Luchan
contra el cierre del Centro de Atención a
la Infancia
Por
Adán Salgado Andrade
Desde
México
Para Socialismo o Barbarie, 03/02/10
Desde
la anárquica Ciudad de México. Letreros refiriéndose al
secretario del trabajo, el señor Javier Lozano, como
“Lozano hermano del puerco y del marrano” u “Oficial
mayor te vendiste”, entre otros, pegados en las paredes
del Centro de Atención a la Infancia (Cendi), reciben a los
curiosos o solidaria gente que se acerca a preguntar a los
empleados del sitio, la mayoría mujeres, cuál es el
problema que las ha llevado, muy unidas, a defender su
centro de trabajo, reuniéndose afuera del edificio para
organizar guardias durante varios días. Allí se cuidan a
los hijos de los trabajadores tanto de la Secretaría del
Trabajo, la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, la
Junta federal de Conciliación y Arbitraje y, para mayor
ironía, la Procuraduría de la Defensa del Trabajo.
“Fíjese
que apenas el miércoles en la tarde le dijeron las
autoridades a la directora que el Cendi se iba a cerrar por
inseguro”. En efecto, sin mediar reuniones previas, ni
todos los procesos legales que deben seguirse
constitucionalmente para declarar inseguro un sitio laboral,
ni que se cuestionara a las empleadas sobre si consideraban
la construcción insegura, muy al estilo de lo que se hizo
con los trabajadores de Luz y Fuerza, funcionarios de alto
rango de la mal llamada Secretaria del Trabajo y Previsión
Social (STPS), comenzando por su secretario, el ya
mencionado Javier Lozano, a la directora del lugar se le citó
en las oficinas del Oficial Mayor, el señor Héctor Antonio
Alcudia Goya, quien, sin mayor protocolo, le soltó el
cuestionable argumento de que el edificio en donde se
encuentra el Cendi es inseguro y que debía desocuparse ya,
de inmediato.
El
jueves 28, la directora reunió a sus empleadas para
decirles que, por órdenes superiores, el Cendi dejaría de
laborar y que ese mismo día tenían que recoger todos y
todas sus cosas, así, sin mayor explicación. “La
directora está de nuestro lado”, declara una trabajadora,
“pero es que la presionan de arriba. Dice que está entre
las espada y la pared”.
El
débil y leguleyo argumento de que el edificio fue revisado
por peritos el pasado diciembre se cae aún más dada la
premura con que parecen estar actuando las autoridades, en
especial el señor Alcudia Goya, quien el jueves se había
entrevistado con las empleadas, prometiéndoles que abogaría
por ellas y que vería que siguieran trabajando allí.
Pero
el viernes 29 el Cendi, como en efecto se les había
advertido, ya estaba cerrado y personal de seguridad de la
propia secretaria está dentro del local, “vigilando”
que las trabajadoras no vayan a entrar más. Según se ha
sabido, lo querían vacío ya para el martes 3 de febrero y,
al parecer, deseaban las arbitrarias autoridades
“laborales” aprovechar el “puente” del próximo
lunes, que es día de asueto en México, para que se
desmovilizara todavía más a las empleadas. Como suele
suceder en casos así, los rumores corren y corren, por esa
suerte de comunicación social alternativa, bajo el agua.
“Pues
alguien nos dijo que ya tenían nuestros cheques para
liquidarnos desde el año pasado, pero que ya luego se
echaron para atrás”, comenta otra trabajadora, con una
mezcla de coraje y desesperación por lo que está pasando.
Quizá así haya sido, pienso, pues ahora ya está de moda
no sólo liquidar a los trabajadores, sino las irrupciones
violentas a sus centros de trabajo y la toma por parte de
corporativos policíacos.
Esto,
que podríamos denominar el síndrome de los
electricistas (recuérdese que así se rompió la relación
laboral con los trabajadores de Luz y Fuerza, tomando la
policía federal todas las instalaciones de esa estratégica
empresa estatal, así, sin avisarles), al parecer, está
tendiendo a convertirse en algo que el represivo y
autoritario gobierno panista de este país está empleando,
en vista de que, según dicho ente, ha estado funcionando.
No es algo nuevo, desde luego, pues la toma de las
instalaciones por los dueños de empresas, ha sido una forma
arbitraria y violenta de terminar la relación laboral con
sus trabajadores a lo largo de la historia de este país (fábricas,
empresas, minas…). Pero ahora la modalidad es que el
propio gobierno, que se supone que está para defender la
“legalidad laboral”, es quien lo está haciendo, tanto
con muy leguleyos y arbitrarios argumentos, como con el uso
abierto de la represión policíaca y militar.
Ubicado
en la confluencia de las calles Doctor Barragán y Doctor
Liceaga, este Cendi fue fundado hace unos 40 años, aunque
en el sitio actual lleva establecido desde 1975.
Originalmente contaba con planta baja y dos niveles, pero
hace unos diez años se demolió el segundo nivel, pues las
autoridades de entonces consideraron que para que fuera “más
seguro”, tenía que estar menos alto. Y está tan bien
hecho el edificio, aseguran las empleadas, que no sólo
resistió esa demolición, sino tantos temblores que desde
que existe ha soportado, el más fuerte de ellos el
devastador sismo de 1985, que no lo afectó, fuera de
algunas pequeñas cuarteaduras. El más reciente fue el
sucedido en abril del año pasado, 2009, del que salió
igualmente sin novedad. Y sí, en realidad el
edificio tanto por fuera, como puede verse, como por dentro,
según me platican las empleadas, está en muy buen estado.
“Pero un noticiero mentiroso dijo que el edificio está en
ruinas”, exclama una de ellas, muy enojada, refiriéndose
a los vendidos medios, “y eso no es cierto, nada más
porque no podemos entrar, si no, se lo enseñábamos”,
afirma categórica.
Por
otro lado, el supuesto “peritaje”, si realmente se llevó
a cabo, no cuenta con evidencias de que verdaderamente se
haya realizado, excepto por unas fotos que muestran a
presuntos ingenieros haciendo la “inspección”. “Pero
los de las fotos no son los que vinieron… los que vinieron
eran unos muchachos muy jóvenes, ni parecían
ingenieros”. Buen punto, pues en general, los peritos en
cualquier materia son personas maduras, no jóvenes, que, al
decir de las declarantes, si eran ingenieros, se veían recién
egresados. Así que si esa fuera la justificación de las
autoridades para cerrar el sitio, no pesa.
Les
pregunto que cuántos niños hay actualmente. “Ciento
diez”, contesta una. Y ya comienzan a platicar que podría
dar cabida a unos 200 infantes. Sin embargo, cada año la
población tiende a disminuir porque se han ido desplazando
de ubicación las oficinas a las que originalmente daba
atención ese Cendi. La principal, la Junta de Conciliación
y Arbitraje, que quedaba muy cerca, actualmente se encuentra
en Azcapotzalco. Igualmente otras oficinas y dependencias de
la secretaria se han trasladado a la zona del Ajusco, y son
pocas las que aún quedan cerca.
Además,
muchas de las madres trabajadoras a las que atiende el Cendi
han ya dejado atrás la edad de la procreación o tienen
pocos hijos. Son 57 empleadas, lo que daría una proporción
de poco más de dos niños por trabajadora, que en términos
del eficientismo neoliberal que domina al mundo (muy al
estilo McDonald’s, de hacer mas hamburguesas con menos
personal), ha de significar un “despilfarro de
recursos”, sobre todo en estos críticos tiempos en que el
gobierno de los mal administradores panistas están
recortando todos los presupuestos… excepto, por supuesto,
sus insultantes y abultados salarios. Les pregunto sobre sus
estudios, y me responden que cuentan con estudios medios
tales como asistentes educativas, puericultistas o incluso
licenciaturas en educación, o sea, que cuentan con buena
preparación. Pero además, la experiencia de varias de
ellas debida a su antigüedad laboral, es algo
imprescindible también.
A
diferencia de muchas de las improvisadas “guarderías”
que abundan en este país, localizadas en lugares peligrosos
(recuérdese lo sucedido en Sonora en el 2009, con el
incendio de una supuesta “guardería” que se hallaba
establecida en una bodega de llantas, que dejó decenas de
infantes muertos), las empleadas del Cendi de la STPS
aseguran que el lugar es totalmente adecuado, contando con
áreas de juegos, áreas verdes, amplios salones, cocinas,
comedores… todo cuanto hace de la estancia de los niños
segura, adecuada y confortable. Además, nunca ha habido algún
accidente o algún niño que haya sufrido daño de algún
tipo, ¡ni mucho menos algún deceso!, aseguran las
empleadas.
Quizá
el hecho de que más del 80% de las empleadas tengan más de
15 años laborando allí, haya dado marcha atrás al
proyecto original de liquidarlas – que seguramente estuvo
en las opciones que había para cerrar el sitio –, en
flagrante violación a los derechos laborales debidos a su
antigüedad laboral. Una de ellas tiene 33 años trabajando,
tiempo suficiente para jubilarse, “pero no he querido
porque con lo que te dan de pensión te mueres de hambre”,
afirma.
Y
entonces, muy a la mano y convenientemente, se manejó lo de
las “peligrosas instalaciones”, acompañando tan absurdo
argumento, como comento arriba, de la arbitraria toma del
edificio desde el viernes 29. En las ventanas que están al
lado de la entrada principal, los empleados de
“seguridad” que se encuentran en el edificio – que según
testigos fue tomado durante la noche –, hay largos pliegos
emulando los “oficios” con los cuales las autoridades
ilegal y unilateralmente, determinaron el cierre de aquél.
Con una pésima redacción, aún más enredada por supuestos
tecnicismos que tratan de “demostrar” la peligrosidad de
la construcción, se pretendió “convencer” a las
empleadas y a las madres de los niños que sus vidas “corrían
peligro” si seguía funcionando como guardería. Se
subraya, en negritas, una frase que dice “El edificio
analizado está en riesgo de colapso en el momento de un
sismo intenso”. Si ese fuera el caso, comentan las
empleadas, con tanto sismo intenso que ha habido,
incluido el de abril pasado, ya se hubiera caído. Además,
como señalo antes, si realmente está en peligro de
colapsarse, con las pruebas en mano y frente a empleadas y
madres, se debió de hacer una amplia y detallada exposición
de las fallas que tan mal redactadas y pésimamente señaladas
se indican en los “oficios”. Sin embargo, la premura, la
ilegalidad y la turbiedad con que han actuado las
autoridades, llena de suspicacias y sospechas tan
precipitada, arbitraria acción.
Si
realmente estuviera el edificio en malas condiciones, como
ya señalé, qué mejor que todo mundo lo supiera y se
mostrara fehacientemente qué tan mal se encuentra. Nada
mejor que la verdad y la transparencia.
Y
dado que ese es el único argumento esgrimido por las mañosas,
autoritarias autoridades, las empleadas, en la mañana del
viernes, como medida de presión, cerraron por varias horas
el eje central “Lázaro Cárdenas”, lo cual surtió
efecto, ya que acudieron autoridades capitalinas a escuchar
sus reclamos. El resultado de tan espontánea movilización
es que se llegó al acuerdo de que el martes 3 de febrero próximo
acudirán a inspeccionar el edificio peritos de la delegación
Cuauhtemoc, junto con padres y madres de los hijos y
empleadas, para dar fe de que en verdad está en malas
condiciones o revocar el autoritario argumento. Y si en
verdad estuviera en malas condiciones, pedirán que todo el
Cendi sea trasladado a un nuevo local, pues la “solución”
planteada por las autoridades es la de distribuir a los niños
en otras guarderías y a las empleadas “reubicarlas”.
Pero no cuesta trabajo imaginar de qué tipo serán las
reubicaciones que les propongan.
Quizá
les planteen irse, por ejemplo, hasta el Ajusco, lo que para
la mayoría significarían traslados de dos o más horas.
Por lo que quizá muchas optarían por el retiro, como también
se ha rumorado que se les ofrecería, incluso con un bono
adicional… y eso también se parece mucho al síndrome de
los electricistas, a los que originalmente se quiso
“convencer” de que aceptaran sus liquidaciones ofreciéndoles
supuestas indemnizaciones muy por encima de la ley, pero que
en la mayoría de los casos resultaron engañosas. De hecho,
se les ofrecieron a las empleadas dos semanas de vacaciones
extras a las que tienen derecho, “en lo que se les coloca,
gozando de todas sus prestaciones de ley”. Claro,
pretenden las amañadas autoridades convencerlas mostrándose
muy aparentemente “espléndidos”. Y a las madres de los
hijos que allí se atendían, se les concedió licencia,
toda la necesaria, también en lo que se “halla una nueva
guardería” para sus hijos.
“Pero,
fíjese, muchas madres tienen un hijo en una primaria
cercana y luego de allá, traen aquí al otro niño, así
que si cerraran el Cendi, sería muy difícil para ellas…
a lo mejor también tendrían que sacar de la primaria a su
otro hijo”. Y también es el caso con varias empleadas,
que justamente tienen a uno de sus hijos en dicha primaria y
si las reubicaran, serían muchas otras complicaciones las
que tendrían. “Además, se violan los derechos humanos de
los niños, pues de repente se les rompe su ambiente diario
de convivencia social y sana formación”, dice otra
trabajadora.
Pero,
claro, al gobierno y sus nefastas autoridades eso es lo que
menos les interesa. Total, los funcionarios viajan en autos
blindados, con escoltas o en helicópteros.
Mientras
tanto, las muestras de autoritarismo continúan. Las madres
que laboran en las oficinas que se localizan en el Ajusco,
decidieron solidariamente realizar un paro de labores el
viernes 29, en apoyo al Cendi. Y también han acudido varias
a hacer guardias. Platican que en tales oficinas, una de
ellas impidió el paso al jefe de personal y que el
prepotente funcionario la aventó a un lado, espetándole
además que ella no era nadie para impedirle la entrada. La
solidaria madre terminó con un tobillo esguinzado y acudió
a una clínica para que la revisen. Les sugiero que levanten
una demanda penal contra el individuo aquel.
Como
medida de presión adicional, montarán guardias tanto
diurnas como nocturnas hasta el martes, día en el que, confían,
se sabrá la verdad. Les aconsejo que haya un notario
presente para que dé fe de los hechos, cualesquiera que éstos
sean.
Y,
como dije antes, quizá la premura sea que el edificio se
vaya a emplear para otros fines. Ocupando más de dos
terceras partes de la manzana en que se localiza el edificio
del Cendi, están las oficinas del Servicio panamericano de
Protección, empresa que se dedica al traslado de valores
(cuyas camionetas, por cierto, se estacionan donde quiera y
circulan de manera muy prepotente en intimidatorio por toda
la ciudad). También, según los rumores divulgados por
“Radio pasillo”, como algunas le llaman a la comunicación
“bajo el agua”, se ha sabido que dicha empresa desde
hace años ha querido comprar el edificio para ampliar sus
oficinas (seguramente porque en la época actual tan,
digamos, insegura, le ha ido muy bien en sus negocios y se
quiere ampliar, razono). No sorprendería que una vez
desocupado el lugar, la “Panamericana”, como se la
conoce coloquialmente, pasara a ocuparlo, con sólo hacerle
algunas ligeras adecuaciones. Y no sería de sorprender,
pues en este gobierno panista todos los bienes públicos,
desde edificios, hasta zonas naturales protegidas, se están
vendiendo.
“¡Pero
estamos dispuestas a todo, sí, llegaremos hasta las últimas
consecuencias!”, declara una de ellas. “¡Si de todos
modos nos quieren fregar, pues ya más no van a poder!”,
exclama otra, con verdadero ahínco y ganas. “Nunca pensé
que alguna vez estaría en esto”, comenta otra, “¡pero
más vale tarde que nunca, que no digan que no luchamos por
nuestro centro de trabajo!”. Y tan dispuestas están a
defenderlo, que pasaron ya su primera noche, la del viernes
a sábado, fuera del edificio, haciendo guardia, sufriendo
frío y todas las inconveniencias que eso ocasiona. “¡De
aquí no nos vamos a mover hasta que nos devuelvan el cendi,
se lo aseguro!”.
Les
deseo lo mejor y les prometo que esto se divulgará lo antes
posible. No sólo se trata de su lucha, sino de la de miles
de trabajadores que han sufrido, o sufrirán, la misma
suerte.
Contacto:
studillac@hotmail.com
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