Terremoto social en Chile:
¡Los gobiernos de la Concertación
y la derecha pinochetista son los responsables de la miseria
del pueblo chileno!
¡Basta de represión y migajas
humanitarias!
¡Hay que expropiar a los
terratenientes y grandes capitalistas!
Tras el sismo la democracia
capitalista muestra su verdadera cara:
llaman a los milicos
para reprimir al pueblo
Por
Nicolás Mestre
Corresponsal
en Chile de Socialismo
o Barbarie, 03/03/10
“Si tienen que matar, que
maten, pero esto es ya el caos […] se lo suplico […] se
han apoderado de la ciudad […] que pongan mano dura […]
asuman con fuerza y con mano firme. Yo defendí la
democracia y pienso que hay que defenderla hoy día de estos
vándalos. No nos pueden robar la institucionalidad los
malos.
La institucionalidad de este país hay que cuidarla,
y la vamos a cuidar y la vamos a defender aunque esto
signifique dar la vida.” (Marcelo Rivera, Alcalde de Hualpén
(PPD[i]), Conurbano del Gran
Concepción. 01/03/2010)
Tras
el sismo que azotó al país días atrás la democracia
capitalista se ha desmoronado como un castillo de naipes. La
miseria social heredada de la sangrienta dictadura militar y
mantenida por los gobiernos de la Concertación transformada
ahora en rebelión social se ha tomado las calles. Ahora
desde la “izquierda” y la “derecha” de esa farsa
burguesa se pide a los cuatro vientos represión y más
represión al golpeado pueblo chileno que desborda la
“institucionalidad” de los capitalistas, para
entregarles migajas humanitarias.
Capitalismo, democracia burguesa
y terremoto: un cóctel social explosivo
En
1975 la dictadura militar, tras una sangrienta represión a
miles de chilenos, tras proscribir los partidos y
organizaciones de la clase obrera, tras la deportación a
campos de concentración, tras la tortura y el asesinato
sistemático de miles de luchadores sociales y políticos,
tras derrotar de manera brutal el proceso revolucionario
chileno y desmantelar una a una las concesiones de la clase
patronal chilena se abocaba a la tarea de “reconstruir”
el capitalismo chileno.
Hace
35 años se comenzaba a levantar el modo de explotación más
brutal de la clase obrera y el conjunto del pueblo: el
neo–liberalismo. Ese modelo de capitalismo que ha llenado
los bolsillos de los grandes capitalistas del país con
millones y millones de dólares mientras somete a millones y
millones de obreros, campesino, pobladores, mujeres y niños
en la miseria y la explotación cotidiana. Han sido los dueños
de la grandes cadenas de supermercados, farmacias,
electrodomésticos y vestuario los que han vivido todos
estos años ha costa de los hombros y las costillas del
pueblo chileno.
Luego
de 17 años de una feroz dictadura de militares y
empresarios basada tras la represión en el amedrentamiento
y la criminalización de la pobreza se fue forjando una
clase media timorata y reaccionaria que sin salir de sus
oficinas y atemorizada ante las crecientes movilizaciones
sociales y protestas contra el régimen de desigualdad y
opresión (al menos desde 1981–2), fue construyendo una
alternativa al régimen a semejanza de su condición: una
democracia timorata y reaccionaria que legitimó la obra de
los militares (la Constitución de 1980 y la configuración
neo–liberal del capitalismo chileno 1974–5) y que
continuó con la militarización de la vida, la
criminalización de la protesta social, y la explotación
brutal de las masas trabajadoras.
Ahora,
tras el sismo que afectó la zona centro–sur del país, ha
salido a las calles la miseria social heredada de ambos regímenes
políticos de explotación capitalista, se han caído las
miserables casas que nos legaran los explotadores del
imperialismo español colonial, las casa de adobe, las
miserables casas que se construyeron bajo los gobiernos de
todo tipo y color, para que pobladores, campesinos y obreros
tuvieran un techo para ir al día siguiente a trabajar, las
miserables casas de la Concertación y la derecha
Pinochetista que hoy se caen ante nuestros ojos.
En
pie y firmes quedan las construcciones anti–sísmicas de
los grandes capitalistas nacionales y extranjeros, y sus
mansiones desde donde llaman al gobierno y a sus políticos
de “izquierda” y “derecha” a los que les financian
sus campañas electorales para que pongan “mano dura”
con el pueblo chileno, “si tienen que matar, que maten”
para que continúe esta farsa de riqueza y miseria, esta
farsa donde unos pocos viven a costa de la explotación y
miseria de millones.
De la rebelión social a la
represión militar:
¡Hay que desbordar al gobierno
reaccionario y sus milicos! ¡Abajo el toque de queda!
El
terremoto y posterior tsunami que devastó gran parte de la
zona centro–sur del país ha generado un verdadero
terremoto social. El precario equilibrio que se venía
sosteniendo entre las clases sociales en Chile, desgastado
luego de veinte años de Concertación gobernando en el
marco de la caída del muro de Berlín (y con ello la caída
de lo que para las masas obreras era el “socialismo
real”), y agravado por la crisis económica mundial (que
ya venía carcomiendo las condiciones de vida de cientos de
miles de familias obreras y campesinas), iba camino hacia un
giro reaccionario con la elección del futuro presidente de
la derecha pinochetista, Sebastián Piñera, cuando el
movimiento de las placas tectónicas en el sur del Pacífico
generara un verdadero estallido social que terminó
rompiendo la “estabilidad” de la opresión clasista de
la sociedad chilena.
Millones
de personas damnificadas y casi mil muertos y desaparecidos
tras el sismo, se suman los más de doscientos detenidos y
una persona asesinada por las fuerzas represivas del Estado.
Y es que todo el variopinto espectro de políticos de la
clase patronal chilena salieron a pedir entre gritos y lágrimas
que los milicos se tomaran las calles y volvieran a meter a
patadas, en lo que quedaba de casas, a los pobladores de
sectores obreros y populares, como es el caso del Conurbano
del Gran Concepción.
Luego
de horas el gobierno decretó estado de catástrofe en la
región del Maule y la del Bío Bío, y estado de sitio en
la provincia de Concepción. Un despliegue de más de diez
mil efectivos de las fuerzas represivas del Estado se
distribuyó en la zona y con gases lacrimógenos, tanques,
disparos al aire y a quemarropa (como es el caso de la
persona asesinada en Chiguayante) salieron a reprimir al
pueblo chileno devastado por el capitalismo, la democracia
burguesa y el terremoto.
Hoy
el toque de queda se extendió de manera aberrante. Desde
las seis de la tarde y hasta las doce del día no tiene que
haber más que milicos en las calles. ¡Sólo seis horas del
día la miseria del pueblo puede salir a la luz! ¡Y más
encima quieren extender la medida a las comunas de la
periferia de Santiago y otras comunas del país!
Para
colmo la alcaldesa cavernícola y reaccionaria de Concepción,
Jacqueline Van Rysselbergher, ha declarado que las migajas
humanitarias no se distribuirán en los sectores donde hubo
saqueos, mientras criticaba al gobierno de por qué se demoró
tanto en traer a la patota militar (¡se perdieron 24 horas!
declaraba esta cavernícola del pinochetismo). ¡Estas
medidas del pinochetismo más duro, el toque de queda, la
militarización de la zona, la represión de los sectores
obreros y populares hay que echarlas abajo!
Ante
las medidas reaccionarias de los capitalistas y su gobierno,
es necesario organizar la rebelión de los sectores obreros
y populares de manera independiente.
•
¡Abajo el toque de queda!
•
¡Basta de represión y migajas
humanitarias!
•
¡Expropiación de los
latifundios y grandes centros de abastecimiento, bajo
control de los trabajadores!
•
¡A organizar y coordinar la
distribución a través de delegados elegidos en asambleas
de pobladores!
[i]
El Partido por la Democracia, fundando en 1987 por el ex
presidente Ricardo Lagos, para el plebiscito convocado
por la dictadura militar en 1988, tras romper con el
reformismo socialdemócrata se pasaron de frentón al
bando de los capitalistas responsables de la miseria
actual.
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