Criminalización de la protesta
Paremos la ofensiva del gobierno contra los luchadores
Por Ana Vázquez
Socialismo o Barbarie,
periódico, 10/11/11
A los compañeros presos por causas políticas y gremiales, más de
5.000 luchadores suman los compañeros procesados por el
gobierno en estos momentos. Algunos de ellos, como Martino y
recientemente el “Pollo” Sobrero, recuperaron su libertad
pero continúa su causa.
Esta cifra tan alta y escalofriante es el testimonio, en el ámbito
de la justicia, de la persecución sistemática a todos los
que salen a enfrentar, en todo el territorio del país, los
planes antiobreros y antipopulares del gobierno.
No registra los compañeros asesinados,
los que continúan detenidos, los heridos y golpeados por las
fuerzas represivas o las patotas de la burocracia, a las que
están acostumbrados a ver aparecer frecuentemente en acción
los trabajadores de la provincia de Santa Cruz.
En la provincia de Santiago del Estero, los campesinos del
agrupamiento MOCASE, junto a otros que luchan por sus tierras
enfrentan 500 procesos. Se calculan en 250 los miembros de la
comunidad mapuche de Neuquén que también están procesados
por reclamos territoriales. A éstos se suman 30 dirigentes
del Sindicato Ceramista de Neuquén.
La misma suerte corren activistas organizados contra la contaminación
ambiental de las mineras en provincias como San Juan y
Catamarca.
Los trabajadores ocupados se llevan las palmas
Si bien la ofensiva es global, hacia todos los que luchan, es hacia
los trabajadores ocupados donde el gobierno ha largado el
ataque más importante para intentar desarticular el proceso
de organización y recomposición de la vanguardia
independiente.
En ATE denuncian 700 compañeros procesados; los trabajadores
ferroviarios enfrentan juicios por corte de vías desde el
2004, entre ellos el mismo “Pollo” Sobrero, y otros como
Flavio Bustillo, Daniel Méndez y Jorge Ospital.
También numerosos dirigentes y activistas del movimiento
estudiantil están procesados, como Martín Fernández, por
apoyar la lucha de los docentes de Santa Cruz. En esta gran
huelga de la provincia no alcanzaron los palos y las patotas,
y hay procesados 60 trabajadores, así como 53, junto con Martín,
fueron detenidos en la concentración de apoyo en la Ciudad de
Buenos Aires y continúan sus causas abiertas.
Compañeros delegados, miembros de comisiones internas y activistas
de un número significativo de fábricas de Zona Norte están
agrupados en distintas causas por cortes de la ruta
Panamericana que tramitan ante el Juzgado Federal de Tres de
Febrero, que depende de la Cámara de Apelaciones de San Martín.
Entre muchos otros, se encuentran: Carlos Zerrizuela, delegado
del Frigorífico Rioplatense; Hugo Costilla, delegado de Paty;
Carlos Ruiz y Diego Kondracki de la fábrica CAT; miembros de
la comisión interna de Kraft. También están incluidos los
dirigentes del PO y el MST, Néstor Pitrola y Vilma Ripoll.
Un número importante de todos aquéllos que han cometido el
“delito” de participar de cortes de ruta en conflictos
como la gran huelga de Kraft del 2009, en apoyo a los de
Pepsico, en la manifestación en repudio al asesinato de
Mariano Ferreyra organizada a las pocas horas del hecho, ha
ido a engrosar los expedientes abiertos en ese Juzgado.
La Cámara Federal de Apelaciones de San Martín se empieza a
abarrotar de estos juicios, para que no queden dudas de que el
que proteste en esa arteria crucial para la comunicación y el
transporte de la ciudad y el conurbano bonaerense va a tener
que vérselas con la Justicia. Una gran megacausa y sus
colaterales contra los luchadores de esa zona obrera del Gran
Buenos Aires.
Aplicar el garrote “en su medida y armoniosamente” (o no,
depende de las circunstancias) y aplicar penas en forma
indiscriminada y en amplia escala a los que realicen medidas
de protesta, corten calles, rutas o se organicen para pelear
contra la patronal, el gobierno y la burocracia, es la
consigna gubernamental.
Sin tapujos, el gobierno articula los mecanismos de la justicia
para intentar dar un escarmiento a gran escala. Para el que ya
tuvo condena; para el que tiene un juicio abierto, tenga temor
a que también lo despidan, lo sancionen o lo penen y el que
todavía no lo tiene, piense que puede
correr la misma suerte en poco tiempo.
Con esta megaofensiva, intentan acallar la protesta obrera y
popular. Desde abajo, en forma unitaria e independiente,
continuemos la nuestra para lograr el desprocesamiento de
todos ellos y parar el atropello K.
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