Desde
las protestas populares contra la dictadura, el país no
presenciaba
una rebelión generalizada como la actual
Piñera
juega con el boomerang de la represión
Por
Ernesto Carmona (*)
ALAI, América Latina en Movimiento, 05/08/11
Con la increíble
represión desatada por Sebastián Piñera contra
estudiantes, profesores y transeúntes, Chile vivió un
jueves de protesta popular de carácter nacional, que trajo
a las mentes de los más adultos las 22 jornadas de
manifestaciones que condujeron al término de la dictadura
de 17 años de Pinochet (1973–1990) y abrió un capítulo
inédito en la historia política local de casi 60 años.
contra el
gobierno quizás desde el 2 de abril de 1956, contra la
gestión de Carlos Ibáñez del Campo (1952–1958).
Al mismo tiempo, el viernes se conocieron amenazas
por twiter contra la líder del movimiento estudiantil
Camila Vallejo, en tanto los estudiantes planean una nueva
marcha a efectuarse el martes.
La inusual
represión, que comenzó a las 6:30 de la mañana en los
alrededores de la Plaza Italia de Santiago, concitó el
jueves un cambio en la agenda de los medios que dedicaron
todo el día a la cobertura especial a los espectaculares
acontecimientos “en vivo y en directo”, dejando de lado
la programación ordinaria de la televisión y radio. Hubo, además, una cobertura poco usual de los medios
internacionales, que viajaron a Chile para presenciar el
show del primer aniversario de la tragedia de los 33 mineros
programado para este viernes.
De manera insólita,
el propio gobierno orquestó una increíble jornada de
contra–propaganda, “usted lo ve, está ocurriendo”, la
descontrolada brutalidad policial, no sólo contra los
estudiantes que pretendían manifestarse, sino contra todo
ser viviente, transeúntes, ingresos al Metro, paradas de
autobús, gente ajena al estudiantado, trabajadores que se
desplazaban a su casa o al empleo, personas de tercera edad
que se dirigían a controles de salud, moradores de
edificios que en sus hogares recibieron gases lacrimógenos
altamente tóxicos y salpicaduras de agua contaminada
dispersadas por Carabineros, turistas desprevenidos –sin
experiencia en enfrentamientos callejeros–, inclusos canes
callejeros, etc. Cualquier
grupo de 3 a 5 personas, sin discriminar su edad, recibió
ataque con gases, hicieran lo que hicieren, incluso buscar
transporte público (cuyas tarifas recién alzadas
incrementan el malestar ciudadano).
Los eventos terminaron pasada la medianoche y
culminaron con el saqueo e incendio de un tienda La Polar,
cadena de retail que está en el ojo del huracán por sus
abusos contra casi medio millón de clientes por deudas
repactadas ilegal y unilateralmente.
El gobierno se
propuso resguardar “a troche y moche” el llamado
“orden público” e impedir que los estudiantes pisaran
siquiera la emblemática Alameda, artería invocada en las
últimas palabras de Allende con la recordada frase “se
abrirán las grandes Alamedas por donde pase el hombre
libre”. La
principal artería de Santiago estuvo cerrada todo el día,
desde la madrugada hasta casi medianoche, pero además hubo
conflictos y cortes de tránsito en las más importantes vías
alternativas, provocados por la dispersión en grupos de
estudiantes que en cualquier parte levantaron barricadas
para protestar. La ciudad entera se convirtió en un infierno.
Fue un día perdido para la sacrosanta economía.
El “resguardo del orden público” condujo a 18
horas de anomia urbana generalizada, o sea, el gobierno logró
el “desorden público”.
Los hechos del
jueves, que cerraron con 974 detenidos en todo el país –más
de la mitad en Santiago–, según cifras del gobierno,
marcan “un antes y un después” en la vuelta a la
“democracia” re–iniciada en 1990.
De manera insólita, la brutal represión fue lanzada
un día antes de una importante reunión entre el ministro
de Educación y los estudiantes que marcaría un segundo
encuentro de un diálogo entre las partes, cuyo precio fue
el recambio del ex ministro Joaquín Lavín.
Tal diálogo fue tirado por la borda y el nuevo
ministro Felipe Bulnes perdió el piso político para
continuar negociando. Otro
aspecto que exhibió escasez de cordura política fue la
orden de represión lanzada repentinamente por Piñera después
de tolerar más de dos meses de marchas y manifestaciones de
protesta de estudiantes, profesores y ciudadanía
simpatizante con la causa de una educación pública
gratuita y de buena calidad, financiada y garantizada por el
Estado y la Constitución.
Carabineros mostró también su incapacidad estratégica
para “guardar el orden público”.
La jornada fue
marcada por otra noticia bomba: la caída de la aceptación
del presidente Piñera al 26% de la ciudadanía consultada
por la Encuesta CEP, la más prestigiada del país, en la
valoración más baja de un Presidente en 22 años de
historia política post–dictadura y está en sintonía con
otros sondeos recientes.
Por añadidura, hubo una abrupta caída en la Bolsa
de un país que se jacta de estar “blindado”, económica
y financieramente, respecto a la crisis que azota al resto
mundo. Será
difícil que Piñera saque beneficios del show previsto este
viernes a costa del primer aniversario del derrumbe que
sepultó a los 33 mineros por ausencia de seguridad en la
explotación del yacimiento San José, en Atacama.
Un detalle
relevante es que ya existe consenso en que gran parte de los
desórdenes y el pillaje son protagonizados por elementos
del lumpen, ajenos al mundo estudiantil y que Carabineros es
incapaz de controlar. Incluso,
muchos de esos elementos pertenecen a sus filas y son
infiltrados para “labores de inteligencia”, como lo
demuestran abundantes videos y fotografías en Internet poco
difundidas por los medios.
En la histeria
y desconcierto oficial del viernes, portavoces del gobierno
atribuyen a los estudiantes el saqueo e incendio de La
Polar, pero lo que afirmen Piñera y sus adláteres ya no es
creíble para más del 60% de los ciudadanos encuestados.
Simplemente, dejaron de creer en cuanto diga el
primer mandatario. Y
esta perdida de credibilidad afecta seriamente la
sobrevivencia del sistema político imperante, al que, prácticamente,
son ajenos todos los estudiantes, que ni siquiera están
inscritos para votar. Tampoco
tienen miedo a “los pacos”, se enfrentan a ellos y no
conocieron los rigores de la dictadura porque tienen menos
de 38 años. La
gente que no participa en el juego electoral representa más
de la mitad de la población habilitada por edad para votar.
Ninguna tienda
política puede atribuirse la conducción de este
extraordinario movimiento social por una educación pública
gratuita y de calidad garantizada por el Estado y la
Constitución, que cada vez gana más apoyo.
Los estudiantes no van tras simples reformas, sino
por un cambio estructural de gran profundidad, que jamás
concibió la clase política adulta cuestionada por las
encuestas, sin dejar afuera a la Concertación.
El 80% de los encuestados apoya las demandas
estudiantiles, incluido acabar con el casi sagrado “fin de
lucro” en la educación, fortalecido durante los 20 años
de gobiernos de la Concertación.
Piñera acaba de mostrar su total des–sintonización
con la ciudadanía al definir la educación como “un bien
de consumo”, ergo, al alcance del que pueda pagarlo.
El futuro de
la sociedad chilena hoy es impredecible.
La aceptación del Congreso también es baja en las
encuestas. La
Concertación opositora tiene 22% de aprobación y la
coalición del gobierno de Piñera 24%.
La ardua tarea política emprendida por los
estudiantes rebalsa las instituciones del Estado y los
partidos políticos. Una
educación pública gratuita y de calidad, garantizada por
el Estado y la Constitución, requiere de cambios en la
carta magna. Muchos
opinan que llegó el momento de reemplazar la constitución
de Pinochet redactada entre cuatro paredes en 1980, por una
carta emanada de una asamblea constituyente.
La
transformación de la educación también requiere
financiamiento del Estado.
Y esto significa aumentar severamente el 17% de
impuesto que pagan las empresas mediante una reforma
impositiva o re–nacionalizar el cobre –como proponen los
estudiantes–, un tema tabú para el gobierno, que más
bien se propone privatizar el escaso 28% de la producción
que controla el Estado a través de Codelco.
En otras
palabras, los estudiantes y el movimiento social que los
apoya, reclaman un cambio drástico del modelo económico,
es decir, del capitalismo salvaje que reina en Chile desde
Pinochet y perfeccionado por la Concertación en dos décadas
de gobierno.
La invitación
de la dirigente universitaria Camila Vallejo para realizar
un “cacerolazo” desde las 21: 00 horas del jueves tuvo
un éxito sorprendente.
Los golpes de cacerolas, que no se escuchaban en
Chile desde los años 80, comenzaron a resonar en Santiago y
otras 11 ciudades desde antes de las 21:00 y se prolongaron
hasta pasada la medianoche.
Y a pesar del intenso frío, la gente salió de sus
casas a golpear ollas en plazas y veredas, convirtiéndose
en otro blanco fácil para los gases de Carabineros.
Ante la
incertidumbre frente al futuro político de un país que no
le cree a su jefe de Estado, no hace la bola de cristal para
predecir con certeza que Camila Vallejos se ha convertido en
una figura política de proyección nacional e
internacional, con el futuro de toda su vida por delante.
La joven estudiante de arquitectura que preside la
Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (Fech)
y la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) se ha
legitimado como una sólida líder de nuevo cuño. Y por eso, el neo fascismo chileno la amenazó de muerte este
viernes: Tatiana Acuña Selles, Secretaria Ejecutiva del
Fondo del Libro, del Ministerio de la Cultura, escribió en
twitter: "Se mata a la perra y se acaba la leva",
según la publicación Siglo 21 (1).
Esa misma frase fue utilizada por Pinochet en el
curso del golpe del 11 de septiembre de 1973, cuando le
informaron la muerte de Allende.
Simultáneamente,
jóvenes twiteros de extrema derecha difundieron su
domicilio familiar y teléfono fijo. Un usuario apodado “@el_yorchi” dio a conocer esos datos
(2) que fueron "retwiteados" por la cuenta “@derechatuitera”,
que agrupa a simpatizantes del oficialismo.
Los administradores de “@derechatuitera”
terminaron disculpándose ante Camila Vallejo.
"No compartimos su ideología, pero en ningún
caso se hizo el retweet con dolo", dijeron.
Entretanto, “@el_yorchi” cerró su cuenta en la
red. El
gobierno deberá responsabilizarse de la seguridad personal
de Camila Vallejo, mientras los estudiantes acordaron
efectuar una nueva marcha el martes.
*
Ernesto Carmona es periodista y escritor chileno.
Notas:
1)
Ver http://www.cambio21.cl/cambio21/site/artic/20110804/pags/20110804154610.html
2)
El mensaje decía “#camilavallejoparatuhueveo si no
quieres una marcha en tu casa de XXX, XXX, fono XXXXX XD”. Fuente: http://www.theclinic.cl/2011/08/04/polemica-por-grave-divulgacion-de-datos-personales-de-camila-vallejo-en-twitter/
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