México hace el “trabajo sucio” a
EEUU
Qué cinismo ante la tragedia
Por Ana María Aragonés
La Jornada, 28/08/10
El asesinato de 72 migrantes
provenientes de Centro y Sudamérica supuestamente ultimados
por integrantes de Los Zetas, y que fueron encontrados
gracias a otro migrante que pudo escapar de la masacre
porque creyeron que estaba muerto, y no porque las
autoridades hubieran estado atentas a su responsabilidad,
nos llena de enorme rabia cuando Felipe Calderón afirma que
esto se debe a que “el cártel de Los Zetas están
recurriendo a la extorsión y al secuestro de migrantes como
mecanismo de financiamiento y reclutamiento”.
Y peor todavía cuando el nuevo vocero
del gabinete de seguridad, Alejandro Poiré, declara que
esto ocurre en el marco de “una lucha encarnizada y
sumamente violenta entre los cárteles del Golfo y Los
Zetas, lo que ha traído un incremento sustancial de la
violencia en el noreste del país”. Es decir, que el
gobierno lo está haciendo tan bien que “estas
organizaciones están enfrentando una situación muy adversa
para abastecerse de recursos y para reclutar voluntarios”.
Qué tipo de explicaciones son esas
que, a pesar de todas las evidencias, sigue neciamente
sosteniendo que su guerra contra el narcotráfico está
menguando a los cárteles. Y si así fuera, ¿entonces por
qué no los pone entre rejas pues ya no tienen recursos, más
que el secuestro y la violación de mujeres? Quién se puede
creer que estos cárteles están mermados económicamente,
cuando la realidad es que la falta de autoridad y la
absoluta ingobernabilidad en la que el país se encuentra
permiten a la delincuencia organizada ya no sólo el
trasiego de la droga, sino ampliar su cadena delictiva ante
la absoluta impunidad y corrupción.
Esta situación que lacera a toda la
población mexicana es todavía peor para los migrantes,
pues se trata del grupo más vulnerable, como hemos
denunciado en este medio incansablemente, por ser
trabajadores indocumentados. ¿Por qué México le está
haciendo el trabajo sucio a Estados Unidos convirtiendo a la
frontera sur en “la frontera maldita” como muchos la han
nombrado? ¿Por qué para México los connacionales en
Estados Unidos son trabajadores y no delincuentes y que además
deben ser amnistiados, regularizados? ¿Cuál es la
diferencia con los migrantes indocumentados
latinoamericanos, si también ellos buscan lo mismo que los
mexicanos? ¿Por qué no se les trata como uno quisiera que
fueran tratados los mexicanos? ¿Cómo puede afirmar el
gobierno que mantiene una política “activa de promoción
y respeto de los derechos humanos de este grupo vulnerable
en territorio nacional” cuando se violan permanentemente
los tratados internacionales? ¿Cómo se va a justificar lo
sucedido a estos migrantes ante los gobiernos de sus países?
No es suficiente las palabras vacías
como las de Poiré cuando pide “la condena unánime de la
sociedad y de las autoridades ante lo sucedido”. Puro
cinismo.
Lamentablemente lo sucedido a los
migrantes en nuestro país no es nuevo, como lo señaló en
un importante estudio la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos en 2006, y como lo han denunciado personas
ejemplares que están al frente de diversas casas para el
migrante, y que sólo han encontrado, en el mejor de los
casos, indiferencia de las autoridades, cuando no ataques
frontales.
No sólo los migrantes indocumentados
sino la población mexicana está expuesta a todos los
horrores conocidos como resultado de una guerra que bajo un
argumento totalmente perverso sostiene el gobierno al señalar
que “algunos quisieran que no hiciéramos nada”. No, señor
Calderón, este es un argumento falso para no aceptar que lo
que se pretende es que cambie una estrategia que está
llevando al país a las páginas rojas de todo el mundo.
Los foros realizados en los últimos días
para discutir las cuestiones sobre seguridad nacional no
sirvieron de nada, porque usted no escucha a los
especialistas que se han cansado de ofrecer propuestas que
han tenido éxito en el mundo entero y que usted se niega a
poner en marcha.
Usted, señor Calderón, sigue en su
insensata guerra, poniendo a los militares en la calle,
cuyas funciones son otras y por ello las constantes
violaciones a los derechos humanos que han sido
documentadas, sosteniendo la posibilidad de una policía única
sin antes haber creado cuerpos blindados ante la corrupción
que de momento campea entre ellos.
No podemos caer nosotros también en el
cinismo y la indiferencia. Es necesario presionar para que
el gobierno acepte su responsabilidad y actúe en
consecuencia, y así evitar que se sigan cometiendo
flagrantes violaciones a los derechos humanos que colocan a
México como una vergüenza ante la opinión internacional y
promueven sufrimientos sin fin.
Los Zetas,
autores de la matanza de
emigrantes, son el cártel más poderoso y cruel
El ejército de los narcos
Su origen es un grupo de represores
entrenados por EEUU e Israel
Por Toni Cano
Corresponsal en México
El Periódico, 28/08/10
El teléfono móvil de oro de Daniel Pérez,
el Cachetes, no brilla más en el museo del narcotráfico de
la ciudad de México que los ojos de Rebeca cuando recuerda
cómo «los hombres de negro» acribillaron en la cama a su
marido en el pueblo tranquilo de Veracruz. Entonces, hace
menos de tres años, mataron a los cuatro camellos locales,
secuestraron a varios empresarios e hicieron huir a las
autoridades. «Llegaron Los Zetas», se murmuró. Y como en
otros 20 estados, dos tercios del país, ahora se dice: «Esto
es de Los Zetas».
El que fue llamado «ejército del
narco» es el grupo más poderoso, además del más
despiadado, de México. Tuvo que hallarse a 72 emigrantes al
sur asesinados en un rancho de Tamaulipas para que las
miradas se giraran espeluznadas hacia el que los analistas
ya definían como «el grupo más peligroso y organizado del
país». Como otros cárteles que incluso se han aliado para
luchar contra Los Zetas, muchos mexicanos simplemente dicen:
«No tienen madre».
La madre fue la funesta Escuela de las
Américas, en la que EEUU entrenó en lucha antiguerrilla a
los mejores militares latinoamericanos para «ayudar a
democratizar la zona». Y el padre, un Gobierno decidido a
crear un destacamento militar realmente efectivo, frente al
levantamiento de los zapatistas de Chiapas en 1994. Se llamó
GAFE (Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales), como una
premonición.
Los zapatistas enterraron sus fusiles
de palo y el grupo se reconvirtió, de nuevo en EEUU, para
la lucha antinarcóticos. Osiel Cárdenas, capo del cártel
del Golfo, habló con los militares en 1997 y les mostró
que, del lado enemigo, hasta los grifos, los fusiles de
asalto y los teléfonos celulares son de oro. Un cañonazo
de dólares bastó para convertirle en el padrino de un
Frankenstein insaciable que, por encima de las viejas normas
mafiosas, iba a extender su nueva ley por el país.
El primer Z–1 fue Arturo Guzmán,
entrenado por militares israelís, que formó un grupo de élite
con 30 gafes y 12 escogidos especialistas de otros cuerpos
del Ejército mexicano. Murió en un tiroteo en noviembre
del 2002. Pero tomó el mando el expolicía Heriberto
Lazcano, el Lazca o Verdugo, igual que nuevos zetas
engrosaban el grupo, bajo una organización paramilitar y
esas claves de zeta y un número tomadas de la policía. Con
la que coqueteaban, como confesaron varios desertores del
grupo, testigos protegidos: «Basta decir 'soy un zeta 35' y
el nombre del jefe».
Osiel Cárdenas fue capturado en el
2003 y el nuevo capo del cártel del Golfo, Eduardo
Costilla, el Coss, trató de fumar la pipa de la paz con los
jefes del cártel de Sinaloa. Los Zetas fueron conformando
su propia estructura criminal, diversificaron los negocios,
se hicieron con territorios. A ellos les convenía más la
violencia, que estalló en toda su magnitud en diciembre del
2006, cuando el presidente, Felipe Calderón, declaró la
guerra a los cárteles.
«Nos han matado a todos»
Los Zetas entraron a sangre y fuego en
la ruta de la cocaína, al tiempo que se hacían con todas
las demás actividades delictivas, entre ellas el tráfico
de personas. Una nimiedad para gente capaz de enfrentarse a
dos cárteles y el Ejército en la «conquista de la plaza
de Torreón, Cohauila», como recuerda otro testigo
protegido. Secuestraron a cuatro capitanes, «los hicieron
cachitos y los aventaron cuando pasaba un convoy militar».
«Eso fue espantoso», reconoce el
pulcro exmilitar, expolicía y exsicario. Y complica la
cifra de más de 28.000 muertos en este tiempo de
narcoguerra al confirmar que a las víctimas «las cocinan
en bidones de gasoil que se perforan a tiros». Ese era el
destino de los 72 emigrantes en el rancho de Tamaulipas. «No
era la hora» de Rebeca. Pero con los ojos brillantes sigue
diciendo: «Pensé que también me estaban matando a mí. De
alguna manera nos han matado a todos».
Los migrantes:
modelo de miseria,
sufrimiento, desarraigo y abandono
Además, los persiguen y asesinan
Por Pedro Echeverría V.
Desde México para Socialismo o
Barbarie, 27/08/10
1. ¡Que mierda es este maldito mundo
de explotadores! Unos cuantos lo tienen todo, absolutamente
todo; la mitad de la población no tiene nada, casi
absolutamente nada, sólo la vida que se debilita y se acaba
por desnutrición y hambre. El asesinato de 72 migrantes de
por lo menos cinco países, en el México sitiado por la
policía y el ejército, es una noticia que alarma. ¿Quién
los asesinó y por qué? ¿Fue acaso la patrulla fronteriza
que entra con o sin permiso a territorio de México?
¿Fueron los paramilitares fascistas de EEUU o México que
persiguen a los desempleados centroamericanos? ¿Fueron
los llamados Zetas, muy activos y a los que siempre se echa
la culpa? ¿Fue el gobierno mexicano por orden de la tal
Romero, secretaria de migración? Quien haya ordenado la
salvaje ejecución puede estar esperando otra oportunidad
para dar un segundo “escarmiento”
y así servir con la mayor efectividad a los yanquis.
2. Como haya sido, los paupérrimos
campesinos y artesanos migrantes declaran que tienen que
pasar el infierno peligroso (México) para llegar a los EEUU
que si bien no tiene nada de “gloria” puede encontrarse
un ingreso económico que no se logra en el país de origen.
¿Cuántas decenas de miles de braceros centroamericanos
deben cruzar el Río Suchiate para internarse a México para
luego viajar como animales en trenes, en autobuses de
tercera clase, sin comer ni dormir, a expensas de asaltos y
encarcelamientos policiacos? En mis viajes por la ciudad de
México y el sur de la República he visto muchas veces en
retenes del ejército a los migrantes encerrados en
calabozos con poderosos barrotes donde parados durante horas
y días no puede caber ni un cuerpo más. Por la actitud y
la historia de los militares pienso que a los presos
migrantes no les dan nada para comer y cuando más les
arrojarán agua a cubetazos.
3. Los patrulleros fronterizos yanquis
son racistas y asesinos, pero los mexicanos no parecen ser
menos cuando de apresar centroamericanos se trata. ¿Se
olvida acaso que los gobiernos mexicanos, para congraciarse
con los Clinton, Bush u Obama, han estado dispuestos a
arrastrase para lamerles las botas y una forma de hacerlo es
evitar que los centroamericanos lleguen a la frontera
yanqui? Lo que
sucede en el sur de España, en el sur de Europa, en el sur
de EEUU, sucede también en el sur de México. Los países
del Norte –primeros en armarse e industrializarse–
resultan siempre privilegiados frentes a los pobres países
de sur que nacieron conservando su agricultura y pobreza, así
como cargando al pesado imperio. Cuando observamos los mapas
y planisferios siempre vemos arriba al norte y abajo a sur
como si a unos los viéramos con respeto y a los otros con
la cabeza gacha. Quizá para recuperar dignidad debamos
voltear los mapas.
4. ¿Cuántos mexicanos cruzan
anualmente la frontera porque el gobierno mexicano no es
capaz de crear empleos para ellos? 600 mil personas; ¿Cuántos
mueren en la travesía y cuántos son devueltos antes de
llegar a su destino? Sin
decenas de miles. ¿Cuántos centroamericanos cruzan la
frontera mexicana, atraviesan México y lograr entrar a los
EEUU? Muy pocos porque el gobierno mexicano es un
impenetrable retén difícil de cruzar. Incluso el
ferrocarril Chiapas–México–Veracruz, llamado “La
Bestia”, donde miles de centroamericanos en los techos del
tren y colgados, resulta algo así como el tren de la muerte
porque decenas de centroamericanos quedan muertos en el
trayecto. Mientras en muchos pueblos salen los habitantes a
arrojarles agua y alimentos a los hambrientos
centroamericanos, en otros lugares sufren asaltos de
mexicanos que buscan quitarles todos lo que llevan consigo.
5. La frontera sur de México con
Guatemala y Belice tiene mil 149 kilómetros, casi la
tercera parte de la que México tiene con EEUU de San Diego
California a Matamoros Tamaulipas (3,326 kilómetros). Se ha
publicado que en los últimos cinco años han muerto o
desaparecido unos cinco mil salvadoreños y casi mil hondureños
al intentar atravesar la frontera México/Guatemala. La
crueldad con la que las autoridades mexicanas de migración
someten a los migrantes del sur es parte de la presión política
que ejerce el gobierno gringo sobre sus lacayos. La
militarización de esta frontera es una imitación a la
frontera yanqui. ¿De qué se puede quejar el gobierno de México
por los malos tratos y asesinatos a mexicanos en la frontera
norte si realiza el mismo trato contra los centroamericanos
en la frontera sur? Si
los braceros mexicanos están jodidos, los centroamericanos
están doblemente jodidos.
6. Los 72 migrantes asesinados en San
Fernando Tamaulipas parecen formar parte de la xenofobia o
racismo yanqui–gobierno mexicano porque las autoridades de
México han conocido este asunto desde hace muchos años;
son ellas las que ordenan los malos tratos a los
trabajadores migrantes del sur. La política migratoria
lejos de proteger la seguridad y la vida de las personas,
criminaliza a los migrantes reflejando claramente su odio a
los trabajadores. En varios países la lucha contra la
discriminación y la xenofobia ha ocupado las calles. El
empleo y la ocupación son elementos esenciales para
garantizar la igualdad de oportunidades para todos y
contribuyen decisivamente a la participación plena de los
ciudadanos en la vida económica, cultural y social, así
como a su desarrollo personal. La discriminación lleva a
que la sociedad no aproveche al máximo el capital social y
humano, los conocimientos, experiencias y habilidades de
todos sus miembros.
7. Hace mucho que el presidente ilegítimo
Felipe Calderón debió de renunciar. No sólo por su
desgobierno, sino también por la bancarrota de la economía,
el desempleo y los más de 32 mil muertos desde que colocó
al ejército en las calles para enfrentar, sin el menor éxito,
al narcotráfico. Sin embargo todavía le quedan dos años
para seguir ocupando la Presidencia a pesar de que el país
se desploma más cada día: son ya 28 años perdidos porque
en lugar de avanzar hacia delante, el país está peor que
en 1982, año del inicio del llamado neoliberalismo. Así
como murieron los 49 niños de la guardería de Hermosillo
sin que se castigaran a los culpables de aquel genocidio, así
también quedarán impunes las muertes de los 72 migrantes
centroamericanos. Pero ya se olvidará y sólo lo
recordaremos en la próxima masacre. Pero no ha pasado nada,
diría mi querido amigo León Chávez, el patrón volverá a
su diversión. No ha pasado nada.
En seis meses
han secuestrado a 10 mil
indocumentados
Se reportó ese delito en 2009 y
la
autoridad no responde
Por Víctor Ballinas
La Jornada, 27/08/10
El presidente de la Comisión Nacional
de los Derechos Humanos (CNDH), Raúl Plascencia Villanueva,
aseveró ayer que el secuestro de migrantes en el país
crece: en el primer semestre de este año se reportaron 10
mil casos, es decir, un ligero aumento respecto de igual
periodo del año pasado, cuando hubo 9 mil 758. “Esta es
una práctica sistemática en algunas regiones del país que
amerita atención urgente.”
Entrevistado al término de la firma
del Convenio para la Implementación de la Red Nacional de
Atención Integral a Jóvenes, el ombudsman manifestó que
las autoridades no han dado respuesta a la CNDH en relación
con el informe especial sobre los casos de secuestro en
contra de migrantes, presentado el 15 de junio de 2009 por
la comisión, en el cual se resalta que en seis meses fueron
secuestrados 9 mil 758 migrantes.
“Ya desde entonces era práctica
cotidiana que secuestraran a migrantes, a los que exigían
cantidades de mil 500 hasta 5 mil dólares, pero había
casos de secuestros por seis pesos.”
Plascencia recordó que desde aquel
tiempo, además de bandas organizadas, estaban “implicadas
en los secuestros autoridades de los tres niveles de
gobierno. La CNDH documentó que se mantenía a los
migrantes en cautiverio y que durante el tiempo en que
permanecían plagiados recibían trato cruel, inhumano y
degradante; que había participación y colusión de
autoridades, y que la mayoría de los casos, aun cuando las
autoridades tenían conocimiento del ilícito, quedaban
impunes”.
El 15 de junio de 2009, la CNDH
puntualizó que en seis meses registró el secuestro de 9
mil 758 migrantes, plagiados por bandas organizadas,
autoridades y delincuentes. Consideró que por esos
secuestros se habían obtenido 25 millones de dólares. En
promedio, ocurrieron mil 600 casos al mes.
Ahora la situación no es muy distinta.
Hay un ligero repunte, y en el primer semestre de 2010 los
secuestros de migrantes rebasaron los 10 mil casos, a lo
cual se suman las ejecuciones, como las de los 72 migrantes
que fueron encontrados en un rancho de Tamaulipas.
Plascencia Villanueva insistió en que
“desde el año pasado que se presentó el informe sobre
secuestros de migrantes no ha habido respuesta clara de la
autoridad en cuanto a las medidas que se deben reforzar.
Estamos preparando un nuevo informe y lo que puedo adelantar
es que el fenómeno continúa y es práctica sistemática”.
El titular de la CNDH manifestó que ya
están en contacto con funcionarios del Instituto Nacional
de Migración, la Procuraduría General de la República y
autoridades estatales, con el propósito de poder
identificar a cada uno de los migrantes ejecutados e iniciar
las investigaciones que conduzcan a la detención de los
responsables.
Plascencia condenó el crimen y dijo
que representa “un escalamiento del fenómeno de la
violencia, que ahora nos muestra una exacerbada agresión
contra migrantes y no tiene explicación alguna, pero que
compromete a la autoridad a dar resultados para localizar a
los responsables. Esta acción amerita una investigación
pronta, completa, objetiva e imparcial para detener a los
culpables y evitar la repetición de actos de estas características”.
Insistió que en breve se presentará
otro informe sobre secuestro de migrantes. Aseveró que
“en el primer semestre del año ya rebasan los 10 mil, y
en algunas regiones es práctica sistemática. Tenemos
información de que se intentan 600 mil cruces de personas
que se internan a México para llegar a Estados Unidos, y al
menos 10 mil de ellos son secuestrados”.
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