Sobre el carácter de la llamada
“Revolución de Mayo" de 1810 en Argentina
Una discusión “bicentenaria”
Por Martiniano Rodríguez
Para Socialismo o Barbarie, 04/02/12
El debate en torno
al carácter de los hechos ocurridos en la llamada “Semana
de Mayo de 1810” revistió especial interés durante todo el
año pasado –en medio de los “festejos del
Bicentenario”–, y resultó ser una discusión de cierta
importancia para la vida política de los últimos años en
Argentina.
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2010,
Buenos Aires, festejos del Bicentenario - ¿Pero qué sucedió
en 1810?
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Introducción
Por un lado el 2010 fue el año
del bicentenario, y el gobierno de Cristina Fernández se
encargó de hacérselo saber al mundo. Durante ese año toda
obra que se terminaba y se inauguraba era la obra del
bicentenario y llevaba su nombre, torneos deportivos, material
didáctico, libros sobre la independencia, etc, todo remitía
a los 200 años de la llamada primera independencia, y con
este discurso el gobierno logró recuperar cierta legitimidad.
Toda la propaganda del Estado y
sus seguidores estuvo destinada a este debate y a mostrarse
como la continuación de esos hechos, como la segunda y
verdadera independencia. Y los intelectuales de todas las
corrientes se sumaron a este debate.
Un año antes, durante el
conflicto de los sectores del campo con el gobierno alrededor
de las retenciones, algunas fuerzas políticas tomaron partido
por uno u otro bando justificando sus posturas (desde el plano
teórico) a través de una no conclusa revolución burguesa.
Según estas fuerzas, de tendencia stalinistas principalmente,
uno de los dos bandos representaba la posibilidad de concluir
la revolución burguesa y abrir la puerta a una revolución
socialista. Así un bando es el que representa a la burguesía
nacional y el otro a los resabios feudales o por lo menos
conservadores.
Los debates en torno así las
“revoluciones” de principios del Siglo XIX (la de Haití
ocurrida a fines del Siglo XVIII y que fue la primera de América
Latina, no admite mucha discusión sobre su carácter) fueron
o no burguesas no es nuevo, ha recorrido la historia de
Latinoamérica durante todo el siglo XX, e incluso en
Argentina la podemos encontrar en otros términos en la
historiografía de Mitre y de Alberti a fines del siglo XIX. Sea
como fuere, los intelectuales de toda América y la clase política
discutieron si el atraso de América correspondía a una falta
de revolución burguesa, o por lo menos a que nunca se
termino. Así muchos gobiernos dijeron que venían a terminar
la revolución o declararon la segunda independencia. Hoy
Cristina Fernandez, Evo Morales, Chavéz y todos los gobiernos
progresistas de la región dicen venir a concluir la
independencia, que por diversas razones nunca se concluyo.
Este discurso, basado en esta teoría de las revoluciones
americanas, les permitió cooptar a muchos sectores y grupos
que creyeron encontrar en estos gobiernos burgueses a los
capitalistas nacionales que vendrían a terminar la revolución,
lograr la total independencia nacional y llevar a América a
un desarrollo capitalista que permitiera la revolución
socialista.
De esta manera la supuesta unidad de América a través de la
UNASUR o la solidaridad existente entre estos gobiernos es la
finalización de los intentos de unidad de los revolucionarios
como Bolivar.
Frente a las teorías de la
revolución inconclusa o primera revolución fracasada, se
elevaron voces que proponían otras cosas. A mediados del
siglo XX, Peña desde una posición trotkista planteó que en
el Rio de la Plata solo hubo una revolución política.
Y por el otro lado, podemos encontrar posturas que
dicen que si hubo una revolución burguesa, pero triunfante.
Entre estos últimos podemos encontrar a Razón y Revolución.
La versión
Nacional en sus dos variantes
La primer versión que sale a
luz, es la realizada por Mitre sobre los hechos ocurridos en
1810. Según esta visión, retomada en los manuales escolares
y divulgada masivamente en las escuelas, los sucesos son obra
de la decisión de grandes personajes (los conocidos padres o
héroes de la patria) que buscaban formar una nación. Esta
explicación de lo ocurrido se basa en la supuesta existencia
de una nacionalidad que buscaba manifestarse de cualquier
forma, una especie de espíritu argentino existente en
aquellos años. Se suele encontrar en los que están de
acuerdo con esta visión posturas como que lo existente antes
de 1810 era argentino, así se habla de los indios argentinos
pre españoles. La nacionalidad argentina termina siendo una
fuerza subjetiva que motivo la resistencia a los ingleses y la
posterior revolución.
Manteniendo lo dicho por Mitre se
caracteriza a la revolución como anti–española y
separatista, un enfrentamiento entre argentinos y españoles
para crear un nuevo país. Los posteriores revisionistas se
limitaron a criticarle a los seguidores de Mitre la
importancia y el carácter progresivo que le daban al sector
que definitivamente impuso su sello a la revolución: el grupo
de Saavedra. Es que Mitre, como buen conservador liberal de la
época, veía en Saavedra el representante de esa argentinidad
cuyo objetivo era el desarrollo del sector agropecuario y nada
más. De esta forma la clase dominante de fines del Siglo XIX
podía defender su modelo liberal agroexportador, nombrando
como héroe de la revolución de 1810 a un líder que
representó el ala conservadora de la revolución. En cambio
los revisionistas de mediados del Siglo XX necesitaban un héroe
que defienda la industria, que sea representante de una muy
escaza burguesía nacional. Estas personas consideraban que
los que realmente buscaban la independencia era el sector de
Moreno, Castelli y Belgrano, el sector radical, los jacobinos
del plata.
Las críticas a esta visión son
muchas. Para empezar hay que localizar el surgimiento de esta
teoría en la necesidad de dotar de un pasado al nuevo
estado–nación que estaba formándose en estos territorios,
por lo que su discurso es de un marcado nacionalismo que
muchas veces desconoce los hechos reales. Incluso Mitre,
durante sus investigaciones, oculto escritos de Moreno para
que su política no pareciera tan radical. Su eje son las
grandes obras de los grandes personajes, como si la revolución
hubiera nacido de la sola idea e imaginación de los que
integraron la Primera Junta. El famoso sentimiento de
nacionalidad, el cual se remontaría a antes de la 1810, es
muy difícil de sostener, no hay muchos argumentos o fuentes
para sostener esto. Más allá de la resistencia a las
invasiones inglesas (que puede haber otras respuestas), no hay
en el Rio de la Plata mención a sentimientos de separación o
de “amor” al territorio, es más muchos de los actuales
territorios tenían más afinidad con los territorios del Perú
que con los del Rio de la Plata.
En fin, la historia liberal
mitrista es la historia de héroes que dieron rienda suelta a
sus sentimientos de nación para crearla, e hicieron una
revolución netamente separatista y anti–española, más
bien separatista, pro–británica y libre cambista.
Partiendo de estas críticas,
surge una revisión nacional pero popular de los hechos de la
“semana de Mayo”, de entre ellos hoy el mayor exponente de
esta posición es Norberto Galasso. Para ellos no puede ser
anti–española si tenemos en cuenta que durante muchos años
se siguió jurando por el Rey de España (la llamada
“mascara de Fernando”, invento de los liberales que
opinaban que era un falso juramento para evitar que los
atacaran los españoles por separatistas), pero en ningún
momento de la historia mundial los que encabezaban una
revolución ocultaron sus verdaderos objetivos disidiendo
exactamente lo contrario. Es imposible hacer una revolución
diciendo que no la estás haciendo. Con la visión mitrista
tampoco se puede explicar por que San Martín se une a una
revolución contra España siendo que él se crió en España,
se alistó en el ejército español y participó en batallas
exponiendo su vida por estaereino. Pero principalmente es difícil
de explicar que hacían dos españoles en la Primera Junta.
Para Galasso la revolución
enfrentó dos ideas, no dos naciones, y que además era un
movimiento mundial. Era el enfrentamiento del
liberalismo democrático contra el absolutismo autócrata.
Entonces los orígenes de la revolución en el Rio de la
Plata, y en toda América, hay que buscarlos en la Revolución
liberal española de 1808, cuando los españoles en medio de
la guerra contra el invasor francés impuso una república.
Pero para Galasso el liberalismo europeo no era el mismo que
se desarrollaba en estas tierras, el liberalismo de la
Revolución Francesa o Española era democrático, su objetivo
era la libertad den todos los campos: libre cambio, libre
circulación de los bienes, libertad de expresión, derechos
humanos, república, etc. En cambio en América, ante la falta
de una burguesía local fuerte y con intereses nacionales, el
liberalismo era solo económico, no era ni republicano ni
separatista, eran conservadores en lo social y político. Por
eso la independencia no fue el principal reclamo al comienzo,
se esperaba que el rey de España (sea Fernando VII que estaba
preso por los franceses y se decía liberal u otro) de a todos
los territorios del Imperio Español las libertades económicas
que pedían, pero cuando Fernando VII es liberado y se mostró
más bien absolutista e intransigente, los revolucionarios
debieron plantear la independencia total de España para
alcanzar sus objetivos.
Además Galasso reclama el lugar
que se merecen los sectores populares, que según él fueron
borrados de la historia por Mitre y sus seguidores para no
mostrar el mal ejemplo del poder de las masas movilizadas.
Estos sectores debieron existir, ningún cambio por más pequeño
que sea se puede hacer con 10 personas. Se menciona a French,
Berutti y su grupo de choque, también se puede incluir a
algunos sectores de las milicias formadas durante las
invasiones inglesas. Pero la participación, su rol dentro de
la revolución y su cantidad son discutibles (como veremos más
adelante).
Entonces esta revolución es
liberal y un poco democrática, encabezada por la pequeña
burguesía (abogados) y la poca burguesía existente
(comerciantes ligados al comercio inglés) llevaron adelante
primero una rebelión contra el asfixiante absolutismo que
ante los oídos sordos del rey de España se transformó en
una revolución por la independencia que dio origen a un país
ligado fuertemente a las potencias del momento, resultado: una
falta casi completa de independencia nacional (que el
peronismo está tratando de conseguir desde 1945).
Esta visión de la revolución se
queda en el plano de las ideas, no hay una explicación de la
falta de burguesía nacional ni de por que no fue democrática
a pesar de haber grupos radicales y las masas movilizadas
implicadas en el proceso (lo cual lleva a la pregunta de que
recibieron estas masas tan comprometidas que pusieron el
cuerpo a la revolución). Incluso esta cuestión de la
“masas” es discutible, según cálculos estimativos no
habría más de 1000 personas dentro y fuera del cabildo, de
una población de 44000 habitantes que tenía Buenos Aires y
sin mencionar que de esos mil no todos estaban a favor de los
revolucionarios, es difícil de hablar de “las masas”,
además casi no había sectores de las clases oprimidas según
las pocas fuentes.
La versión
de la Revolución Social
Durante mediados del Siglo XX se
dio el debate del carácter de la revolución de Mayo, y el
marxismo nacionalista encontró en Abelardo Ramos su mayor
exponente. El defendía el carácter de revolución social, el
enfrentamiento en esos días de un sector feudal con la
burguesía argentina.
Hoy en día, esta postura es
retomada por algunos sectores del Trotkismo argentino.
El grupo de Razón y Revolución editó en el año del
bicentenario tres libros para discutir con las demás
posiciones,
desde la visión de que la revolución de Mayo fue una
revolución social, al estilo de lo ocurrido en 1789 en
Francia.
Para Harari y su grupo la
revolución enfrentó a la burguesía (los hacendados) contra
los feudales (los comerciantes monopolistas). Ya con las
invasiones inglesas se había roto en el Rio de la Plata el
monopolio del poder de los feudales, pero sin que la burguesía
pudiera capitalizar esto. Ambos intentaron imponer su
monopolio sobre el Estado, con levantamientos armados, pero
existía una especie de empate entre ambas fuerzas sociales.
Este empate se rompería el 25 de Mayo de 1810 cuando la
burguesía junto a las masas logran tomar el poder y abrir la
fase capitalista en estos territorios. Esta revolución fue
preparada por el partido burgués, que según Harari se puede
ver en las milicias “burguesas” formadas para defender a
Buenos aires de los ingleses y que luego se dotarían de un
programa político burgués.
Esto último, el desarrollo del
capitalismo, se podría apreciar a largo plazo, y es lo que
marca que fue una revolución capitalista. Para Razón y
Revolución, la burguesía cambio todas las relaciones de la
sociedad: hay crecimiento económico a largo plazo con mano de
obra asalariada, crece la población (a largo plazo), se va
formando una república (a largo plazo), etc.
Esta teoría tiene algunos
problemas en su argumentación y son más que nada los tiempos
que llevaron las conquistas democráticas de esta revolución.
Recordemos que la república tardo en llegar unos 50 o 70 años,
lo mismo que la unidad de lo que después se llamó Argentina.
Decir que las conquistas democráticas, o sea la formación de
una república más de medio siglo después de la revolución,
fue obra de los hechos ocurridos en 1810 es demasiado. No hubo
conquistas democráticas, más allá de una mayor libertad
para los esclavos, el pueblo no se beneficio con el voto o
derechos.
Ese largo plazo del que habla
Harari es demasiado extenso para atribuírselo exclusivamente
a la revolución, aparte para el crecimiento económico, por
ejemplo incorporación de nuevas tierras productivas o el
crecimiento de la población, no es necesaria una revolución.
La población creció significativamente pero luego de varias
décadas, las relaciones asalariadas clásicas organizadas en
un mercado de trabajo también tardaron en ser dominantes, y
no hablemos de lo que tardaron las conquistas de muchos de los
derechos burgueses. Como resalta León Pomer, por dar un
ejemplo, hubo muchas continuidades luego de la “revolución”
de leyes de la época, como la papeleta de conchavo con la
cual debían circular todos los peones y jornaleros, sino serían
considerados vagos y puestos a trabajar a la fuerza. Esta ley
fue ratificada muchas veces hasta la década de 1850.
La asamblea del Año XIII decretó la libertad de vientres,
pero no la libertad de los esclavos existentes, sin mencionar
que el nacido libre quedaba bajo tutela del amo de su madre
hasta los 20 años.
Es verdad que Harari aclara que
lo importante no son las conquistas democráticas, sino el
desarrollo de las relaciones capitalistas.
Pero, como bien reconoce Peña, la principal relación de
producción y explotación capitalista, el salario, existía
antes de la revolución en forma bastardeada, aunque como
reconoce Pomer, el mercado laboral asalariado tardo en
desarrollarse. Ni siquiera fue obra de la “revolución”,
la obligación de trabajar para lo “mal entretenidos”
gauchos es anterior. Pero lo importante es que antes no existía
en el Rio de la Plata otra forma de explotación. Acá no se
desarrollo ningún feudo, ni se obligo a trabajar a los
campesinos o gauchos en las tierras de otras personas con
medidas políticas, a menos que creamos que la papeleta de
conchavo sea una forma feudal de explotación. El salario sea
en la forma que sea fue lo dominante en estas tierras, ya que
la esclavitud no fue fundamental para la explotación de los
recursos. Incluso las relaciones capitalistas las podemos ver
antes de la “revolución” en las haciendas y plantaciones,
donde la especulación comercial domina y la producción esta
destinada al mercado mundial capitalista.[7]
El enfrentamiento entre las dos
clases antagónicas, la burguesía contra los feudales, tiene
una parte real y otro no tanto. La burguesía existía, como
reconoce y desarrolla Harari había un sector ganadero que vivía
de vender en el mercado mundial, eso es innegable. Pero decir
que había feudalismo es demasiado. Como bien reconoce Peña,
el feudalismo no pudo ser trasladado mecánicamente a América,
y menos al Rio de la Plata. Para Harari y su grupo, ese
feudalismo puede verse en el sector de los comerciantes que se
enriquecían con el monopolio, una punción política sobre el
comercio.
El feudalismo estaría
representado solo por los comerciantes monopolistas, ya que
correctamente no se habla de señores feudales que realmente
no existieron. El problema es que los comerciantes no todos
eran exclusivamente monopolistas, muchos se dedicaban al
contrabando también. Pero además creer que son una clase
feudal es un problema, el feudalismo esta ligado a la
explotación de la tierra con siervos no a la explotación de
los privilegios comerciales que otorgaban las monarquías.
Pero lo fundamental es que todos los comerciantes, incluso los
monopolistas, especulaban comercialmente en el mercado
mundial, que era innegablemente capitalista.
Los comerciantes que no se
sumaron a los cambios de 1810 no lo hicieron por que solo querían
seguir lucrando con el comercio exterior y sin competencia,
recordemos que no estaban en condiciones de competir de igual
a igual con los ingleses. Su interés no era mantener a los
siervos atados a la tierra, sino conservar los privilegios que
le otorgaba la monarquía española en el mercado mundial (y
que les podía otorgar cualquier otro tipo gobierno). Su
objetivo era comerciar materias primas para la industria
naciente y productos manufacturados, no cereales y productos
de lujo para la nobleza como lo hacia el comercio en la Europa
feudal varios siglos antes.
Schlez, que continua la
investigación de Harari desde el punto de vista de la clase
feudal, diferencia a los comerciantes que realizan actividades
productivas (los burgueses que acumulan capital) y los que
realizan su ganancia a través de una punción política (los
feudales que solo obtienen riqueza).
La pregunta es ¿que son las actividades productivas?, estos
dos tipos de comerciantes solo seguían un objetivo, obtener
ganancias a través del intercambio de bienes, ninguno produce
más que ganancias, podríamos decir que los dos son
productivos. De hecho hoy muchos comerciantes aprovechan
ventajas políticas y en otros tiempos también.
Siguiendo los razonamientos de RyR habría que decir
que los comerciantes monopolistas que viven bajo el amparo de
algún gobierno, son feudales por que extraen sus ganancias de
una punción en la circulación, por ejemplo la United Fruit
Company durante gran parte del siglo XX en Centroamérica. La
diferencia para ellos, dirán, es la acumulación de capital,
pero no son las punciones o el establecimiento de monopolios
los que impiden que las ganancias sean transformadas en
capital.
Los comerciantes, estén a favor
del monopolio o en contra, vivían de la venta en el mercado
mundial del naciente capitalismo. De hecho la existencia del
monopolio no era una cuestión de vida o muerte, los
comerciantes podían adaptarse a la nueva situación de libre
comercio. Pero por sobre todas las cosas, los comerciantes no
están ligados a algún tipo de explotación de mano de obra,
comercio hubo siempre y en diferentes modos de producción. Lo
importante es ver para que comercian, en este caso lo hacían
(como ya dije) para un mercado capitalista que requería
materias primas para las producciones manufactureras e
industriales: como cebo, cueros, etc.
En definitiva, no hay feudalismo
en América, los comerciantes no son una clase feudal y en su
defecto no defendían el feudalismo (solo sus intereses
monopolistas). Tampoco podemos ver cambios en la estructura
del comercio, más que la legalización y ampliación de algo
que ya existía.
En cuanto a la participación de
las masas (y en este punto también hay que criticar a
Galasso) es muy difícil de ver. Primero, la “revolución”
fue solo en Buenos Aires al comienzo, de hecho las demás
ciudades del virreinato se sumaron a la fuerza bastante después
del 25 de Mayo o incluso se resistieron. Segundo, más allá
de French, Berutti y su grupo, la población no salió a las
calles, menos que menos masivamente, según las pocas fuentes.
Por ejemplo, Gervasio Posadas cuenta en sus memorias que no se
enteró lo que estaba sucediendo aquel día, algo difícil si
el pueblo está en las calles.
El reparto de las tierras no era
necesario, ya que el campesinado era un sector muy pequeño.
No estaba a la orden del día el reclamo de tierras, no existía
tal reclamo. Por lo tanto los campesinos no tenían necesidad
de una revolución. Los artesanos se verían perjudicados por
el libre comercio que los revolucionarios patrocinaban, y este
sector si era importante. ¿Quiénes, entonces, fueron esas
masas?
Relacionado a la participación
de las masas esta lo que la historia denominó “la mascara
de Fernando”, durante muchos años (hasta 1816) se siguió
jurando por el rey preso en todos los actos oficiales, incluso
cuando se depuso al virrey Cisneros. Harari cree, como creen
los manuales de la escuela primaria, que esto era solo una
pantalla para evitar una contrarrevolución.
Es bastante poco probable que esta sea la razón, dudo que
Moreno, Belgrano u otros creyeran que los españoles eran tan
tontos como para pensar que por qué juraban por el rey
Fernando VII en sus colonias no pasaba nada. Ni siquiera
Galasso cree realmente esta historia, y como él dice es
bastante difícil hacer una revolución ocultando sus
verdaderos intereses y encima, agrego yo, lograr que las masas
se sumaran al proceso (como creen los de RyR).
En cuanto a la estructura económica,
veamos. Los latifundios ya existían antes de la revolución
por que era la principal forma de explotar la riqueza: grandes
extensiones de tierra con poca mano de obra para aprovechar la
producción ganadera (o sea de ganado vacuno, en especial
cimarrón). Esa forma de riqueza ya existente, no se modifico
en nada más que su tamaño, se hicieron más grandes, nada más.
El comercio, la otra gran fuente
de riqueza, sufrió una sola modificación (muy importante por
cierto), se aprobó definitivamente el libre comercio. La
liberalización del comercio ya había existido antes, pero
con la nueva medida esto se hacia permanente, no se cambio
nada más. No hubo, como en otros lugares, la creación de una
flota mercante nacional, o la aprobación de alguna medida que
permitiera la creación de industria nacional. Solo se aprobó,
simplemente, el libre comercio que solo favorecía a quienes
poseían latifundios, que como he dicho ya existían antes de
la revolución y que también aunque sea por contrabando podía
comerciar con el mundo (o sea Inglaterra principalmente). A la
vez perjudicaba a muchos sectores de artesanos que no podrían
competir con los productos industriales de los ingleses y
franceses.
Hay otro problema con la
interpretación de los hechos por el grupo RyR. En uno de sus
artículos
llegan a decir que la nueva nación no es colonia o
semi–colonia de nadie. Siguiendo la lógica de la revolución
social esta bien, pero los hechos no se condicen con la
realidad. Tengamos en cuenta que fueron los sectores de la
burguesía los que llevaron adelante y encabezaron la
“revolución” en el Rio de la Plata (básicamente los
hacendados y comerciantes), y estos dependían de vender en
Europa, ¿cómo no iban a transformarse en socios menores del
capitalismo inglés? Los ingleses luego del 25 de mayo van a
pasar a tener control y mucha influencia sobre los sectores
políticos y económicos de estas tierras. A los que vivían
de vender productos agropecuarios les interesaba mucho
llevarse bien con quienes le compraban. Recordemos que al poco
tiempo, con Rivadavia empezaron a llegar los primeros préstamos,
que el libre comercio beneficiaba más que a nadie a los
ingleses que desde antes de las invasiones querían entrar en
el mercado americano, y como cita Rath
en “En Defensa del Marxismo”: la "Asamblea del año
XIII" lo da la comunicación del Segundo Triunvirato a
Lord Strangford, ministro británico ante la Corte portuguesa
de Río de Janeiro: "Este gobierno no quiere prevenir el
juicio de la Asamblea Constituyente, pero se atreve a
anticipar a Usted el seguro concepto de que la independencia
de estas provincias no será nominal"[12]
Este error de no ver el carácter
de semi–colonia de nuestro país se debe a que los compañeros
de RyR creen que hubo una revolución social completada en
nuestros pagos. Grave error. De esta forma se iguala la
revolución socialista en los países centrales del
capitalismo a los periféricos, o sea la revolución sería
igual en Francia, Inglaterra y Argentina. No habría tareas
democráticas por realizar en los países, estaría resuelto
el problema del imperialismo.
No es que hubo una
contrarrevolución, o que posteriormente al proceso
revolucionario los sectores conservadores lograron imponer su
línea política. Desde muy temprano lo que se buscó es poder
tratar en mejores condiciones con el mercado internacional,
por lo tanto no había muchos caminos: se pasaba de ser una
colonia española a ser un país semi–colonial, dependiente.
En definitiva, la estructura económica
del Rio de la Plata no fue cambiada grandemente luego de 1810,
como sucede con cualquier revolución que se precie, sea del
carácter que sea. Los latifundios ya existían y se
mantuvieron tal cual, el comercio siguió en manos de los
mismos y siguieron comerciando con los mismos. El único
cambio económico importante fue que ahora se podía comerciar
con cualquier nación sin que fuera ilegal.
En lo social tampoco se ven
grandes cambios. Como se dijo el fin de la esclavitud no
significó la desaparición de una importante mano de obra ni
les dio los mismos derechos y beneficios. No apareció ninguna
clase campesina importante. Los que tenían el poder dentro de
la sociedad siguieron siendo los mismos, los blancos
descendientes de europeos que se dedicaban al comercio o la
producción ganadera.
Los que controlaban la economía
antes fueron los mismos después de 1810, los que se ubicaban
en la cima de la escala social eran los mismo que antes de
1810.Una revolución social que no cambia ni la estructura
económica ni la sociedad no resulta ser social. RyR quiere
ver lo que la historia no muestra. El cambio fue solo político.
El Partido obrero cae en el mismo
error que el Grupo de RyR, buscan una revolución social
burguesa y tratan de encontrar grandes cambios sociales y económicos
que nunca existieron (aunque con algunas diferencias en la
interpretación posterior a 1810).
En la revista que edita este
partido, En defensa del Marxismo, ellos hablan de que las
clases sociales del Rio de la Plata se revolucionaron a fines
del siglo XVIII por el desarrollo de la ganadería que
significo la creación del virreinato del Rio de la Plata.
Es verdad que hubo crecimiento económico, como Rath reconoce,
se empezó a aprovechar casi todas las partes del ganado y
esto llevo a tomarse el negocio más en serio y no derrochar
(o sea se pusieron más celosos de la propiedad privada). Pero
no se revolucionaron las clases, ellos mismo reconocen que el
Rio de la Plata era un lugar atrasado, más allá del comercio
y una incipiente producción ganadera no había, este último
sector creció mucho y esto llevó a tener roces con la
burocracia que defendía el monopolio, no con otra clase
feudal. El decir que el crecimiento del sector ganadero genero
una revolución en la sociedad es un poco desmedido. El mismo
error que Ryr, revolución social y gran desarrollo de las
fuerzas productivas.
Según Rath en el mismo artículo,
se trata de una revolución social burguesa, no solo por la
revolución que sufrieron la sociedad y la económica, sino
por que es el periodo histórico de la burguesía
revolucionaria (como reconoce Marx). El detalle que se olvidan
los compañeros de En Defensa… es que Marx habla de Europa,
y resulta muy difícil creer que las estructuras políticas,
sociales y sobre todo económicas son siquiera similares entre
estos dos continentes. Rath que en su artículo acusa a
Milciades Peña de mecanicista, realiza el error que critica
al trasladar mecánicamente análisis de sociedades
diferentes.
El gran problema de esta posición
es que tratan de igualar a lo ocurrido en el Rio de la Plata a
lo que pasó durante la Revolución Francesa, que fue una
verdadera revolución social burguesa. Harari llega a buscar
todos los parecidos posibles con la Revolución Francesa: un
partido burgués con un programa capitalista, clases antagónicas,
enfrentamientos, masas movilizadas por los burgueses, etc;
pero para esto debe forzar los hechos. Esto lo hace para poder
justificar una revolución socialista, para él los obreros
deberían imitar a la burguesía de esa época y tomar el
poder. Pero lo hace siguiendo
un esquema un tanto mecánico, esta mal creer que los modos de
producción se suceden uno a otro como si fueran etapas que
las sociedades deben atravesar si o si, cayendo en el mismo
error que los stalinistas. El stalinismo lo hace por su visión
de la historia economicista y lineal, según sus teorías
luego del feudalismo viene mecánicamente el capitalismo,
luego el socialismo.
El ejemplo que mejor demuestra
que es verdaderamente una revolución social en América es la
que termino con la independencia de Haití. Aquí los esclavos
se rebelaron en medio de una pelea entre los blancos
poseedores de esclavos. Apenas tomaron el poder, en unos pocos
años declararon el fin de la esclavitud, repartieron las
tierras confiscadas terminando con los latifundios, es decir
terminaron con la principal y casi única forma de mano de
obra de la isla y repartieron la principal fuente de riqueza.
Incluso apoyaron los intentos de independencia de otras
regiones como Venezuela (Bolivar fue ayudado con armas, dinero
y hombres por los haitianos). En nuestros territorios la
revolución no toco las grandes propiedades, y la esclavitud
no era la forma dominante de mano de obra.
La
Revolución Política en el Plata
Esta última visión sobre el carácter
de la revolución de Mayo fue desarrollada por Milciades Peña,
pero es retomada en gran medida de lo escrito por Juan
Bautista Alberti. Es quizás la teoría que más se ajusta a
lo ocurrido en esos años en el rio de la Plata, y la más
dialéctica a la hora de establecer relaciones entre los
hechos ocurridos. Peña en esta obra muestra parte de lo mejor
del marxismo desarrollado en Argentina.
Peña comienza discutiendo la
idea de que en América existiera el feudalismo, por más que
España y Portugal fueran feudales los modos de producción no
se pueden trasplantar por decisiones políticas y además la
conquista de este continente respondió a las necesidades del
capitalismo comercial que estaba desarrollándose. América
siempre produjo para el mercado internacional, cosa que el
feudalismo no realiza por ser una economía cerrada. Lo que
existía era un capitalismo mercantil o colonial (como él lo
llama), que produce mercancías para el mercado mundial donde
las formas de salario existían pero de manera bastardeada.
Quizás en algunas zonas de las
colonias se intentó en un principio desarrollar un sistema
feudal, pero el hecho de que la economía colonial dependía
del mercado mundial, hizo que fracasara el intento de mantener
un sistema feudal puro y dominante. Por eso la idea central de
Peña es correcta de que en América al estar al servicio del
capitalismo mercantil no desarrollo formas feudales puras y
menos se logró que este sistema sea el dominante.
Partiendo de esta idea, de que el
capitalismo era pre–existente y dominante a 1810, no hay
necesidad de que una clase haga una revolución social, no hay
necesidad de transformar todos los aspectos de una sociedad,
ya que a esta clase solo le hacía falta una cosa: el poder
político, o sea el control sobre el aparato del Estado. Y
este se encontraba desde el comienzo de la conquista en manos
de la burocracia nombrada desde España y que representaban
los intereses del Rey, mientras el poder económico estaba en
manos de personas, que en su mayoría por ser americanos, no
podían acceder a los altos puestos de la política. Estos
eran los hacendados y comerciantes dedicados al comercio
exterior (sea legal o contrabando). Para estas personas no era
necesario cambiar la sociedad de raíz, solo necesitaban
cambiar el plano político, hacer una revolución política
que les permitiera tomar el control del Estado (idea que
retoma de la obra de Alberti). Los comerciantes y hacendados
solo querían acceder al poder político representado en el
Estado para poder defender mejor sus intereses económicos y
favorecerse aún más. No se buscó transformar la economía
ni la sociedad, solo el Estado. No hubo reparto de la tierra,
ni nacionalización de nada, la abolición de la esclavitud
que no era determinante en esta zona tampoco fue inmediata.
Como su principal preocupación
era tomar el poder político, no importaba mucho la forma de
gobierno que se adoptara después, solo importaba que ese
nuevo gobierno represente mejor sus intereses. Por esto se
pudo seguir jurando por el Rey Fernando VII durante 6 años o
Moreno podía llorar el encierro del Rey o pedir un nuevo rey.
Fue la intransigencia del Rey de España a ceder algo lo que
obligó a proclamar la independencia, no se podía aceptar
volver a el estado anterior, donde la burguesía colonial
carecía de representación sería en el Estado. Esto explica
la diferencia de 6 años entre el comienzo en 1810 del proceso
revolucionario y que recién en 1816 se declare la
independencia.
La que se hizo con el poder político
en esta revolución fue una clase ya existente que estaba más
ligada al comercio internacional que a alguna idea nacional
(menos que menos popular). Esta es la clase que luchaba por
ese liberalismo netamente económico del que habla Galasso y
que dio lugar a un país dependiente. No había otro camino
para los territorios españoles en América. La burguesía
exportadora daría su impronta al nuevo Estado y sus intereses
ligados al mercado mundial llevaría a que estos territorios
privilegien un crecimiento hacia afuera, no hacia adentro
(hacia la creación de un mercado interno y una industria). No
había ningún interés en estas tierras en crear un mercado
interno que consuma lo que se producía si el objetivo era
exportar todo lo más posible. Por lo menos esta era la idea
de la mayoría de los que participaron en este cambio. Esta
clase social escaza cuyo gran interés era vender vacas en
Inglaterra, solo necesitaba acceder al Estado para garantizar
por ejemplo el libre comercio, pero no importaba si era un rey
o una república quien lo garantizaba este derecho, o
la igualdad para acceder a los puestos del Estado.
Por último Peña discute la
participación de las masas, que si bien participaron en muy
pequeño grado, tampoco fueron determinantes. El gaucho tierra
no quería por que no era campesino y vivía del “robo” (o
mejor dicho de aprovechar el ganado cimarrón), además luego
de 1810 se endurecieron las penas sobre el “robo” del
ganado (o sea sobre la propiedad privada). Por otro lado no
había campesinos en esta zona de la tierra, su peso social
era más que escaso. Los sectores urbanos vivían de salarios
y no fueron incorporados a ninguna república que llegaría 70
años después. Esto es clave ¿Qué les ofrecía esta
“revolución” para que el tan citado pueblo salga a la
calle y luego se enrole en un ejército que llevaría la misma
al resto del territorio del virreinato? No se puede ver en las
fuentes, por lo menos no tan fácilmente, la “gran
participación” que reconocen Harari y Galasso (cosa que si
es fácil de ver en los documentos sobre las invasiones
inglesas), pero si se puede ver apatía como lo muestra
Posadas en sus memorias. A lo sumo el rol de las pocas
personas que se movilizaron se limitó a presionar a los que
estaban dentro del cabildo, no tuvo un rol protagónico y esto
se debió al miedo de las clases altas (revolucionarias o no)
a que no se pueda controlar a los sectores del pueblo, miedo
que si consta en actas como lo reconoce el propio Mitre.
Entonces, ¿Cuáles eran los
beneficios que les iba a traer la “revolución”? “Solo
tres años después se decretó la libertad de vientres (como
se dijo), pero no se abolió la esclavitud. Dos años después
el gobierno declara libre de impuestos la exportación de
carne, pero grava con más impuestos lo que se consume en el
país, ninguna medida popular”.
Quizás por esto y algo más, si se puede leer en las fuentes
las dificultades que tuvieron que atravesar los “padres de
la patria” para poder formar un ejército revolucionario y
la frialdad con que se recibieron las noticias de Mayo en
otras ciudades.
En esta rebelión no existió una
clase con intereses revolucionarios y menos popular, solo hubo
un grupo muy reducido que propugnaba ciertas ideas populares.
Lo que si hubo en esta región es una clase burguesa pequeña
(comerciantes y estancieros) sin intereses nacionales o
populares, que una vez en el poder político impusieron sus
intereses a costa de los intereses del pueblo. Ellos
impusieron el libre comercio en perjuicio del consumo interno,
ellos dedicaron el mismo esfuerzo a combatir a los españoles
como aquellos que se oponían a este proyecto centralista
(sean radicales como Artigas o conservadores como el futuro
caudillo de Santa fé, Lopéz). Esta burguesía portuaria fue
la que impuso su impronta a la revolución política, no
independentista al comienzo, y se encargo de anular cualquier
crítica por la fuerza.
La llamada revolución de Mayo
fue solo eso, una revolución política de un sector de la
sociedad colonial que solo deseaba que el Estado los
represente mejor, sin importar que forma tuviera ese Estado.
Sin mencionar que el espíritu revolucionario solo existió en
la zona del Rio de la Plata.
No es necesaria una revolución más
o verdadera revolución, como ya se ha visto antes, sino una
revolución social que libere de una vez por todas a los países
del imperialismo y a los explotados de los explotadores.
Hay que derribar el mito de la
revolución y dejar de crear falsas expectativas en segundas y
verdaderas revoluciones nacionales (como quiere alimentar este
gobierno y los intelectuales que lo apoyan), o dejar de forzar
el pasado para poder justificar una revolución socialista en
la actualidad. El cambio vendrá de la mano de los
trabajadores, con sus organismos y partidos, la única clase
capaz de completar las tareas nacionales y conducir al cambio
socialista.
Bibliografía:
• Galasso, Norberto: “La
Revolución de Mayo, el pueblo quiere saber”, 19 de mayo de
2005, publicado digitalmente.
• Galasso, Norberto: “La
Revolución de Mayo y Mariano Moreno”, 2004 Centro Cultural
Enrique Santos Discepolo, publicado en www.discepolo.org.ar
• Ibañez, Germán
(compilador): “Son
tiempos de revolución, de la emancipación al
bicentenario”, Ediciones Madres de Plaza de Mayo, Buenos
Aires, 2010.
•
Harari,
Fabián: “la contra, los enemigos de ayer y hoy”,
Ediciones RyR, Buenos Aires, 2010.
•
Harari,
Fabián: “Hacendados en armas, el cuerpo de patricios, de
Las invasiones inglesas a la Revolución”, Ediciones RyR,
Buenos Aires, 2010.
•
Peña,
Milciades: “Antes de Mayo”, Ediciones Fichas, 1973, Buenos
Aires
•
Prieto,
Alberto: “Procesos Revolucionarios en América Latina”,
editorial Ocen Sur, 2009, México
•
Rath,
Christian: “La verdad sobre la Asamblea del Año XII y el
Congreso deTucumán”, En Defensa del Marxismo N°38
Mayo–Junio 2010
•
Rath,
Christian: “El carácter de la Revolución de Mayo”, En
defensa del Marxismo n°38, mayo–junio del 2010
•
Schelz,
Mariano: “Dios, rey y monopolio”, Ediciones RyR, Buenos
Aires, 2010.
•
Simian
de Molinas, Susana: “La Revolución de Mayo”, colección
Historial Testimonial Argentina, documentos vivos de nuestro
pasado, Centro Editor de América Latina, 1984, Buenos Aires.
• El Aromo, periódico cultural
piquetero N°54 Mayo–Junio de 2010.
[1]
Lo raro es que esta posición llevó a algunos a apoyar al
“campo” (los “sojeros”) como el sector progresivo
y a otros al gobierno frente al “feudalismo agrario”.
Por ejemplo el Partido Comunista apoya al gobierno frente
a los conservadores agrarios y el Partido Comunista
Revolucionario (PCR, maoístas) a los sectores burgueses
progresivos del campo.
[2]
En Argentina fueron muchos, ya nombramos al PC y el PCR,
pero no solo los stalinistas sucumbieron ante estos
gobiernos burgueses. El MST (Movimientos Socialista de los
Trabajadores) terminó sumándose al proyecto de
“Pino” Solanas y apoya a Chávez.
[3]
Una diferencia entre estos y los stalinistas, es que los
últimos creen que la revolución no se completó.
[4]
Los tres libros son: “La contra, los enemigos de ayer y
hoy” de Fabián Harari; “Hacendados en armas, el
cuerpo de patricios, de Las invasiones inglesas a la
Revolución” también de Harari; y “Dios, rey y
monopolio” de Mariano Schlez. Los tres editados por
Ediciones RyR.
[5]
Pomer, León: “Mayo, dos líneas antagónicas” en Son
tiempos de revolución, de la emancipación al
bicentenario”, Ediciones Madres de Plaza de Mayo,
compilación de Ibañez, Germán, 2010, Buenos aires.
[6]Harari,
Fabián: “Por un bicentenario rojo”, El Aromo N°54,
Mayo–Junio 2010.
[7]
Marx dice al respecto: “En (…) las plantaciones, donde
las especulaciones comerciales figuran desde el comienzo y
la producción esta destinada al mercado mundial, existe
el modo de producción capitalista, aunque solo en sentido
formal, ya que la esclavitud de los negros impide el
trabajo asalariado libre, que es la base de la producción
capitalista. Pero el negocio en que se utilizan lo dirigen
capitalistas. En Marx, Carlos: “Teorías sobre la
Plusvalía” tomo
II, Editorial Cartago, BS AS 1975. Citado en el libro
“Procesos revolucionarios en América Latina”, de
Alberto Prieto, editorial Ocean Sur, 2009, México.
[8]
Schlez, Mariano, op cit, pagina 34.
[9]
Simian de Molinas, Susana: “La Revolución de Mayo”,
colección Historial Testimonial Argentina, documentos
vivos de nuestro pasado, Centro Editor de América Latina,
1984, Buenos Aires. Página 83 y 84.
[10]
Harari, Fabián: “¿Una revolución prematura?”, El
Aromo N°54 Mayo–Junio de 2010.
[11]
“Por un bicentenario rojo”, El Aromo N°54.
[12]
Rath, Christian: “La verdad sobre la Asamblea del Año
XII y el Congreso deTucumán”, En Defensa del Marxismo N°38
Mayo–Junio 2010.
[13]
Rath, Christian: “El carácter de la Revolución de
Mayo”, En defensa del Marxismo n°38, mayo–junio del
2010.
[14]
Por eso hablan de burguesía piquetera, por que el sujeto
revolucionario de hoy es el piquetero y estos deberían
imitar a quienes ya han hechos revoluciones en estos
pagos. Lo del sujeto piquetero pertenece a otra discusión.
[15]
Peña, Milciades: “Antes de Mayo”, Ediciones Fichas,
1973, Buenos Aires.
[16]
Pomer, león: op cit…y esto lo reconoce alguien que adhiere a la teoría de la
revolución nacional–popular.
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