El
PO y el conflicto del neumático
De
sabihondos, suicidas y... enterradores
Por
José Luis Rojo
Socialismo o Barbarie, periódico, 28/08/08
En la última
edición de Prensa Obrera (n° 1051), los compañeros del PO
(Partido Obrero) se largan a una serie de definiciones y polémicas
con nuestro partido, el nuevo MAS, alrededor del conflicto
del Neumático. Hacen esto en un artículo titulado “De
sabihondos y suicidas”. A pesar de la evidente
discrepancia en muchas de las apreciaciones que deslizan en
esta nota, nos parece un método saludable el poner las
opiniones sobre un papel en vez de decir de todo bajo
cuerda como hacen otras corrientes.
A la vez,
hay un aspecto en el que podemos coincidir. Y es en
el hecho que la responsabilidad por la entregada y derrota
de luchas como las del Casino, Mafissa y otras de
importancia en este último año, está claro que hay que
atribuírselas en primerísimo lugar a las traiciones de las
burocracias respectivas y no a una u otra corriente de la
izquierda. Este es un marco elemental para cualquier discusión
más o menos sana en las filas de la izquierda
revolucionaria.
Jamás
se debe enterrar una lucha en vida
Lo anterior
no quiere decir que la política de las corrientes no tenga
un peso de enorme importancia a la hora de balancear si se
hizo frente a las maniobras y entregadas burocráticas de
una manera correcta o no.
Y es por
esto que en nuestra edición anterior, criticábamos con
“virulencia” a aquellos que, como el PO, salieron a pontificar
alrededor de determinadas orientaciones y “errores” de
los compañeros de la Marrón y/o del nuevo MAS sin tener
la humildad de mirar primero su propio ombligo.
Lamentablemente,
en sus nuevos artículos, los compañeros del PO confirman
su mirada completamente distorsionada de conflicto de
carne y hueso que se está desarrollando bajo sus propios
ojos y que, por su propia ceguera, no atinan a ver. Porque,
increíblemente, cometen el gravísimo error de dar por muerta
y enterrada la lucha del neumático. En un craso error
de análisis, la definen, textualmente, como “reventada”…
Claro que
si lo que se quiere decir es que el gobierno, las patronales
y Wasiejko están intentando reventarla a costa de
traiciones y más traiciones, no tendríamos ninguna objeción
que hacer. Eso es lo que está tratando de hacer la dirección
del SUTNA desde el primer instante que comenzó esta ya
heroica pelea. Pero lamentablemente el problema es otro:
el PO intenta hacer pasar la idea de que el conflicto ya
estaría liquidado. Es decir, lo que hacen es dar por liquidada
una heroica y abnegada pelea que está abierta. Heroica
y abnegada lucha que acaba de hacer una demostración de vitalidad
alrededor de un paro de todo el gremio donde durante 8
horas no “voló una mosca” y que si fue casi
inmediatamente levantado, esto ocurrió porque el Ministerio
de Trabajo y Wasiejko volvieron a maniobrar para
levantarlo.
¿Rendición
incondicional?
Pero el PO
tiene un segundo problema a la hora de la evaluación de la
marcha del conflicto, llegando incluso a deslizar gruesas
inexactitudes no sólo de apreciaciones políticas sino
alrededor de los hechos. Ya en un artículo anterior
dábamos cuenta de que el PO hablaba de la primera
conciliación como un “triunfo” sólo para cambiar su
opinión días después. Al respecto, nuestra posición
siempre ha sido clara en el sentido de que la apelación a
la primera conciliación como forma de parar los despidos en
masa e intentar hacer entrar a los despedidos fue una
apuesta correcta, que logró ser llevada adelante en
FATE y no así en Pirelli y Firestone por el boicot de la
burocracia.
Sin
embargo, el PO tiende a escamotear parte de la
historia posterior. Porque si correctamente denuncia el acta
siniestra firmada por Wasiejko en oportunidad de la segunda
conciliación, parece olvidarse que en la mañana del
viernes 15 la Marrón (y también el nuevo MAS) impulsamos el
desconocimiento de la misma como gesto político hacia los
compañeros despedidos de todo el gremio aún a riesgo
de ser sometidos a lo que ocurrió horas después, un
provocador lock out patronal.
Claro que
posteriormente, una vez levantada la medida ante la
imposibilidad de parar Pirelli y bajo el riesgo cierto de
que llegara la intimación de “ilegalidad” y una ristra
de nuevos despidos, se comenzó a gestionar el reingreso en
la planta. Es a esta gestión a la que el PO llama
“rendición incondicional”… ¿Pero qué es lo que
hubiera propuesto este partido? ¿Qué todos los compañeros
se quedaran alegremente fuera de la planta? La verdad es que
es una suerte que el PO no tenga ninguna responsabilidad al
frente de esta pelea. Porque además, lo de la “rendición
incondicional” sólo existe en la cabeza del autor de la
nota. Porque el único compromiso que se asumió fue
respetar esa segunda conciliación dictada por el
Ministerio, de ninguna manera renunciar a la pelea por la
reincorporación de todos los despedidos y el 35% de aumento.
Cuando
se pierden los reflejos
La tercera
crítica sustancial del PO, es su acusación al nuevo MAS de
“conservador” porque en su orientación siempre ha
contemplado el intentar evitar (en la medida de lo posible)
que en el transcurso de esta durísima lucha el cuerpo de
delegados y la seccional San Fernando sean barridos del
mapa. “¿Puede un cuerpo de delegados aceptar, como
hizo el del nuevo MAS, ‘todo’ con tal de quedarse y
sobrevivir en las plantas con el fuero gremial?” se
preguntan los compañeros.
Nos
preguntamos: ¿Esto es en chiste o en serio? ¿Es que el PO
ha medido sus palabras de la debida manera? Porque si a
nadie se le puede escapar que si la base del gremio sale
brutalmente derrotada de todos modos la empresa intentará
avanzar sobre la seccional recuperada, esto no quiere
decir que tener en cuenta el estado de ánimo y conciencia
de la base obrera y el evitar perder la dirección de la
fabrica en manos de la Violeta sea una acto de
“conservadurismo”!
Por el
contrario, a nuestro modo de ver, en los conflictos de la
clase obrera industrial, históricamente este tipo de
cuestiones, siempre ha sido obligatorio tenerlas en
cuenta. Sólo un grupo de irresponsables podría
dejar de tener en cuenta este factor a la hora de su
orientación y política ante enemigos tan poderosos,
cuestiones que plantean saber medir muy bien qué
medidas de lucha se pueden llevar a cabo en determinado
momento y cuales no, lo mismo que si no queda otra que
jugarse el todo por el todo, hacerlo con la convicción de
que es la lucha la que en definitiva define las cosas.
Pero el PO
parece haber perdido todo el oficio y la sensibilidad en mor
de una manera de actuar que podríamos llamar (injustamente)
“piqueterista”. Es decir, en el sentido de un cierto
acostumbramiento a condiciones de la lucha que son distintas
cuando se trata de movimientos sociales de compañeros que
están en la calle (lo que no quita que también haya que
medir las relaciones de fuerza) que cuando se trata de
sectores de la flor y nata del proletariado industrial.
Hay
que dar pelea
En síntesis:
estos elementos de polémica y análisis los estamos
haciendo cuando es un hecho que el conflicto está abierto.
Quizás el error más grave del PO haya sido ese que criticábamos
al comienzo de esta nota: nunca jamás se puede dar por
muerta o enterrada una lucha que está viva aún a pesar de
todas las dificultades que enfrenta. Porque sino, entonces
ahí, sí, ¡uno se queda a miles de kilómetros de los
acontecimientos por más que agite contra el supuesto
“conservadurismo” de los demás!
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