleo en el Gran Santiago sube y cierra en 10,8% el
2009. El Mercurio, 26/01/2010. El desempleo también
afecta a un 18,7% de los jóvenes entre 20 y 24 años.
La Nación, 27/01/2010.
[8]
OIT: 2009 marcó un récord de desempleados en el mundo.
El Mercurio, 26/01/2010.
[9]
“¿Vuelve la crisis?: advertencias de especialistas y
autoridades mundiales – La economía no arranca”,
por Manuel Freytas, IAR Noticias, 20/01/10
[10]
Gabriel Salazar, planteaba en los noventa que en Chile
el conflicto social se encontraba subjetivado, mientras
en los setenta y ochenta estaba objetivado en la lucha
social y política en las calles. Historia Contemporánea
de Chile, tomo I. LOM Ediciones. Santiago, 1999.
[11]
Ariete: Máquina militar que se empleaba antiguamente
para batir murallas, consistente en una viga larga y muy
pesada, uno de cuyos extremos estaba reforzado con una
pieza de hierro o bronce, labrada, por lo común, en
forma de cabeza de carnero. RAE.
[12]
En una entrevista el presidente electo comenta como vivió
el triunfo en su fuero interno: "y fue muy curioso,
porque mientras el senador Frei hablaba sobre el
escenario, yo lo escuchaba con una oreja y con la otra
el diálogo de dos nietos míos. La Esperanza le decía
a León: 'Esto va a ser el descueve, porque en La Moneda
hay un Patio de los Naranjos, así que vamos a poder
tomar jugo de naranja todos los días'. Y León le decía:
¡No! mucho más entretenido que eso; es que hay un
Patio de los Cañones y vamos a poder jugar a la
guerra'". El Mercurio, 24/01/2010.
[13]
Ya, en la semana postelectoral, ha habido una polémica
entre la patronal organizada en la Confederación de la
Producción y el Comercio (CPC) que señaló que en este
gobierno “podrán avanzar en la reducción del salario
mínimo” (que ronda los 300 dólares), y la burocracia
de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) que junto a
la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF)
llaman a formar un gran frente para defender el
“trabajo decente” (trabajo miserable). La Nación,
26/01/2010.
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