La
«izquierda» de la oligarquía agraria
El
MST, el PSTU-LIT y el lock out patronal del campo
Lamentable subordinación a la
Sociedad Rural
Por Luis Paredes
Socialismo
o Barbarie, periódico, 03/04/08
La
crisis reciente ha significado una escuela de política
revolucionaria. Porque en circunstancias de aguda crisis
como las que se vivieron en las últimas semanas, el no
perder la brújula de clase es de enorme importancia.
La
crisis puso a prueba todas las corrientes que se
declaran de la izquierda revolucionaria en nuestro país prácticamente
de la misma forma como había ocurrido en oportunidad del 19
y 20 de diciembre del 2001. Y tenemos que decir que la mayoría
no paso la prueba.
Hipotecando
la independencia de clase
Esto
que señalamos es así no sólo con respecto a corrientes de
la izquierda que no tienen una tradición obrera y de
independencia de clase. Como el caso de agrupamientos como
el PC o Libres del Sur, enfeudados hasta los tuétanos con
el gobierno K. O mismo, como el caso del PCR-CCC (o Raúl
Castells) que se sumó con armas y bagajes al paro agrario
patronal caracterizándolo como “pueblada nacional
agraria”. Algo nada raro en una corriente que tiene en
su haber él apoyo a Isabel Perón o pegar el “faltazo”
en oportunidad de las jornadas del 19 y 20 de diciembre en
Plaza de Mayo.
Pero
no se trata de esto. Estamos refiriéndonos a corrientes del
trotskismo que como el MST o los grupos representativos del
PSTU-LIT en nuestro país, que terminaron alineándose
con el movimiento social conservador puesto en marcha
por el paro del campo.
La
justificación es un supuesto apoyo a la lucha de los pequeños
y medianos productores haciendo abstracción que la
organización que los representa (Federación Agraria
Argentina) entra al paro agrario mediante un frente único
con la Sociedad Rural y la CRA. Es decir, de manera irremediablemente
subordinada al programa burgués (y neoliberal) de estas
organizaciones. Porque en las condiciones concretas del paro
agrario tal cual se dio, no había como “apoyar a
los medianos y pequeños productores”... sin apoyar el
programa patronal de reducción indiscriminada de las
retenciones que los englobó a todos.
¿Quiénes
son los ‘caceroleros’?
Al
MST se lo vio participar alegremente de los cacerolazos de
las clases medias acomodadas en varias ciudades del país.
En el único texto que se le conoce hasta el día de la
fecha (martes 1 de abril) señalan: “Contra la oligarquía
terrateniente y la soberbia de Cristina, apoyemos a los
pequeños productores (...). Cristina volvió de El Calafate
y dio un discurso en el que habló de ‘piquetes de la
abundancia’ y lanzó amenazas a granel que enfurecieron
al campo y a millones de argentinos que empiezan a
hartarse. Por eso, hubo movilizaciones y cacerolazos
espontáneos en Capital, Rosario, Córdoba, Tucumán y otros
lugares cantando: ‘que se vayan todos...’ (...). Fueron
acciones motivadas por el malestar latente contra el
gobierno que encontraron un canal de manifestación. Hubo
expresiones individuales y, en menor medida, organizadas, de
derecha y pro-oligárquicas. Pero mayoritariamente se
trataba de vecinos con bronca y descontento por la carestía
de la vida” (MST, viernes 28 de marzo).
Por
su parte, el PSTU-LIT, reproduce una declaración de sus
grupos argentinos que va en un sentido similar, pero incluso
haciendo más categórica la posición con un párrafo de su
autoría: “Frente a la revuelta de los campesinos y
latifundistas en la Argentina (...) ¿Cuál debe ser la
posición de un partido revolucionario? ¿Apoyar al gobierno
de Cristina Kirchner contra los manifestantes, como hacen
las principales centrales sindicales argentinas, o estar
del lado de los manifestantes, sin distinguir entre ellos?"
(www.pstu.org.br).
Indudablemente,
los cortes de rutas en el interior del país y los
cacerolazos urbanos pusieron en acción un movimiento de
masas que se referenció en oposición al gobierno K.
Pero sólo en corrientes que han perdido todo parámetro de
clase esto es suficiente para alinearse
incondicionalmente con el paro agrario.
Como
señalamos en el editorial de este mismo periódico, se trató
de la emergencia de un movimiento social heterogéneo.
Una típica coalición –como se ha dado en otros momentos históricos– donde están mezclados pequeños propietarios, políticos
patronales, sectores acomodados de las clases medias
urbanas, pero todos bajo la batuta de un sector burgués (la
Sociedad Rural) y que irrumpe en la escena con métodos
de movilización de masas.
¿Cuál es la tremenda
contradicción que no se puede perder de vista so pena de
una escandalosa capitulación? Que lo que termina emergiendo
y canalizando la bronca contra el gobierno K no es una gran
huelga obrera o lucha auténticamente popular. Se trata
–de alguna manera– del esbozo de un campo burgués
opositor que apela a la puesta en pie de un movimiento
de masas detrás de motivos en el fondo conservadores,
de alguna manera análogamente a lo que está ocurriendo en
estos momentos en otros países de la región.
Como en el referéndum de Chávez
¿Cómo
se puede perder la brújula de esta manera llegando a apoyar
un movimiento de esta naturaleza sólo porque se expresa en
las calles? Esto sólo puede ocurrir por la completa pérdida
de todo parámetro de clase en beneficio de un degradado
análisis puramente “objetivista” que pierde de
vista –a la hora de la caracterización del movimiento– tanto su composición social específica, como su programa y dirección.
Como
si esto no fuera suficiente, hay más. Porque ¿Dónde se ha
visto –como plantea el PSTU-LIT–
que una corriente revolucionaria sólo pueda optar por
alinearse con el gobierno patronal o con el campo burgués
que emerge como oposición al mismo (“estar del lado de
los manifestantes, sin distinguir entre ellos”)?
La realidad es que –en ambas
corrientes– han repetido en esta crisis como en un calco,
lo que ya ocurrió en oportunidad del referéndum del 2 de
diciembre en Venezuela. Es decir, el alineamiento con uno u
otro campo burgués sin posibilidad alguna de plantarse
desde una posición de clase independiente. En el caso del
MST, recordamos que Marea Socialista (su corriente
venezolana) llamo al “doble SÍ; a formar fila cerrada con
Chávez”, aunque en esta crisis es como que ha aparecido
no en el campo burgués “progresista”... ¡sino en el
conservador! La LIT por su parte, al menos es más
“coherente”: llamó al NO mezclando sus banderas con la
de los Escuálidos y en la Argentina aparece nuevamente
alineada en el bando burgués opositor.
Ni con el gobierno K ni con
la Sociedad Rural
Por
nuestra parte, nuestra ubicación a lo largo de toda la
crisis fue diametralmente distinta. Nos referenciamos
levantando una bandera de intransigente independencia de
clase: “Ni con el gobierno K, ni con la Sociedad
Rural”. Desde esa ubicación, no participamos
de los cacerolazos de las clases medias acomodadas y
llamamos a la FAA a romper su frente único con la
Sociedad Rural.
Básicamente,
esa ubicación es la que expresamos con el valioso acto
realizado en el Obelisco en conjunto con los compañeros del
PO y el PTS. El mismo marco que los participantes fuimos las
únicas corrientes de la izquierda argentina que nos negamos
a alinearnos con ninguno de los dos bandos burgueses en
pugna.
Esto
mismo no nos llevó a olvidar el debate que tuvimos a lo
largo de todo el verano con los propios compañeros del PO y
el PTS y que tuvo un giro revelador en esta crisis.
Es el hecho que a lo largo de toda la lucha del Casino
fueron responsables de la cerrada negativa de los compañeros
a levantar la bandera de la denuncia y exigencia en relación
al gobierno K. Y ahora se viene a revelar que la bronca
contra el mismo era mucho más extendida que lo que en la
superficie se dejaba entrever.
Porque
atención: no es indistinto en manos de quién queda esta
bandera. Si la izquierda no levanta las banderas de la lucha
contra el gobierno, la misma terminará siendo levantada
desde la derecha social con consecuencias que serán opuestas
a las necesidades de los trabajadores y el pueblo.
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