El nuevo gabinete: administradores del capital en tiempos de crisis
Piñera muestra los dientes
Por Nicolás Mestre
Desde Santiago de Chile
Para Socialismo o Barbarie, 20/02/10
“Hoy el poder público
viene a ser, pura y simplemente, el consejo de administración
que rige
los intereses colectivos de la clase burguesa”.(Marx
y Engels, 1848)
Santiago.- El pasado viernes 19 de febrero el presidente electo Sebastián
Piñera terminó de presentar a su futuro gabinete en una
ceremonia en la que se conocieron los nombres de los futuros
subsecretarios de Estado.
En el discurso de presentación aprovechó la ocasión para señalar que el
déficit fiscal que deja la administración de Bachellet le
impedirá cumplir las demandas de la ciudadanía por muy legítimas
que estas sean. Un gabinete para los monopolios,[1] que
deberá aplicar un ajuste fiscal para seguir capeando la ola
de la crisis económica mundial.
Y es que las expectativas que había generado de formar un gabinete
transversal y de “unidad nacional” donde se incorporarían
figuras de la Concertación, no pasó la prueba, ni convenció
siquiera a los partidarios del mandatario electo que tras la
designación deslizaron sus críticas por el criterio técnico
y no político, entre ellos Andrés Allamand, que acusó la
falta de personas con “experiencia política en el
gabinete”.
Tras fichar a Jaime Ravinet, varias veces ministro en las administraciones
de la Concertación, y militante histórico de la Democracia
Cristiana, hizo pensar que otras figuras del oficialismo se
sumarían al gabinete.
Pero no fue así, y la designación del futuro ministro de defensa
“transversal” quedó como un hecho aislado tras
conocerse las relaciones y vínculos de los ministros
designados con los más importantes “holdings” del país,
muchos de ellos miembros de directorios, con cargos
gerenciales o de asesoramiento de los grandes capitalistas
nacionales: Falabella, Cencosud, Homecenter, D&S, etc.
Así el futuro gabinete lejos de ser transversal y de “unidad nacional”,
donde todos los colores políticos estarían representados,
es más bien una junta de administradores de los intereses
de los grandes capitalistas nacionales y extranjeros.[2]
Administrando el capital en tiempos de
crisis
"La esencia del
problema económico es la existencia de necesidades múltiples
frente a medios escasos. El año pasado, las finanzas públicas
experimentaron un déficit fiscal de 4,5% del PIB, lo que
representan una cifra cercana a los US $7,200 millones, uno
de los déficit fiscales más altos de nuestra historia y no
repetible en el tiempo".
(Sebastián
Piñera, 19/02/2010)
Pero, más allá de los vínculos específicos que cada ministro o
subsecretario designado tenga con el mundo empresarial, la
cuestión más importante es la tarea asignada: aplicar un
recorte al gasto fiscal.
Y es que en la misma ceremonia de presentación, Piñera señaló tras las
críticas al déficit fiscal legado por la administración
Bachellet, que implementará un marco presupuestario
“austero” para el año 2010 "que nos obligará a
priorizar las necesidades más sensibles de la gente pero
que no nos permitirá acoger todas las demandas de la
ciudadanía, por justas y legítimas que ellas
sean"(19/02/2010).
Así los efectos de la crisis económica mundial que durante el gobierno de
Bachellet fueron, en parte,[3] amortiguados por el superávit
fiscal acumulado en los años de alta cotización del cobre
en el mercado mundial, deberán hacerse sentir quizá más
brutalmente éste 2010, cuando se prepara una recaída[4] en
la crisis mientras varios Estados europeos tienen serios
problemas de deuda pública y desempleo.[5]
Piñera muestra los dientes y las garras, un gobierno de y para los
capitalistas, un gobierno que no resolverá las demandas de
la “ciudadanía”, sino la de las patronales, y que tendrá
que manejar la economía chilena en tiempos de crisis, es
decir, cualquier recaída de la crisis recaerá sobre el
bolsillo y los hombros de la clase trabajadora y los
sectores populares, mecanismo del desempleo y la inflación.
Es por esto que se hace necesario levantar una alternativa independiente del
gobierno entrante y del saliente (cada cual responsable de
la acumulación de riqueza y de miseria), de la burocracia
sindical que buscará negociar posando de combativa y de las
direcciones políticas capituladoras. Un partido de
trabajadores para las luchas sociales y políticas que se
avecinan.
Notas:
l.- “Un gabinete de excelencia para los monopolios”, José Cademártori.
Rebelion.org, 19/02/2010.
2.- Gabriel Ruiz-Tagle parece el mejor ejemplo de esto, de accionista y
director de Colo-Colo pasa a la subsecretaría de deportes y
señala que pese al conflicto de interés evidente no venderá
sus acciones, las administrará!
3.- Esto efecto, aunque amortiguado, se hizo sentir igual sobre los hombros
de la clase obrera sobre todo en el sector de la construcción,
con una tasa de desempleo en torno al 20%.
4.- Ver Cuando se prepara una recaída, José Luis Rojo. SoB 23/24.
5.- El caso de Grecia es el más dramático, y ya la UE pretende tomar las
riendas de la su economía para aplicar un brutal ajuste, un
ajuste “socialista” contra la clase trabajadora griega.
Un gabinete de excelencia para los monopolios
Por José Cademártori (*)
Rebelión, 19/02/10
En estos días se han difundido las biografías de los ministros designados
para el nuevo gobierno. Una interesante discusión se ha
desatado al respecto. Piñera dijo que por la sólida
formación académica de sus integrantes, intachable
trayectoria y alta vocación de servicio público, se
trataba de un gabinete de “excelencia”. Se ha destacado
que sus integrantes son profesionales con postgrados en
universidades extranjeras de “prestigio”. Se ha
incorporado un alto número de independientes para dar a
entender que ya no hay cuoteos políticos, ni se depende de
los partidos. Pero no es difícil advertir lo que hay tras
esta fraseología destinada a incautos.
El cuoteo está presente en partes iguales, cuatro para cada uno, entre
miembros de la UDI y RN, los dos partidos de derecha. Pronto
aparecieron los descontentos de la UDI, alegando que su
partido tiene el doble de votos y parlamentarios que RN.
Este replica que además de los UDI hay varios
independientes “pro UDI”. Por lo visto las usuales
disputas entre ambos sectores no tardarán en reaparecer una
y otra vez. Además, desde los partidos reclaman que hay
demasiado “independientes” y tecnócratas, agregan,
“sin experiencia” política. Viene el recuerdo de los
gabinetes de Jorge Alessandri, integrados por técnicos sin
partido, salidos de las gerencias de poderosas compañías,
vapuleados luego y reemplazados por los radicales de Julio
Durán, todo lo cual condujo a la disolución de
conservadores y liberales, uno de los peores descalabros de
la derecha.
Lejos de la transversalidad que tendría su gobierno, y de la “unidad
nacional” que ofreció, Piñera formó un gabinete
monocolor desde el lado que se lo mire. La “coalición”
para el cambio no pudo embarcar a otros partidos ni siquiera
a los disidentes más pequeños de la Concertación. Sólo
reclutó al DC Ravinet, cuyos correligionarios repudiaron la
maniobra y al maniobrado.
La uniformidad se advierte en que casi todos provienen de los círculos de
negocios más poderosos del país. Por algo han recibido los
parabienes más calurosos de los dirigentes de los mayores
gremios patronales. Altos ejecutivos, asesores o directores
de grandes consorcios, como Fontaine, (Economía) Larraín,
(Hacienda) Moreno, (Relaciones Exteriores) Mañalich,
(Salud) Golborne, (Minería) Magdalena Matte, (Vivienda)
Solminihac (Obras Públicas) y así otros más. En aras de
la transparencia será necesario conocer cuáles son todos
“sus intereses”, sus inversiones familiares y su valor
comercial.
También sería sano que informen de las rentas que perciben por sus
participaciones, cómo se enriquecieron, cuánto declaran y
pagan por concepto de impuesto a la renta. Esto para
comprobar como mínimo su “intachable” trayectoria.
Desde luego Piñera debiera ser el primero en mostrar sus
cuentas. Pero no hay que engañarse respecto de cómo harán
para evitar el conflicto de intereses entre las decisiones
que adopten y los beneficios que derivarán para sus
intereses particulares, de sus amigos y socios. Ni
fideicomisos ciegos, ni traspaso a fundaciones pueden
impedir que ellos mismos o por medio de subordinados
nombrados por ellos, cuiden que sus patrimonios se
incrementen. Lo veremos en cuatro años más, si se aplica
la transparencia al momento del retiro.
La escasa diversidad del gabinete se explica por su origen social. Hay un
buen número de parentescos, o bien de amistades de infancia
y adolescencia; abundan los apellidos de clanes familiares y
grupos económicos poderosos, de antigua y reciente data.
Casi todos declaran conocerse, viven en lo alto del Barrio
Alto, comparten balnearios exclusivos, frecuentan los mismos
clubes. Ideología, religión y hasta raíces raciales son
uniformes. Blancos, europeos, vaticanistas (Opus Dei,
Legionarios de Cristo, Schoensstad), neoliberales
irrestrictos, partidarios del capitalismo más ortodoxo;
pocos, si los hay, de origen árabe, judío, ni hablar de
las etnias mapuche o aymara; excluidos librepensadores,
laicos, masones.
Tampoco están representadas las corrientes feministas, la diversidad sexual
ni el movimiento ecologista. Las capas medias, los pequeños
empresarios, no aparecen representados por ningún ministro.
Para qué preguntar si hay alguien de origen obrero,
campesino, profesor de escuela, artesano, dirigente
sindical, etc. Si alguien hace un gesto de desagrado por
mencionar estas exclusiones, recordemos que en Ecuador
preside un economista antineoliberal, en Brasil tenemos un
obrero industrial de Presidente, y en Bolivia, un campesino
indígena, todos reconocidos por sus capacidades políticas
y con sólido apoyo ciudadano.
Llamó la atención que del grupo escogido por Piñera, un aplastante número
estudió en la Universidad Católica. ¿Y qué pasó con la
Chile, la de Concepción, U Santa María, la de Santiago? ¿Ya
no son de excelencia? No está en duda el alto nivel que
ostentan diversas facultades y la capacidad de los egresados
de la UC. Pero cuando alguno de sus profesores eminentes
como el Dr Croxato, es despedido por demostrar que la
discutida píldora no es abortiva, se revela cómo en la
Pontificia prevalece el dogmatismo por encima de la ciencia.
Tampoco se puede ocultar que en su mayoría sus alumnos son
hijos de familias adineradas, educados en colegios tipo cota
mil. Especialmente desde la dictadura hasta ahora, la UC es
la universidad favorita de la clase privilegiada chilena,
especialmente en materias económicas o sociales.
Quienes egresan de escuelas como Derecho, Economía y Administración o
Ingeniería Industrial, no pueden garantizar solvencia científica,
ni criterio político abierto, por el solo hecho de exhibir
el cartón de la UC. Hoy en día especialmente en estas
carreras, prevalece un verdadero monopolio de la ideología
neoliberal que es funcional a los intereses de la gran
burguesía chilena, a la cual sus egresados se integran rápidamente.
No se aceptan ni se enseñan otras escuelas del pensamiento
económico y hasta la enseñanza de la historia se presenta
generalmente deformada.
Otro tanto se puede decir de los postgrados obtenidos en el exterior,
particularmente las maestrías, doctorados en economía,
administración, finanzas, derecho económico y disciplinas
similares en universidades como Chicago, Harvard o incluso
el MIT. Unos cuantos de sus académicos son críticos o
disidentes respetados, pero generalmente se les aísla. En
cambio, el anterior rector de Harvard, el economista
neoliberal Summers, actual consejero de Obama, se permitió
afirmar, sin el menor fundamento, que las mujeres no tenían
cerebro para las ciencias físicas. No pocos de sus catedráticos
o doctores, incluidos algunos premios nóbeles de economía
o candidatos, han fracasado rotundamente en la aplicación
de sus teorías financieras o en pronósticos y enfoques de
la evolución económica. Hoy la ideología neoliberal está
en crisis y sigue causando desastres en todo el mundo.
Nuestros Chicago Boys pronto verán el abismo que se abre
entre su concepción clasista del mundo y lo que los
chilenos realmente desean. Nada bueno nos pueden traer al país.
(*) José Cademártori fue ministro de Economía del presidente Salvador
Allende.
|