El
gran desafío al gobierno de Humala
Por
Hugo Blanco Galdós (*)
Lucha Indígena, julio 2011
Cuando llegó
al gobierno, Alan García encontró 80 conflictos y deja un
campo minado con 227 conflictos no resueltos. Pero el gran
desafió es algo más grande que esto para el nuevo
presidente electo, Ollanta Humala: La agudización de la
crisis mundial que vive la humanidad en la que está en
juego su propia supervivencia.
Ataque
mundial a la naturaleza
El desarrollo
del capitalismo devino en la existencia de grandes empresas
multinacionales, cada día mayores, cada vez más
concentradas y más insaciablemente ávidas de crecimiento.
24
de junio, protestas en el aeropuerto de Juliaca: seis
manifestantes asesinados por la policía.
Son ellas
quienes gobiernan el mundo a través de sus servidores que
pueden llamarse Obama o Alan García.
Su avidez se
traduce en un feroz ataque a la naturaleza que lleva a la
desaparición de especies animales y vegetales, y, por
supuesto, al relativamente pronto exterminio de nuestra
especie.
Esto saben muy
bien los grandes empresarios, pero ¿Qué pueden hacer? Si
alguno de ellos por razones éticas renuncia a implantar una
instalación contaminante, vendrá otro que lo haga.
El gran
capital tiene un solo principio moral que desplaza a todos
los demás: Ganar la mayor cantidad de dinero posible en el
menor tiempo posible. El exterminio de la especie es un
subproducto, una “pérdida colateral”.
La agresión a
la naturaleza se da en muchas formas. La más peligrosa es
el calentamiento global por la emisión de gases de efecto
invernadero. Ese calentamiento produce la disolución de
hielos y nieves perpetuas, la desaparición de arroyos, el
adelgazamiento de ríos, el aumento del nivel del mar. Además
provoca huracanes, intensas lluvias, sequías, veranos más
calientes, inviernos más fríos. Los medios de comunicación
en manos de los calentadores de la atmósfera los llaman
“desastres naturales”.
Por supuesto
esos “desastres naturales” no conocen fronteras: El agua
de un diluvio engulló pueblos en el Cusco, pudrió grandes
extensiones de sementeras, un río de barro pasó durante
semanas por una población. La cuarta parte de Pakistán fue
inundada. El huracán Katrina asoló Nueva Orleans y en
estos momentos hay una fuerte inundación en Dakota del
Norte, ambos en Estados Unidos.
Desafortunadamente
es difícil que el calentamiento global sea confrontado por
fuertes protestas sociales.
Los que sí
son confrontados por las poblaciones afectadas son los
concretos ataques locales:
24
de junio, protestas en el aeropuerto de Juliaca: brutal
represión.
En el Perú el
principal ataque viene de la minería a cielo abierto que
roba el agua de la agricultura y la ganadería que nos
alimentan y la envenena. Ejemplos de la resistencia:
Tambogrande, Ayabaca, Huancabamba, Cocachacra y el último
caso contra la mina Santa Ana en la zona aymara. También
protestan las poblaciones urbanas afectadas por el robo del
agua, como Moquegua y Tacna.
No sólo las
minas roban el agua, la población de Canchis, Cusco, lucha
contra la amenaza del robo de su agua para la hidroeléctrica
de Salkapukara. Carabaya, Puno, realizó un paro contra la
amenaza de desalojo de miles de agricultores de Puno, Cusco
y Madre de Dios para construir la represa de Inambari que
daría electricidad a Brasil.
Otro robo del
agua es el realizado por la agroindustria. La irrigación de
Majes en Arequipa robó el agua del Colca en el mismo
departamento y ahora pretende robarla a Espinar, Cusco. La
pequeña agricultura necesita del agua para alimentarnos a
los consumidores peruanos. La agroindustria la roba para
exportar a los Estados Unidos. Por otra parte mata el suelo
cultivable con la monoproducción y el uso intensivo de
agroquímicos. Además super–explota a los trabajadores
agrícolas.
La selva amazónica,
pulmón del mundo, es depredada por la extracción de
hidrocarburos que envenena los ríos, el saqueo de la
madera, la crianza de ganado y el cultivo de biocombustibles.
¿Qué
hará Humala?
Se comprometió
a cumplir con el mandato del convenio 169 de la OIT (que es
ley peruana aprobada por el congreso) de respetar el derecho
a consulta que tienen los pueblos indígenas sobre cualquier
proyecto que afecte a sus territorios. Afortunadamente el
parlamentario electo, Javier Diez Canseco, opina que este
tema debe ser prioritario en el nuevo congreso.
Sin embargo,
Humala, por otra parte, también prometió impulsar la minería
en manos privadas y la agroindustria.
Dijo que iba a
concertar con las empresas el monto de un impuesto a las
sobreganancias. Precisamente esa es su esperanza para
cumplir muchas de sus promesas: Pensión vitalicia para las
personas de 65 años. Construir colegios. Dotar de un
hospital a cada capital de región o provincia principal,
etc.
No se puede
servir a dos amos, nunca dijo que era de izquierda, nunca
dijo que estaba contra el neoliberalismo, se comprometió a
continuar con el sistema, a respetar tratados como el TLC
con EEUU que hunde al campesinado peruano.
Se justifica
nuestro temor de que optará por la defensa del sistema
contra los defensores del medio ambiente .
Nuestra
posición
Nosotros
optamos por la supervivencia de la especie humana.
¿Y el
desarrollo?
Estamos en
contra de este “desarrollo” que lleva a la extinción de
la vida, estamos en contra de la economía extractivista
practicada inclusive por los gobiernos progresistas de
Ecuador y Bolivia.
Estamos por un
desarrollo que garantice la supervivencia de la humanidad
Nuestra
principal preocupación es que la gente beba agua limpia y
se alimente debidamente. Para eso contamos con una cultura
agrícola de 10,000 años que nos ha heredado una gran
variedad de productos alimenticios vegetales y técnicas de
cultivo adaptadas a nuestra geografía. Debemos defender esa
biodiversidad e impulsar esa tecnología contra los ataques
de la “modernidad”, que no es otra cosa que el
“adelanto” de la agricultura, no en beneficio del
consumidor sino de la ganancia de las grandes empresas
agroindustriales, ganaderas y avícolas. Los transgénicos y
los agroquímicos no son más que ejemplos de los varios
ataques a la salud de dichas empresas Estamos por la soberanía
alimentaria defendida por la organización de los campesinos
del mundo (Vía Campesina), que plantea que cada país debe
alimentarse fundamentalmente de lo que produce.
“¡Necesitamos
energía!”. En la sierra tenemos bastante sol y viento
para producir la energía solar y eólica que no roban el
agua y no contaminan.
“¡Necesitamos
exportar!”. Es cierto, estamos en contra de la globalización
en beneficio del gran capital, pero en favor de la
interrelación de los pueblos. Tenemos para brindar al
mundo, además de los productos alimenticios andinos
apreciados en los países del norte, la rica biodiversidad
amazónica (mostrada en los libros escritos por Antonio
Brack antes de venderse a los depredadores) valiosa
fundamentalmente para la medicina.
Sabemos que
esto se logrará sólo cuando el pueblo se gobierne a sí
mismo. Sabemos que sólo los peruanos no vamos a lograr esa
transformación.
Afortunadamente
los pueblos del mundo están despertando en defensa de la
naturaleza y en búsqueda de una democracia real, contra
este sistema mal llamado “democrático” que consiste en
el gobierno del mundo por las empresas multinacionales que
subordinan gobiernos y medios de comunicación
Vemos los
movimientos en el norte de África, en las plazas de España,
en fuertes luchas en América Latina contra la minería.
Acabamos de ver el triunfo de las manifestaciones en todo
Chile que frustraron la construcción de hidroeléctricas en
la Patagonia. Vemos el triunfo del pueblo italiano en el
referendo en defensa del agua y contra la energía nuclear.
En el Perú,
Cocachacra hace esfuerzos por la interconexión de las
luchas aisladas contra la minería.
¿Por qué
Puno, el departamento que más votó por Humala, no detuvo
su lucha ante el triunfo electoral y no esperó un poco a
que entrara él y resolviera su problema? Porque votó por
Humala pero sabe que no es su gobierno y dice que le dará
30 días de tregua.
Juliaca,
otra matanza de Alan García: ¿Humala será distinto?
En Lima, luego
de la masacre en Juliaca, 20 personas se apostaron delante
del Palacio de Gobierno con carteles en los que se leía “vida
sí, mina no”. Son el germen de un movimiento por la
vida que sabemos que ha de crecer y será capaz de “matar
a la muerte”.
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Hugo Blanco Galdós, antiguo líder campesino de Perú, es
director de “Lucha Indígena”.
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