“Ya no lo susurró ni lo
dijo con rodeos. Martín Sabbatella lo gritó:
‘Es
absolutamente necesario defender el rumbo nacional y eso
tiene un solo nombre: indiscutiblemente, lo expone
Cristina’” (La Nación
24/12/10)
Después de estar años balbuceando frases huecas sobre
una ilusoria “reconstrucción del espacio progresista”
Sabatella salió a alinearse con la candidatura de Cristina.
Para el que no
conoce mucho la trayectoria de este nuevo soldado de la
presidente, empezó su carrera política en el FREPASO, asumió la
intendencia de Morón en 1999
gracias a los votos de la Alianza; luego del derrumbe
de De La Rua armó su “pyme política” llamada Nuevo
Encuentro y también es parte del sector de la CTA liderado
por Yasky. Siguiendo la lógica se podría decir que su
apoyo a Cristina para las presidenciales fue la crónica de
un final anunciado, ya que siempre fue un férreo defensor
del gobierno y un recurrente invitado a programas como 6 7
8. Con un discurso entre pragmático y posmoderno cuyo eje
era la “buena gestión y la transparencia”, siempre
mantuvo una postura frente a los K de “apoyo lo bueno” y
“critico lo malo”, que le sirvió más bien de excusa
para autojustificarse. Su equilibrio ha sido entre una crítica
muy suave sobre algún aspecto menor del gobierno de los K
combinada con un fuerte apoyo en las cosas trascendentales:
para citar un ejemplo, mientras criticaba en un tono
ultralight (como para mantener la “pose” nomás) que Néstor
Kirchner comprara 2 millones de dólares, aplaudía el pago
de la deuda externa con reservas del Banco Central.
Ahora desde su pequeño lugar pretende hacerse su
propio espacio pero ya adentro del kirchnerismo, y para esto
busca esgrimirse como el “juez” que dicta quiénes
“expresan” al kirchnerismo y quiénes no. Habría una
especie de “esencia K” que no todos los que rodean a la
presidenta la expresan, dice que Cristina es la única que
puede “profundizar el rumbo” y sale a criticar a Scioli
(contra quién intentaría pelear la gobernación) y Gildo
Insfrán (el gobernador asesino de Formosa) entre otros.
Pero lo que Sabatella omite, es que el gobierno nacional
hace años ha marcado un rumbo político dando señales
claras de cuál es su norte: todo el verso de la
transversalidad desembocó en un armado del PJ con todos sus
intendentes mafiosos devenidos “progresistas”; el verso
de pelearse con los fondos buitres, terminó siendo un pago
en toda la regla al FMI y ahora al Club de París; el verso
de “defendemos la democracia”, se acaba con la reforma
política; el verso de “fallamos a favor de los
trabajadores” se cae con sus patotas sindicales. Y así
podríamos continuar con ejemplos de la salud y educación públicas,
la integración latinoamericana, los derechos de las
mujeres, etc.
A su vez, queda claro que el gobierno nacional está
yendo hacia un endurecimiento y se va corriendo hacia el
centro político, esto es, se va ubicando cada vez más
cerca de la derecha. Y Sabatella, con este papel lamentable
que sólo sirve para lavarle la cara al gobierno de Cristina
tras una careta más “progresista”, lo que hace es
ocultar que este gobierno es el que mantiene los salarios
congelados, pide moderación en los reclamos obreros
mientras la inflación no para de subir, le salva el pellejo
a Pedraza y toda la burocracia sindical (la “columna
vertebral del proyecto”, en palabras de Aníbal Fernández),
proscribe a la izquierda de las elecciones, encubre a la
bonaerense en el caso Julio López y sigue la lista.
Con este paso que dio en diciembre y ahora profundiza,
Sabattella pasó de considerarse una “fuerza autónoma”
que opinaba que “en el kirchnerismo conviven veneno y antídoto”
(La Nación 19–5–10) a ser una colectora de éste. Para
quienes creían que en él había un espacio de la “nueva
política” y la “renovación”, lamentamos que se
desmoronen sus ilusiones:
Sabatella sólo armó su propia quintita y ahora está
vendiendo verdura al mejor comprador que tiene disponible, léase
el gobierno nacional.
Pino Solanas se plantó a la
derecha en el Congreso
Mientras Sabatella le hace favores al gobierno
nacional, Pino Solanas se los hace a la oposición burguesa.
Durante la campaña electoral del 2009 se presentaba como
una oposición por centroizquierda al gobierno nacional, y
recogía parte del malestar generalizado con los K en la
sociedad. “Pino se planta” decían sus carteles, como
poniendo en el candidato una aureola de “tipo que la
pelea”, aunque cualquier trabajador jamás lo vio en
ninguna lucha. Con este perfil pudo arrastrar, en esas
elecciones, una cantidad de votos que anteriormente habían
ido al kirchnerismo.
Así como antes mencionábamos que Sabatella estaba
ligado al yaskysmo, Pino Solanas es la referencia política
del sector Micheli de la CTA. La burocracia sindical pro
sojera también busca su lugar en la superestructura política.
Ya durante el conflicto encabezado por la Sociedad
Rural contra el gobierno en torno de la “resolución
125” y las retenciones, Solanas se había ubicado del lado
de los campestres, y cuando tomó posición dentro de la cámara
de diputados, se plantó… firme junto a la oposición
patronal y de derecha. Quedó plasmada su postura ya desde
la primera sesión en diciembre del 2009, cuando debían
votarse las presidencias de las comisiones en la cámara de
diputados, y Pino, en vez de tomar una postura
independiente, tanto frente al gobierno y la oposición
patronal, votó el paquete con toda la derecha: “hoy se le
propinó una gran paliza al oficialismo” y “es un día
histórico” festejaba el cineasta [1]. Lo que no mencionó
en ningún lado, es que gracias al voto de Proyecto Sur, la
derecha conseguía, entre otros casos similares, que la
reaccionaria, antiabortista y fascista de Cynthia Hotton
presidiera una de las comisiones.
Su ubicación política dentro del congreso nunca fue
independiente ni mucho menos de izquierda. De hecho, salvo
alguna que otra excepción, fue un alfil más de la derecha,
como cuando junto a De Narváez criticó la toma de los
colegios secundarios en lucha por reformas edilicias: su
frase “si incentivamos las tomas va a ser un caos” se
ganó el repudio del activismo juvenil.
Pero más allá de ponernos a describir cada una de las
cosas que votó Solanas como diputado, nos parece más
importante discutir algunas cuestiones estratégicas, sobre
todo cuál es el camino para enfrentar al gobierno K, más
aun cuando corrientes que alguna vez fueron de la izquierda
trotskista, como el MST, ahora son parte de Proyecto Sur
[2].
El razonamiento que Solanas maneja es que hay que hacer
frente “con quién sea” para pegarle al gobierno. No por
nada tiene coqueteos de cara a estas elecciones con Hermes
Binner del PS santafesino –sojero hasta el tuétano y
defensor de los grandes pulpos cerealeros–, Margarita
Stolbizer –del GEN, ex compinche de Carrió– y hasta el
cordobés Luis Juez. Esta concepción política es
peligrosa, porque si uno hace frente con Macri, Duhalde y
Carrió, como, valga la redundancia, lo ha hecho Proyecto
Sur en el parlamento, se abre la puerta para que los golpes
al gobierno sean capitalizados políticamente por sectores
de derecha, y no por los trabajadores, los luchadores y la
izquierda. Desde el Nuevo MAS opinamos algo opuesto: hay que
enfrentar al gobierno nacional, pero con la clase
trabajadora, organizada de manera independiente y democrática
al frente y con independencia política de la oposición
patronal, de la burocracia sindical en todas sus variantes.
Proyecto Sur, con su independencia política hipotecada y su
seguidismo a la derecha, no es la herramienta política que
necesita la clase obrera.
Construyamos una voz de la
izquierda y los luchadores en estas elecciones: afiliáte al
Nuevo MAS
Desde el Nuevo MAS estamos en plena campaña contra la
proscripción de la izquierda en las elecciones venideras.
Como ya venimos explicando, el gobierno implementó una
reforma política que nos excluye de las mismas, intentando
acallar una expresión política independiente.
Sabatella y Solanas, tras un discurso “progre” y a
veces hasta “izquierdista” que puede caer simpático en
un sector de la población, venden pescado podrido. Cuando
el país luego del 2008 quedó dividido entre el gobierno y
la oposición patronal, la única perspectiva independiente
era construir una alternativa que no apoyara a ni a los K ni
a los sojeros, pero como Nuevo Encuentro y Proye=cto Sur no
pueden ser otra cosa que furgón de cola de algún proyecto
burgués, fueron tras el gobierno y la oposición patronal
respectivamente. Tampoco pueden mencionar ni una palabra
respecto a la burocracia sindical, ya que cada uno es parte
de una fracción distinta de la burocracia devaluada de la
CTA.
Contra esto, sostenemos la necesidad que tengan su voz
en las elecciones los compañeros que pelean por salario,
contra la flexibilización laboral, el trabajo tercerizado y
contra la burocracia sindical. Nuestro planteo es armar un
frente de la izquierda clasista, que se oponga tanto al
gobierno como a la oposición burguesa, con luchadores
ferroviarios, de Fate, Kraft, Subte entre otros como
candidatos. Para poder lograrlo, necesitamos ahora que nos
de una mano con su adhesión y afiliación, para así
derrotar esta maniobra proscriptiva del gobierno de Cristina
y dar un paso más en la constitución de una alternativa
política de los trabajadores.
Notas:
1. Noticias del congreso Nacional, www.ncn.com.ar
2. La debacle sin fin del MST lo ha llevado a hipotecar
su independencia política en toda la línea. Luego del
apoyo a la Mesa de Enlace campestre; su presencia en el acto
junto a la Sociedad Rural en Rosario y Palermo (2008); el
seguidismo a De Gennaro y Micheli en la CTA y ahora como
furgón de cola de Pino Solanas, el MST, aunque se quiera
seguir autodenominando trotskista, claramente se ha cruzado
con bombos y platillos a la vereda del reformismo y la
centroizquierda.