Correa
decidió extender el estado de excepción
La
rebelión en Ecuador
Por
Juan Landaburu
Enviado especial
La Nación, 06/10/10
Quito.–
La gente los mira con desconfianza. A ellos, con sus
uniformes verde oliva y chalecos fluorescentes, se los ve
cabizbajos, casi como con vergüenza. Los policías
ecuatorianos debían retomar el control de la seguridad de
este país ayer, pero el presidente Rafael Correa extendió
tres días más el estado de excepción decretado luego de
la sublevación policial que puso en riesgo su vida, por lo
que deberán seguir compartiendo la calle con las fuerzas
armadas.
"Se
ratifica la movilización nacional y militar de las fuerzas
armadas para garantizar la soberanía nacional, el orden
interno en toda la república", dice el decreto
ejecutivo firmado por Correa.
“Chapas
vendepatria”
"Chapas
vendepatrias", decía una pintada en las inmediaciones
del Regimiento 1° de Quito. Para un policía, no hay nada
peor que le digan "chapa", término despectivo de
origen quechua que significa vigilante.
Y es que
algo parece haberse roto entre los policías y los
ciudadanos. Si antes del "chapazo", como algunos
llaman aquí a la asonada del jueves pasado, ya era
cuestionada, ahora la policía nacional es la mala de la película.
Con una
fuerza de 42.000 hombres, la policía conforma un pequeño
ejército, motivo por el cual el gobierno por estos días
analiza con cautela las medidas por tomar. El futuro de un
cuerpo clave para la seguridad del país se ha convertido en
un debate central de la sociedad ecuatoriana.
Por su
"ineficiencia" y su "corrupción", la
policía es la institución con menos credibilidad de
Ecuador. "A los policías nunca se los respetó. No son
como los Carabineros en Chile, a quienes todos les tienen
miedo", comentó un transeúnte que vagaba por la
avenida 6 de Diciembre, una de las principales de esta
ciudad.
El gobierno
anunció ayer un aumento salarial a cuatro rangos de las
fuerzas armadas y de la policía, una iniciativa que para
algunos fue más un premio para los militares, que
orquestaron el rescate de Correa del hospital policial, que
un consuelo para los policías.
"Maten
rápido a ese hijo de puta de Correa"
La policía,
sin embargo, sabe que éste no es el punto final. Correa
anunció que investigará hasta las últimas consecuencias y
que no habrá "olvido ni perdón". Ayer, la fiscalía
acudió al hospital en el que Correa denunció haber estado
"secuestrado" durante nueve horas para intentar
reconstruir el operativo en que fue rescatado el mandatario,
en el que hubo un intenso tiroteo entre policías y
militares, dos fuerzas que siempre se miraron con recelo.
Además, se
difundieron una serie de grabaciones de radio de la policía
en las que se escucha una voz que dice "Maten rápido a
ese hijo de puta de Correa", entre otras amenazas. En
la misma cinta también se escuchan otras voces que llaman a
mantener el orden y a dejar salir al presidente del
hospital.
También se
retiró a la custodia policial de la casa de gobierno y de
la Asamblea Nacional (Parlamento), que ayer eran
resguardados exclusivamente por militares. "La policía
está muy desmoralizada y tiene temor a represalias",
dijo a La Nación Fernando Carrión, experto en temas
de seguridad de la sede ecuatoriana de Flacso.
Las
razones del malestar van más allá de una reivindicación
salarial
Lo cierto
es que ningún otro gobierno había aumentado tanto el
presupuesto policial como el de Correa. Durante los últimos
cinco años, se triplicó a 330 millones de dólares, y en
promedio los ingresos se incrementaron un 80%. Por eso, la
mayoría concuerda en que las razones del malestar van más
allá de una reivindicación salarial. La aprobación de la
ley que eliminó bonificaciones fue apenas la gota que colmó
el vaso de la tropa.
Las razones
más profundas hay que buscarlas en una serie de golpes más
"simbólicos" que ha sufrido la policía en los últimos
meses. En especial, la conformación de una Comisión de la
Verdad, que reabrió casos emblemáticos de violaciones de
los derechos humanos en los tiempos de la dictadura militar,
así como nuevas investigaciones sobre abuso policial. Una
de las mayores preocupaciones por estos días es la ruptura
manifiesta que hay entre la tropa y los oficiales.
Pero, además,
en la policía no ven con buenos ojos la propuesta de
"especialización" que establece la nueva
Constitución. Esta propuesta está destinada a sacarle
algunas funciones a la policía nacional, como el control
del tránsito, que pasaría a manos de las policías
locales. Sólo en Quito la policía perdería 28 millones de
dólares al año por este cambio. La idea es que la policía
nacional se especialice en cuestiones de seguridad.
"Elementos
golpistas" entraron en escena
La versión
oficial del gobierno de Correa es que "elementos"
asociados al ex presidente Lucio Gutiérrez captaron este
malestar en la fuerza y lo usaron para intentar perpetrar un
golpe de Estado. Ayer, el canciller Ricardo Patiño fue más
allá y acusó a "grupos de poder" de Estados
Unidos de estar detrás de la rebelión, aunque desligó al
gobierno norteamericano.
Sin
embargo, la opinión dominante en esta capital es que esos
"elementos golpistas" entraron en escena con la
rebelión policial ya en marcha, con la intención de
"pescar a río revuelto". Pero es indudable que la
legitimidad de la policía ha quedado herida y los
ecuatorianos se preparan para acostumbrarse a muchos meses
de desconfianza.
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