Otro “capo” sindical que fue entregador de la
dictadura
Yo sabía, yo sabía, que Julito era policía
Por
Héctor “Chino” Heberling
Socialismo o Barbarie, periódico, 15/09/11
Bajo
el título “Pasado oscuro” la Revista Veintitrés publicó
el pasado 1° de septiembre una nota donde rebela que el
actual Secretario Gremial y de Interior del gremio La
Fraternidad, Julio Adolfo Sosa perteneció a los servicios de
inteligencia de la Fuerza Aérea en plena dictadura militar.
Esta investigación
llevada adelante por los periodistas Tomás Eliaschev y Franco
Mizrahi tiene como base la desclasificación de los archivos
reservados de la última dictadura producida en enero del
2010, donde en los archivos del Personal Civil de Inteligencia
(PCI) de la Fuerza Aérea, correspondientes al período entre
el 1° de enero de 1976 y el 31 de diciembre del 1983 se
encuentra con el Nº de Orden 1144 a “Sosa Julio Adolfo, DNI
12.205.023” con dos cruces en los casilleros de los años
‘79 y ‘80.
Pasaron
32 años para que este secreto tan bien guardado salga a la
luz, para muchos será una novedad, pero para otros que lo
conocimos es la confirmación de una sospecha que nunca
pudimos concretarla.
Los
viejos compañeros recuerdan que “Julito” entró al
Ferrocarril Gral. Roca en el año ‘79 justamente el año en
que figura como “PCI de la Fuerza Aérea”, más claro
echale agua, fue
un “buchón de la dictadura”.
La
historia dice que los planes de los milicos para el
ferrocarril eran el achicamiento y el cierre de ramales y
talleres en las distintas líneas, así fue que en poco tiempo
varios miles de ferroviarios quedaron cesantes, los que
quedaron sufrieron salarios de miseria, para los que
protestaron la receta fue la represión, la tortura y la cárcel:
alrededor de 90 ferroviarios desaparecieron durante los años
de plomo.
Para
Octubre de 1977 se produjo el primer paro ferroviario, aunque
el gremio mayoritario la Unión Ferroviaria se encontraba
intervenido por los militares, las bases se organizaron
clandestinamente y lanzaron la medida de fuerza que tomó de
sorpresa a la dictadura, finalmente se consiguió un aumento
de salarios.
Ese
fue el comienzo, pese a la represión que desataron los
milicos, la organización sobrevivió y largó un paro el año
‘78 y también otro muy importante hacia fines de Noviembre
del año ‘79. Ayudaba que los otros gremios como La
Fraternidad y Señaleros no se encontraban intervenidos,
cuestión que permitía cierta libertad de movimientos para
sus afiliados, donde se podían realizar asambleas y
reuniones que eran aprovechadas por el activismo para
extender la organización.
Con
las características propias de cada línea, de cada gremio y
de cada especialidad, los ferroviarios en esos años se
destacaron como uno de los sectores más combativos del
movimiento obrero contra
la dictadura y sus planes.
En
el Ferrocarril Gral. Roca, en especial en la Estación
Constitución se organizó una “Coordinadora” que agrupaba
a los activistas de los distintos gremios y especialidades.
Y
justamente para esa época aterriza “Julito” en la dotación
de personal de conducción de la Estación Constitución que
estaba organizada en la Seccional Kilómetro 1 de La
Fraternidad, en cuyo local se desarrollaron numerosas
reuniones.
Está
clara la tarea que le encomendaron “al agente Julito”
infiltrarse entre sus compañeros como “uno más” para
recoger y pasar información a los servicios de inteligencia
de la dictadura de las reuniones, de asambleas, de quienes
hablaban, de quienes eran activistas, de las opiniones políticas,
de los planes de lucha, en fin este deleznable personaje se
encargaba de delatar a sus propios compañeros
a los asesinos de la dictadura militar.
Varios
compañeros de esos tiempos recuerdan que “Julito”
participaba de la actividad sindical, y que siempre hubo
sospechas sobre la manera que tenía de actuar, pero nunca se
pudo comprobar nada. Desde un primer momento siempre su
actitud era la de “respetar las decisión de la Directiva”
en contra de los que empujaban la lucha, eso le sirvió para
congraciarse con el oficialismo dirigente, que a la luz de la
revelación de sus verdaderas actividades seguramente también
sufrieron las tareas de inteligencia.
Recién
lo traté más seguido cuando para el año 1985 fuimos a los
cursos para rendir los exámenes para ser maquinistas de la
tracción eléctrica que se iba a poner en funcionamiento a
fines de ese año.
Transformado
en “un hombre de la Directiva” Julito ya maquinista pasa a
Remedios de Escalada, la seccional más importante donde tendrá
su asiento la dotación mayoritaria de la tracción eléctrica,
el objetivo que tenía en su cabeza era “escalar” en el
gremio, para ese entonces las decenas de jóvenes que habían
ingresado en los últimos años ya tenían cierta experiencia
sindical y estaban influenciados por la izquierda
especialmente por los militantes del MAS: varios de ellos ya
participaban de las Comisiones Ejecutivas en distintas
seccionales, y los choques con Julito que se decía
“radical” fueron moneda corriente de esos días ya que
defendía al gobierno de Alfonsín de esa época. Cuando vino
Menem y su Plan de Privatizaciones se destacó por ser uno de
los que más lo defendió, atacando siempre con virulencia
“a estos zurdos que se oponen siempre a todo”, era la
hilacha de su pensamiento derechista que afloraba a cada paso.
La
huelga de diciembre del ‘89 contra Menem desata un cambio
profundo y las comisiones ejecutivas de varias seccionales son
copadas por la nueva generación, son estos compañeros los
que van a organizar y encabezar la histórica huelga de los 45
días dirigida por el Plenario de Seccionales integrado por
los delegados elegidos en las asambleas de las seccionales en
lucha de La Fraternidad, Señaleros y Unión Ferroviaria.
“La
Fraternidad rebelde” fue el nombre que la burocracia nos
puso, esa conducción fue un verdadero ejemplo de democracia
de las bases, totalmente opuesta a las órdenes que solían
bajar desde la cúpula sindical.
Julio
Adolfo Sosa como parte de esa repodrida burocracia sindical
que vendió a todos los ferroviarios y se enriqueció a costa
de ellos, saca a relucir su faceta más oculta, pasado el
tiempo se ve la mano de este nefasto personaje en la provocación
montada por la SIDE, la empresa
y la burocracia en los acontecimientos del 12 de Marzo
de 1992, donde la Policía Federal mete presos a 14 compañeros
fraternales, los que luego son echados, pasados a
disponibilidad y acusados judicialmente. Este ataque es
respondido con un paro que luego se transforma en huelga por
tiempo indeterminado, ya que el gobierno se juega a descabezar
a esa nueva dirección combativa.
La
historia dice que el gobierno menemista logró derrotar a los
compañeros fraternales y eso dejó la vía libre para la
privatización salvaje del ferrocarril que produjo el
levantamiento de casi todos los trenes de pasajeros de
pasajeros al interior del país, el cierre de ramales, de
talleres, dejando en la calle a más de 50.000 ferroviarios.
Su
profundo odio contra la lucha de los trabajadores y el
activismo de izquierda lo llevó primero a ser “servicio de
inteligencia” y luego cuando los milicos ya no cotizaban
siguió su camino derechista combatiendo a los zurdos “al servicio del menemismo y los patrones
privatizadores”, visto en perspectiva no asombra para nada
que este nefasto personaje haya podido hacer “carrera
sindical” ya que sus pares como Maturano y el asesino
Pedraza son parte de la misma lacra antiobrera.
Lo interesante de todo esto es que se acaba el bonito
discurso “progre” kirchnerista que venía teniendo la
directiva, ¿sacrificará Maturano a Julito para salvar a los
otros tránsfugas de la directiva? en todo caso lo que ocurra
depende que las bases fraternales se rebelen y echen a patadas
del sindicato a este buchón y junto a los organismos de
derechos humanos y compañeros cesanteados en los ‘90
denunciarlo y luchar hasta llevarlo a la Justicia para que
diga que rol cumplió como “PCI de la Fuerza Aérea” y si
se demuestra su responsabilidad que vaya preso todo el tiempo
que corresponda.
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