La
lucha de los obreros del neumático muestra lo que se viene
El
ejemplo de FATE: un parazo de cuatro días
Editorial
de Socialismo o Barbarie, periódico, 15/09/11
Aunque
no trascendió en los medios, los días pasados mostraron una “prueba
piloto” de las políticas que el oficialismo político y
sindical pretenderán aplicar a los trabajadores después del
23 de octubre, y, sobre todo, de la respuesta que los mismos
deberán llevar adelante frente al intento de hacerles pagar
la cuenta de la crisis que viene.
Lo
concreto es que Pedro Wasiejko, secretario general del Neumático,
gremio enrolado en la CTA oficialista de Yasky, está
pretendiendo imponer un acuerdo a gusto y piaccere de los empresarios: un aumento salarial a la baja
por sólo el 14% no remunerativo este año, que se
complementaría con un 10% en la primera mitad del próximo y
la ratificación del esclavista convenio vigente, que
garantiza enormes ganancias de productividad a Madanes. Todo
esto ratificado mediante un plebiscito donde los obreros del
gremio voten sus designios.
La
explotación como receta frente a la crisis
Veamos
primero su propuesta a la luz de las perspectivas que vienen
para después del 23. La cosa es sencilla: Cristina, la UIA,
Moyano y Yasky ya están discutiendo cómo administrarán las
relaciones obrero-patronales en el 2012. Las perspectivas de
la economía mundial han vuelto a oscurecerse, e
inevitablemente, de una u otra forma, la crisis va a tocar al
país. En este contexto, la preocupación más grande
trasmitida por el empresariado al gobierno es que el país no
pierda “competitividad”: que
los costos de la producción argentina en dólares les permita
seguir compitiendo en los mercados internacionales.
Mantener
la susodicha competitividad tiene sus dificultades. Existen
una serie de restricciones respecto de las medidas a tomar
(descartando que nunca se les va a ocurrir bajar sus ganancias
para mantener la competitividad de los precios de los
productos). El camino más simple para mantener la misma sería
decretar una lisa y llana devaluación
del peso. Sin embargo, ni el gobierno ni la mayoría de la
patronal se inclina por esa variante. Entre otras cosas,
porque multiplicaría
la actual escalada inflacionaria, la que existe más allá
de que los índices del INDEC no la registren.
Además,
una medida así alimentaría la ya nada despreciable fuga
de capitales que podría alcanzar este año la cifra de
15.000 a 20.000 millones de dólares. El hecho es que el
gobierno “nacional y popular” no ha logrado impedir que
los empresarios fuguen al exterior las superganancias que
vienen obteniendo. En los últimos años K, las mismas han
alcanzado los 70.000 millones de dólares, sino más. ¿Puede
haber muestra más contundente de la vacuidad de la apuesta a
la conformación de una “burguesía nacional”, que esta
actitud expoliadora y parásita de una patronal que de
“nacional” sólo tiene el que hace sus negocios en tierras
argentinas para luego apresurarse a sacar sus ganancias al
exterior?
En
fin, volviendo a nuestro argumento, descartada la opción
devaluatoria (que, al mismo tiempo, tiene el elemento
contraproducente para los oficialismos, de significar un
indisimulable ataque directo al salario) se están afinando
las recetas que tienen que ver con llegar al mismo resultado
pero vía “indirecta”. Los mecanismos clásicos son dos: pactar
paritarias a la baja y postular beneméritos “aumentos” o
“premios” por productividad.
El
primer mecanismo no hace falta explicarlo mucho: simplemente
que los salarios queden por detrás del aumento de los
precios. Ahí se coloca el creciente discurso K en el sentido
de que para el 2012 se pedirá “mesura” y
“racionalidad” en los reclamos, y la respuesta de la CGT y
la CTA señalando que atento al “contexto” de crisis
internacional, y a los “votos” que acaba de sacar
Cristina, habrá que “moderar” los reclamos.
El verso
de los aumentos por productividad
Veamos
el tema de la productividad. Mayor productividad significa
simplemente que por cada hora hombre de trabajo aumenta la
cantidad de productos rendidos. Por supuesto que para lograr
este resultado no puede haber magia o apelarse a algún
mecanismo “sobrenatural”: o
el trabajador se ve obligado a trabajar más intensamente; o
producto de alguna nueva inversión empresaria, se logra que
su trabajo rinda más al operar una máquina -o proceso
productivo- más moderno y eficiente. Al caso uno Carlos
Marx lo llamó, clásicamente, plusvalor
absoluto, al caso dos, plusvalor
relativo.
En
definitiva, en ambos casos lo que se logra es un
aumento de la explotación del obrero. En el caso uno, la
explotación aumenta simplemente porque si en igual cantidad
de tiempo de trabajo (digamos una hora) el trabajador rinde más
productos es, evidentemente, porque su trabajo es más
intenso; y una mayor intensidad de trabajo con un salario
igual significa, lisa y llanamente, en la Argentina como en la
China o cualquier otro lugar, más
explotación.
El
caso dos es más complejo, pero en definitiva conduce al mismo
lugar. Lo que pasa es que cuando las modificaciones técnicas
se generalizan al conjunto de la producción, lo que termina
ocurriendo es que, en definitiva, el valor (salario) de la
fuerza de trabajo, es decir, lo que se le paga al obrero para
que vuelva al otro día a trabajar (sus gastos y los de la
reproducción de su familia), se terminan abaratando
justamente porque mayor cantidad de los productos de primera
necesidad se producen en menor tiempo. En estas condiciones,
si los productos necesarios se abaratan, entonces el salario
es menor, el trabajo no pagado mayor (porque no por ello el
trabajador trabaja menos tiempo, su jornada no se reduce), lo
que conduce al mismo lugar: un
aumento de la explotación de los trabajadores, de su trabajo
no pagado.
En
una editorial pasada recordábamos los famosos Congresos
de la Productividad de Perón en los años 50 cuando
anunciaba que se había “acabado la fiesta” y llegaba el
momento de “ahorrar”.
La cosa, en el fondo, se apoyaba en los mecanismos
arriba descriptos. Y lo mismo apunta a ocurrir en el 2012 bajo
Cristina: lograr una recuperación
–o, al menos, un sostenimiento- de la “competitividad” de la economía argentina como mecanismo de “defensa”
(de las ganancias empresarias) frente
a la crisis,
obteniendo esto sobre la base, esencialmente, de alguna
combinación de los mecanismos de plusvalor absoluto y
relativo –este último, seguramente, en una medida
seguramente menor: nadie espera un gran salto inversor-,
avanzando así en una mayor explotación del trabajo, aunque
esto se haga bajo las disimuladas fórmulas K, sea mediante un
“acuerdo” o “pacto social”, o como se pretenda vender
la cosa.
Cuando
los obreros dicen: ¡Basta!
Lo
que acaba de ocurrir estos días en FATE tiene que ver con lo
que venimos tratando de explicar. Pedro Wasiejko logró cerrar
un nuevo acuerdo antiobrero con las patronales. Ante la calma
reinante en el país en medio de esta coyuntura de primavera
electoral, y sintiéndose fuerte por su abroquelamiento con el
oficialismo, salió muy suelto de cuerpo a intentar hacer
pasar su arreglo entre los obreros del gremio. Concretamente,
un 14% no remunerativo hasta fin de año (es decir, que no se
utiliza este aumento para calcular los aguinaldos, las
vacaciones, el multiplicador de la antigüedad, etcétera; una
verdadera estafa), y recién en la primera mitad del año que
viene un 10% más blanqueando ahí todo.
Junto
con lo anterior, una ratificación del convenio de
flexibilización laboral del 2006, convenio que legalizó
todas las modificaciones antiobreras de los años 90 y que
podemos resumir –para no abundar demasiado aquí en ello- en
el sistema esclavista de los turnos continuos y la
polivalencia funcional: los trabajadores se quedan sin el
descanso de los fines de semana, desaparecen las horas al
200%, los siete días de la semana son iguales. A lo que hay
que sumarle que la planta es tomada como un ámbito de trabajo
“homogéneo”, donde el trabajador puede ser enviado a
cualquier lugar de la misma a cumplir cualquier función por
igual salario (desaparece mucho de lo que tiene que ver con
los oficios, categorías, especializaciones, etcétera). Y
como “dulce” se les da lo que se ha venido en llamar un
“premio celular” (un jeroglífico que nadie sabe cómo se
calcula) y que “mide” la productividad general de todo el
turno, planta o sección de compañeros en general –o sea,
indiferenciadamente- a modo de
“recompensa” por un aumento general de la producción
(una producción medida de manera “independiente” de
cualquier puesto de trabajo, dado que estamos hablando de
trabajadores “polifuncionales” que hacen su tarea en
cualquier puesto al que los mande la patronal). Está claro
que un convenio así sólo puede beneficiar a las empresas,
dejando a los trabajadores con poco o nada que no sea la
sistemática rotura de sus espaldas por un tipo de trabajo de
por sí ya muy pesado: ¡los compañeros manipulan cotidianamente cubiertas de 100 kilogramos o
más!
Con
esas grandes “conquistas” en la mano, Wasiejko pretendió
recorrer el fin de semana la planta en San Fernando de FATE.
Creyó que entraba “por la puerta grande” y se llevó una
desagradable sorpresa: no solamente que la mayoría de los
compañeros le dijeron el sábado y domingo pasado en la cara
qué opinaban del acuerdo que les quería vender, sino
que el lunes votaron un contundente paro de casi 96 horas en
repudio al mismo.
Un
parazo de 4 días
Pero,
a la vez, en la pelea hay un elemento que incluso va más allá
de lo acostumbrado. El mecanismo por excelencia de Wasiejko
para venderse como “democrático” es organizar plebiscitos
en las plantas para hacer pasar sus acuerdos con las
patronales. ¿Cuál es la trampa aquí? Es astuta aunque ya
los compañeros en FATE (y, en parte, también en Firestone,
no así en Pirelli, que viene mucho más atrás) ya saben de
la perfidia de la misma. La CTA a la cual pertenece Wasiejko
siempre se jactó de ser “democrática” a diferencia de
las prácticas habituales de la CGT. Su “democracia” se
reduce al engaño de llevar al seno del movimiento obrero los
métodos de la “democracia” patronal. Wasiejko es un
cruzado contra las asambleas obreras y busca siempre las mil y
una maneras para socavarlas. ¿Cuál es la mejor manera para
lograr eso y, al mismo tiempo, mostrarse como “democrático”?
Muy simple: disolver el
peso del activismo, de los compañeros que van más al frente,
del debate y elaboración común de la base en la asamblea por
el “voto secreto”, la decisión individual y aislada de
cada compañero, alrededor de una opción de A o B. Además,
el que invariablemente formula las preguntas es el
secretario general; sólo se puede resolver por sí o por no y
no otra cosa; y, mediante este mecanismo, se les da una
subrepresentación a los obreros más atrasados, a los que no
se elevan a ningún interés general, a los que nunca
participan del debate del conjunto en las asambleas.
El
hecho es que los obreros de FATE repudiaron el lunes 12 en
asamblea las tres cosas: el acuerdo salarial, el “nuevo”
convenio y el plebiscito, y votaron parar 96 horas –y lo
hicieron de manera contundente- a modo de repudio para impedir
que el tramposo y antidemocrático plebiscito se lleve
adelante. Así las cosas, no sólo el paro ha sido contundente
como hace mucho no se lograba, sino que cuando el gremio,
contra la voluntad expresada en asamblea de la base obrera,
pretendió colocar las urnas en la planta, un
grupo de unos 200 obreros le pidieron amablemente que se
retiraran, lo que debieron realizar urgentemente…
Y
no se trató solamente de FATE. También en Firestone se
manifestó un amplio repudio a lo acordado por Wasiejko con
los empresarios y al plebiscito. Claro, la situación en esta
planta es más difícil, porque es el lugar de origen del
propio secretario general, y la seccional y el cuerpo de
delegados lo sigue dirigiendo su gente. Sin embargo, no dejó
de ser un toque de atención que frente a una asamblea de 400
compañeros como hace años no se veía, se vieran obligados a
maniobrar a lo largo de casi cuatro horas para lograr sus
designios y que aun así los compañeros de base no se fueran
satisfechos. Sólo en Pirelli les fue mejor porque en aquella
planta –la más atrasada del gremio- la burocracia y la
empresa lograron barrer todo el activismo del 2008, y en el
marco de condiciones de recontraesclavitud laboral –un
sistema de jornadas de trabajo de 12 horas continuas- la
recuperación del activismo viene siendo todavía muy difícil.
La clase
obrera tiene memoria
Hay
todavía otra dimensión en los hechos ocurridos en FATE y el
Neumático. Cuando Wasiejko pretendió recorrer la planta
-luego de que años atrás los obreros lo hubieran echado a
los cachetazos- seguramente lo hizo en la creencia que ya había
pasado “suficiente tiempo” y que ya era hora de
“volver”. Esta creencia es parte de una política sistemática
para intentar barrer -o cooptar- parte de lo dirección obrera
independiente de FATE –la Lista Marrón- que viene
dirigiendo la seccional y el cuerpo de delegados desde hace
cuatro años. La Marrón es una expresión dinámica, un
conjunto diferenciado de compañeros que se han visto
sometidos a muchas presiones; en los últimos años más bien
conservadoras porque no hubo grandes luchas, dado que si por
un lado fueron “catapultados” a la dirección por las históricas
peleas de los años 2007-2008, la segunda parte de la
experiencia estuvo marcada por la derrota a finales del mismo
año 2008, derrota que dejó a lo mejor del activismo –de
FATE y el gremio como un todo- afuera.
Pero
en el cálculo de Wasiejko hubo dos errores. Primero, que la
experiencia independiente de la Marrón sigue en pie a pesar
de todos los contratiempos. Segundo, y esto es lo fundamental,
que esta experiencia sigue en pie no por la calidad individual
de uno u otro compañero “directivo”, sino
porque un amplísimo sector de la base obrera tiene memoria,
no se siente derrotado, sino más bien, recuperado, y sabe a
la perfección de los 20 años de historias de traiciones del
dirigente de la Violeta. La contundencia del paro por 96
horas es como que los trabajadores de base le han dicho a
Wasiejko: “tenemos memoria, no nos olvidamos de tus
traiciones y entregadas, no queremos saber nada con vos, quién
te creés que sos para venir a recorrer la planta cuando hace
cuatro años te echamos a los cachetazos”.
Pero
hay algo más. En el conflicto del 2008, FATE hizo punta y fue
acompañado por los compañeros de Pirelli, que luego del
mismo salieron muy derrotados. La fábrica que operó de base
de sustentación de Wasiejko fue justamente Firestone, de
donde el mismo se origina. Bien, la novedad es que en la mismísima
Firestone crece el repudio a la Violeta.
La
izquierda revolucionaria
¿Qué
de universal tiene todo esto en este año electoral? Es
evidente: marca que, por abajo, el proceso de recomposición
de la amplia vanguardia obrera sigue en pie, y que es a ese
proceso al que la izquierda que se dice revolucionaria
debe apostar sus mejores esfuerzos. Esto es lo que tratamos de
hacer cotidianamente desde el Nuevo MAS, incluso en la campaña
electoral donde llevamos de candidato a Senador Nacional por
provincia de Buenos Aires a Jorge Ayala, delegado de FATE.
Hicimos esto con un discurso claro de denuncia de la
burocracia sindical y sus relaciones con el gobierno K. Y
lo hicimos con la convicción de que no hay tarea estratégica
más importante en nuestro país que promover la experiencia
de la nueva generación obrera.
Esto
fue así a diferencia de otras expresiones de la izquierda
como Altamira y el FIT, que no han atinado a nada más que a
desarrollar un discurso vacío, puramente electoralista, que
en lo que pesa realmente –carteles, spots de campaña, etcétera,
no la prensa de los partidos que sólo lee una minoría- no
han atinado a identificar realmente los enemigos de los
trabajadores, desenmascarando al gobierno K y la burocracia.
En
definitiva, la recomposición obrera está abierta, la pelea
en el Neumático está abierta, y tendrá seguramente en los
próximos meses y en el 2012 nuevos capítulos de importancia
en las condiciones donde la conflictividad obrera tenderá a
aumentar. Para esas tareas se prepara el Nuevo MAS.
Convenio y salario en el SUTNA (sindicato del neumático)
Cierra para todos menos para los trabajadores
Socialismo
o Barbarie, periódico, 15/09/11
Después de meses de vueltas y más vueltas (por no
decir años) por parte de las patronales y del SUTNA Central
llegó la propuesta: un 14% no remunerativo hasta diciembre y
a partir de enero del 2012 se blanquea un 24%, que puede ser
un puntito más o menos. Además se firma el convenio
colectivo por cuatro años con cambios
que sólo favorecen a las empresas. ¡Qué lejos quedó el
pedido del 35% de salario y 15% de convenio! La propuesta es
una vergüenza. El desenlace va generando la indignación en
todo el gremio.
Convenio colectivo: una vuelta
más en la esclavitud laboral
Los resultados de más de dos años de “avances
en las negociaciones” fueron los que favorecen a las
empresas. Veamos: se mantienen las 12 hs. en Pirelli, la
participación a las ganancias siguen sin
ser para todo el gremio, no se logró una escala móvil de
categorías, ni la escala única por antigüedad (logrando la
fragmentación entre los trabajadores según los años
trabajados) profundizando de esta manera aún más la división
del gremio en tres fábricas beneficiando a las patronales.
Las
mejoras económicas –si se puede decir así– son ínfimas
y todas a cambio de mayor productividad.
Veamos: en Bridgstone ofrecen recategorizaciones a
cambio de flexibilización en las tareas (como ocurre en el área
de Mantenimiento). En el Bambury la patronal quiere sacar las
6 horas por insalubridad y pide trabajar 8 horas, y como si
esto fuera poco, la patronal pide que los feriados dejen de
ser optativos y que se trabajen en caso de que lo crean
conveniente. En FATE: quieren sacar las horas al 200% de los
feriados vespertinos e introducir el
trabajo continuo, es decir, quieren que las máquinas en
los cambios de turno se entreguen produciendo, aumentando de
esta manera la productividad. A cambio darían un premio anual
de 50 horas si llegás a los kilos de cubierta/vulcanizadas
por hora/hombre donde el número lo ponen ellos, también
flexibilizan Mantenimiento…
La frutilla del postre es que
el convenio se firma por 4 años, que después pasan a ser 6 u
8.
En momentos en que la industria automotriz bate
records históricos de producción, se modernizan las plantas,
se renuevan los planteles y se gastan fortunas en
publicidades, los trabajadores
no
sólo se tienen que conformar con migajas sino que encima los
quieren exprimir más.
Todo el año ha sido de ganancias fabulosas para
las patronales, pero Pedro quiere generarles el menor gasto
posible a sabiendas que el año que viene los vientos pueden
cambiar debido a la profundización de la crisis mundial que
puede repercutir en esta región. Si pasa esta propuesta, el año
que viene a los trabajadores del Neumático los dejan en pampa
y la vía.
La negociación de Pedro
La Violeta reduce toda negociación a la rosca
entre cuatro paredes con
la patronal en las reuniones privadas donde
prima la idea de que para obtener algún “beneficio” hay
que rifar algo a cambio. En este cambio de figuritas los
únicos perjudicados terminan siendo los laburantes: mientras
la Violeta vende el cuento de que hay grandes avances en las
negociaciones, en realidad se está cocinando todo lo
contrario.
La patronal, que pelea en serio, no como Pedro,
podría tener su recompensa si termina cerrando el salario a la baja de la inflación y con un convenio que avanza sobre
las condiciones laborales, algo que los trabajadores no
pueden permitir.
La ausencia de todo plan de lucha y su preparación
viene siendo una constante de la Central. No hay mejor
negociación que con los trabajadores movilizados y en pie de
lucha. La Violeta lo sabe y es algo que trata de evitar, y cuando no puede
hacerlo, y tiene que salir a luchar por presión de las bases,
te deja tirado como sucedió en el 2003/04 y el 2008. Si no se
logró unificar los reclamos en un pliego único de las 3 fábricas
esto fue gracias a que Waseijko está a cargo de la Central y
trabaja para dividir al gremio. Los trabajadores del Neumático
perciben esto a medida que pasa el tiempo y cada vez son más
los convencidos que para revertir esta situación tienen que
desarrollar una nueva dirección que se plante frente a las
patronales
Llamado del Nuevo MAS, 12/09/11
No al 24%. No a más
flexibilización. No al combo
A pesar de la política desastrosa de Pedro y de lo
insuficiente de la propuesta, van a intentar que pase el
acuerdo presentándolo como un triunfo. Lo van a presentar en
forma de combo salario/convenio en donde sólo gana la
patronal y para que pase lo más probable es que llamen a
votarlo a través de un plebiscito. Este mecanismo es más
efectivo para Pedro que la asamblea, ya que los votos de los
jefes, los alcahuetes y los carneros valen lo mismo que el
voto de los que se plantan frente a las injusticias. Es
un mecanismo que está acorde a la idea de no levantar olas de
Pedro. Esta es otra de las explicaciones de por qué tanto
en Pirelli como en Bridgstone los trabajadores se desinteresan
erróneamente de las cuestiones sindicales ya
que saben de antemano que siempre gana el Sí y que está
todo arreglado. El hecho de que no se sientan representados
por la actual dirección los está empujando a una inacción
que se les va a venir indefectiblemente en contra y es algo
que hay que empezar a revertir.
Todavía se está a tiempo: hay que repudiar el acuerdo y el plebiscito de Pedro y las patronales,
donde se pueda parar hay que parar, si San Fernando para sería
un gran espaldarazo para alentar el rechazo en el resto del
gremio. Donde no se pueda parar que se haga un boicot activo o
que gane la abstención o el NO.
Hay que luchar por imponer por las bases y con la
Marrón una Asamblea General del gremio que sirva como puntapié
inicial de un plan de lucha escalonado que logre torcerle el
brazo a la patronal, pasando por arriba de los dirigentes
burocráticos que hay en la Central y lograr un salario y
convenio acorde a las necesidades de todos los trabajadores
del Neumático.
• No al plebiscito trucho de
Pedro y la patronal.
• Rechacemos el combo
salario/convenio.
• Recategorización ya para
los sectores que quedaron relegados.
• Aumento de la antigüedad
del 60% para todos los trabajadores del gremio.
• ¡Asamblea General del
gremio y plan de lucha ya!
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